Es una noche deprimente, como todas las que han pasado desde que tú decidiste convertirte en un maldito chino renuente, las lágrimas desde ese día no dejaron ser escondidas rompiendo totalmente mi rutina. Cierro los ojos sintiendo como las aves vuelan alrededor de mi mente, en picada golpean como olas en su tempestad. Te convertiste en algo disoluto, una reminiscencia que ataca mi mente evocando el dolor de mi pecho como si fuese lo más fácil del mundo.
-….maldito server…-murmura el chico, al caerse el server del juego online que usaba para distraerse. Suspira resignado, dándole un gran golpe a la CPU de su computador, asustando a sus dos gatos.
Aunque quisiese distraerse, aunque quisiese pensar en otra cosa, su sonrisa estúpida venia a su mente. Esa pronunciación divertida, esa amabilidad y a la vez agresividad. Todos esos momentos que conservó como algo más valioso que una amistad. Todo, todo aquello destruido por un óbice que salió detrás de las rocas, como una maldita tormenta. Porque eso había sido, una sorpresa para él. Lo había abandonado de la manera más cobarde, y sin importarle si él estaba de acuerdo. Sufría, y sentía que se quemaba. ¿Cuántos días ya venían sin salir de la habitación? ¿2 meses?
-Hyung… ¿no crees que deberías ir por él?-preguntó un chico castaño, con una mirada preocupada hacia aquella puerta que tenía un letrero gigante ‘no molestar’.
-No quiero ser mutilado…creo que 1 mes más estará bien…mientras se alimente bien…-dijo el líder, con una mirada totalmente triste. Se sentía frustrado, él era líder y había fallado.
‘’No vuelvas hasta que estés casado’’ escribió el pelinegro en su iphone que no sabía utilizar, y que simplemente lo había comprado para poder comunicarse de alguna manera con él. Aunque fuese totalmente contra sus principios. ‘’para poder olvidarte estúpido…’’ pensó para si mismo, lanzando lejos aquel aparato, tomando uno de sus pequeños gatos. Tratando de ocultar la soledad en aquellas caricias.
Amor yaoi me dice que no debo subirlo porque no sobrepasa lo minimo, si que....darlings, pondré de nuevo lo mismo.
Es una noche deprimente, como todas las que han pasado desde que tú decidiste convertirte en un maldito chino renuente, las lágrimas desde ese día no dejaron ser escondidas rompiendo totalmente mi rutina. Cierro los ojos sintiendo como las aves vuelan alrededor de mi mente, en picada golpean como olas en su tempestad. Te convertiste en algo disoluto, una reminiscencia que ataca mi mente evocando el dolor de mi pecho como si fuese lo más fácil del mundo.
-….maldito server…-murmura el chico, al caerse el server del juego online que usaba para distraerse. Suspira resignado, dándole un gran golpe a la CPU de su computador, asustando a sus dos gatos.
Aunque quisiese distraerse, aunque quisiese pensar en otra cosa, su sonrisa estúpida venia a su mente. Esa pronunciación divertida, esa amabilidad y a la vez agresividad. Todos esos momentos que conservó como algo más valioso que una amistad. Todo, todo aquello destruido por un óbice que salió detrás de las rocas, como una maldita tormenta. Porque eso había sido, una sorpresa para él. Lo había abandonado de la manera más cobarde, y sin importarle si él estaba de acuerdo. Sufría, y sentía que se quemaba. ¿Cuántos días ya venían sin salir de la habitación? ¿2 meses?
-Hyung… ¿no crees que deberías ir por él?-preguntó un chico castaño, con una mirada preocupada hacia aquella puerta que tenía un letrero gigante ‘no molestar’.
-No quiero ser mutilado…creo que 1 mes más estará bien…mientras se alimente bien…-dijo el líder, con una mirada totalmente triste. Se sentía frustrado, él era líder y había fallado.
‘’No vuelvas hasta que estés casado’’ escribió el pelinegro en su iphone que no sabía utilizar, y que simplemente lo había comprado para poder comunicarse de alguna manera con él. Aunque fuese totalmente contra sus principios. ‘’para poder olvidarte estúpido…’’ pensó para si mismo, lanzando lejos aquel aparato, tomando uno de sus pequeños gatos. Tratando de ocultar la soledad en aquellas caricias.