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Todo me tiene que pasar a mi por Chana

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-¿Porque me tiene que pasar esto a mi?

Pensaba mientras se encontraba sentada en uno de los bancos de la Iglesia de San Juan, una de las más grandes y costosas de todo el país.

Ese mismo día de principios de verano se casaba su madre, una prestigiosa periodista con un abogado que había conocido hacia apenas 4 meses.

Ya lo había llevado varias veces por su casa pero no entendía porque su madre se tenía que casar con ese hombre que apenas conocía. Y se lo dejo bien claro en cuanto se lo comunico.

 

"Flash back"

 

-¡PERO SI APENAS LE CONOCES! - le grito cuando le dijo que se iba a casar con él.

-Lo conozco lo suficiente y se que lo quiero, así que me da igual que te guste o no, me voy a casar con él y punto.

 

"Fin del flash back"

 

Y así lo hizo y encima me obligo a acudir a esta farsa. Porque esto es una farsa. Que pinta mi madre casándose por la iglesia si ni siquiera es católica, y toda esta gente que ni siquiera conoce que solo viene por quedar bien o por conocer gente "famosa".

 

Se encontraba sentada en los primeros bancos y sin posibilidad alguna de escapar, mientras que detrás de ella se agolpaba una multitud de gente que observaban mientras su madre caminaba hacia el altar con su elegante vestido blanco.

Ella se recostó en el banco deseando que ese infierno terminase de una vez.

Ni siquiera escuchaba al cura hablar, simplemente estaba allí sentada intentando pensar en otra cosa hasta que de repente oyó:

-Si alguien tiene alguna objeción para que esta pareja no se una en santo matrimonio que hable ahora o que calle para siempre.

Todo el mundo se quedo en silencio y a ella se le ilumino el rostro, esa boda era demasiado aburrida, había que animarla un poco.

Mientras que todo el mundo miraba haber si alguien tenía algo que decir ella se levanto de su asiento lentamente y levanto su mano. La verdad es que lo de levantar la mano no le parecía muy serio pero era para llamar mas la atención de todo el mundo.

El cura se quedo sorprendido por tal atrevimiento y su madre le echo una mirada furiosa.

-¿Desea usted decir algo? - le pregunto el cura.

-La verdad es que si.

-Pues adelante, díganos

-Bueno pues vera, lo que sucede es... - se quedo como pensando para dar mas intriga al asunto.

-¿Si? - Ella miro a su madre y vio como se aguantaba por no tirársele al cuello y ahorcarla.

- Es que vera usted... - otra pausa y miro alrededor cerciorándose que todo el mundo la observaba.

-Quería preguntarle donde estaba el baño, porque es que tengo unas ganas de mear que no me puedo aguantar - soltó de sopetón, mientras miraba divertida al cura.

A su madre casi le da un infarto, mientras que a los invitados a unos les daba por reír y a otros por decir que no tenía vergüenza al montar esa escena allí.

El cura le miro seriamente y dijo:

-Esa puerta da para afuera y a la derecha se encuentra el baño - dijo señalando una puerta a su derecha.

-Gracias - dijo ella aguantándose la risa.

Fue caminando hacia la puerta mientras sentía que todas las miradas se posaban en ella, pero a medio camino hizo que tropezaba con algo y soltó casi gritando:

-Mierda, caguen en dios - y siguió caminando como si nada hacia la puerta y salio por ella.

Cuando salio no aguanto más y se echo a reír con todas sus ganas.

Seguro que eso le costaba algún problema pero había valido la pena solo por ver la cara de su madre y la del cura en ese momento.

Ya estaba libre de esa endiablada boda así que se echo en el césped tranquilamente mientras se ponía su ipod para escuchar música.

 

Esa chica que ahora se encontraba allí tirada se llamaba Raquel. Tenia el pelo negro azulado cortado a media melena con un flequillo que le cubría parte de la cara y completamente liso. Sus ojos eran de azul oscuro muy peculiar que casi siempre tenían una pizca de tristeza que nadie podía eliminar. Era delgada y considerablemente atractiva.

A sus 17 años era una persona solitaria,  introvertida y tenía un humor negro que poca gente entendía pero que si la llegabas a conocer realmente era muy dulce y cariñosa. Vestía siempre con camisetas de manga larga y pantalones vaqueros, y en esos momentos era lo que llevaba porque se había negado rotundamente a ponerse ningún vestido.

No le gustaba nada los vestidos, a su forma de ver los vestidos estaban diseñados para que los hombres se recrearan la vista pasando desapercibidos, era la forma de poner a la mujer como un objeto sexual, además estaban los zapatos de tacón que solo sirven para hacer el culo de las mujeres mas pequeño y apetecible.

 

Cuando llevaba ya un tiempo tirada al sol sintió como abrían las puertas de la iglesia  mientras comenzaba a salir la gente y a dirigirse a la parte de atrás donde se iba a organizar el gran banquete para celebrar la unión.

Por lo menos la comida seria buena y la verdad es que ya empezaba a sentir hambre así que se levanto y se dirigió con el resto de la gente al banquete.

Se sentó donde ponía su nombre y a los pocos segundos apareció su madre toda sonriente. Se le acerco y le dijo:

-Ya hablaremos tú y yo después - y volvió a poner su falsa sonrisa como si no hubiese pasado nada.

Se sentó todo el mundo y se sirvió la comida.

La gente se puso a comer ansiosamente como si les fuesen a robar el plato de un momento a otro.

Raquel comió tranquilamente y enseguida se sintió satisfecha así que se acomodo en su silla y se puso a observar a la demás gente.

De repente se dio cuenta de que al lado del novio, que por cierto se llamaba Carlos, se encontraba una chica más o menos de su misma edad con el pelo castaño y largo, unos ojos verdes y un vestido rojo de tirantes.

-¿Quién seria? - pensaba Raquel - la verdad es que era bastante guapa pero parecía ser la típica niña de papa.

Bueno tampoco estaba muy interesada en averiguarlo así que se levanto de su asiento cogió una botella de vino y fue a un árbol cercano, que se encontraba lo suficiente lejos para estar tranquila y lo suficiente cerca como para darse cuenta de cuando terminaba la fiesta.

Se acerco a él y se acostó. Puso la botella a su lado y nuevamente encendió su ipod.

Mientras descansaba tranquilamente iba poco a poco dando tragos a la botella de vino. No quería emborracharse, solo quería pasar el rato, además sabia parar a tiempo para solamente estar con el puntín.

Llevaba ya bastante tiempo acostada allí cuando noto que alguien se acercaba a donde ella se encontraba. Levantó la cabeza y se quito los cascos para poder escuchar.

Vio que una persona se acercaba pero no podía identificarla ya que se encontraba a contra luz y no se veía muy bien, aparte de que ya estaba oscureciendo.

Cuando esa persona llego a su lado la pudo ver perfectamente y se dio cuenta de que era esa chica misteriosa que estaba antes al lado de Carlos.

-No deberías haber echo eso en la boda - fue lo que dijo nada mas llegar.

Raquel se volvió a acostar

-¿Por qué no? Me aburría y me quería ir, que tiene de malo.

-Te pusiste en evidencia y a tu madre también - dijo ella mientras se sentaba al lado de Raquel.

-Me da igual lo que piensen los demás y mucho más si son esa gente que se encontraba en la iglesia - hizo una pausa - además ¿a ti que más te da? ¿Tu quien eres?

Ya que viene recriminándome por lo menos que me diga quien es - pensó Raquel.

-Soy Isabel, la hija de Carlos.

-No sabia que tuviese ninguna hija, te tenia muy escondida ¿porque será?

-Pues yo si sabía que Maria tenía una hija, pero más bien creo que me lo contaron para advertirme de ti. (Maria es la madre de Raquel)

-¿Advertirte de mi? - se echo a reír - Bueno pues todo lo que te dijeron es cierto y además seguro que se han quedado cortos.

Hubo un momento de silencio.

-Bueno Carlos se viene a vivir con mi madre así que tú supongo que vienes con el lote ¿no? - dijo para que desapareciese ese silencio incomodo.

-Si, pero solo estoy con mi padre en vacaciones, mientras que cuando hay clase me voy con mi madre.

-Pues ya te podrías quedar siempre con tu madre así yo no te tendría que aguantar.

-Ya me dijeron que eras una amargada, pero creo que se han quedado cortos. Para tu información a mi tampoco me hizo mucha ilusión esta boda pero yo solo quiero que mi padre sea feliz y si lo es con tu madre lo apoyo.

-Que ingenua eres - se volvió a acostar - ahora si no te importa estaba muy a gusto hasta que llegaste.

-Borde... - dijo Isabel mientras se levantaba y alejaba.

Raquel se volvió a poner los cascos y tomo un buen trago de vino.

Como podían no haberle dicho que Carlos tenia una hija y que encima iba a vivir con ellos todas las vacaciones. A ella le parecía que era un dato bastante importante como para habérselo comunicado.

Pero como a su madre nunca le importaba lo que ella sintiera ni pensara tampoco le resulto tan extraño que no se lo dijeran.

En realidad ninguna de las dos se conocía realmente debido al trabajo de su madre que la tenia fuera de casa la mayor parte del tiempo. Nunca se había preocupado por lo que le sucedía a su hija, le daba todo lo que le pedía y así creía que era buena madre.

Estuvo allí acostada pensando en sus cosas hasta que llego la hora de irse.

Se subieron al coche. Conducía Carlos, su madre se sentó a su lado y a ella le toco sentarse en la parte de atrás con Isabel.

Arrancaron y se pusieron en camino para ir a su casa donde de ahora en adelante tendría que compartirla con unos completos extraños.

Por el camino de vez en cuando miraba hacia Isabel que iba hablando animadamente con su madre.

-¿Ya os conocéis verdad? - dijo de repente Carlos.

Raquel se quedo callada. Parecía que Carlos había notado que la estaba mirando

-Si, nos vimos en el banquete - dijo Isabel sonriente.

-Y menos mal que nos vimos nosotras sino ya me veo llegando a casa y encontrarla allí sin ni siquiera saber quien es - dijo Raquel enfadada.

-Ten más educación - le soltó su madre - No te dijimos nada porque temíamos tu reacción, además Isa acaba de llegar de casa de su madre y no hemos tenido oportunidad de presentaros.

-Si claro será por eso - sentencio Raquel.

 

Durante todo el camino nadie volvió a pronunciar palabra, el ambiente estaba demasiado tenso como para hacerlo todavía mas insoportable.

Cuando llegaron por fin a la casa, que era una mansión que se encontraba a las afueras de la ciudad y en la zona más cara, Carlos aparco el coche en el garaje y todos entraron a la casa.

Raquel se adelanto y se iba hacia su habitación cuando de repente su madre la retiene.

-¿A dónde te crees que vas? - le dijo su madre - estas castigada dos semanas sin salir por el numerito en medio de la boda, además tendrás la obligación de ayudar a Isa en lo que necesite, empezando por enseñarle la casa, así que empieza.

-¿Encima de tener que estar castiga tendré que aguantar a esta niña? Vaya mierda - pensó Raquel.

-¿Y se puede sabe cual es su habitación?

-La que esta al lado de la tuya, ya esta preparada para ella, y sus cosas ya están allí.

-Anda sígueme - le dijo a Isabel de mala gana.

Le enseño la cocina, el jardín con la piscina, el salón, el gimnasio y la sauna, que se encontraban en la planta baja.

Cuando iban a subir para la segunda planta:

-¿Y esa habitación de ahí? - pregunto Isabel.

Raquel se giro y observo la puerta que señalaba Isabel.

-Esa es la sala de música, pero más te vale no entrar ahí - dijo Raquel.

-¿Y eso porque? - pregunto curiosa.

-Porque todo lo que hay ahí es mió y no quiero que entres porque lo estropearías todo y ni se te ocurra tocar ningún instrumento.

-Que posesiva... - susurro Isabel.

Raquel hizo como si no lo hubiese oído y subió las escaleras.

Le enseño la habitación de su madre, y ahora también del padre de la otra, las habitaciones de invitados, las de los empleados, los lavabos y por ultimo llegaron a la habitación de Isabel.

-Esta es tu habitación y aquella la mía. Ala, ya se ha terminado este tour así que, que lo pases bien.

Raquel no le dejo que dijera nada, se dirigió a su habitación y cerró la puerta de un portazo.

Isabel se quedo unos segundos observando la puerta por donde había entrado Raquel y cuando reacciono entro en su propia habitación.

Se quedo pasmada cuando la vio, era una habitación grandísima, con su cama de matrimonio, escritorio, ropero, y ya estaban todas sus cosas colocadas, tenía su ropa en el armario, sus libros en la estantería, etc.

Inspecciono toda la habitación y cuando lo vio todo se echo sobre la cama.

-¿Como puede ser tan borde esa chica? - se pregunto.

Se volvió a levantar, se puso el pijama y se echo a dormir ya que era bastante tarde.

 

 

Notas finales:

María como habréis imaginado es el nombre de la madre de Raquel.


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