Cap. 6 Ser un Malfoy
Cuando la emoción de Harry por tener una nueva familia se calmo, las ansias por abrir más regalos regreso. Por lo que instantes después ambos preadolescentes se encontraban debajo de un sinfín de moños y envolturas de regalos, disfrutando de sus obsequios que iban desde diferentes clases de dulces, pasando por ropa hasta llegar a implementos para mantener sus escobas.
El último obsequio que abrió Harry fue el que le mando Dumbledore con la capa de invisibilidad de su padre.
—Esa capa esta horrible—comento Draco apenas la vio la prenda —Quien te la regalo, tiene pésimo sentido de la moda— reprocho el rubio, al ver que no traía remitente el obsequio.
Harry solo pudo reírse ante el comentario y estar de acuerdo con Draco, ya que el viejo director no era lo que se dice una eminencia en la moda, más bien era una aberración de esta con sus excentricidades.
Terminado la revisión de obsequios, Draco tomo entre sus brazos a su pequeña angora, que en ese momento jugaba con las envolturas de papel, para dirigirse con su padre, quien hasta unos segundos atrás abrazaba cariñosamente a Narcisa —Padre— demando el joven rubio la atención de su progenitor, al conseguirla prosiguió —Tenemos ir al callejón Diagon— decía acariciando la orejita del felino —Aileen* necesita cama, ropita, collar, comida, recipientes para su comida, juguetes— expresaba numerando con su mano —Y no sé que más necesite para un gato— comento dudoso
—Ver que no tenga pulgas u otro parasito— murmuro entre dientes aun irritado Lucius, pero su queja solo la escucho el viento.
—Además Harry necesita ropa, entre otras cosas— apoyo Narcisa mientras le indicaba al moreno que se sentara junto a ella para abrazarlo.
—Me temo que eso va tener que esperar— soltó Lucius meditando un poco su situación.
—Pero papá— protesto Draco con las mejillas un poco infladas.
—Nada de quejas está decidido y punto— Draco miró a su madre con ojos suplicantes en busca de apoyo —Y esta vez tu madre no me va convencer— exclamó el hombre serio al ver que su esposa pensaba interceder —Severus va venir a comer con nosotros, por lo que no podemos salir, sería descortés dejarlo plantado— su hijo iba a comentar algo, razón por la que Lucius tuvo el intento —Y no me salgas con que solo será un ratito, cuando bien sabes que tu madre y tú se tardan comprando— mirando a los aludidos con reproche, estos solo se hicieron los desentendidos, en lo que Harry sonreía divertido —Además tu y Harry se caen de sueño— notifico cuando vio como Harry escondía un bostezo —Sera mejor que se vallan a dormir— concluyó dando por terminada la discusión.
Harry asistió a la indicación de su ahora padre, solo que antes de irse recibió un beso de Cisi y una tenue caricia en la mejilla por parte del hombre; Draco renuente acepto la orden un tanto cabizbajo.
Cuando Harry llegó a su habitación, no pudo más que estar agradecido por tener una familia, y es que el calor que percibía en esos momento no tenia punto de comparación con lo que vivió con los Weasly, sin duda lo mejor de lo mejor siempre está con los Malfoys, pensaba Harry mientras se dejaba llevar por el sueño.
Unas cuantas horas después Draco bajaba con Harry al mismo tiempo que cargaba a su pequeña gatita, según la nota que leyó de Hagrid; al llegar pasaron junto al árbol de navidad donde todavía quedaba un obsequio, por lo que los jóvenes fueron corriendo para ver de quien era.
La cara de Draco no cabía del asombro ya que el obsequio era para Aileen, de hecho hasta la envoltura era de gatitos, ansiosos los chicos por ver que era, abrieron el regalo, descubriendo que en el interior tenía una camita, platos de comida, bolsas de comida seca y húmeda, juguetes, una caja de arena que mágicamente se cambiaba, un collar para gato con el nombre de la gatita y la dirección de la familia Malfoy por si se llegaba a perder, además de un castillo de juegos; cosas que encantaron a los jóvenes, pero no a la gatita, que estaba más feliz jugando con la caja.
Draco tomo a su mascota y salió buscando a su padre, cuando lo encontró este estaba acompañado por Severus Snape, al llegar sin querer interrumpió la charla por abrazar al hombre —Gracias papá— le comento feliz.
Horas antes cuando Lucius vio la carita de triste de su hijo, le genero un remordimiento de conciencia por ser el causante de ese rostro, así que solo pudo mandar a un elfo a que le comprara todo lo necesario a su nueva mascota, solo que para no verse tan obvio, ordenó que lo envolvieran para regalo y lo pusieran al pie del árbol de navidad.
Después de eso Lucius hizo una pequeña siesta, mientras esperaba que Severus llegara, cuando sucedió lo recibió con un cálido abrazo —Ayer me dejaste esperándote— le medio reclamo en broma el rubio.
—Sabes que no me gustan las fiestas, ya deberías estar acostumbrado a mi ausencia— contestó Severus.
—Lo sé, lo sé pero aun así tengo la esperanza que un día te dignes en acompañarme— comento como si nada, mientras le servía una copa de vino a su acompañante.
—Dejemos eso quieres— refuto Snape sintiéndose incomodo —Mejor cuéntame ¿Cómo te fue con ese asunto?
Lucius le entregó la copa —Mejor de lo que pensaba, el muggle apenas me vio y venero el piso por donde pase, después de unos segundos ya tenía su firma para quedarme de la custodia de Harry — respondió feliz al tiempo que ingería un poco de vino —Por cierto— comenzó a decirle con una sonrisa —El también será tu ahijado.
—Ya me lo suponía— expreso con una sonrisa el profesor —Y ¿Por cierto dónde están? Les traje sus obsequios de navidad.
—Ellos deben de…— en eso un torbellino amarillo la abrazó.
—Gracias papá— le dijo Draco con una sonrisa.
—No sé de que hablas dragón— contesto haciéndose el desentendido mientras ocultaba una media sonrisa, luego su rostro se torno un tanto serio —Draco, esos modales— lo reprendió un poco, al ver que Harry ya había saludado a su invitado.
—Lo siento papá— se disculpó el rubio menor para después sonreírle al profesor Snape —Padrino— comento antes de abrazarlo.
—Draco— contesto el hombre para después meter su mano a su bolsillo, sacar dos obsequios y agrandarlos —Feliz navidad, espero que sean de su agrado.
Draco recibió gustoso el obsequio mientras que Harry se sintió un tanto cohibido e inhibido —Gracias profesor y Feliz navidad para usted también— le respondió un tanto vacilante el joven moreno.
—En primera Harry soy Severus, dejemos los formalismos para la escuela y en segunda no hay nada que agradecer después de todo ahora eres mi ahijado— le sonrió antes de acercarse y colocarle su mano en su hombro, mostrándole así el afecto.
El pequeño ojiverde no supo si fueron el gesto que recibió o las emociones que descubrió detrás de esos posos negros y/o quizás los recuerdos de su vida pasada, lo que en ese momento desataron sus emociones, haciendo que no se soltó a llorar mientras lo abrazaba con suma efusividad.
Snape se quedo un tanto inquieto ante ese acto, pero no le tomo importancia, creyendo que solo era producto del sufrimiento del joven con los asquerosos muggle, por lo que solo correspondió el gesto.
Draco que hasta ese momento no se enteraba de nada por estar más entretenido con su regalo, al ver que era grito emocionado —¡Por Salazar! Esto es increíble— el rubio volteo a ver al pequeño morocho —Ven Harry tienes que ver esto.
Harry se separo del abrazo un tanto abochornado y se reprendía mentalmente por su momento de debilidad, pero la sonrisa que le tendieron ambos adultos le recordó que esta vez tenía más de un hombro para llorar además de que remarcarle que no estaba solo, y podía darse el lujo de flaquear, porque esta vez tenía ayuda para llevar su carga.
El joven ojiverde se retiro los rastros de lagrimas de los ojos y fue acompañar a su lindo dragón —¿Qué paso Draco?— le pregunto con una leve sonrisa mientras recargaba su cabeza en el hombro del chico, en una parte para recibir consuelo de él, aunque esté lo ignorará y en segunda para impedirle ver que había llorado.
—Me regalo un portador de pociones, ¡¿No es increíble?!— expreso el rubio emocionado tanto por el regalo como por la cercanía del chico.
Harry se rió un poco ante los gestos del chico, lo que hizo que Draco lo viera mal —Lo sería si supiera ¿Qué es?— le preguntó con su mejor carita de niño bueno.
Draco lo vio como si lo dicho por Harry fuera la peor de las blasfemias, pero recapacito a los pocos segundos siendo consciente que el azabache fue criado por muggles y que aun desconocía muchas cosas —Un portador de pociones es una caja mágica que te permite guardar tus pociones, con la ventaja de que si la encoges las pociones no pierden sus propiedades, además que las conserva por mucho tiempo como nuevas…
Harry miraba maravillado la emoción con la que Draco le hablaba de pociones y lo mucho que sabía del tema, ya que aunque no lo siguió escuchando en sí, se notaba su vasto conocimiento sobre ese arte .
—En resumen, este es el mejor obsequio para un experto en pociones— terminó un orgulloso Draco por su excelente explicación.
—Valla se nota que sabes mucho sobre el tema— le comento un entusiasmado Harry.
Esta vez fue el turno del rubio en reírse pero no le pudo contestar ya que le gano Snape —Por supuesto— comento mientras colocaba una de sus manos en el hombro de Draco —No por nada es mi discípulo— expreso orgulloso —Lo que me recuerda que si tu lo deseas Harry también lo puedes ser. Aunque he de decirte que lo que te voy a enseñar, nada tiene que ver con las patrañas que vemos en Hogwarts.
Harry se quedo pasmado ante esas palabras —Me parece una excelente idea después de todo Harry tiene que ir aprendiendo las nobles costumbres de los sangre puras, que mejor que empiece con pociones, ya después pasaremos a música, pintura, esgrima, arquería, natación y demás— aportó Lucius, quien hasta solo unos minutos solo escuchaba y veía el intercambio de palabras entre los presentes.
Si la invitación de Severus dejo sin palabras al chico, lo que comento Lucius lo dejó pasmado, tanto que Draco se rió por la cara que puso; acto que trajo a la realidad al chico —Por supuesto me encantaría ser su alumno— le respondió a su nuevo padrino para después ver al mayor de los rubios —Y me encantaría aprender todo lo que ha mencionado.
Lucius le sonrió orgulloso por la respuesta —Es bueno saber eso, aunque eso lo dejaremos para más tarde— dejó la copa en uno de los muebles de la habitación —En este momento lo que nos importa es que vallamos al comedor antes de que Cisi se moleste por nuestro retraso.
Los hombres de la habitación solo pudieron darle la razón con la cabeza. La comida paso entre risas y la planeación de las nuevas clases de Harry, aunque claro, eso no era lo más importante para Lucius, sino el hecho de que su nuevo hijo se sintiera como en casa, por lo que dentro de la mansión le destinaron una habitación para él, que nada tenía que ver con la que en esos momentos ocupaba; además de comprarle un nuevo guardarropa pero sobre todo, lo que más le interesaba es que el joven Potter se sintiera amado.
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Los días siguieron su curso en donde los Malfoy se empeñaban día a día a sentir querido a Harry, por lo que sin que nadie se diera cuenta fue tiempo de volver a la escuela. Lucius y Narcisa fueron a despedir a ambos jóvenes en el andén deseándoles la mejor de las suertes en esos últimos meses de su primer año en Hogwarts, hecho eso, Draco y Harry fueron a buscar un vagón para ellos y sus amigos, quienes estuvieron más que fascinados por el hecho de que Harry no volviera con sus familiares.
En el viaje hablaban de esto y aquello, pero esta plática cambio radicalmente cuando Draco salió del compartimiento para utilizar los servíos, ya que en ese momento Pan comento —Y bueno Harry ¿Vas a desistir con tus deseos de conquistar a Draco? O ¿Ahora practicaras el incesto?
El joven de los ojos verdes la miró sin entender a que se refería, cosa que le saco una risa burlona a todos los demás, risas que se calmaron cuando Draco entró, lo que además hizo, que el chico captara la idea, sonrojándose por sus pensamientos ¡Definitivamente que viva el incesto! Pensó con una media sonrisa abrazando discretamente al rubio.