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Picas y Corazones por Neither

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Notas del fanfic:

Reeditado mas no perfecto =/

Notas del capitulo:

Jajaja pues...xD ni que decir !! la verdad

La diferencia de edad entre ambos es de 7 anios asi que Mauricio tiene 16 y German 23 (si son 7 vdd >->) weno XD es todo

 


—Sí Ma, ya te escuche. — Repetía un chico alto de buena complexión  y pelo negro mientras sostenía el teléfono recargándolo en su hombro, pues tenía las manos ocupadas lavando los platos sucios. Ya llevaba varias horas hablando con ella y no quería ver como llegaría el recibo telefónico. Bueno, técnicamente él no hablaba, sólo estaba como oyente, oyente de las quejas y peticiones de la mujer.


—Sí, ya desconecté y escondí toda la tecnología y no creo que quiera jugar con la batidora o el microondas. —Decía mientras torcía los ojos por la insistencia de su madre. Ahora que lo pensaba ella le había pasado esa capacidad de quejarse a…


—Sí te aseguro que se va a divertir y le hará bien el aire fresco. —Juraba solemne.


—Bien, ya me tengo que ir porqué no tarda en llegar su autobús. —Advirtió mientras veía el reloj que colgaba de la cocina.


— ¡Por centésima vez! ¡No le pasara nada! ¡Está conmigo! Ya no soy el chiquillo de quince años que se brincaba por la ventana mamá, ya relájate ¿sí? Está en buenas manos, confía en mí. —Susurraba lo ultimo intentando ganarse su confianza dañada.


—Si yo también te quiero. —Susurró mientras se secaba las manos—Si está bien, ¡ah y Ma!—Dijo apresurado antes de que le colgaran.


—Gracias por prestármelo estas vacaciones. —Confesó honestamente—Si, Adiós. —Dijo antes de colgar


—Jaja, — Rió divertido—todo un fin de semana contigo hermanito.—Sonreía mientras veía la foto en la que ambos estaban pescando de pequeños—Todo un fin de semana…


Había llegado algo tarde por su hermano, no contaba con que caería lluvia tan temprano y con ello los caminos de tierra eran inestables. Como era de acostumbrarse tuvo que enfrentar las mil preguntas y acusaciones de su querido adolescente:


— ¡¿Dónde estabas?! ¡Sabes cuánto tiempo estuve esperándote! ¡¿Qué tal si me raptaban en esos doce minutos?! ¡Mamá dijo que estarías aquí a tiempo! ¿Por qué tu auto huele tan raro? ¡Que todos los días está nublado! ¿Y tienes cable en tu casa? ¿Por qué el camino no está pavimentado? ¿No tienes buenos discos de música?


De repente el auto verde paró.


— ¿Por qué te detienes? ¡No me digas que te quedaste sin gasolina y tenemos que empujarlo! ¡Te juro que si ese es el caso no pienso ni mover un músculo!—Alegó molesto mientras se cruzaba de brazos y veía por la ventana.


—Jajaja, si no has cambiado en nada Mau.


—Ya llegamos. —Avisó mientras presionaba un botón que abría la cajuela y salía del auto, su hermano lo siguió pero se quedo observando la casa.


— ¿Qué te parece? ¿Es linda no?—Le preguntaba algo animado mientras bajaba las tres maletas de la cajuela.


—Hmph— Bufó mientras volteaba a verlo—No está mal. —Dijo antes de cruzar la pequeña puerta de madera  y dejar que su hermano cargara las pesadas maletas por sí solo. Mauricio o Mau como solía llamarle su hermano, cruzó el pequeño camino de grava de la puerta del jardín a la puerta de la casa. Ignorando toda la belleza a su alrededor.


Al entrar noto algo raro, había DVD pero no televisión, había discos de música pero no grabadora, había ratón y CPU pero no monitor, algo andaba mal…


— ¿Dónde está la tele?—Preguntó molesto mientras inspeccionaba la sala.


— ¿Ah?—Bufaba su hermano mientras entraba con todas las maletas y las soltaba sin cuidado en el piso de madera clara.


— ¡Ten cuidado con eso y dime dónde está la tele!—Ordenó mientras se acercaba con fuego en su mirada.


Germán no hizo nada más que reír nerviosamente—Ejejeje, este, ¿la tele? ¿No está? ¡Dios me han robado!—Mentía patéticamente mientras retrocedía. Lamentablemente tropezó con las escaleras y cayó de espaldas.


—No me mientas Germán. —Advertía su hermano mientras seguía acercándose—Dime dónde está la televisión y la computadora.


—T,te juro que no sé donde están Mau. —Titubeaba el mayor mientras se cubría con su brazo derecho y empezaba a subir los escalones de espalda.


— ¡Ya no tengo ocho años Germán, mi nombre es Mauricio no Mau!—Gritaba furioso mientras se acercaba mas— ¡Y ya dime dónde está la maldita televisión!—Amenazó antes de tomarlo por el cuello de la camiseta y sacudirlo violentamente como sólo él podía.


—Ya te dije que no sé donde están Mau. —Dijo asustado.


— ¡Aaaaa!—Gritó Mauricio antes de levantar su puño en alto


— ¡Mauricio, Mauricio! ¡Quise decir Mauricio!—Corrigió Germán tapándose con ambas manos abiertas la cara.


— ¡Habla Germán! ¡Dime dónde está!—Ordenaba el menor con una sonrisa algo retorcida pero sin bajar su puño.


Germán tragó en seco. Ya era imposible ocultarle más las cosas—Están arriba, tercera puerta a la izquierda. —Dijo vencido. De inmediato su hermano miro arriba de las escaleras, lo soltó y subió rápidamente.


— ¡No puedes entrar ahí!—Le decía el mayor mientras lo perseguía mas el menor era más rápido, entró veloz a la habitación que se le mencionó.


— ¿Dónde está? no la veo—Renegaba el menor mientras buscaba por toda la habitación. Germán se apresuró a tomar la puerta y cerrarla bajo llave.


— ¡Ábreme Germán! ¡Ábreme si quieres vivir!—Amenazaba muy molesto su hermano menor mientras trataba desesperadamente de abrir la puerta.


—Es por tu bien Mau. —Susurraba mientras se aseguraba que estuviera cerrada—Si te portas bien te dejare salir para la cena, ¿Qué te parece?—Le decía emocionado.


— ¡Me parece que mamá va tener un hijo menos cuando regrese!—Le contestaba molesto mientras empezaba a taclear la puerta.


—No has cambiado en nada Mau. —Pensaba triste mientras bajaba las escaleras.


—Y yo que te había hecho tu favorito. —Dijo mientras miraba con tristeza un pastel blanco.


Germán apenas y pudo dormir esa noche pues los gritos y golpes de su hermanito no cesaban. Volteo a su buro y ahí estaba una foto de ambos, él era el de pelo negro y ojos azules. Como siempre, con una sonrisa en la cara, abrazando a un pequeño de pelo castaño y ojos marrones que hacia viscos pues la boca manchada de betún, era el cumpleaños número ocho del menor, él ya tenía quince para ese entonces, en esa época se podían llamar buenos hermanos,  jugaban, peleaban, perdonaban, querían…


— ¿Mau?—Preguntaba asustado.


—Mmmm. —Le respondía del otro lado de la puerta.


— ¿Ya te calmaste?


—Quiero comer. —Gemía triste.


—Vale, te dejare salir si prometes no portarte mal. —Condicionó mientras buscaba las llaves.


—Aja. —Le respondía desganadamente.


Germán abrió la puerta y se encontró con su “hermanito” de ahora dieciséis años haciendo figuritas con su dedo en el suelo.  Ahora que lo pensaba esa era la esencia de Mauricio, agresivo como su padre pero sumiso ante el hambre como todo buen animal. Rió bajo por su pensamiento y negó acercándosele.


—Ven, vamos a desayunar. —Le ofreció mientras se arrodillaba a su altura y le tendía una mano. Germán le levantó sin dificultad y como un zombi le manipulo desde el segundo piso hasta el primero en la cocina. Mientras que Mauricio terminaba de desayunar Germán recibió una llamada y tuvo que salir:


—Tengo que salir Mau. —Dijo mientras se levantaba, se congeló en seco cuando recordó que no le gustaba el diminutivo mas su hermano no se mostro molesto.


— ¿Me escuchaste?—Preguntaba dudoso.


—Mhmm. —Afirmaba Mauricio feliz mientras mordía un pan tostado.


—Bien, hay un pollo en el horno, se está cocinando, por favor vigílalo que no se queme ¿vale?—Le explicaba mientras se ponía su abrigo negro y sacaba el paraguas pues la región era lluviosa en extremo. Realmente se sentía nervioso pues jamás se sabía que esperar con Mauricio…


—OK. —Contestaba desde la cocina su hermano.


—Si quieres puedes comer algo del refrigerador. —Propuso antes de salir.


Tardó bastante tiempo y es que el clima ni los caminos solían ayudarle. Cuando llegó de nuevo a casa se esperaba ver todo tirado, de seguro su hermanito había intentado buscar la televisión, de seguro el pollo se habría quemado y de seguro recibiría un par de golpes o amenazas pero nada fue así. Entró y todo seguía igual como estaba, llamaba a su hermano pero este no le contestaba, lo buscó por todas las habitaciones y nada, bajó y lo vio en la cocina, donde lo había dejado, sentado en un banquillo observando la ventanilla del horno y comiendo algo…


— ¡Mau!  ¡¿Por qué no me contestabas?!—Le preguntaba alarmado mientras se acercaba a el más este le puso una mano para que callara:


—Shh, Veo el pollo. —Mustió hipnotizado mientras mordía un tallo de apio.


—Amm, si ya vi que ves el pollo. —Le contestó mientras lo veía incrédulo, luego volteo al refrigerador y se encontró con que estaba abierto y casi vacío.


— ¡Que le paso al refrigerador!—Gritaba angustiado mientras cerraba todos los cajones vacios de este.


—Te tardaste mucho y tenía hambre—Tajó sin voltear a verlo mientras le daba otra mordida al apio.


—Haber, déjame ver el pollo—Gruñó mientras trataba de abrir la puerta del horno.


— ¡No! ¡No lo abras aun no está listo, no!—Pedía al borde de las lágrimas.


— ¡Claro que esta listo ya tiene horas ahí dentro de seguro hasta esta seco y ya déjame abrir la puerta!—Decía asustado por el comportamiento del menor.


— ¡No! ¡No! ¡Aun le falta la mejor parte, no!—Gritaba perdido mientras unas lágrimas se escapaban.


— ¡Ya basta Mauricio me estas asustando!—Le gritaba el mayor mientras sacaba el pollo del horno con cuidado para no quemarse o quemarlo.


— ¡No!— Gritaba Mauricio desesperado— ¡Te odio! ¡Te odio!—Juraba mientras le daba golpes nada débiles en la espalda.


— ¡Basta Mauricio!—Mandó Germán antes de tomarlo por los brazos fuertemente y sacudirlo—¡Nos vamos a sentar en la mesa y vamos a cenar como buenos hermanos entendiste!—Le gritó fuertemente causando que el llanto cesara.


— ¡Siéntate!—Ordenó y el menor corrió hacia la silla. Germán tardó un poco en poner la mesa y al final puso el pollo en el centro.


—Sírvete. —Le dijo serio y el menor corto una pierna…


Toda la cena fue silenciosa, sólo se oían los cubiertos golpeando con la cerámica del plato y las feroces mordidas que Germán le daba a su comida. Él también había heredado un poco de esa furia y ponerla en uso era algo que no solía hacer, mas hacer un drama por un simple pollo era…incoherente.


—Ya termine. —Dijo muy quedamente Mauricio


—Lávate los dientes y vete a dormir.


—Pero apenas son las siete—Replicó el menor.


— ¡A dormir!—Gritó dándole un golpe a la mesa y rápidamente el menor corrió de su vista. Él se quedo cenando el resto solo, guardó las sobras en su refrigerador que ahora tenía espacio de sobra y lavó los platos con calma:


Me quejo de que tú te portas agresivo y mira como te trato. —Pensaba Germán mientras veía el apio a medio morder—Jaja, hasta comiste apio…


Decidido a hacer las paces subió las escaleras y buscó una caja dorada en su cuarto, caminó hasta el cuarto de su hermano y abrió la puerta con cuidado. Ahí estaba, fingiendo que dormía, dándole la espalda. Sigilosamente se acerco a él y le tocó el cabello como cuando niños:


—Mau. —Lo llamó calmadamente.


—Me gritaste. —Contestó el menor deprimido.


Germán por su parte suspiró y le dio la vuelta.


—Sí lo sé, lo siento mucho, ¿me perdonas?—Le pidió arrepentido, el menor sólo asintió mientras sus ojos se ponían llorosos.


—Anda, dame un abrazo—Decía Germán mientras se abría de brazos y su hermano se aferraba a su cuerpo, pasaron un rato así hasta que el menor se calmo:


—Mira lo que traje Mau. —Le decía mientras le enseñaba la caja dorada y la sacudía haciendo un ruido.


— ¡Aaaa no!—Gritaba Mauricio mientras se echaba a la cama de nuevo y se tapaba con las sábanas.


— ¡Anda Mau! ¡Un último juego, antes de que te vayas!—Le proponía el mayor mientras se le echaba encima divertido.


— ¡No! ¡Ese juego está arreglado o me odia o tiene algo pero no! No pienso jugar—Sentenció mientras intentaba quitárselo de encima.


— ¡No está arreglado!, ¡anda!, hasta te dejare que tu las revuelvas—Le decía mientras se hacía más pesado.


— ¡Aaaa! ¡Está bien está bien, pero ya quítate que me aplastas!


— ¡Sí!— Germán sonreía de oreja a oreja y se lo llevo de la mano hasta su habitación, se sentaron en la cama y empezaron.


—Bien ya sabes las reglas, el que saque la carta más pequeña se quita una prenda y el que quede desnudo pierde—Explicó feliz.


¡Hace tanto que no jugamos!


Estúpidas cartas, estúpido juego


—Bien, revuélvelas —Germán se encontraba muy feliz, hacia cuatro largos años que no veía a su hermano desnudo, sabía que Mauricio perdería, siempre lo hacía y esta vez no se iba a conformar con sólo verlo desnudo, oh no, hoy habría más planes. Planes para celebrar que al fin esa larga distancia entre ambos se había roto.


—Ya está —Dijo poniendo el mazo en el centro, ambos sacaron cartas y se lanzaron una mirada.


—Seis de diamantes. —Dijo Mauricio mientras la aventaba al centro.


—Siete de corazones —Repuso Germán triunfante, Mauricio soltó un bufido molesto y se quito los calcetines.


Tomaron cartas de nuevo.


—Mierda —Gruñó Mauricio mientras se pegaba en la frente y dejaba caer un dos de tréboles, Germán soltó su carta y era un ocho de picas, adiós camisa.


Germán observaba la blanca piel de su hermano, se notaba que intentaba hacer ejercicio pues tenía el abdomen algo firme pero sin músculos marcados, luego miro su cuello, aun tenía el collar de madera que le había regalado en su cumpleaños número doce, antes de irse de la casa y partir a ese pueblo donde ahora estaban ambos.


—Ey, tonto, te toca —Le chasqueaba los dedos rompiendo su burbuja de memorias. Germán río cantarinamente como solía hacerlo y tomó su carta, sin importarle mucho la tiro al centro, era un cuatro de corazones, Mauricio sonrió y lanzó un cinco de tréboles, adiós cinturón.


Pasaron un rato así pues les gustaba mantener el suspenso y hacer la plática de “Tú primero”.


Tres de corazones, ocho de corazones.


Nueve  de picas, cuatro de diamantes.


Dos de diamantes, cuatro de tréboles.


Todos los encuentros fueron ganados por Mauricio. Aun así parecía no acabar, el estaba en desventaja, pues tenía sólo la piyama puesta. Contaba con el collar, el pantalón de dormir y el bóxer que traía debajo. Nada más que eso. Germán en cambio iba perdiendo pero tenía más ropa puesta, sólo se había quitado el cinturón, los zapatos, los calcetines y la chaqueta, aun seguía con camisa, pantalón, bóxer y una placa militar.


—Ocho de tréboles, ocho de diamantes—Empate.


—Seis de picas, nueve de corazones—Gana Germán, adiós pantalón.


—Cinco de picas, tres de diamantes—Gana Mauricio.


—Vaya hermanito hasta que te cambia la suerte —Canturreó Germán burlón mientras se levantaba y se quitaba el pantalón de mezclilla de forma lenta y provocativa. Queriendo inducir a su hermano. Mauricio sólo bufó molesto:


—Cállate y agarra otra carta idiota —Dijo mientras volteaba para que su hermano no notara el sonrojo en su cara.


—Siete de tréboles y Rey de corazones.


— ¡¿Qué?! ¡No me habías dicho que había reyes!—Chilló molesto.


— ¿Pues qué pensabas? ¿Que el mazo sólo era de números? ¡Anda!, como es Rey tienes que quitarte dos prendas—Dijo triunfante ignorando sus quejas.


—Estúpido juego arreglado —Gruñía entre dientes el menor, sin embargo Mauricio tenía un As bajo la manga, se quitó el collar de madera y de su oreja izquierda saco un pequeño arete cuya forma no era más que una pequeña perla de aluminio…


— ¡¿Y eso?!


— ¿Es un arete no los conoces?—Preguntó sarcástico.


— ¡¿Mamá te dejo que te perforaras?!


— ¡Sí! ¡Y después me preguntó si quería cigarros normales o mentolados!—Dijo antes de torcerle los ojos.


— ¡No me contestes así!—Le replicaba Germán mientras lo amenazaba con el dedo.


—Ya ya, agarra otra carta —Germán puso triunfante una reina de tréboles, Mauricio aventó por su parte una reina de corazones…


—La reina nos deja ponernos otra prenda ¿verdad?—Preguntaba Mauricio mientras intentaba recordar las viejas reglas que habían establecido en su infancia.


—Sí. —Afirmó Germán mientras se levantaba y se ponía de nuevo su pantalón, Mauricio también hizo lo mismo.


—Creo que este el juego en el que más has durado ¿no Mau?—Le preguntaba con una sonrisa pícara su hermano mientras subía el cierre.


— ¡Claro porque ahora no están marcadas!—Alegó molesto


—Ya te dije que no estaban marcadas pero como quieras, vamos a jugar que ya me muero de ganas por verte perder —Decía Germán triunfante  mientras se sentaba de nuevo y frotaba sus manos con impaciencia y gozo. Y es que realmente se moría por ver de nuevo ese cuerpo tan cambiado…


—Ya veremos hermanito ya veremos —Susurró Mauricio mientras tomaba otra carta.


—Seis de corazones, Jota de corazones—Gana Germán.


—Con la Jota me puedo ponerme otra prenda o quitarte una, ¿Que hare, que hare?—Preguntaba con falsa duda.


— ¡Ay ya!—Chilló Mauricio molesto mientras se quitaba de nuevo el pantalón— ¡Te toca!


—Nueve de tréboles, dos de corazones—Gana Mauricio y adiós placa.


— ¿Te has fijado que salen mucho las de corazones?—Cuestionaba Germán mientras  enarcaba las cejas.


— ¡Cállate!—Dijo Mauricio molesto mientras cerraba sus piernas pues no quería que su hermano notara la erección que se empezaba a despertar. Y es que el pudor de verse desnudo ante él le había empezado a excitar, y el pudor de verlo a él…


—Jajaja, anda que ya falta poco para que pierdas—Presumió antes de sacar la carta final. Ambos se vieron a los ojos, Germán sonrió triunfante…


— ¡Rey de picas!—Cantó triunfante mientras aventaba la carta al centro. Sabía que era imposible que Mauricio tuviese algo más alto que eso, después de todo los reyes eran eso ¡Reyes! ¿Qué les habría de ganar? El menor por su parte vio su carta y sus ojos se empezaron a poner llorosos. Germán conocía esa mirada, Mauricio había perdido. Empezó a celebrar y a pedirle que se quitara el bóxer pero Mauricio se negaba, se abrazó a sus rodillas y soltó su llanto silencioso causando que la felicidad del mayor se desvaneciera en el aire rápidamente…


—…Oye Mau, es sólo un juego ¿va? no tienes porqué ponerte triste, anda —Decía mientras trataba de levantarle la cara pero no podía y sólo lograba que Mauricio soltara un llanto exagerado. Un llanto que simplemente sonaba ridículo…


—Mau, mírame, por favor —El mencionado levantó la cara y Germán se quedo asombrado, Mauricio no había derramado ni una sola lágrima, todo fue actuación, una muy creíble actuación. Apenas iba a decir algo cuando Mauricio hablo:


—As de Corazones—Dijo enseñándole la carta—Pierdes tres prendas, Yo gano, hermano. —Finiquitó  triunfante mientras se recostaba cómodamente en la cabecera y veía los ojos de plato de Germán. ¡Al fin! ¡Por primera vez en su vida lo había logrado!


—Pe, pe, pe, pe. —Tartamudeaba el mayor mientras veía la carta del triunfo.


—Pe, pe, pe, pe ¡Pero nada! ¡Por primera vez te he ganado, así que a desvestirte!—Dijo antes de chasquearle los dedos.


Germán solo bufó molesto y se levanto— ¡Bien! ¡No me importa que haya perdido!—Mintió mientras se quitaba molesto el pantalón.


—Fue solo un golpe de suerte —.Aseguró mientras se quitaba con dificultad la camisa, dejando ver su pecho bien cuadrado.


Hace ejercicio—Pensó Mauricio mientras veía sonrojado el torso de su hermano.


—Y la próxima vez —.Dijo mientras la aventaba.


— ¡Ganaré Yo!—Afirmó recio antes de bajarse de golpe los bóxers dejando ver su intimidad.


Mauricio sólo se quedo viéndolo con ojos de plato mientras su cara se ponía roja a más no poder. Jamás había visto a Germán desnudo…y jamás se habría imaginado tales dimensiones…tal descaro y tal situación. Nunca fuera de un sueño erótico o una fantasía mental.


— ¡Que!—Dijo mientras veía su pene y la cara de su hermano—Ja— Sonrió orgulloso— ¿Es grande verdad?—Afirmó mientras empezaba a masajearlo.


Mauricio sólo volteo su cara y apretó sus piernas, rogándole al calor disminuir.


— ¿Como es la tuya? Hace mucho que no la veo —Decía mientras seguía con el masaje pues hacerlo enfrente de su hermano era algo nuevo para ambos. Algo que simplemente le causaba no sólo risa, si no diversión y calentura.


— ¿Y bien no me piensas contestar?—Preguntaba mientras se acerba mas.


—Es más pequeña.


— ¿Qué? No te escucho —Dijo recostándose con cuidado en la cama.


—Es más pequeña —Volvió a decir entre dientes.


— ¿Qué?—Le susurró al oído causándole escalofríos al otro.


— ¡Que es más pequeña!—Bramó volteándose y pegándose un susto por lo cerca que se encontraba su hermano y por el hecho de que su pene estaba rozando ardientemente contra su abdomen. Ese calor, ¡Ese enorme calor!


—Jaja, vale no tienes por qué gritarlo hermanito —Dijo Germán mientras tomaba la nuca de su hermano y lo miraba fijamente a los ojos marrones.


—Veamos si aun recuerdo tus puntos —Le susurró al oído antes de empezar a lamerle el cuello y que su hermano soltará un gemido. Mauricio se tapo la boca apenado, Germán dejo su cuello y subió a encararlo serenamente.


—No tienes porque hacer eso Mau, en esta casa estamos solos, sólo tú y yo —Dijo antes de besarlo tiernamente, pero Mauricio lo tomó por la nuca y profundizo el beso, haciéndolo más intenso, más fuerte, más pasional.


Todos esos años había esperado de nuevo por esos labios y ese sabor único. Germán se aprovechó de esto y subió una de sus manos al pecho del menor y empezó a recorrerlo, centímetro a centímetro hasta que tocó uno de sus pezones y empezó a estimularlo con su mano. Mauricio soltó un fuerte gemido dentro del beso, y este no pudo seguir por mucho tiempo por la falta de oxígeno en el menor, al separarse ambos estaban sonrojados y sudando. Germán esbozó una sonrisa y empezó a bajar de nuevo, ahora utilizando su lengua para marcar un rastro húmedo por el cuerpo de su hermano. Bajó por el cuello y empezó a succionar…


—Germán…n,no—Decía con dificultad Mauricio mientras intentaba separarlo—Me dejarás marcas. —Decía preocupado entre gemidos. Y es que conocía a su madre, y sabia que le inspeccionaría por todas partes, literalmente…


—No te preocupes, no se verán. —Susurraba calmadamente. Siguió bajando por el pecho hasta llegar a uno de los pezones y se detuvo.


— ¿Por qué te tardas tanto?—Preguntaba el menor mientras levantaba su cara un poco. Germán sólo sonrió y le dio un lengüetazo rápido causando que arqueara su espalda y sus entrepiernas se rozaran fuertemente. Después de eso rió débil:


—Jaja, no has cambiado nada en cuatro años hermanito.


Dicho esto empezó a bajar una de sus manos a la entrepierna del menor.


— ¡Calla...aah!—Gemía fuertemente  mientras se mordía el dedo índice.


—Creo que esto ya no es necesario —Dijo el mayor mientras bajaba rápidamente los bóxers blancos de su hermano. Aventándolos al frío piso.


—Mira, pero si ya estabas prendido desde antes que jugáramos verdad—Aseguraba lascivo mientras se recostaba de nuevo sobre él causando que ambos miembros se tocaran entre sí, excitándose más por el continuo movimiento.


—N,no es cierto—Replicaba tratando de quitárselo pero al tocar su piel sólo logró querer tocarlo más.


— ¿Ah no?—Germán movió su cadera estimulando el roce— ¿Y entonces como le llamas a eso?


—No no debemos hacer esto Germán, es malo—Decía mientras lo veía a los ojos, recordando los eventos pasados.


—No…no es malo Mau—Decía mientras le tocaba su sedoso cabello—El amor entre hermanos es puro. —Juró antes de darle otro caliente beso y empezar a masajear ambos miembros con su mano. Intentando convencerle y callarle con acciones.


—Aaah…—Alcanzaba a gemir el menor entre los cortos momentos que sus labios se separaban.


—Cuando te bese a los nueve nunca pensaste que era malo ¿verdad?—Le preguntó una vez que se separaron, el menor sólo negó tímido recordando ese hermoso momento en el que ambos estaban encerrados en su armario.


—Ni cuando te di tu primer oral a los once ¿verdad?—Decía mientras iba bajando hasta la entrepierna.


Mauricio sólo tomo por el pelo a su hermano que había empezado a darle besos en toda la ingle, Germán tomo el pene de su hermano y se lo metió a la boca comenzando a lamerlo pacientemente, pronto sintió como las manos de su amado hermano se aferraban con fuerza a su pelo así que empezó a subir el ritmo, feliz de lograr su objetivo.


Pronto sintió como el miembro de su hermano se hacía más duro y arqueaba su espalda, pronto sintió como también lo tomaba más fuerte del cabello y como un liquido espeso empezaba a fluir adentro de su boca, esperó un momento y se separo del miembro dejando un hilo de saliva en el. Se tragó la sustancia y besó de nuevo a su hermano que se encontraba ruborizado y respirando relajadamente


—Tienes…amm…


Germán solo lo veía que su hermano señalaba un punto en su cara— ¿Qué?—Preguntaba confundido mientras se llevaba una mano a la zona más su hermano lo detuvo. Mauricio se acercó tímidamente y le dio una lambida en las comisuras, ahora entendía, había dejado un poco del semen fuera.


Ambos se sonrieron con complicidad— ¿Me toca verdad?—Preguntó el menor y Germán solo asintió un poco. Cambiaron de posiciones, ahora él se encontraba recostado en la cama y Mauricio se encargaría de atenderlo.


Las caricias de este eran más delicadas pues sus manos eran más pequeñas, cada que bajaba dándole besos en su pecho los mechones de su pelo caían y le hacían cosquillas al mayor, pronto bajó a la entre pierna pero se detuvo.


— ¿Cómo lo hago?—Preguntó dudoso.


— ¿Cómo que cómo? Acabo de hacértelo —Le decía el mayor molesto porque se había detenido


—Lo sé pero…a mi no me cabe toda—Decía preocupado mientras veía al pene de su hermano.


—Sólo, sólo hazlo como recuerdas vale —.Le decía el mayor mientras le ponía una mano en la nuca y lo hacía bajar lentamente, Mauricio tomó el miembro entre sus manos y empezó a lamerlo sólo por fuera, ponía atención a los gemidos profundos de su hermano para tratar de tocar las zonas más erógenas y asi hacer lo mejor que pudiese. Después subió de nuevo a la punta y abrió su boca metiendo el miembro hasta donde podía, su hermano soltó un fuerte gemido y lo apretó bien del pelo, indicándole que era buen lugar. Mauricio metió el miembro de su hermano a su boca hasta donde pudo y empezó a succionarlo y lamerlo lo mejor que podía, Germán por su parte le indicaba el ritmo haciéndolo subir y bajar.


Pasaron un rato así, Mauricio sólo dejaba el miembro para atender los genitales de su hermano con besos o lamidas.


—Mau —Llamó el mayor haciéndolo que volteara a verlo.


— ¿Qué pasa? ¿Lo hice mal?—Preguntaba asustado


—No, no, vas muy bien sólo…sólo trata de ensalivarlo lo más que puedas —.Le dijo y el menor asintió extrañado para empezar a cumplir con la petición, ahora usaba más su lengua y dejaba caer hilos de saliva sobre el pene de su hermano, pasaron un momento mas así, entre succiones y gemidos hasta que el mayor lo volvió a llamar.


—Mau…ven —.El menor soltó el miembro y empezó a trepar sobre la cama para acercarse a él, maltratando las cartas de póquer que aun se mantenían en ella.


— ¿Qué pasa?


—Recuéstate— .Le pidió mientras sobaba su espalda, el menor obedeció y se acostó sobre el bien formado torso de su hermano mayor. Sintiendo su calor, su respiración, sus musculos y claro, el latir de su corazón.


—Mau, dime…—El menor levantó la cabeza del pecho y lo vio a los ojos atento— ¿…eres virgen?—El menor se levanto asustado. Iba a decir algo pero el mayor le puso dos dedos en la boca—Sólo dímelo Mau, soy tu hermano no papá, no te diré nada. —Dijo sinceramente.


—…Sí.


— ¿Quieres hacerlo conmigo?—Le preguntó su hermano haciendo que levantara la cara, quería una respuesta honesta, durante su infancia había hecho de todo con su hermano pero jamás lo desvirgo porque él era y aun es siete años menor.


— ¿No duele?—Preguntó dudoso


—Sólo un poco las primeras veces pero te aseguro que te lo haría con cuidado —.Juraba mientras empezaba a pasar su mano por el redondeado trasero del menor, llenándose de ideas y deseos por aquel fruto.


Mauricio no supo que pasó por su mente en esos momentos, siempre había estado junto con Germán. Realmente todo se lo había entregado, y ahora tenía esta oportunidad. Esta oportunidad que sólo se le había otorgado en fantasías, ser uno con Germán…—Vale, ¡pero con cuidado!—Le decía mientras le ponía un dedo de advertencia.


—No te preocupes hermanito, dime ¿cuándo te he lastimado?—Susurró sonriente antes de cambiar posiciones de nuevo y darle un fuerte beso, aprovechando que su hermano estaba distraído metió un dedo a la entrada del menor, Mauricio se tensó por el dolor y el dedo no pudo avanzar mucho en el interior del chico.


—Vamos Mau, relájate —.Le pedía mientras empezaba a succionarle otro punto en el cuello, el menor dio un leve gemido y relajó un poco los músculos permitiéndole entrar de lleno al dedo de su hermano. Se sentía algo incomodo pero sabía que ese era sólo el comienzo.


Germán empezó a bajar de nuevo y succionó uno de los pezones de su hermano, aprovechando la descarga eléctrica que daba el placer metió el segundo dedo, a Mauricio le dolía un poco que esos dedos estuvieran ahí, pero era un dolor que le parecía algo…agradable.


El azabache bajó un poco más y empezó a succionar de nuevo el miembro de su hermano que estaba despertándose de nuevo, aprovecho un líquido transparente que salía de la punta y lo utilizó como lubricante, empezó a mover los dedos en el interior de su hermano y este arqueó su espalda un poco. Se levantó y tomó su miembro que incluso había empezado a dolerle por tanta espera, su pene también había empezado a soltar ese lubricante, lo aprovechó y lubricó lo mas que pudo, luego fue hasta la cara de su hermano y lo besó de nuevo, Mauricio correspondió al beso algo confundido cuando de pronto sintió un dolor punzante, era el miembro de su hermano que se abría paso entre su cuerpo.


Mauricio dio un fuerte grito causando que Germán se levantara de él más no que saliera.


— ¡Duele!—Chillaba mientras las lágrimas corrían rápida y numerosamente por sus mejillas acaloradas. Realmente el sexo no era tan gozoso como lo hacían ver en las películas, claro que no. Dios, realmente sentía que le partían en dos.


—Shhh shhh —.Trataba de calmarlo el mayor con besos y caricias pero no parecían funcionar.


— ¿Quieres que salga?—Le  preguntó mientras intentaba retirarse del cálido y bastante apretado interior pero una mano lo detuvo.


—No…no sólo…sólo dame tiempo o acaríciame o…bésame o…o ¡no lo sé! ¡As Algo Germán!—Rogaba entre sollozos.


El mayor empezó a pasar sus agiles y cálidas manos por el cuerpo de Mauricio, empezó a masturbarlo con una mano mientras que con la otra sobaba su pecho, los gemidos no podían escapar pues lo besaba demandantemente  haciendo que ambas lenguas se tocaran y recorrieran.


—Mau— Llamó el mayor entre besos.


—Mmm— Recibió como respuesta.


—Tengo que empezar a moverme —.Pidió egoístamente al sentir los espasmos de su interior. Para calmar un poco su deseo había empezado a morderle el lóbulo de la oreja, intentando por última vez llenarle de placer. — ¿Estás listo ya?


El menor asintió y el mayor movió sus caderas un poco hacia afuera para volver hacia adentro.


—Aaah— .Gemía levemente el menor al sentir como el pene de su hermano se movía dentro de él


El movimiento se repitió varias veces hasta que Germán notó que estaba más relajado.


—Tengo que ir más rápido, si te duele o quieres que me detenga me lo dices —.Ofreció mientras le daba un tierno  beso en los labios, el menor asintió y el vaivén empezó a subir de ritmo. Se sentía grandioso, realmente grandioso, ser uno con Germán, ser uno con Mauricio…


—¡Aaah!— Gemía un poco más alto Mauricio, aun le dolía un poco pero había un punto en su interior que gozaba, un punto que era alcanzado por el bien dotado miembro de su hermano y que le hacía sentir bien. Eso y sus gemidos ahogados junto con el calor de su cuerpo.


—Mau…—Llamaba el mayor entre jadeos—Agárrate de mi cuello.


El menor obedeció, y él por su parte se aferró fuertemente de la cadera de su hermano, empezó a penetrarlo más fuerte, las piernas del menor se frotaban con las del mayor y sus delicadas manos recorrían la fuerte espalda de este dejándole algunos arañones. El vientre de Germán estimulaba el miembro de su hermano con el frecuente roce y presión.


—Yo…ya...aaah— Jadeó  Mauricio antes de tensarse un poco y soltar su semen en el bien marcado abdomen de su hermano. Por haberse tensado los músculos volvieron a contraerse, ejerciendo así más presión sobre el miembro de Germán, este dio las últimas embestidas mas fuertes arrancándole gemidos bastante grandes a su hermano, aprovechando que se arqueó de espalda para terminar en su interior.


Germán soltó un ronco gemido y se dejo caer agotado sobre su hermano y continuó con débiles embestidas aun después del orgasmo. Se quedo un tiempo ahí, sobre su hermano hasta que sintió una mano acariciando su negra melena.


Levantó la cabeza y vio la imagen de su hermano que le sonreía a medias, se había consumado, Mauricio ya no era virgen y ese regalo ahora le pertenecía a su hermano.


— ¿Qué pasa?—Preguntó mientras se recostaba sobre su pecho escuchando su acelerado corazón.


—Quiero bañarme —.Dijo el menor mientras recorría con cuidado las marcas que le había dejado en la espalda


—Sí, está bien —.Accedió Germán mientras salía de su interior.


—Ah —.Chilló con dolor Mauricio una vez que su hermano retiró su miembro.


— ¿Te lastime?—Preguntó asustado mientras se acercaba a él, mas este negó con la cabeza.


—Sólo me dolió un poco al principio pero…fue grandioso —.Dijo con una sonrisa que intentaba esconder


—Jaja— Sonrió orgullosamente Germán—Claro, a que soy el mejor— .Afirmó mientras le mordía la oreja de nuevo.


—Me acabas de desvirgar, no conozco otros con quienes compararte —.Le corrigió Mauricio mientras torcía los ojos pero mantenía esa sonrisa y el sonrojo en su cara. De alguna manera, esa era la mejor manera de haber hecho las paces.


—Y no los conocerás —.Aseguró  el mayor mientras lo cargaba y se llevaba a la ducha.


Terminaron de ducharse y se recostaron sobre la cama, que aun tenía algunas prendas y las cartas por supuesto.


—Auu —.Se quejo Mauricio mientras se levantaba y sacaba el As de corazones de su espalda.


—Jaja, la ganadora —.Le dijo el mayor antes de guiñarle un ojo y apagar la luz


A la mañana siguiente, Germán ya estaba desayunando en el comedor y el menor bajó con cara de cansado y caminando curiosamente.


—Jaja, buenos días dormilón —.Dijo sonriente más Mauricio no estaba de buenas, toda la noche había llovido y los truenos lo mantenían despierto.


— ¿A qué horas me vas a llevar a la estación?—Cuestionó mientras se servía del café del mayor.


El mayor había empezado a ahogarse de la risa con una dona que se estaba comiendo, el menor sólo veía con mala cara como levantaba los brazos para no ahogarse y como mantenía esa sonrisa burlona. Así era Germán, tonto y más tonto.


— ¿Que mamá no te lo dijo?—Preguntó una vez que pudo terminar de tragar el bocado.


— ¿Decirme que?


—Ay hermanito, es época de monzón, no hay servicios de transporte durante todo lo que dura—.Dijo divertido mientras le daba la mejor sonrisa.


—Bueno, ¿y cuanto dura? ¿Una, dos semanas?—Preguntó pero de nuevo su hermano soltó el ataque de risa


—Ajajaja ay no no, qué bonito hermano tengo—.Afirmaba mientras lo abrazaba fuertemente.


— ¡No me toques y ya dime cuanto!—Exigía molesto.


—Jajaja ay hermanito, ¡el monzón dura dos meses!—Dijo sonriente mientras se limpiaba las lágrimas.


— ¡Dos meses!—Gritó fuertemente causándole más risa.


— ¡No te rías Germán! ¡¿Qué se supone que hare aquí dos meses?!


—Jajaja— .Reía ya más calmado el mayor—Pues…podemos jugar otro partido de cartas, ¿qué dices?—Preguntó mientras arqueaba una ceja.


Mauricio sonrió de oreja a oreja de forma siniestra y a la vez lasciva. —Va —.Dijo mientras se daba la vuelta y subían de nuevo a la habitación…


 


 


 

Notas finales:

Te gusto deilita ??? ^^U no me mates Honey plz

Mandenme lo q kieran !! Besos, abrazos, apapachos, rosas, chocolates, cartas-bomba ^^

Jajaja no la verdad saben q sii , son libres de decir lo q kieran para eso es el review !! x)


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