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Vampire Lover por licherni

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Notas del capitulo:

siento mucho el retraso (aunke solo sea de un dia) tuve despedida de unos amigos y al final no pasé por casa hasta las 3 de la madrugada y... digamos ek no iba en condiciones para colgar algo XD, muchas gracias por todos los reviews ke me estais dejando y espero ke os guste este capi ^^


Kisses

Capítulo 3: La vida nocturna

 

Harry besó los labios de su amante con una sonrisa pícara en los labios, coló su lengua en la boca de su padre iniciando una batalla por tener el control, ayudándose de los brazos alrededor del cuello de Orión se acercó aún más a él queriendo profundizar. Sintió una mano colándose por camisa y decidió ayudarla desatando todos los botones para que tuviera más espacio, algo bajo él presionaba con insistencia por lo que desató el cinturón del rubio mientras lo iba besando por el cuello. Mordió cuando empezó a desatar el botón del pantalón y bajar la bragueta, bebió goloso disfrutando de los gemidos que le subían el ego.

-¡Potter!- bufó frustrado, casi enseguida apareció Malfoy por la puerta.

-¿Qué coño quieres Malfoy?- le preguntó, antes de que el Slytherin dijera nada más, intentando mantener la calma.

-Tengo ronda, ¿te apetece acompañarme?

-Me apetecía otra cosa pero ya me has cortado el rollo, ¿tienes piruleta?

-Por supuesto- sacó dos del bolsillo.

-Bien, voy contigo.

-Harry, cielo, no tienes por qué ir- le dijo Orión evitando que se levantara.

-Sabes que siempre volveré a ti, amado padre, y siempre más deseoso de ti que nunca- respondió con una sonrisa dulce. El rubio mayor suspiró rendido y aceptó, lo besó por última vez y lo dejó ir.

 

Ambos jóvenes se alejaron en silencio, sin decir nada, Harry estiró su mano acompasado con la de Draco que le extendía la piruleta de sangre. Quitó el envoltorio y se la metió en la boca, luego se puso a abrocharse la camisa para pena del rubio.

-¿Tanto me odias?- preguntó el moreno.- Es la quinta noche seguida que me cortas el rollo, ¿no puedes darme un momento de intimidad? Eres consciente de que en estos momentos quiere matarte, ¿verdad?

-Sí, por eso lo hago, no te odio, simplemente me produce un placer indescriptible el joderle un poco y tú, casualidad, siempre estás en medio cuando tengo la oportunidad.

-¿Sabes qué me hará cuando vuelva?

-Meterte de todo menos miedo, no necesito detalles, gracias.

-¿Explícame por qué coño sigo aguantándote?

-Porque soy irresistible, tienes una ligera tendencia incestuosa y además soy tu nuevo mejor amigo, mucho mejor que esa porquería que tenías antes.

-Ellos no interrumpían todos mis polvos.

-Yo jamás intentaría matarte.

-Mirando al pasado cualquiera lo diría, ¿y qué es eso de que tengo tendencia incestuosa?

-La tienes, te estás tirando a mi bisabuelo, que debe de ser tu tatara-tatara-abuelo o algo así y al que además llamas padre, porque en cierto sentido lo es.

-¿Y eso qué tiene que ver contigo?

-Debo de ser tu primo-hermano décimo o así, tu tendencia incestuosa te atrae a mí como un imán, lo que se une al primero de los puntos, que soy irresistible.

-Malfoy, yo también lo soy y no por eso voy restregándoselo a todo el mundo.

-¡Así que lo admites!

-Si quieres tomarlo así, entiendo que un pequeño mortal necesite mantener su ego alto, a nuestro lado todo es poco.

-¿Quién es el que eleva su ego ahora?

-Sólo soy sincero- se sacó el palo de la piruleta de la boca y lo incendió con un chasquido.- ¿Tienes otra?

-Toma- le dio la segunda.- ¿Por qué siempre tengo que darte piruletas para que estés conmigo? ¿Sólo vienes por ellas?

-Malfoy, puedo ir a comprarlas cuando quiera y están suficientemente buenas y suficientemente cerca como para que vaya yo, en el caso contrario enviaría a uno de mis súbditos.

-No me has contestado a la primera pregunta.

-Me gustan, soy muy goloso, y no es cierto que esté contigo sólo cuando tienes piruletas. Además te compenso por ello también ¿no?

-Te agradezco lo de mis dulces favoritos, pero sólo han sido dos veces en las que has estado conmigo a solas y sin piruleta y en ambas has salido pitando en cuanto me has dejado en Slytherin. Sé que mientes Potter, no me engañas.

-¿Vaya, el pequeño Malfoy ya me conoce?

-Lo suficiente como para saber cuando mientes y cuando no, y sé que me mientes con lo de las piruletas, ¿por qué tanta insistencia? Sólo me lo pides a mí.

-Deberíamos volver.

-No me cambies de tema, Potter.

-Lo digo en serio Malfoy, nos vigilan y no son humanos, tenemos que volver a la torre- respondió nervioso. Lo tomó de la mano y tiró de él al lado contrario al que iban para volver.- Ve más rápido Malfoy, tengo un mal presentimiento.

-No podrán entrar Potter, el castillo protege a sus habitantes.

-Sólo las partes donde están los habitantes, por aquí nunca hay nadie y ya están dentro- informó corriendo. Draco lo seguía como podía hasta que el moreno paró en seco y chocó contra él, Harry se dio la vuelta enseguida buscando otro camino para escapar, pero los habían rodeado.

-Harry Potter, un placer conocerte por fin en persona- dijo un vampiro de pelo negro y ojos miel, era de origen asiático.

-Siento no compartir el sentimiento- respondió tenso. Mantuvo a Malfoy pegado a su espalda con la postura defensiva.- ¿Quién eres tú para irrumpir en mis dominios sin invitación de ningún tipo?

-Eres un joven valiente e impulsivo, muy hermoso también, igual que tu amigo mortal- dio un paso adelante y Harry rugió feroz.- Mi hermoso niño, no pretendo hacerte daño.

-No soy tuyo y él tampoco lo será, me pertenece.

-No es lo que he oído- se acercó un paso más extendiendo una mano, Harry estaba a punto de saltar sobre él cuando una voz los detuvo.

-Harry, sé más amable con nuestros visitantes, Takeshi, aléjate de mi hijo y mi bisnieto- ordenó Orión. Ambos jóvenes se pusieron al lado del vampiro rubio cuando el asiático retrocedió.- Seguidme.

 

Se pusieron en marcha con los asiáticos detrás, Draco estaba asustado, Harry y Orión estaban demasiado tensos y eso no era buena señal. El ex-Gryffindor lo tomó con suavidad de la mano y se dedicó a hacer círculos con el pulgar en el dorso para tranquilizarlo. Cuando llegaron a la torre lo subió corriendo a su habitación y cerró la puerta con todos los seguros, sacó ropa de su armario y se la entregó.

-Cámbiate, deprisa.

-¿Por qué?

-Hueles demasiado a humano, hueles demasiado bien, ponte mi ropa, camuflará el olor el tiempo suficiente como para que podamos pasar por esto sin contratiempos.

-¿Quiénes son?

-Imagino que el clan Yakuza.

-¿Eso no eran mafias japonesas?

-En el mundo muggle sí, y son diferentes clanes, pero en el mágico sólo existe uno porque los demás han desaparecido.

-¿Magos?

-Sólo cinco pero nos superan en número, podríamos con ellos pero mejor prevenir, pueden darnos muchos problemas.

-¿No tenías nada que marcara menos?- preguntó mirándose al espejo.

-Así estas divino, vamos- lo cogió de la mano y se lo bajó al salón donde se respiraba un ambiente algo tenso.

 

Orión sentado en su trono, Sirius y Remus de pie a cada lado, las otras ocho parejas de súbditos repartidas a cada lado fulminando con la mirada a la novena de vampiros asiáticos que estaban con el séquito de los visitantes sentados en los sillones. Harry hizo sentarse al Slytherin en el reposabrazos del trono que estaba en el lado de Sirius, mientras él se sentaba en el del lado de Remus.

-¿Y bien? ¿A qué debemos esta inesperada visita?- habló Orión.

-¿No se puede venir a visitar a un amigo?

-Nunca hemos sido amigos Takeshi.

-Podemos serlo ahora- respondió el moreno con la amenaza en el tono.

-No supones ninguna amenaza, ¿por qué debería interesarme una alianza y qué harías de no hacerse?

-Os buscan, sabes que tus pequeños protegidos son importantes y que vendrán a por ellos, no podrás contra ellos solo.

-¿Qué pides a cambio?

-A uno de ellos, el rubio está aún por pulir, me quedaría con él- Harry gruñó enseñando los dientes pero sin moverse de su sitio.

-¿Qué pasaría si no te los diera?

-¿Te estás negando?

-No, pero no has respondido a la pregunta- el vampiro se quedó en silencio.- Me lo imaginaba, vienes aquí sin permiso, irrumpes en nuestros territorios amenazando a mi clan en balde, intentando conseguir a los míos con falsas amenazas. ¿Me crees estúpido? Podréis superarnos en número pero no tenéis ni la mitad de nuestro poder, os quitaríamos del medio con un chasquido. Apártate de todo Takeshi, porque si veo un sólo resquicio de que vas al bando contrario te destruiré y no habrá clan Yakuza, los muggles serán poderosos en su mundo con sus clanes mafiosos pero en el nuestro ninguno valéis nada.

-Estás cometiendo un error, el rubio es mortal y sabe nuestros secretos, no debería vivir, aún así lo conservas a tu lado porque sabes que será poderoso, ¿piensas convertirlo alguna vez?

-Eso es asunto mío, no debes meterte en ello.

-Tendréis problemas, desaparecerá- Harry se levantó con la magia flotando a su alrededor en un aura negra.

-Nadie le pondrá un dedo a Draco, absolutamente nadie que no sea yo, él me pertenece y como se te ocurra siquiera pensar en llevártelo, como se te ocurra siquiera mirarlo no dejaré de ti ni de tu clan más que moléculas desperdigadas por el aire, ¿me has entendido?

-Eres un hermoso ángel destructor- dijo el japonés alzando una mano a la cara del moreno. No hubo tiempo de nada, instantáneamente se oyó un crack que llenó la habitación y luego el grito del vampiro mayor a quien le colgaba la mano de manera desagradable.

-No te atrevas a tocarme a mí tampoco.

-Maldito crío, ¡cogedlo!- ordenó, pero ninguno pudo hacer nada ya que Harry hizo un movimiento horizontal con el dedo y a todos se les cayó la cabeza.- ¿Cómo...?

-Soy Harry Potter, cielo, soy el mago más poderoso del mundo, a mí no se me toma a la ligera.

-Lo siento, lo siento, no quería, yo no quería hacerlo.

-Oh, sí que querías, y ahora vienen las consecuencias.

-No, por favor, por favor, Orión, dile que pare, por favor, haré lo que quieras.

-Harry, espera un momento- pidió el rubio. El moreno obedeció.- ¿Qué nos ofreces?

-Lo que sea, todos los derechos sobre el clan Yakuza, mi lealtad, mis hombres si los necesitas, lo que sea que quieras.

-Está bien, me quedo con tu clan y te prohíbo totalmente que ninguno de tus súbditos esté en Reino Unido, no tendrás contacto con nadie de aquí, sólo conmigo y yo me pondré en contacto contigo, ¿entendiste?

-Claro como el agua.

-Me alegro, ahora fuera de aquí, antes de que me arrepienta.

-Sí, señor- se dispuso a irse.

-Espera, uno de los míos te acompañará a la entrada para que estemos seguros de que te has ido.

-De acuerdo- uno de los hombres lo siguió por la salida y desaparecieron tras la puerta. Todos suspiraron aliviados cuando se fueron, sobre todo Draco.

-Harry, cariño, has hecho un horrible estropicio con la alfombra, ¿no había otra forma más limpia?

-Lo siento, padre, realmente no me lo he pensado demasiado.

-Llamaremos a los elfos para que lo limpien- miró al rubio menor sentado junto a él y blanco como la cera.- Deberías llevártelo a la habitación, a partir de ahora deberá estar siempre con nosotros, ya se habrá corrido la voz y estará mejor a nuestro lado.

-Sí, padre- lo besó en la mejilla y cogió con delicadeza al Slytherin de la mano.- Vamos Malfoy, te llevaré al baño y te podrás dar una ducha, luego podrás dormir.

 

Draco sólo atinó a asentir débilmente, se dejó llevar bastante ido y shockeado, Harry lo subió por las escaleras hasta una habitación cerca de la suya, le abrió la puerta del baño y se tiró directo a la taza del váter para vomitar todo lo que tenía en el estomago. El moreno a su lado, le acarició el pelo impidiendo que se le manchara, sus manos frías ayudaban a que las nauseas fueran remitiendo, poco a poco se fue tranquilizando y se dejó caer en el suelo, entre los brazos de Harry.

-¿Mejor?- preguntó dulcemente.

-Sí, eso creo.

-Te traeré algo para ponerte y dormir, ve duchándote ¿vale?

-Sí.

-Hablaré con Orión para que no tengas que ir mañana a clases y tu padrino no intente tostarme, ¿vale? Haré lo que pueda para que pueda venir a verte por la mañana.

-Vale, gracias.

 

Lo dejó solo en el baño mientras iba a su habitación para coger un pijama y ropa interior de su armario. En la habitación Orión lo esperaba apoyado contra el ataúd, lo abrazó nada más llegar y lo besó en el pelo.

-¿Cómo está?

-En estado de shock, ha sido demasiado para él, no debí haberlo bajado.

-No sabías que iba a pasar algo así, hijo.

-He matado a seis personas delante de él con un solo movimiento de la mano, podía haberlo impedido pero me he dejado llevar por mi instinto.

-Debe aprender que a veces se pierden los nervios, este mundo es así y pronto él será parte de él completamente también.

-¿Y si no quiere?

-No tiene elección, hay que mantener a la familia viva, es el último Malfoy.

-¡Siempre hay elección! ¿Por qué condenarlo a cambiar toda su vida de golpe y porrazo? ¡No es justo! ¡¿Lo ha perdido casi todo y nosotros tenemos que quitarle lo poco que le queda?!

-Harry, entiéndelo, es lo mejor para él.

-Todavía puede vivir, no como yo- murmuró triste.

-¿Te arrepientes?

-¡No! No me arrepiento, pero Orión, piensa, yo me moría, perdí a mis amigos, pero convertimos a los dos únicos familiares que me quedaban y te gané a ti, ¿qué gana Draco convirtiéndose? No siempre es la solución para todos, a él le queda vida por vivir.

-Está bien, lo hablaremos en otra ocasión con él para ver qué decide, ¿de acuerdo? Le daremos opción a negarse, a seguir con su vida con normalidad, ¿te parece bien?

-Perfecto, amado padre- lo besó en los labios lentamente y se separó de él, cogió las cosas del armario y salió de allí. Encontró a Malfoy tumbado en la cama con la toalla alrededor de la cintura, se acercó con cuidado de un asustarlo, no funcionó.- Te dejo aquí la ropa para que te cambies- le dijo entristecido por ver cómo el rubio se había alejado de él.

 

Dejó la ropa sobre las sábanas de la cama y entró al baño para recogerlo un poco, dándole tiempo suficiente como para que se vistiera, cuando oyó que la última prenda rozaba la piel del Slytherin salió del baño, para coger la toalla e irse.

-Potter- lo llamó cuando estaba en la puerta.

-¿Sí Malfoy?

-¿Podrías quedarte conmigo hasta que amanezca, por favor?

-Por supuesto- sonrió, volvió con él y se tumbó a su lado.- Voy a apagar las luces.

-De acuerdo- se abrazó a él y cerró los ojos, Harry apagó las luces y lo abrazó. Se quedaron un rato en silencio.- Sé que te lo estás preguntando pero no te tengo miedo, sé lo que has hecho, de lo que eres capaz, te vi en la última batalla, estaba a tu lado y lo vi todo. Entiendo las pérdidas de control, yo también las he tenido ¿sabes? Sé que de haber sido totalmente consciente de ello no lo habrías hecho, no te temo a ti ni a tu poder porque sé que estarán de mi parte, temo a lo que me pueda esperar fuera, estoy solo.

-No lo estás, tienes a Snape, a tus amigos, nadie está solo.

-Severus no puede estar conmigo tanto como nos gustaría, además no es muy dado a muestras de afecto, y no tengo amigos, todos esos que se hacen llamar amigos míos escaparon en cuanto tuvieron oportunidad dejándome a mí solo en mitad de una batalla que no era mía.

-Me tienes a mí, y yo puedo cumplir la promesa de no dejarte nunca.

-¿Y cuando saliera el sol?

-Es sólo un contratiempo sin importancia.

-¿Y cuando quisieras estar con Orión?

-He pasado diecisiete años sin él y eso no me mató, además acabarías harto de mí, algún momento habría para estar con él, por ejemplo cuando te durmieras.

-¿Lo harías mientras yo estuviera durmiendo?

-Oh sí, por supuesto, en la misma cama en la que tú dormirías, sin hacer ruido ni movimientos, con el morbo de si despertarás o no- bromeó.

-Eres un maldito pervertido, ¿antes eras así?- se rió el rubio.

-Sólo un poco, pero he conseguido hacerte reír, algo es algo.

-Sí, gracias.

-Sólo duerme, te veré mañana cuando anochezca.

-¿Te quedarás aquí hasta el amanecer?

-Te lo prometo.

-Está bien- se abrazó aún más a él y se dejó llevar por el sueño.

 

Draco despertó a media mañana, el sol entraba por la ventana alumbrando la habitación, por primera vez se fijó en cómo era. Luminosa, la cama de matrimonio con doseles verdes y sábanas blancas, en una esquina al lado de la ventana el escritorio, en la pared de al lado la puerta al baño y al lado el armario. Le gustaba la habitación, era acogedora y mucho menos fría que la de Slytherin, movió su mano sobre las sábanas y se encontró con un trozo de papel.

 

Malfoy,

 

Espero que hayas dormido bien. Hacia la hora de comer llegará Snape. He pedido a los elfos que te lleven la comida por si no te apetece salir al comedor, llámalos y ellos te llevarán al salón lo que quieras. Me tomaré la libertad de predecir un gracias que puede que no llegue pero que sé que estarás pensando.

 

Con cariño,

Tu primo-hermano décimo (o así), Harry

 

P.D.: Te he dejado en el salón una bolsa de tus dulces favoritos, me pareció una buena idea aprovechar el viaje para comprarme un cargamento de piruletas y así hacerte un regalo.

P.D.2: Si te ríes no lo hagas muy alto, tengo mal despertar cuando es temprano.

P.D.3: Te he dejado algo de ropa en el armario.

 

Draco soltó una risita ahogada, Harry era todo un personaje aún siendo vampiro, se levantó y fue directo al armario. Encontró pantalones vaqueros y camisetas que se le pegaban como una segunda piel, ¿es que Harry había pasado de llevar ropa extra grande a llevarla extra justa? Se miró al espejo y le gustó lo que veía, no estaba tan mal, puede que así Harry le hiciera más caso. Bajó con una sonrisa al salón, no pudo evitar mirar si la sangre seguía en la alfombra, se sorprendió al ver que habían cambiado la alfombra por otra que seguía yendo a juego con los muebles y la decoración. Sobre el trono había una bolsa de sus caramelos favoritos con otra nota de Harry que decía: "No te los comas todos de golpe, te van a sentar mal".

-Tengo hambre- comentó en voz alta, enseguida apareció un elfo, con un plof, a su lado.

-¿Qué desea el amo para comer?

-Agradecería unos tortelini de queso a la carbonara, una cerveza de mantequilla para beber y un helado de vainilla para el postre.

-Enseguida amo- y volvió a desaparecer. En ese momento Severus entró por la puerta y lo miró sorprendido.

-Draco, pensé que seguirías dormido, ayer cuando me llamaron para hablar conmigo eran las tres de la madrugada y me dijeron que te acababas de acostar.

-Acabo de despertar, iba a comer ahora mismo, acabo de pedir la comida- respondió sentándose en el sofá.

-Bien, Black y Black me contaron lo que pasó anoche, ¿estás bien?- preguntó preocupado sentándose a su lado.

-Sí, sólo fue la impresión, nada de qué preocuparse.

-Me alegro, me lo explicaron todo, Orión Black tiene una extraña habilidad a la hora de contar las cosas, además de mucha labia para convencer a alguien- sonrió divertido.- Absolutamente descerebrado, eso sí, como Potter.

-Severus, te pueden oír, y no le hará mucha gracia que insultes a su querido hijo- la bandeja de comida apareció en la mesita frente a él y empezó a comer.- Además, Harry es muy buena persona, y muy buen mago, no sé por qué le tienes tanta manía.

-Me recuerda demasiado de su padre James, siempre igual de arrogante, siempre pavoneándose por todos sitios.

-Sabes que eso no es cierto, ayer por la noche mató con un solo movimiento a seis vampiros agresivos simultáneamente y aún así se arrepintió de ello porque sabía que había perdido el control. Es consciente de su poder y de lo que causa y no le gusta lo que ve, él jamás haría daño a alguien adrede aún con motivos y tampoco se carcajearía de ello, él no es su padre, Severus, y eso tienes que aceptarlo.

-¿Qué te ha hecho cambiar tanto de parecer sobre él?

-Me he tomado la molestia de hacer borrón y cuenta nueva sobre lo que sabía de él, después de todo lo que ha pasado creí que era conveniente.

-¿Sabes que a partir de hoy vivirás en su mundo, verdad? Estar despierto por la noche y dormido por el día, sin más amigos que él y el resto de vampiros.

-Lo sé, pero ya sabes que a parte de él no tengo más amigos, mi único problema serán mis estudios.

-Me han dicho que se repartirán para darte clases, les pregunté sobre ello cuando me dijeron qué pretendían.

-Entonces está bien.

-No termina de gustarme la idea.

-Estaré protegido, además, algún día seré uno de ellos.

-¿Estás seguro sobre eso?

-Me da miedo, pero es muy posible que elija esa opción.

-Esperemos que sea la acertada.


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