Saco su celular, busco la galería de fotos y ahí, se encontraban, las dos pruebas irrefutables de que Hiroki podía ser un demonio cuando estaba despierto pero cuando dormía era un ángel.
- Mi ángel muy pronto – se dijo volviendo observando las dos imágenes
Kotaro Shimaru se encontraba cursando el cuarto semestre de la carrera de literatura, y desde el primer día de clases su vista se clavo en él.
Ese día nunca lo olvidaría; eran las 7:30 am, la ceremonia de bienvenida para los alumnos de nuevo ingreso de seguro había comenzado, corrió con todas sus fuerzas y en un intento desesperado por llegar choco con alguien en la entrada, varios libros salieron volando, y una linda cabellera color caramelo se movía insistentemente, como queriendo con la pura vista evitar que los textos impactaran contra el suelo. De inmediato se dio a la tarea de recogerlos, lo siguiente fueron unos hermosos ojos grandes color chocolate, una pizca de nariz y para concluir unos labios suaves y carnosos; era perfecto, esa criatura delante de él era un dios
- Discúlpeme, es solo que iba tarde y no mire por donde iba
- Disculpa aceptada – dijo el castaño con una leve sonrisa maliciosa – pero en compensación me ayudaras a cargar todos estos libros
- Claro será un placer
Y de verdad lo era, el más bajo, porque el castaño era más bajo que él por 15 cm caminaba delante con una gran pila de libros, aunque no tantos como los que él llevaba, lo observaba mientras era conducido, piernas largas, cintura estrecha, hombros delgados y abdomen plano, pero lo que sin duda más llamaba su atención era el movimiento casi seductor de ese traserito redondo, contoneándolo con suavidad, parecía una invitación a acariciarlo, tocarlo, estrujarlo, poseerlo.
- Ya llegamos – lo escucho decir, abrió la puerta y lo dejo los libros – puedes dejarlo ahí – señalo junto a la pila que anteriormente cargaba – gracias ya puedes retirarte – dio media vuelta y salió de la estancia
- Eh! Ah! Si - Qué mala suerte no le pregunte su nombre
Como ya se le hacía tarde salió a todo correr a su salón de clases, su primera clase fue todo un chiste, eran cosas que el ya conocía y solo contaba como repaso, la segunda, esa segunda clase marco su vida, en su tira de materias estaba señalada como introducción a la literatura universal, se escuchaban cuchicheos, que si el hermano de uno decía esto del profesor, que el otro había escuchado aquello del maestro, uno mas que tenia miedo porque había escuchado a un sempai dirigirse a el como el demonio
La puerta se abrió, todos comenzaron a tomar asiento, contuvieron su respiración, los pasos en el lustroso suelo se detuvieron en el centro del pódium con tal autoridad que la mayoría trago duro, pero él se quedo con la boca abierta, su criatura divina se encontraba frente a él, dio media vuelta y escribió en el pizarrón con caligrafía perfecta “Kamiyo Hiroki” y así fue como supo su nombre y su sueño se desmorono, estaba demasiado lejos, al menos por ahora.
Desde ese entonces comenzó a fantasear con su profesor, había podido conseguir a base de entereza y mucha dedicación una colección de fotos pero sin duda las mejores eran las que ahora observaba.
- Desearía ser yo quien observara esto todas las mañanas, lo trataría como a un tesoro profesor – bajito acariciando la imagen – además es buen sabido que no tiene pareja – sonrió ante esto último. Él domaría al demonio Kamiyo, lo sometería de la forma más sublime, le aria el amor con tal delicadeza que…
- Kotaro-kun, kotaro-kun
- Eh! – salió de su sueño perfecto – ah! Misaki, ¿qué sucede? – pregunto con toda la intención de no tener que aclarar el motivo de su distracción
- Eto.. . bueno lo que sucede es que pasado mañana es el cumpleaños de Kamiyo –sensei y bueno estamos planeando hacerle un obsequio – dijo tímidamente el castaño – sempai insiste en regalarle un libro, y Yuma dice que eso sería tener que trabajar mucho
- Eh! ¿Por qué?
- Pues porque Kamiyo- sensei es fanático de ellos y seria una tarea titánica averiguar cuál le falta, si es que le falta alguno – dijo una chica defendiendo su punto
- Yo creo que lo más conveniente sería regalarle un juego de tizas – todos miraron feo al chico que se atrevió a hablar
- Acaso quieres que nos golpe con ellas
- No pero ya se han de haber acabado – todos rieron forzadamente ante el comentario
- Y porque no le damos algo que lo sorprenda – dijo otra chica
- ¿Cómo qué? – a Kotaro se le ocurría muchas maneras de celebrar el cumpleaños del profesor y ninguna incluida sus compañeros
- Comprémosle dos entradas pare Azazel
- Eh!!!!!!!! – gritaron todos
- Ni nosotros hemos ido – reclamaron unos cuantos
- De verdad puede bailar, mas bien ¿sabe hacerlo? – interrumpieron otros dos
- Además el darle dos entradas ¿tiene con quien ir? – esa si que era una buena pregunta, según Kotaro quien fue el primero en poner atención
- Pues hace poco lo vi en la entrada del hospital pediátrico esperando a uno de los médicos - contesto la Yuma con cara picara
- Bueno tal vez estaba enfermo y fue al único sitio que alcanzo a llegar – defendió otro chico no queriendo ni imaginarse que clase de pensamiento yaoista había asaltado a la chica
- Pues si te sientes mal entras, además sensei no tiene hijos, ¿por que iría al pediátrico?
- Ya te dije tal vez no alcanzo a llegar a otro lugar
- Y volvemos a lo mismo, entonces hubiera entrado
- Pues yo el otro día lo vi paseando por las calles del centro con un joven – las chicas nunca dejaban de sorprenderlo, si había algo que quería saber solo debía de preguntar entre ellas y conseguía respuestas – era bastante alto tal vez de 1:85 (que buena vista) de ojos azules, era guapísimo
- El que este con ese sujeto no significa nada, tal vez solo es un amigo que se encontró por casualidad – ahora si que las cosas se estaban saliendo de control, estaban insinuado una relación entre Hiroki, su Hiroki y otro sujeto
- Pues para solo ser un amigo o un conocido, el hecho de que le llevara las bolsas de las compras y que sensei le preguntara que le gustaría para cenar a mi me huele que están viviendo juntos
- NOOOOO!!!! COMO CRESSS – gritaron todas las chicas – si Kamiyo sensei se ve lindísimo, bueno la última vez que dormía lucia casi de nuestra edad seria el uke perfecto – decían emocionadas – y dimos mas como era el chico, era rudo – la curiosidad las mataba y ahora habían rodeado a la otra que había hecho la primera conjetura
Kotaro por su parte había dejado de escuchar, debía de actuar rápido y averiguar quién era ese sujeto.
Continuara….