Cap. 10 Compras infernales
En la ceremonia de fin de curso los únicos que festejaron fueron las serpientes, ya que los demás miembros de las distintas casas estaban más que frustrados por haber perdido ante ellos otra vez, que simplemente no tenían humor para disfrutar la fiesta.
Mientras esto ocurría, Harry se dio cuenta de la mirada que le dirigía el director además de sus intentos por profanar su mente, razón por lo que discretamente y con la mano bajo la mesa, hizo que su atuendo se llenara de pudin de calabaza lo que ocasionó que se levantará rápido para intentar limpiarse, solo que para mala suerte del director, el hechizo originó que hubiera pudin desparramo, cosa que no vio el hombre hasta que estaba en el piso, bajo la estruendosa carcajada del gran comedor.
Algunos profesores intentaron levantarlo pero solo provocaban que se patinara en el alimento derramado, solo fue hasta que la profesora McGonagall intervino que el caos seso, aunque esto no hizo que las risas cesaran. La caída del director Dumbledore sería algo que sin duda nadie olvidaría.
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La mañana siguiente antes de regresar a casa, Hagrid le regalo un álbum de fotos a Harry de su familia y a Draco una cartera de piel de topo* cosa que le focino, ya que tenia grabado un dragón, pero no era cualquier dragón era nada más que un draco; cosa que emociono más al joven rubio.
Apenas llegaron a la estación fueron recibidos por la sonrisa de Lucius y Narcisa, Lucius tomo ambas valijas y las encogió mientras guiaba a su familia a una parte apartada para usar el traslador que los llevaría a la mansión Malfoy, apenas llegaron las etiquetas y restricciones sociales de los sangre pura quedaron en el olvido para ser una familia como cualquier otra.
Después de la calurosa bienvenida Narcisa mandó a bañar a ambos jóvenes, ya que la comida se serviría en pocos minutos, en lo que los jóvenes se alistaban Lucius envió a dos de los elfos domésticos a preparar las maletas de sus hijos ya que después de la comida se irían a Francia.
La comida paso entre risas ya que Draco le comento el incidente del director con el pudin de calabaza, en lo que Harry embozaba una sonrisa de victoria, sonrisa que pudo percibir Lucius por lo que se imagino que él fue el causante, pero en vez de reprender al joven sonrió orgulloso y satisfecho por su a saña.
Terminada la comida Harry recibió su primera clase como Malfoy y esa era nunca perder el estilo o la elegancia, razón por la que el patriarca de la familia le enseño como usar correctamente la red flu.
Los Malfoy llegaron a una hermosa mansión, la cual tenía todas las características de una familia francesa, Narcisa como buena madre le enseño su habitación a Harry además de ayudar a redecorársela según el gusto del joven, además de agrandar una foto donde James Potter abrazaba cariñosamente a su esposa mientras que esta sostenía a un bebé. Narcisa estaba feliz con su nuevo hijo pero no quería ni permitiría que Harry olvidara sus raíces.
En lo que eso pasaba, Draco encantaba un pedazo de estambre para que Aileen jugara con él, cosa que le fascinaba a la gatita, aunque esto también ocasionó que la pobre creatura se pusiera histérica después de enredarse en la madeja de hilo, por lo que después de unas cuantos arañazos Lucius pudo liberarla, y tuvo que ser el rubio mayor quien se encargara de esto, ya que Draco estaba igual o más histérico que su mascota al verla así.
Ya en la cena Narcisa Malfoy anuncio el juicio final, ya que al siguiente día comenzarían con las compras, lo que provoco un asentamiento de cabeza por parte de los chicos al tiempo que escondían su miedo en una sonrisa, por su parte Lucius, sonrió satisfecho porque esta vez no sufriría de ese martirio.
A la mañana siguiente, muy temprano Narcisa mando a despertar a sus amados hijos, quienes aun dormidos desayunaron con sus padres. Lucius leía el profeta al mismo tiempo que comentaba o hacia alguna aportación a los planes de su esposa para ese día, la mujer emocionada por todo lo que iban hacer o comprar había utilizado una pluma a vuelapluma para que tomara nota de toda y cada unas ideas, era como si en ese momento estuviera planeando una invasión mundial, de lo escrudiñado que estaba la agenda del día.
Terminado el desayuno Narcisa tomo una pequeña bolsa que combinaba a la perfección con su ropa, beso a su esposo antes de decirle — ¿Estás seguro que nos puedes acompañar, querido?— cuestiono la mujer con esperanza en los ojos.
Lucius acaricio la mejilla de su esposa antes de depositar en sus finos labios otro beso —Sabes que si por mí fuera iría contigo hasta el fin del mudo, pero me temo que en este momento es imposible— le contesto con pesar, mientras que ocultaba su dicha por no soportar ese martirio llamado moda.
Narcisa hizo una cara de pena con unos encantadores pucheros, de ahí fue que Draco lo aprendió pensó Harry viendo la escena de sus ahora padres.
—Está bien iré sin ti— le dijo un poco resignada, luego le sonrió con malicia a su esposo y le susurro algo al oído, a lo que Lucius solo la besó.
—Tómalo como un adelanto querida— le dijo después del beso, luego miró a sus dos hijos —Cuiden de su madre y hagan todo lo que les dice— les sugirió antes de que estos desaparecieran por la red flu.
Los tres Malfoy aparecieron en un centro comercial mágico el cual parecía muy prestigioso, por lo contado de personas que había y lo elegante que eran las tiendas, Narcisa alegremente llevo a los jóvenes donde comenzaría su calvario, la tienda “Madame Lumiere” una ilustre costurera de túnicas, la cual era reconocida por lo elegante de sus diseño además de exclusivos.
Al llegar a la sastrería un mujer saludo afectuosamente a la matriarca Malfoy, después de esto, la maga le comenzó a mostrar las nuevas creaciones que había hecho, en lo que esto ocurría, nuestros jóvenes castigados aprovecharon el sillón del local y se sentaron a esperar, donde creían ilusamente pasaría su castigo.
Solo que Narcisa Malfoy tenía otros planes, después de unos segundos con una angelical sonrisa los llamo —Harry, Draco vengan conmigo— indicándoles que la siguieran al área de probadores, donde el verdadero calvario empezaría.
Las jóvenes serpientes siguieron a la despampanante rubia con si fueran ovejas al matadero, Narcisa con un elegante movimiento de muñeca les indico que se quedaran en un sillón en lo que ella se cambiaba de ropa.
Segundos después la señora Malfoy apareció vistiendo un vestido morado que tenía un pronunciado escote en la espalda y contorneaba la perfecta figura de la mujer — ¿Qué opinan está bien este color o lo busco en otro?
—Te ves linda mamá— le expresó Draco un poco fastidiado, siendo que ya se había aburrido, aunque como buen Malfoy no lo dio a notar.
—No sé Dragón, creo que me veo muy pálida— comentaba mientras se miraba en los espejos mágicos.
—De hecho no madre, ese color te queda fantástico— comento Draco con su sonrisa ladina, tratando de evitar que las compras se alargaran.
La rubia le sonrió agradecida a través del espejo y cuando iba a decidir “listo” se dio cuenta de que algo no le agradaba —Este escote no me convence, tal vez si estuviera más arriba— segundos después con el movimiento de barita de una de las asistentes, se corrigió el cambio que deseaba la mujer —No, un poquito más— comento y el cambio se hizo —No, así no me gusta— comento negando nuevamente —Creo que estaba bien como estaba al principio— comento con tranquilidad mientras que los jóvenes oyentes rechinaban un poco los dientes de la frustración, en lo que la asistente sin decir nada, regreso el vestido a su versión original, resignada a que siempre pasara eso.
Narcisa dio unos cuantos pasos con el vestido ya puesto, lo que ilusionó vanamente a los jóvenes de que por fin se había decidido por algo, ya que tenían media hora y la mujer pues aun no escogía nada.
Pero su deseo no fue escuchado, porque Narcisa Malfoy nuevamente se vio en los espejos y frunció el seño, antes de preguntar — ¿Qué opinas Harry? Estas muy callado— le cuestiono mirándolo a través del espejo.
—Creo que se te ves muy bien mamá— expresó con una sonrisa coqueta —El diseño te favorece y te hace ver espléndida— le dijo con toda adulación de una serpiente pero entonces, solo por unos cuantos segundos su lado suicida de Gryffindor salió a la luz —Aunque…— pronuncio y fue hasta que se escucho su voz que supo que había cavado su propia tumba y la mueca que hizo Draco solo se lo confirmo.
Narcisa se volteo para ver directamente a los ojos a Harry, exigiéndole una respuesta, por el bien de su salud física y mental— ¿Aunque qué Harry? — cuestiono con aparente tranquilidad la mujer, la tranquilidad que tiene cada serpiente antes de atacar.
Cosa que vio Harry, razón por la que trago un poco de saliva al ver la fuerza de esos zafiros—Yo… bueno— comenzó balbuceando el chico y escuchar el susurro de Draco llamándolo “idiota” no le ayudo en nada para tranquilizarse, la mirada de Narcisa se hizo cada vez más penetrante por lo que no muy seguro de si Harry le contesto —Yo opino que tal vez si el color fuera un tono más claro, te sentaría mucho mejor — le contesto un tanto resignado.
Narcisa sonrió y se volteo a ver al espejo —Creo que tienes razón— expreso y después de eso, le pidió a la asistente que le fuera mostrando varios tonos de morado, para fastidio de los presentes.
—Bien hecho, Potter— le comento irritado Draco, mientras que le daba una sonrisa hipócrita a su madre en muestra de aprobación de ese tono.
Harry se sintió mal ya que Draco nunca lo había llamado por su apellido, pero prefirió pensar que su enojo solo era producto de la irritación del momento.
Los segundos fueron pasando al igual que los minutos y las horas, donde Draco y Harry tenían que lidiar con exclamaciones como: ¿Con esto no me veo gorda?, ¿Cuál me compró el azul pastel o el azul cielo?, ¡Me veo morena!, ¡Por Salazar esto me hace ver pálida!, ¿Creen que se vea mejor con el cabello recogido, suelto o semi recogido? y ¡Harry James Potter y Draco Lucius Malfoy me ponen atención o se atienen a las consecuencias! Demando la mujer enojada, al ver que los chicos solo le daban por su lado, razón por la que se irrito y dejo salir su sangre vengativa slytherin lo que genero sus jóvenes acompañantes temieran seriamente por su vida y quisieran salir correr de ahí.
Después de 5 horas 43 minutos y 37 segundos Harry y Draco sonrieron por que salieron de la primera tienda, con tantas bolsas en sus brazos, que se sentían burros de carga, pero aun así felices por salir.
Solo que su dicha se fue al olvido, cuando vieron a Narcisa-compradora-compulsiva-Malfoy dirigirse a otra tienda, por lo que tuvieron que intervenir rápido para disfrutar aunque sea por unos segundos su libertad.
—Madre— le llamó Draco lo que hizo que la rubia los volteara ver —Tengo hambre— se quejo con unos adorables pucheritos que eran acompañados por la sonrisa coqueta de los Potter y la carita de por favor de los Black, cortesía de Harry.
La mujer se hablando ante esos gestos por lo que los llevo a comer, pero eso no impidió que después de media hora, tiempo que duró la comida, continuaran con las mortificantes compras.
Hasta las nueve de la noche el martirio de los chicos termino y eso fue por q las tiendas cerraban a esa hora, que si no, otra seria la historia; al llegar Lucius lo recibió con una sonrisa burlona en el rostro —Les recuerdo que su castigo termina cuando Cisi haya llenado sus guardarropas y comprado todos sus accesorios— les comento socarrón al ver los gestos de los chicos, en el tiempo que Narcisa le daba instrucciones a los elfos para acomodar su nueva ropa —Les aconsejo que duerman, ya que mañana será igual o peor que hoy— les dijo, antes de acercarse a su esposa y preguntarle como estuvo su día.
Para no hacer el cuento largo, la tortura de los jóvenes duro dos semanas, semanas en la que Harry y Draco pudieron distinguir el color cremita del hueso, aprendieron cuando se usaba zapato abierto o cerrado, cuando iban las perlas o los diamantes, cuando se debía utilizar collar o gargantilla y como debe de acomodar el cabello; además por supuesto que por su salud mental nunca más desobedecerían una orden directa de Severus Snape ni de Lucius Malfoy.
Al terminar esas dos semanas de tortura, los Malfoy tuvieron una visita inesperada, es que en su mansión había llegado nada más y nada menos que: Albus Dumbledore.
Lucius como buen anfitrión llevo a su inesperada visita a una de las salas de estar —¿A qué debo… su singular visita?— le cuestiono con la frialdad y despreció que lo caracterizaba.
Albus tomo un poco de té que le habían traído los elfos —Vengo a verte, ya que me entere que posees la custodia de Harry— le expreso mirándolo por debajo de sus lentes de media luna.
Lucius alzo su ceja de forma inquisidora —Si tengo o no la custodia del joven Potter no es algo que le interese— le dijo sin perder el porte.
—Me temo que si— le dijo sin más —Harry es una pieza importante para la guerra venidera…
Dijo pero Lucius no lo dejo terminar —¿Guerra?¿Cuál guerra?
—Lucius, no me subestimes ni te subestimes— menciono el anciano —Tu como yo sabemos que Voldemort no ha muerto y solo busca tiempo para regresar, así que te pido que me entregues su custodia.
Lucius pudo ver la malicia en esos ojos y ante eso se levanto —Me temo que no, Harry ahora es un Malfoy por lo que se quedara con mi familia y si es lo único que tenias que decirme te pido que te retires— exclamó —Y que esta sea la última vez que vienes a mi casa sin avisar… o mejor dicho, no deseo verte nunca mas cerca de mi familia— sentenció Lucius intentando controlar sus deseos de maldecir a ese anciano.
—Esto no se quedara así— le expreso antes de llegar a la chimenea, para después marcharse rumbo a Hogwarts.