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La gracias de los Dioses por danyleo

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Notas del fanfic:

Es la primera vez que uso esta pareja y está algo drogado mi fic pero ni pedos!!

Notas del capitulo:

Marukaite Chikyuu

--¡Agon-San! ¡Agon-San! ¿Estás bien?

 

--Si... ¿Qué quieres Ikkyu?-Contestó el moreno sentado en una banca del parque.

 

--Venía porque Unsui-san dice que deberías entrenar con el equipo.

 

--Ese Unsui-niichan está poniéndose muy molesto... Si sigue siendo un aburrido, acabará más calvo.

 

Ikkyu sonrió, a pesar de saber que esas palabras eran despectivas hacia su gemelo, pero es que Agon era demasiado ¡oni-sorprendente!*

 

--¿Qué más quieres?

 

--¿Eh? ¡Ah! Si... Etto... Yo quería saber si tienes algo qué hacer ésta tarde.

 

--Mmm... La verdad es que no. Ninguna chica ha sido buena para divertirme hoy. No tengo ningún plan, por lo tanto estaré libre el resto del día.

 

--¡¿En serio?!-Los ojos del chico brillaron.

 

--Si... ¿A qué viene todo esto?-Agon le dirigió una mirada que detonaba extrañeza, porque la verdad, el que Ikkyu se interesara en lo que hiciera le estaba resultando sospechoso. Aparte que tenía sus propios secretos escondidos.

 

--Eh... No, a nada... Si... Es sólo que yo... Yo...--Un casi imperceptible sonrojo acudió a las mejillas del niño, gracias a los dioses podía controlarse**.

 

--Quiero una soda, vamos-Comenzó a caminar al convini y fue seguido en silencio.

 

Compró un refresco y le dio uno al menor que gustoso lo aceptó. Regresaron a casa del gemelo y ahí ya no sabían qué hacer.

El más alto, estaba sospechando acerca de la actitud del niño. No le había dicho nada en mucho tiempo y algo estaba muy mal, porque tenía una perceptible señal de preocupación en los ojos.

 

--Ikkyu, más vale que hables o me veré obligado a golpearte.

 

--¡¿Eh?! ¿Por qué?-El temor se empezó a notar.

 

--Viniste a buscarme al parque y me sigues a casa... Si no vas a ir a entrenar, no esperes porque Unsui no te regañe al estar aquí. Yo no iré y ninguna rabieta me cambiará de opinión.

 

--Yo... Yo no vine porque me gustaría hablar contigo, Agon-san.

 

--¿Ah sí?-Se recostó en el sillón--¿De qué? ¿Del clima? ¿De Unsui-niichan?

 

--No...--Estaba demasiado nervioso-No es eso... Yo... Yo...

 

Un silencio incómodo se instaló. El de las rastas, se quedó esperando por la continuación, pero jamás llegó.

Se levantó de su asiento y se quedó viendo la forma en que las mejillas del menor estaban rojas y tenía los ojos vidriosos. No le dio buena espina.

 

--¿Qué sucede? ¿Ikkyu?

 

--Yo... Perdóname Agon-San, creo que no estoy listo para esto.

 

--¿Listo para qué?

 

--Debo irme, Unsui-san se enojará si no llego a practicar-Su mirada se nubló.

 

El mayor no estaba dispuesto a dejarlo ir. Si el otro había llegado a decirle algo, es porque era importante.

Lo arrinconó contra la pared, y lo vio con algo de malicia.

 

--Más te vale que me digas lo que pasa... O deberé matarte, y ¿Sabes? Eres el único, del equipo y de toda esa basura, al que no quiero golpear.

 

--...Eso es muy considerado y lo agradezco... Pero, Agon-san ¿Por qué soy el único al que consideras? Todos tienes habilidades y...

 

--No, nadie las tiene, el esfuerzo no supera al talento, pero la forma en que tú lograste alcanzar esa barrera en que el esfuerzo puede cooperar con el talento natural, es admirable para mí. Te lo digo porque, a pesar de mi velocidad de reacción de 0.11 segundos, no puedo correr hacia atrás en 4.89 segundos las 40 yardas, pero tú lo haces y eso es realmente valioso en un equipo.

 

--Agon-san... Yo... Yo...--No sabía cómo confesarle tantas cosas-De-debo irme...

 

--Ya te dije que no. Habla Ikkyu... Más te vale hacerlo, porque si no, tomaré medidas drásticas.

 

Pero el niño no estaba dispuesto a decir algo. Era muy vergonzoso y era muy probable que se riera de él, o en el más común y peor de los casos, lo golpeara.

 

--No digas que no te lo advertí.

 

Tomó una de las manos del chico y la apretó fuerte.

 

--¿Q-Qué...Haces? ¿Agon-san?-Realmente comenzaba a asustarse.

 

El mayor tenía la mirada tranquila, pero aún así le daba miedo. Apretó más fuerte su mano hasta que el chico comenzó a quejarse en voz alta. Si no se detenía, le quebraría la muñeca.

 

--¡¡Ah!! ¡¡Por favor!! ¡Detente!

 

--Solamente si me dices lo que pasa.

 

--<<Por favor... No me hagas esto... Lo que sea, menos esto...>>--Pensaba el menor-Agon-san... Por favor... Déjame ir.

 

Un extraño llanto amenazaba con brotar de las orbes lilas. Ninguno sabía si era de pena, nerviosismo o desesperación. [Etto... La verdad es que no sé exactamente de qué color son los ojos de Ikkyu, es que no me he fijado bien en ellos n_nU]

 

El rastas lo soltó, no por misericordia, pero el temblor de Ikkyu lo desconcertó. Iba a darse la vuelta cuando...

 

--Te quiero, Agon-san...--Susurró el más bajito abrazando la cintura del otro.

 

La necesidad instintiva de golpear, asaltó a Agon. Pero se abstuvo de hacerlo porque sería un insulto a esos sentimientos que... ¡Un segundo! ¡Qué rayos le importaba lo que ese mocoso dijera! Sin embargo, su cuerpo no obedeció a su mente y respondió el abrazo. Cerró sus ojos y aspiró la leve fragancia de incienso que despedía el cuerpo del más bajo y se perdió en su conciencia. Ese niño en verdad lo iba a poner mal.

 

Separó sus cuerpos y observó que Ikkyu ya estaba llorando. Tenía las mejillas rojas y un puchero muy infantil [Y uke] le adornaba el rostro.

 

Ikkyu, al sentir la mirada escrutadora de Agon sobre su persona, sintió que debía irse y correr hasta desmayarse... Ya había confesado sus sentimientos y eso era lo importante porque le había quitado un peso de encima.

 

Se dio la vuelta sin soportarlo y quiso salir, pero un fuerte brazo lo detuvo.

 

--¿No planeabas escapar, cierto?

 

Las últimas dos lágrimas resbalaron en el aire. Esa voz... Lo hacía rendirse, siempre. Esperó por un movimiento del mayor y éste llegó en forma de un abrazo. Un cálido y suave abrazo. Revolvió tiernamente sus cabellos y sonrió. La cara del receptor era confusión pura.

 

--Ikkyu... Eres un crío bastante desesperante... Pero, me gusta que seas sincero.

 

Las orbes del pequeño se cruzaron con las de su compañero. Una sonrisa cautivadora asomaba en el rostro de Agon y eso fue lo mejor del mundo. Se abrazó a la cintura del mayor y hundió la cabeza entre su pecho, con una sonrisa infantil.

 

Una mano audaz se coló debajo de su dougi y buscó la suave y desnuda piel de su espalda. Eso lo asustó un poco pero lo resistió, si era Agon-san quien lo hacía no debía tener miedo. Al contrario, disfrutó la atención y se restregó como un gato, permitiendo el aumento de la osadía. Un dedo se coló entre sus nalgas y eso fue extraño, asustado, buscó la mirada lasciva del otro y supo que ya no podía echarse hacia atrás.

 

En silencio fueron hasta la habitación de Agon y ahí, se deshicieron de la ropa. La piel clara de Ikkyu contrastaba de manera radiante con el moreno. Su cuerpo pequeño sentía la boca del otro recorrerlo y unos escalofríos le recorrieron la espalda. El futón era muy suave y grueso, así que el calor se duplicó con el juego. La lengua ávida del mayor estaba jugando con el cuello blanco y sus manos rozaban un pezón y un muslo de manera acompasada... Lo estaba volviendo loco y era genial. Ambos sentados entre el futón, Ikkyu sobre las piernas de Agon, cambiaron por algo más cómodo y así terminaron con un receptor sobre su espalda en el futón y un sonriente Agon lamiendo su abdomen y estimulando su entrepierna, logrando una contorsión de placer.

 

--A-agon... Yo... No... Eso...

 

--Shhh... Te gustará...

 

Una lengua se coló entre sus nalgas para estimular su entrada y dilatarlo para lo mejor. Cuando sintió que si no entraba ya, ambos se volverían locos, el gemelo menor tomó las piernas de Ikkyu y pegó su cadera, de tal forma que entró en una sola embestida. Un gritó ahogado resonó en la habitación.

 

Ikkyu no sabía cómo es que todavía estaba vivo. Iban a romperlo en dos. El primer movimiento se sintió como una puñalada pero conforme ese miembro rozaba sus paredes internas y, sin problemas, llegaba a su próstata, haciéndolo gemir descontroladamente, todo se veía distinto. Su vista se nubló del placer y terminó aferrado a los poderosos brazos de Agon que respondía a los gemidos, embistiendo de manera fuerte y rápida, haciendo que sus alientos se mezclaran. Sus rostros sonrojados y sus cuerpos sudorosos demostraron que habría mucha pasión en adelante.

 

Una última estocada y ambos dejaron salir su semilla. El de las rastas en el interior de Ikkyu y llenándolo hasta que escurría por los blancos muslos, mientras que el menor se manchaba el vientre y parte del pecho con su misma esencia.

 

Las respiraciones agitadas, regresaron a la normalidad en pocos segundos y el pesado cuerpo del gemelo cayó a un lado del otro.

 

--Agon-san...--Suspiró el pelinegro.

 

--Ven aquí...--Lo abrazó y lo puso sobre su cuerpo. Se vieron por un momento y antes de que el pequeño se acurrucara, lo interrumpió--¿Sabes? Aún no te he dado un beso... Te lo mereces.

 

La sonrisa ilusionada del receptor lo contagió y de una forma romántica [Y muy extraña] le dio el primer beso. Ese beso estaba sellando algo que formaría parte de sus vidas.

 

Los delgados brazos se aferraron al cuello moreno y disfrutó de un largo beso que se terminó cuando ambos empezaron a encenderse y terminaron de nuevo en una entrega de pasión.

 

Las horas pasaron, y ellos ni cuenta se dieron. La ocupación de satisfacer plenamente a su compañero era de mayor prioridad.

 

Unsui y el equipo completo se quedó esperando el regreso de Ikkyu que fue a convencer rápidamente a Agon. Terminaron de entrenar, creyendo que el gemelo lo había golpeado o el pequeño terminó buscándolo y aún no lo encontraba. Unsui despidió a todos y regresó a casa, muy enojado y preocupado, pero se llevó la sorpresa de su vida al ver que Ikkyu estaba dándole de comer en la boca a su otouto. Unos pulpos de salchicha y huevo frito eran el platillo especial que compartían. Se quedaron dormidos media hora y ambos despertaron por el hambre, entonces el pelicorto dijo que haría algo.

 

--Hola, Unsui-niichan-Dijo Agon en forma de saludo.

 

--¡Unsui-san!-A Ikkyu se le calló el bocado al ver que la persona en la puerta era su quarterback, cuñado y capitán.

 

--Agon... Ikkyu... Eh... Yo... Hola...

 

Se sentó con ellos y terminó probando la comida y los dos le explicaron lo que había pasado. Obvio que su otouto no reparó en dar detalles y el pelicorto se sonrojaba reprochando la sinceridad. Pero ambos estaban felices.

 

Talvez nadie comprendiera del todo su relación, pero ellos eran felices con lo que tenían y eso era por la gracia de los Dioses.

 

FIN

Notas finales:

¡¡Oki Doki!! El lemon no me quedó como quería, siento que le faltó mucho por narrar [Yo y mi mente morbosa] pero está pasable. Agradezco que lean mis fics, pero me encantaría que dejaran Rviews, aunque sea para decir: "Hola wey ¿Qué pedos? ¿Qué te clavas?" Ya que eso es el impulso de todo autor. Por cierto, ando haciendo otros proyectos y espero que vean la luz pronto pero la semana de exámenes está cerca y necesito ver cómo le hago para exentar de nuevo [No quiero estudiar ¬¬]. Ojalá el Devil Bat, el caballero blanco y los lobos me ayuden para sobrellevar esta carga de Instituto.

 

Los veré, si mis guardianes de arriba quieren, con un Akaba x Kakei lemoniano [Pa' no variar] o un Sakuraba x Musashi [Alterno del fic "Encuentro"].

 

Ando leyendo 40 mangas yaoi y eso me tiene sin descanso, además de mis cursos y otras cosas [Los deberes del hogar XD]. ¡¡Nos leemos!!

 

¡¡GLORIA AL REINO!!

 

¡¡GO, FLASH, GO!!

 

¡¡STOP & ROCK!!

 

¡¡MATARLOS YA-HA!!

 

Adivinen quién dice éstos gritos de batalla *¬*

 

*Oni, es una traducción que en japonés supone el decir: completamente. Por eso, la expresión sería: ¡Completamente sorprendente! Pero me gustó más así, porque todas mis primas lo aprobaron, e imaginamos al receptor diciendo con su carita de niño esa frase.

 

**Si alguien leyó el manga, donde comienza el partido de Deimon contra Shinryuji, Ikkyu se acerca para ver a Mamori de cerca, pero esta le echa el refresco encima y él se sonroja pero no se nota y el maestro dice: Esa es la actitud demostrada por estar en una escuela sólo de varones, emocionado por dentro pero inmutable por fuera.

 

*Después de una declaración de amor eterno, sólo puede seguir tener sexo*


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