Ese Placer…
Placer. Ese era el simple nombre con el que se llamaba a lo que sentía en ese momento.
Placer. Una palabra muy corta pero acertada, que describía de manera maravillosa lo que todo eso le provocaba.
Placer. Lo que recorría sus cuerpos, lo que estallaba sus mentes, lo que provocaban los besos, lo que esperaban durara mucho, lo que no querían dejar ir, lo que había ahí, era placer. Ese placer era muy parecido a lo que habían experimentado antes, muy semejante a lo que cualquier persona les hubiera podido dar, pero no era el mismo. Ese placer resultaba diferente, apenas y resultaba diferente, pero esa pequeña discrepancia entre un placer y otro, era lo que los llevaba a la gloria.
Ese placer era diferente, ese placer iba mas allá del placer mismo, y por eso no lo querían dejar ir, sin importar todo lo que eso implicaba.
Había muchas cosas que podían interferir. Todo lo que era ese placer interfería. ¿Enfermizo? Quizás ¿Fuera de la moral? Seguro ¿Problemático? Podía llegar a serlo. Ese placer era peligroso, era enfermizo y estaba mal…¿Y no era eso lo que los había llevado a aquel bar en primer lugar? Querían peligro, querían algo nuevo, querían portarse mal (Y vaya que lo estaban haciendo), pero sobretodo eso, esperaban encontrar “algo” importante dentro de todas las experiencias que aquel lugar les podía brindar, esperaban hallarlo al fin, deseaban que esa noche fuera diferente, que la persona junto a la que despertarían al día siguiente, no fuera solo un desconocido que habían encontrado guapo gracias a las bebidas y la variante iluminación del bar, esperaban algo diferente: Como ese placer.
Un callejón, oscuro, había basura en el piso, no muy lejos del visitado establecimiento en el que se encontraban hacia poco. Un callejón, en un callejón oscuro Sasuke se encontraba acorralado contra la pared, gimiendo intangibles palabras que se perdían en la inmensidad de la noche, ayudadas a escapar por la música de los antros aledaños. Acorralado en un callejón, con la cara sudorosa, con las mejillas sonrojadas, con las piernas abiertas, con los ojos entre cerrados, con el cabello desarreglado, con la camisa desacomodada, con una rojiza marca en el cuello…
Un callejón, oscuro, con basura en le piso, no muy lejos del visitado bar en el que hacia poco se encontraba. Un callejón, en un callejón Itachi se encontraba acorralándolo contra la pared, escuchando sus indescifrables palabras que se perdían en la inmensidad de la noche, auxiliadas en su escape por la música de todos los establecimientos de esa zona. Acorralándolo en un callejón, viendo su rostro sonrojado y sudoroso, siento las piernas del otro en torno a su cintura, mirando sus entre cerrados ojos, el cabello desarreglado, la camisa fuera de lugar, dejando una rojiza marca en su cuello…
Placer. El placer que ambos solían ir a buscar a ese conocido antro, un placer que cualquiera podía darles, pero esa noche, esa noche en ese callejón, Sasuke enredando sus manos en torno al largo cabello de su acompañante, Itachi disfrutando del delicado cuerpo del otro, esa noche, en ese callejón, encontraron por un momento lo que habían estado buscando.
Deidara dijo jadeante el nombre Itachi cuando sintió su orgasmos, y poco después el del otro.
Neji gruño sensualmente el nombre de Sasuke cuando sintió como el otro se contraía a la par que decía su nombre.
Ese placer había sido diferente a tantos otros, o al que esas mismas personas les habrían podido dar, únicamente porque sus miradas, las de Itachi y Sasuke, se habían cruzado cuando ambos salían de sus respectivos bares, porque sus negros ojos se habían mirado con esa aparente inexpresividad, había sido diferente porque, todo el tiempo, sus mentes se habían empeñado en traer al otro en a sus pensamientos mientras disfrutaban de su casual encuentro con sus respectivas parejas.
Ese placer había sido enfermizo, había estado fuera de la moral, había estado mal, y no porque hacerlo en un callejón les pesara tanto, si no porque todo el rato había estado deseándose mudamente, a su propio hermano, Itachi deseando a Sasuke, Sasuke deseando a Itachi.
Ese placer había sido diferente, enfermizo, inmoral, malo, porque era la sombra del incesto que ambos soñaban con cometer.