Capítulo 4: Comienzan los sueños
La lluvia caía sobre la arena, mientras mis pies estaban hundidos en el lodo haciendo pesados mis pantalones. Sabía que no debía que debía de conservar el físico bello y elegante sin una mancha de impureza pero algo me impedía levantarme. Algo me impedía mirar a lo lejos donde sabía que estaba el, que él me miraba con enojo al ver el desastre en mi ropa. Era seguro, un malfoy no debía de vestir de esa forma, tan poco elegante, y mucho menos salir a fuera en pijama como estaba en ese momento. Mis manos estaban hundidas en lo que estaba seguro que era arena seca.
El viento soplo trayendo consigo un aroma familiar, algo que me ínsito a levantarme y caminar hacia allí. Mis ojos cayeron en lo que parecía ser un pequeño camino de piedra con luces circulares de dos colores rojo y dorado en fila recta hasta llegar a una pequeña cabaña de dos pisos, las ventanas abiertas con cortinas doradas, la madera estaba brillosa quizás por ser cuidada o por la humedad, la escalera que daba a la puerta era de madera de pino de color marrón dorado. Cada paso lo daba con desconfianza de ese lugar.
En el pórtico había un extraño sillón que levitaba con unas cadenas pegadas al techo, la madera era blanca y dorada con grabados de leones. Una silla mecedora de madera oscura y con un grabado de una serpiente se encontraba al lado de la puerta que tenía una color rojizo verdoso en todo el exterior pero en los bordes era dorada. Una pequeña mesa se encontraba al lado de la silla con un plato y un vaso del cual desprendía un débil humito. Me acerca a la mesa y al tocar la tasa sentí el calor que desprendía de esta.
- Que quieres? {dijo una voz que desgano}
Me voltee al instante pero solo vi todo vacío ni rastro de la persona que acababa de hablar. Pasos que provenían del interior me dejo saber que había algo dentro. Un fuerte ruido proveniente de una de las ventanas me hizo saltar del susto. La madera cayó al suelo a una luz fuerte golpearla y se desvaneció lentamente.
- ¡¡¡¡¡¡¡No te permitiré irte!!!!! {se escuchó un grito}
- ¿Por que? {escuche}
- Si no es mío {dijo apretando la varita} No es de nadie {Dijo pronunciando un conjuro que no comprendí}
Atreves de la apertura de la ventana pude ver a dos hombres discutiendo o peleando. El que acababa de pronunciar el hechizo que le dio de lleno al hombre que estaba delante de la ventana por la que observaba, este cayó al suelo mientras gritaba de dolor. Una nueva luz intensa salió de la varita del hombre que impacto de lleno en el hombre que agonizaba en el suelo. Un ruido fuerte retumbo en todo el lugar haciendo que la madera temblara mientras que sentía miedo de estar allí. Pensé en ayudar al hombre que ya hacía en el suelo sin poder defenderse del hombre.
- Sino es mío, no es de nadie {dijo el otro hombre saliendo por la puerta} No es así {le dijo a un bulto que llevaba en la mano} ¿Que are contigo? {dijo sonriendo con malicia} La muerte es lo que mereces {y sin piedad aventó el pequeño bulto que no paraba de moverse entre gimoteos por el orificio que daba al mar.}
Un llanto de un infante retumbo en el ambiente al el hombre con su varita detener la caída del niño. Veía al hombre sostener al niño de cabeza mientras su cabello negro con mechones rojos caía hacia el suelo. El sujeto pensaba que hacer, por lo que me parecía no tenía el alma para matar una criatura. Los ojitos rojos del bebe pasaban del suelo al hombre mientras reía.
- Por qué no? {dijo riendo} No es mala idea {dijo mientras con un hechizo envolvía al niño en una manta verde limpia} Al fin de cuentas No tienes {dijo mientras invocaba la escoba} Padres {dijo riendo con malicia}
El llanto del bebe atrajo un oleaje violento que golpeo las rocas amenazantes al sujeto que tan solo se elevó alegándose de donde se encontraba.
- Mi cabeza {murmuré abriendo los ojos} Que pesadilla más rara {dije mirando mi alrededor}
Cuál fue mi sorpresa al ver a san Potter y su dúo en el bajón. Iba hacer un comentario hiriente cuando una imagen volvió a mi mente. La nube persiguiéndome por el callejón diagon. Me senté de golpe mirando a mí alrededor, hasta que cayó en el brazalete que había en mi muñeca.
- Alamir {dije en voz alta}
Mis ojos vieron como la varita surgió entre un destello dorado, con un aullido que atrajo la atención de los otros tres que allí habían. Los tres miraban la varita con la misma curiosidad con la qué yo la miraba. Por qué no conocía nada de ella. Solo que estaba pegada a mi muñeca y me era imposible quitármela.