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With a song... I give you my soul forever por Luna Kaze no Kizu

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Notas del capitulo:

Este capi me salio siniestro a mas no poder, Gomen a Lyzerg y a todos los que lo quieren y lo adoran. jejejeje. Pero todos tienen su cuota de sufrimiento en este fic.

 

DESGRACIA Y DESESPERACION.
Hem mira a Hao, preguntándose por donde comenzar.
_ Comienza por el principio- dijo Hao- Sea lo que sea, necesito saberlo.
_ Lyzerg es hijo de un Lord vampiro muy imponente, tiene muchos negocios.- dijo Hem- Es un hibrido- explico ante la confusión que expresaba la mirada de Hao- Su madre era una mujer humana, al parecer el castillo Diethel fue atacado y la madre de Lyzerg huyo porque la acorralaron. El padre de Lyzerg ha estado buscándolo con desesperación por todas partes, ha ofrecido recompensa en efectivo, y cualquier favor que pueda conceder a cualquiera que le lleve a Lyzerg. Hay unos cuantos que han estado buscándolo.
Hao mira a Hem incrédulo.
_ ¿Tan conocido es?- pregunto.
_ Apenas mencionas el nombre Lyzerg, todos los vampiros se vuelven y te preguntan si tienes alguna idea de donde esta el chico- dijo Hem.
_ No te costo mucho averiguar sobre Lyzerg entonces- dijo Hao.
_ Para nada.- dijo Hem- Tenemos un pequeño problema. Parece que uno de esos caza recompensa ya tiene alguna idea de donde esta Lyzerg. Y esta intentando que Lyzerg salga de su escondite, Lord Diethel tiene amigos y enemigos, por eso hay personas que querrán protegerlo y otras que querrán hacerle daño, pero no podemos estar seguros de quien es quien, y no nos seria de mucha ayuda con Lord Diethel, el hecho de que tu te hayas follado a su hijo y después le hayas borrado los recuerdos.
_ No tienes que decirlo de esa manera- dijo Hao.
Hem suspira.
_ Lo siento.

Hao comenzó a escuchar música. Tenia que ser Lyzerg. ¿Quién mas en aquella plantación podría crear música como aquella? Solamente Lyzerg era capaz de hacerlo. Aquella música. Lyzerg se había percatado de su tristeza.
_ Que canción tan triste, solo escucharla, deprime-dijo Hem.
_ Imagínate sentir eso- dijo Hao.
Hem lo mira con atención.
_ No podría- dice Hem- Nunca he estado ni medianamente cerca de semejante sufrimiento.
_ Y ruega porque no sea así, porque no es nada agradable- dice Hao.
_ ¿Qué haremos?- pregunto Hem.
_ Nosotros nada, tenemos que mantener el bajo perfil en la plantación, pero si ocurre algo, borramos la memoria de los humanos e impedimos que Lyzerg ponga un pie fuera de la plantación.
_ ¿En cuanto a…?- pregunto Hem.
_ Le devolveré sus recuerdos- dijo Hao- Que sea al azar. Si me odia no se lo puedo reprochar.
Hem puso una mano en su hombro.
_ Te dejare solo- le dijo.
Hao miro por la ventana, Hem salió de la habitación.
_ Te devuelvo lo que te pertenece Lyzerg.
Hao libero los recuerdos del sello que les había impuesto.

Lyzerg estaba en la sala de música, de lo que era su hogar, se sentía muy a gusto allí. La música que estaba tocando era conforme a lo que había visto en los ojos de Hao.
Lyzerg transformaba aquellos sentimientos en música. Cuando expresas tus sentimientos, estos desaparecen. Lyzerg tenía la esperanza de que aquella música, aliviase un poco los sentimientos tan desgarradores.
Fue cuando sintió que su cabeza ardía. Cayó al suelo, mientras que llevaba sus manos a su cabeza. Comenzó a recordar.
Hao me estaba besando, todo lo que podía sentir en ese momento era asombro, un asombro que no me dejaba reaccionar, mientras los labios de Hao se movían insistentemente contra los míos. A pesar de que intente resistirme, no fui capaz, aquellos labios tenían algo en ellos, que hacia imposible el resistírseles…
Las manos de Hao recorrían mi cuerpo, despertándolo por primera vez. Aquello no estaba bien, aquello no era correcto, mi pensamiento se estaba nublando, Hao bajo por mi cuello, besándolo. Mientras desabotonaba mi camisa.
Lyzerg permaneció mortalmente quieto en el suelo. Aquel recuerdo.
Era como si lo hubiesen borrado de su mente, había estado reprimido, pues el no recordaba haber hecho las cosas que hizo en ese recuerdo. No recordaba a Hao tocándolo de esa manera… ¿Qué era lo que había pasado? ¿Acaso era real? ¿Había sido su imaginación? ¿Estaba enloqueciendo? No encontraba respuestas para si mismo y estaba completamente desesperado. Al mismo tiempo un profundo vacio se creo en su pecho. Aquel dolor, aquella tristeza, jamás había sentido tanto dolor.
Sus ojos se llenaron de lágrimas. Mientras se abrazaba a si mismo. Y comenzaba a llorar.
¿Acaso Hao lo había utilizado? ¿Había sido su juguete y luego le habían borrado la memoria? Además se preguntaba a si mismo, ¿Qué era Hao? Era obvio que no era humano después de esto.
En medio de su llanto, no se percato de que un ave negra se posaba en su ventana. Precisamente un cuervo, que parecía llevar con él la desgracia.

Hao cerró los ojos, aquel agujero, aquel dolor. Se preguntaba en que estaría pensando Lyzerg en esto momentos, se arrepentía de haberle reprimido los recuerdos.
Hao estaba impaciente, podría decirse que desesperado, pero se había impuesto a si mismo permanecer en la casa, tenia que permanecer allí. Dejaría que Lyzerg decidiera que era lo que quería hacer. Y le daría la noche para pensarlo.

Un cuervo levanto el vuelo, y se dirigió obediente a la mano extendida de aquella pelinegra encapuchada, junto a ella estaban dos trabajadores, los cuales eran hombres fornidos, pero simplemente humanos.
El cuervo parecía comunicarse con aquella mujer.
Pues ella satisfecha ordeno.
_ Entrad y seguid al cuervo. Traedme al muchacho peli verde.
Los trabajadores asintieron y siguieron al ave que de nuevo levanto el vuelo, haciendo de guía-.
Los guardias de la plantación. Quedaron dormidos apenas el cuervo pasó sobre sus cabezas, los dos humanos no dudaron en seguir, la paga a sus labores seria cuantiosa.
Siguieron al cuervo, evitando ser vistos por las pocas personas que estaban fuera de su casa a esas horas.
Se acercaban a una casa de dos plantas, pero el cuervo se poso sobre el techo de una cabaña, los hombres forzaron la puerta, al principio les pareció vacía, pero allí estaba el muchacho peli verde, en el suelo hecho un ovillo, dormido.
Lo levantaron, le amarraron las muñecas y los tobillos, y lo amordazaron, uno de ellos salió de la cabaña para percatarse de que no hubiese moros en la costa y cuando asintió, el otro hombre salió llevando sobre su hombro al dormido Lyzerg como si de un saco se tratase. Llegaron ante la dama pelinegra. Dejando al muchacho en el suelo.
La mujer en efecto, saco el pago, pero antes de entregarlo, miro a los hombres de manera penetrante.
_ Olvidareis que me habéis visto, y os ocultareis. Os lincharan si os encuentran. Deben desaparecer y no dar señales.
Los hombres se perdieron entre los matorrales.
Ella se quito la capucha, revelando unos ojos color negro como la noche, tan negros como su cabello, su piel era pálida. La sonrisa en su rostro era vengativa.
_ Por fin estas ante mi maldito mocoso. Tú y tu madre, me robaron lo que mas me importaba en la vida. Te destruiré lenta y dolorosamente.
Levanto el cuerpo del peli verde con muchísima facilidad. Y desapareció.
Un hombre la estaba esperando, su hermano. Tenía el cabello negro, pero sus ojos eran color rojo.
_ ¿Ya lo encontraste?- dijo.
Por toda respuesta la mujer tiro a Lyzerg en el suelo sin nada de delicadeza.
_ Haz lo que quieras con él- dijo.
_ Supongo que nuestras encantadoras invitadas quieren compañía- dijo.
_ Buena idea Brad- dijo la pelinegra.
_ Sabes que siempre soy creativo Marianne- dijo el con una sonrisa siniestra.
_ Marco pagara muy caro el haberme humillado de semejante forma- dijo ella.
_ Ya déjalo por la paz- dijo Brad. Mientras levantaba el cuerpo del peli verde y lo llevaba a las mazmorras.
_ Debes tratarlo peor de lo que trataríamos a los animales.- dijo Marianne.
_ Nuestros invitados, querrán satisfacer ciertas necesidades.- dijo Brad- Después de todo el chico es una lindura.
Marianne solo torció el gesto.

Lyzerg despertó, estando rodeado de aquella oscuridad, no reconocía aquel lugar, además estaba encadenado, sus muñecas y sus brazos estaban encadenados a una pared de piedra, y no llevaba ni una prenda encima.
¿Dónde se encontraba? La desesperación se coló en su interior. La desesperación y el terror.
_ Vaya, desnudo se ve mucho mejor.- aquella voz era completamente desconocida par Lyzerg quien se sentía completamente incomodo con su desnudes deseo tener al menos su ropa interior.
Ve acercarse a un chico de cabello negro, sus ojos se llenan de espanto. Aquel chico tiene los ojos de color rojo.
Solo puede ser un demonio
_ ¿Dónde estoy?- pregunta Lyzerg. Sus piernas tiemblan.
_ No te corresponde hacer preguntas, confórmate con saber que eres mi propiedad. Que soy libre de hacer lo que quiera contigo.- responde el chico de ojos rojos.
_ Brad- llama una mujer, y Lyzerg la ve aparecer, completamente desnuda.
Cierra los ojos y baja la mirada. ¿Qué clase de lugar es este?
_ Estamos a punto de empezar- dijo la mujer.- ¿Te apuntas?
_ Una orgia- dijo Brad- Nunca he tenido ese tipo de intereses.
_ Como quieras- responde ella para luego irse.
Lyzerg siente repugnancia, miedo. Asco, desesperación. Aquellas manos recorren su cuerpo, en todos los lugares.
_ Definitivamente, voy a divertirme mucho- dijo.
Lyzerg siente una desesperanza abrumadora, al igual que un intenso deseo de morir. Sabe lo que viene a continuación.
Y no se equivocaba.

Hao despertó, se había quedado dormido en la sala de música.
Miro por la ventana, a la pequeña cabaña donde vive Lyzerg, no ira a verlo, esperara, tarde o temprano Lyzerg saldría, vendría a verle, o simplemente lo evitaría.
Solamente que ese momento nunca llego.
Pasaron dos días.
Hao rebusco en las mentes de todos los que allí vivían, nadie había visto a Lyzerg. Su cabaña había permanecido cerrada. Hao se acerco entonces, a la puerta, esta había sido forzada, enseguida Hao entro en guardia.
Abrió la puerta, reviso la casa, Lyzerg había estado en el suelo de la sala de música, cuando desapareció, la casa apestaba a humano, habían entrado dos humanos, Hao memorizo sus fragancias.
Cuando escucho pasos acercarse, desapareció, apareciendo en la casa.
Hem al verlo tan alterado, se levanto de la silla y se le acerco.
_ Lyzerg ha desaparecido de su casa, fue raptado.- dijo Hao.
_ No pudo haber sido un vampiro, la barrera- dijo Hem.
_ Fueron humanos- dijo Hao- Y ya se que la barrera no permite entrar a los vampiros, no a menos que el dueño de la plantación y todos sus habitantes les den la bienvenida.
_ ¿De la plantación?- dijo Hem.
_ No, aquellas fragancias no las capte en la plantación- dijo Hao.
_ ¿Qué harás?- pregunto Hem.
_ Saldré a buscarlo- dijo Hao.
_ ¿Quieres que vaya?- dijo Hem.
_ Quédate por si hay pistas- dijo Hao.
Fue cuando llego alguien a la puerta principal, eran dos humanos, la chica era la misma pelirroja que había visitado a Lyzerg, tenia el rostro húmedo, había estado llorando, el otro era un chico de cabello castaño, un trabajador.
_ Disculpe molestarle señor- dijo manteniendo la cabeza baja, en señal de respeto. La chica estaba aferrada a su brazo- Queríamos preguntarle, si no es mucho atrevimiento, si había visto a Lyzerg en los últimos días, o si esta en vuestra casa.
_ No lo he visto desde hace dos días- responde Hao, amablemente. Aquellos humanos realmente se preocupan por Lyzerg, y eso le hace tenerles aprecio.- Ahora os pido. Id a la mansión Eldewayne, decid que yo os lo he encomendado. Decid que tenéis un mensaje de mi parte para Lord Eldewayne.
Hao les entrego un pergamino, que había hecho aparecer. Le entrego el pergamino al muchacho.
_ Espero que organice una búsqueda aquí en la plantación- dijo Hao.
El chico hizo una reverencia.
_ Y si eres amigo de Lyzerg, no hace falta que me digas señor. Dime Hao.-dijo antes de que se fuera.
El chico lo miro con sorpresa en su rostro.
Luego sonrió y se marcho.
Llevándose a la pelirroja con él.
Hao cerró los ojos, apareciendo fuera de la plantación, la fragancia de un vampiro.
Encontraría a Lyzerg, así tuviera que ir al fin del mundo.
Aquella esencia no le parecía conocida, pero tomo una hoja, que tenia la esencia de aquel vampiro. Además estaba la esencia de Lyzerg, aquella esencia dulce y etérea, como a lluvia. A bosque. El vampiro se había transportado en la oscuridad, por lo que no podía seguirlo, Hao se dirigió al poblado mas cercano, comenzaría a preguntar por ese vampiro, comenzaría a buscar a esos humanos, no podía dejar de buscar, tenia que encontrar ya fuera al vampiro, ya fuera a los humanos, debía saber algo de Lyzerg, ya llevaba dos días desaparecido y no quería ni imaginar que le habrían hecho a estas alturas.
Mataría a quien lo había secuestrado, por tener la impertinencia de llevarse lo que le pertenecía, lo mataría quemándolo, reduciéndolo hasta que no quedaran ni cenizas, y se regocijaría con cada uno de sus gritos.
Hao comenzó a seguir a aquellos dos hombres, a las seis de la tarde debía de haberlos encontrado ya.
Y los quemaría, porque esos bastardos habían sido los que habían entregado a Lyzerg.
Hao sabía perfectamente que ningún vampiro podía atravesar aquella barrera.
A menos que hubiese sido invitado.
Hao comenzó a seguir el olor por aquella transcurrida calle, decidido a matar a aquellos bastardos de la manera más horrible. Por haber puesto en peligro a Lyzerg.
Pero a quien mataría con más gusto seria al bastardo que había sido el cerebro de la operación.

Lyzerg estaba acurrucado en el rincón de la celda, su cuerpo tembloroso y lastimado.
Su cuello tenía mordeduras. Su baja espalda también. Y sus hombros.
No podía apoyarse en sus piernas, que ya no le sostenían, en aquellos dos días, había perdido la cuenta de cuantos hombres habían abusado de él.
Ya simplemente no se percataba, no se daba por enterado.
Lyzerg había perdido la esperanza, si es que alguna vez la había tenido.
Cuando no estaban abusando de él, lo dejaban en aquella celda, una vez al día pasaba un guardia, debía de ser uno de esos demonios. Y decía.
_ Es la hora del baño.
Luego le aventaba el agua helada de un tobo. Lyzerg temblaba de frio hasta que su cuerpo se secaba. Hacia frio en la celda, las duras paredes de roca lastimaban su espalda pero eran un apoyo. Tenia la seguridad que lo que estaba detrás de él era una pared y no uno de aquellos monstruos.
Lyzerg sabia que todos los que lo habían violado no eran humanos, aquellas mordeduras, ellos bebían su sangre. Eran vampiros. Jamás había creído en ellos, pero ahora lo hacia.
Aquel lugar debía de ser el infierno. Y lo estaba experimentando en primera mano.
Lyzerg pensaba en Hao, pero lo evitaba, porque la tristeza lo invadía, si se permitía comenzar a sentir y despertar de aquella especie de letargo en el que estaba sumido, el dolor no tendría limites para él.
Lo que si lo asustaba era la cantidad de sangre que estaba perdiendo, además de que no podía moverse, su cuerpo dolía a tal punto, su baja espalda no soportaba siquiera ser rozada por algo.
El único alimento que les daban era pan, que estaba duro como una piedra, por ello esperaba a la “hora del baño” y comía el pan que estaba un poco mas suave, gracias al agua.
Lyzerg sabia que no estaba solo en aquella mazmorra, a diario escuchaba sollozos, de mujeres.
Pero en medio de su miseria, no podía compadecerse por nadie, como seguramente lo hubiese hecho antes.
A menudo solía preguntarse que estaría pasando en la plantación.
Ya habían pasado al menos dos días desde la última vez que había estado allí.
Recordaba haberse quedado dormido en el suelo de su sala de música, después de que recupero sus recuerdos… si pensaba en esos recuerdos comenzaría a llorar…
Ahora que estaba en medio de aquella prisión y que quizá jamás lo volvería a ver, Lyzerg estaba seguro, se había enamorado de Hao Asakura, el enigmático, apuesto y diferente Hao Asakura.
Lo que lo había hecho llorar esa noche, no había sido el hecho de tener relaciones con Hao, sino el hecho de que Hao le hubiese borrado la memoria. Aquella acción le indicaba a Lyzerg que aquello solo había sido un juego, que solo había sido un instrumento para pasar el rato.
Pero le había tocado aprender por la mala.
Hao lo había tratado bien, había recorrido su cuerpo con lentitud, había mostrado consideración cuando lo había penetrado. Y aquello fue de mutuo acuerdo. Si el hubiese deseado que aquello parase, se hubiera resistido con mas energía. Pero… ¿Cómo no sucumbir a las caricias y besos de Hao?
_ Tienes visita- dijo el guardia con aquella voz suya tan característica.
Lyzerg vio como llegaba aquel muchacho de cabellos rojos, acompañado de una mujer. De cabello negro, y ojos negros, pero sin una pizca de calidez.
_ Recuérdame el darte crédito- dijo la mujer con una sonrisa macabra en el rostro.
_ A que soy el mejor- dijo el muchacho.
_ Brad que no se te suba a la cabeza, si admito que has hecho un buen trabajo.- dijo la mujer.
_ Ahora a lo que vinimos- dijo Brad.- ¿Tienes un asunto pendiente?
_ Oh si- dijo aquella mujer.
Lyzerg no los veía, no le interesaba, si le iban a hacer algo, que se lo hicieran rápido.
Fue cuando sintió aquello.
Los gritos de dolor de Lyzerg se escucharon por toda la mazmorra. Aquel hierro al rojo vivo sobre su espalda.
_ Eso es- gritaba la mujer- ¡Sufre como debió sufrir tu maldita madre! ¡Sufre porque es lo que mereces!
Aquella quemadura. Dolía, dolía tanto… su vista se nublaba, el dolor de su cuerpo era insoportable, deseaba morir. Quería desaparecer, no podía seguir.
Quiero morir

Hao encontró a aquellos humanos, estaban escondidos en un cobertizo, de unos 8 km de donde queda la plantación, Hao los interrogo fieramente antes de matarlos.
_ ¿Dónde esta el vampiro?- les pregunto.
_ ¡No sabemos nada!
_ Estoy perdiendo la paciencia. ¿Dónde demonios esta el que los contrato? ¿Cómo es? ¿Es hombre o mujer?
_ ¡Ya le hemos dicho que no sabemos nada!
Con un chasqueo de los dedos, Hao los hace arder. Hasta que se convierten en solo cenizas, sin importarle quien pueda estar escuchando.
Se dirige a un club nocturno de la zona, es fácil encontrar a otros vampiros, a todos ellos les pide que olfateen la hoja y que le digan si saben a quien pertenece la esencia.
Después de muchas negativas consecutivas, nadie conocía esa fragancia.
Hao decidió recurrir a un lugar donde quizá si reconocieran las esencias de todos los vampiros de este lado del país.
El castillo Diethel, el centro de intercambio más grande.
Hao llego al castillo, cubierto con una capucha. Solicito una audiencia con Lord Diethel.
Quien me iba a decir que conocería al padre de Lyzerg en estas circunstancias.
Le dijeron que pasara, Lord Diethel era un hombre alto y rubio, con una mirada fría como el mismo hielo, la piel tan pálida como la de Lyzerg.
_ ¿Quién eres? ¿Qué es lo que deseas? – dice.
_ Deseo preguntar si reconoces esta fragancia- dijo Hao extendiéndole la hoja.
Lord Diethel se quedo helado al olfatear la hoja.
_ Si te digo que me resulta conocida- dijo- ¿Para que deseas identificar a esta persona?
_ Se llevo algo muy valioso para mí- dijo Hao.
_ Ya veo- dijo Lord Diethel.
Hao espero. Lord Diethel le tendió la hoja.
_ Marianne Salem- dijo- Segunda hija de la familia Salem.
Hao hizo una breve reverencia.
_ Espera un momento.- dijo Lord Diethel.
_ ¿Si?- pregunto Hao.
_ ¿Por casualidad en tus viajes no has encontrado a un hibrido?- pregunta.
Hao sabe porque lo pregunta.
_ No señor, creí que los híbridos no llegaban a nacer con vida-dijo Hao, con una respuesta que no comprometía a nada.
_ No te retengo mas entonces- dijo Lord Diethel.
Hao se fue de la habitación. Encontraría, a Marianne Salem.
Notas finales:

Ya estamos cerca del final, actualizare rapido para terminar el ff.

ya tengo el siguiente capi bastante adelantado y mi compu dejo de hacerse la quisquillosa.

Chau.

 


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