--No te preocupes, tú relájate y pasa el balón. Nosotros te protegeremos a toda costa, Harao.
--Banba...
--Eso de ser un quarterback de segunda clase debes olvidarlo, porque sin ti, nuestra línea no serviría... ¡Jamás te des por vencido!
--Pero es que yo... Viviré a la sombra de la gran línea de la pirámide. ¡Siempre lo dicen!-Unas lágrimas asomaron de sus orbes castañas.
--A pesar de la elegancia de la que haces gala, te has esforzado bastante practicando y mejorando tus pases... Eso es admirable.
Los demás salieron y le dieron sus palabras de aliento. Eso le dio confianza, sin embargo, nada salió como esperaban. Iban ganando pero ese jugador Rikiya, destrozó a todos los de la línea, y provocó la rendición de Taiyou, habiendo llegado al segundo cuarto.
Los hombres de línea estaban deshechos, algunos, como Banba, inconscientes, pero su quarterback seguía ileso y eso lo recalcó esa bestia de los Dinnosaurs, provocando las lágrimas amargas del pelimorado.
--Banba... Te fallé... Perdóname... Yo debí quedar inconsciente, no tú...
Fueron trasladados al hospital para ser tratados lo más pronto posible. Por supuesto que el número 3 se fue junto a ellos.
Cuando lo dejaron afuera, se quedó dormido en la sala de espera y en sus sueños, su subconsciente lo hizo recordar, tres noches atrás cuando consumó su relación con Banba, después de casi cinco meses de ser novios.
**Flashbacks**
Pidió que una de las chicas, le dejara la ropa adecuada para esa ocasión.
--Harao-sama, se ve hermoso. Es tan Moe...
El moreno sonrió. Esa chica era la única que lo hacía reír con sus ocurrencias.
--Gracias Sayaka.
--¿Ara? ¿Por qué Harao-sama tiene ese collar?
El collar que señalaba la chica era uno muy especial para el pelimorado. Banba se lo obsequió el día que le pidió salir.
--Es un obsequio muy valioso.
--Mmm... Pero, eso quiere decir que Harao-sama es virgen aún.
--¡¿Eh?!--¡¿Cómo sabía tanto esa niña loca?!
--Si, en Egipto suele regalarse un collar de ese tipo a las chicas en arreglos matrimoniales, porque son vírgenes. Pero... Aquí no es Egipto... Eso quiere decir que a Harao-sama se lo obsequió alguien que sabía de esto.
--Como sea-La empujó divertido hasta la salida-Gracias por la ayuda, nos vemos mañana temprano.
--Pero...--Muy tarde, el moreno ya había cerrado la puerta-Oh... Ahora no podré saber qué pasa...
Se terminó de arreglar y salió por otra puerta para encontrarse con Banba. El más grande, estaba sentado en una silla, distraído con sus pensamientos, por lo tanto no notó cuando entró.
--Banba...--Su voz sonó aguda. Se acercó lentamente, sin perder elegancia.
El otro volteó un poco sorprendido. Sin duda el quarterback se veía impresionante. Llevaba una túnica blanca a modo de princesa egipcia, pero conservando la parte masculina, con respectivos adornos que Sayaka le consiguió.
--Yo...
--Te ves hermoso-Se puso de pie y se acercó a Harao. Pasó una de sus grandes manos en su mejilla derecha, sintiendo la calidez de su piel y una lágrima--¿Qué pasa?-Se alarmó.
Sin perder el tiempo, sintiendo que si no hacía algo pronto se iba a desmayar, se abrazó tan fuerte como pudo al cuerpo de su novio.
--No puedo soportarlo más...--Las lágrimas, copiosas acudieron a sus ojos-Ya no puedo, Banba... Yo... Yo... Lo siento... Banba, lo siento...
Su abrazo fue correspondido. Talvez así, se sentiría mejor.
--Tranquilo... Yo sé que es muy difícil pero debes ser fuerte. Todo saldrá bien. Nos hemos esforzado mucho y lograremos ganar. Anda, no llores... Dame una sonrisa.
El quarterback alzó la vista, la seguridad con la que el más alto le hablaba lo tranquilizó.
--Sonríe para mí, Harao.
Una cálida sonrisa, lo contagió y volvió a abrazar a Banba, pero esta vez era distinto.
--Ese es mi faraón. Siempre elegante y distinguido por su belleza.
--Tonto... Siempre me haces reír. A pesar de todo, siempre estás a mi lado... Me has cuidado más que a ti, y yo sólo he sido un estorbo que...--El llanto parecía aflorar de nuevo.
--Ya, ya. Por favor, no arruines ese lindo rostro con lágrimas. Todos estamos juntos en esto, nadie es menos ni más que los demás. Si he cuidado de ti, más que a mi vida misma es porque te quiero, y eso no cambiará.
Sus miradas se cruzaron, al parecer, la situación se tranquilizó.
Tímidamente, el pelimorado se puso de puntillas para alcanzar los labios de su novio, pero aún le faltaba altura, entonces el otro se agachó un poco y lo tomó de la cintura. Sus labios se unieron [Dany: Sé que yo estoy haciendo esta historia, pero la verdad, la escena de el lemon me llevó casi tres horas en organizarla. Además, los factores de altura y cuerpo son algo desconcertantes pero muy morbosos... O eso creo; es lo que me pasa por andar leyendo "A sex Therapist"].
Banba arrastró a Harao hasta la cama, forrada de sábanas blancas de algodón egipcio, y lo dejó ahí, observando su respiración levemente agitada y sus mejillas coloreadas, con una mirada inocente y... El collar que le había regalado.
Volvió a besarlo de manera lenta, buscando su cuerpo por debajo de la ropa. Acarició sus caderas y sus muslos. Harao puso sus brazos alrededor de su cuello y gemía ahogadamente, al fin podría demostrarle cuánto lo amaba.
El más alto, quitó el cinturón y liberó la túnica para encontrar la suave y sensible piel de su compañero.
--Al fin puedo tocarte... Eres demasiado lindo...--Sus grandes manos retiraron la tela que el impedía ver su cuerpo. Y el pelimorado seguía tímido.
Recorrió lentamente su cuello, descendiendo a sus pezones y jugando con ellos hasta dejarlos erectos. Luego buscó su ombligo y por último masturbó delicadamente su miembro, logrando desesperar al que estaba sobre la cama. Comenzó a lamerlo poco a poco, hasta que uno de sus dedos se coló unos centímetros más abajo. Ese dedo rondando por su entrada lo puso en alerta.
--¿Qué...haces? ¿Banba?
--Está bien, te gustará...
Penetró lentamente, hasta poder introducir completo el dedo [Dany: ¡Dioses! Si es un dedo, ahora imaginen cuando llegue el momento. ¡Ánimo Harao!].
El cuerpo de Harao estaba a punto de hervir. Las sensaciones eran nuevas y contradictorias, le gustaba pero dolía.
Cuando el hombre de línea sintió que era suficiente, se separó del moreno y se desvistió. La camisa negra que llevaba y el pantalón del mismo color cayeron en la alfombra de la habitación. Su cuerpo con profundas cicatrices fue alumbrado por las tenues lámparas.
--Banba, yo...--Harao se estaba arrepintiendo de todo.
--Confía en mí...--Volvió a recostarse sobre el otro y acaricio su cuerpo para volver a encenderlo al punto de desearlo sin restricciones.
La noche fue corta para lo que hicieron. El más alto no reparó en atender de manera dulce y apasionada a su compañero. Harao sólo pudo gemir hasta creer que perdería la voz y sentirse lleno con el gran [En sentido literal XD] cuerpo de su amante. Las sábanas desgarradas y manchadas fueron testigos fieles de esa entrega que inundó lo sentidos de ambos.
El quarterback de los Taiyou, intentaba ocultar un chupetón involuntario en su hombro derecho. Alguien más apareció como una sombra detrás de él, casi matándolo de un susto.
--Lo siento... Sólo quería ayudar con eso.
--¡Sayaka! ¡Toca la puerta, por favor!
--Ya estoy dentro, así que no importa. Tome, esto cubrirá la marca hasta que desaparezca.
--...G-Gracias...
--Hay que salir a entrenar, dese prisa.
La chica salió. El moreno puso el maquillaje sobre su piel y se colocó el uniforme.
Todos lo esperaban ansiosos para entrenar, el partido contra los Hashyukuu Dinnosaurs prometía ser fiero y ellos darían batalla par demostrar la supremacía.
**Fin Flashbacks*
--Despierte, Harao-Sama...--La mano de Sayaka golpeaba levemente su hombro.
--¿Eh? ¿Qué pasa? ¿Sayaka? ¿Qué haces aquí?
--Se quedó dormido, pero venía a decirle que Banba-San quiere verlo.
--¿Banba? ¿Cómo está?-Se levantó y salió rápidamente a la habitación donde estaba el otro.
--¡Harao-Sama! ¡Espere!-La chica no logró alcanzarlo.
--¡Banba! ¿Cómo estás?-Se acercó al moreno, que estaba ya sentado sobre la cama.
--Bien, un poco entumido pero creo que se me quitará si me abrazas...--Le dijo sonriendo levemente.
--Banba...--Unas lágrimas rodaron y corrió para abrazarlo, aunque provocó un quejido por el impacto-Lo siento...
--No vuelvas con eso, o me veré obligado a golpearte para que quedes tranquilo...
Siguieron abrazados un poco más y luego, después de varios chequeos, el equipo salió del hospital.
Habían perdido, pero apoyarían al equipo que seguramente derrotaría a esas bestias: Los Deimon Devil Bats. [Claro, si jugaban contra ellos]
El quarterback se dio cuenta de que a pesar de todo, estaba feliz por permanecer al lado del que amaba.
Banba sostenía al pelimorado entre sus brazos, mientra estaban en la playa, jugando con los demás compañeros. Vio a su novio correr y lanzar con maestría el balón, sin duda, él seguiría protegiendo al faraón.
FIN