El sol tenía su propia forma de sonreírnos, a pesar de estar a pocas semanas de invierno brillaba en lo alto cubriéndonos con su calor, no lo soporte y me quite la chaqueta y la amarre a mi cintura:
- No tienes ni la mas mínima idea de lo genial que se te ve la chaqueta en la cintura –dijo mi acompañante al verme amarrándomela
- ¿A si? –dije ocultando el rubor en mi rostro
- ¡Si! Pareces de esos “chicos malos” –dijo Koichi haciendo un gesto absurdamente ridículo con sus manos, no pude evitar reír como un loco
- Te pasas –dije aun riendo y poniendo mis brazos tras mi cuello, el bajo uno y tomo mi mano con la suya, yo me le quede viendo
- ¡Vamos a la casa del miedo se ve genial! –dijo corriendo con mi mano en la suya, yo no conteste pero sonreí, gesto que le demostró que quería ir
Llegamos y casi no había fila para los boletos, de hecho, casi no había fila para ninguna atracción. El insistía en pagar todo por haberme invitado a lo que yo respondí con un rotundo no, entonces el me propuso algo
- Bien –me dijo con cara dudatiba –yo pago los juegos y tu pagas la cena –dijo sin reproche -¿que te parece?
- Me parece justo –y ya me imaginaba donde comer luego de salir
- Bien, asunto resuelto –me dijo tomando mi mano de nuevo –ahora ¡a divertirnos!
La casa del miedo estaba oscura, se veían pocos monstruos pero… a mitad de camino algo empezó a tocar mi cabello, yo grite como un loco y Koichi a mi lado solo gritaba por oírme a mí, el tipo encapuchado no soltaba mi cabello y yo no podía bajar del carrito, pronto oímos gritos, truenos… y salimos sin darnos cuenta, se había acabado el recorrido.
Koichi a lado pasó de gritar a reír
- Jajaja –era estruendoso pero lindo al mismo tiempo –yo sabia que eso pasaría, generalmente eso se lo hacen a las chicas pero como tienes cabello largo…
- Así que por eso querías subir aquí –dije sonriendo despectivamente
- No te creas –dijo Koichi soltando mi cabello ya habiendo bajado del juego –hubiese preferido que no despeinaran tu hermoso cabello –dijo y empezó a desenredarlo y amarrarlo de nuevo, cuando acabo volteo a verme, yo estaba vuelto un tomate
- ¿Qué te pasa? –pregunto con inocencia al ver el rojo intenso de mi cara
- E… es que… a mi nadie me había peinado ¿sabes? –dije, en cierta forma, era verdad
- Ya veo ¡ya se algo mas de ti! –dijo sonriente –ser el primero en algo para ti me hace feliz
No dije nada, sólo pase mi brazo por su hombro, el hizo lo mismo y andábamos medio abrazados caminando por el parque.
La gente no nos miraba raro, de he hecho nos veían con ternura, me imaginaba que pasaba por sus mentes “Un par de hermanos que se quieren ¡que adorable!” yo, de momento, no tenia nada mas que desear.
Montamos en todos los juegos rápidos, en uno giramos tanto que al bajar teníamos que arrodillarnos en el suelo hasta recuperar la vista y reír como idiotas.
La montaña rusa fue genial, ambos íbamos en los puestos delanteros y sentíamos como subíamos al cielo y descendíamos… pero siendo honesto había algo mas, el rostro de Koichi era como el de un verdadero ángel, el viento hacia que su cabello se enmarañara cubriendo a ratos su frente y aratos sus rosadas mejillas, tenia una clara y hermosa sonrisa, y sus ojos cerrados producto de la fricción.
Yo me preguntaba si el verle hermoso era, a final de cuentas, un asunto de vanidad digo ¿es mi gemelo no? ¿Si yo lo veía hermoso me veía a mi mismo de esa manera cierto?
Pero, después de pensarlo, aquello no era vanidad.
En verdad mi hermano me parecía hermoso y me fascinaba verle, y entender sus tonterías, su cálida sonrisa y su animada forma de hablar conmigo y como alegraba mi día. Lo amaba con razones de sobra.
Bajamos de allí y el aun aullaba, y yo me reía de el, luego vi el reloj
- Son las 6 p.m… a las 7 deberíamos ir a comer algo –dije en tono casual
- Aun tenemos tiempo para uno mas –dijo el con sus ojos esperanzados
- ¿Puedo escoger yo? –dije inocentemente, tenia un plan
- ¡Seguro! –me dijo invitándome a escoger
- Pues… ¡quiero aquel! –dije señalando la rueda gigante
- ¡Pero esa es muy lenta! –Me dijo con un puchero en los labios
- Pero –dije dispuesto a convencerlo –se acerca el crepúsculo y verlo desde lo alto es muy lindo
- ¿En serio? –me dijo dejando de protestar -¡quiero verlo, vamos! –dijo tomando mi mano de nuevo y llevándome allá, yo sonreía como imbécil
No había mucha fila pero tardamos un poco en entrar, la capsula transparente mostraba el cielo a su totalidad, tenia un bello color carmesí anaranjado con un fondo un poco lejano de azul profundo, era…
- Precioso –dijo Koichi hablando lo que yo simplemente había pensado
- Así es –dije y luego lo vi a el
Aun tenia sus mejillas rosadas, y luego poso sus ojos en mi, no sabia que miraba yo se que me perdí en sus ojos… luego mi cuerpo fue movido por una corriente eléctrica y deje un suave beso en su mejilla… aunque ese no era mi objetivo, aun así, me aleje solo lo suficiente para ver sus ojos y sus mejillas, ahora de un rojo intenso y el hizo algo que no esperaba… tomo con sus manos mi cara y atrajo mi rostro al suyo… y apretó un poco sus labios contra los míos, yo cerré los ojos y aprisione mis labios un poco mas, luego nos separamos, no fue mas que un inocente y pequeño beso.
Nos quedamos otro rato ahora viendo el cielo, un poco más oscuro y luego vimos nuestras caras, aun ligeramente rojas
- Je je… esto… ¿Qué comeremos? –dijo el tocando su estomago, yo me empecé a reír
- ¿Qué te parece una grande y grasosa pizza?
- Por mi encantado –me sonrió y bajamos del juego
No entendí que paso, pero ambos supimos sin decirlo que a pesar de todo, aquello era una muestra de afecto y, para los dos, estaba mas que bien.
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