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me asusta conocerte, pero algo me guia a ti... por sabaku no yuuko

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Notas del capitulo: mil disculpas por la tardanza, me opere hace unos dias de la vista y no podia ver muy bien...de hecho aun no puedo, pero subo este cap ya que creo que les gustara bastante, despues de tanta espera la historia comienza a tornarse interesante, o eso intento.
Capitulo seis: Aceptando La Realidad. Secretos.

Era viernes, y eso era terrible para él. Era el día en que debía juntarse con el rubio para intentar descubrir el escondite de la reliquia restante, Hermione y Malfoy habían logrado localizar la ubicación de dos, luego, cuando le toco ir a buscar con ella habían encontrado la tercera, solo faltaba la ultima, y francamente no tenia deseos de hacerlo.

Intentar encontrarla significaba estar a solas con Draco por mucho tiempo, y de noche…no sabia como debía reaccionar cuando lo viera, ninguno de los dos se había visto desde aquel encuentro en la biblioteca, y sentía tantas cosas ante la idea de verlo.

Desde que había pasado “aquello” con Malfoy no sabía que pensar, y eso lo asustaba un poco, se sentía desconcertado, confuso, ansioso, nervioso, en resumidas cuentas estaba hecho un lio. Malfoy ya no era lo que él creía, el rubio había resultado ser una caja de sorpresas, y aunque francamente se sentía tentado a descubrirlas todas había algo que lo frenaba, y era la sensación de sentirse perdido, vulnerable tal vez…

Pensar en Malfoy y en lo que estaba provocando en él lo aterraba, eran sensaciones que nunca había sentido, y no sabia como llamarlas, lo peor de todo es que no podía compartirlas con nadie. Si le insinuaba a Ron que sentía cosas por alguien seria terrible dado que él andaba con su hermana, y sería capaz de matarlo si se confesara que ese alguien era Malfoy. Hermione…lo había pensado, ella era sensata y muy abierta de mente, podría ayudarlo a aclarar sus sentimientos, pero últimamente su amiga se la pasaba con Nott, con Malfoy o estudiando, y cuando tuvo la oportunidad de contarle lo que le ocurría (aquella vez que fueron a buscar las reliquias) se quedo sin palabras, no podía decirlo, el hacerlo era asumir que él sentía cosas por el ex Slytherin, y eso era… ¡era imposible!, No, seguramente era un error, estaba confundido, y dado que su relación con Ginny no iba muy bien podía estar pensando idioteces. Sí, eso era, nada que no pudiese arreglase con el tiempo.

Sacudió su cabeza con fuerza hacia ambos lados, quizás eso haría que se fuesen aquellos extraños pensamientos que estaba teniendo últimamente. Respiro profundamente, y bajo a la sala común.

Eran las siete treinta de la tarde, la mayoría debía estar ya en el Gran Comedor cenando, y él estaba ahí, esperando a Malfoy para ir a buscar esa condenada última reliquia, como si el año pasado no hubiese tenido suficiente buscando algunas.

Paro en seco cuando se acerco a la chimenea, sabía que el rubio lo esperaría, se había preparado mentalmente para reaccionar lo más “normal” e indiferente posible, pero una cosa era planear como actuar y la otra era estar en la situación real.

Draco Malfoy estaba sentado en uno de los sillones cerca de la chimenea más que harto, le había hecho saber a Potter a través de Hermione que se iban a reunir en la sala común a las siete y quince minutos, y el maldito no aparecía. Cuando dirigió su vista hacia las escaleras se encontró con un Harry asombrado y que lo miraba atentamente….de nuevo.

- Eehhh…disculpa el retraso – Articulo el pelinegro cortando el contacto visual con el ojiplata y acercándose a la chimenea y por ende también al rubio. Harry sabía que Malfoy era atractivo, todo el colegio lo tenia más que claro, pero se estaba percatando de ello más que otras veces, el chico estaba sentado cómodamente -sin descuidar su elegancia- en uno de los sillones, llevaba por supuesto la túnica correspondiente a su nueva casa, el cabello rubio generalmente peinado hacia atrás ahora estaba un poco revuelvo y claramente húmedo, se vio en la tentación de preguntar donde se había bañado porque él venia del cuarto y no había visto al ex Slytherin ahí, pero luego se callo, aquella pregunta podría malinterpretarse, y no quería provocar una situación incomoda.

- Descuida, Potter, ya asumí que no tienes modales – Respondió en un leve tono de reproche el muchacho. Le molestaba tanto la impuntualidad, pero le molestaba aún más sentirse desprovisto de todo control cuando el ojiverde estaba cerca, estaba acostumbrado a manejar la cosas siempre sin involucrarse en ellas, pero Potter siempre había sido la excepción…él lo sabía, lo sabía mejor que nadie, por eso se empeñaba en fastidiarlo siempre que podía, nadie nunca creería que sentía algo más que odio por el pelinegro, como buen Malfoy era experto en ocultar sentimientos y parecer indiferente a todo, pero ya comenzaba a complicársele la cosa, sobre todo cuando había perdido el control en la biblioteca. Lo mejor era olvidar eso, y hacer como si nada.

- Nos vamos, ¿o no? – Dijo rápidamente a la vez que se dirigía hacia la puerta, mientras más se apuraran, más rápido regresarían.

- Si, quiero terminar esto cuanto antes, tengo miedo a que tu estupidez sea contagiosa, Potter – Espeto burlón sin mirar al ojiverde, y salió primero de la sala común.

No se molesto en responderle a Malfoy, tratarse así era mejor…si el rubio no había dicho nada sobre lo ocurrido, ¿por qué iba a hacerlo él? Respiro profundo, y siguió al chico escaleras abajo.


- ¿De verdad? – La muchacha parecía atónita, incrédula, aquello que le contaba Theodore cambiaba mucho su punto de vista de todos –o casi todos- los ex Slytherin – Pero, entonces ¡¿porque nadie lo sabe!?

- Tranquila, Hermione, te lo digo solo porque juraste no contarlo nunca – Menciono el muchacho pelinegro, no sabía porque le había hablado de la guerra del año pasado, pero ya lo había hecho.

- Pero es que es tan injusto…- Añadió bastante afligida – Todos piensan que ustedes estaban de parte de el-que-no-debe-ser-nombrado. No entiendo porque mantener este secreto, si la gente supiese la verdad no los tratarían como lo hacen – Siguió hablando la muchacha con los ojos cristalinos, se sentía tan mal ante lo que le decía Theodore.

- Nadie podía saber que varios mortifagos se habían pasado a la orden, eso podía significa que los descubrieran y matarán por traición, por eso mis padres no me dejaba ir a Hogsmeade, no quería correr el riesgo de ser descubiertos, y que yo pagase por eso – Nott miro a los ojos a una entristecida y atenta Hermione, luego siguió hablando:

- Las cosas se pusieron feas, varios de nosotros nos sentíamos asustados por nuestros padres, pero nos apoyábamos mutuamente, quizá todos piensen que por ser de Slytherin fuésemos crueles, y malvados, pero cree que nada es así, formamos verdaderos lazos de amistad. Todo era más fácil cuando sabías que podías contar con otras personas, debíamos aparentar ser lo malos, verdaderas serpientes, El Señor Tenebroso tenía altas expectativas en nosotros, no podíamos levantar sospechas, actuábamos acorde a sus ideas, y a nadie le costo creerse el cuento, pero Draco…- Se detuvo largo rato, como recordando lo que habían pasado año anteriores – Creo que de todos él se llevo la peor parte…

-¿Draco? ¿Por qué? – Pregunto confundida la chica – Sé que es bastante reservado en sus cosas, pero el orgullo no le ayudaba en nada, podía perfectamente apoyarse en ust…

- Te equivocas, Herm – La interrumpió el chico – Su padre no se unió a la orden…al contrario, juro eterna lealtad a quien-tú-sabes…tuvo que enfrentarse a él varias veces…- Termino de decir con notable pena en su voz, recordar eso lo deprimía, había sido tan duro para Draco.

- Dios… - Dijo la chica a la vez que se llevaba las mano a la boca, y traviesas lagrima se deslizaban por sus mejillas. En un principio nunca le había caído bien el rubio, pero ahora que Theo le contaba esas cosas se sentía tan mal por el chico, nadie se merecía pasar por algo así, y se convenció del pensamiento que había tenido días atrás: Draco necesitaba alguien con quien hablar. Ahora que conocía un poco más a Malfoy se daba cuenta de que era una persona agradable, muy sarcástica, pero simpática, aunque claro, bastante arrogante, y engreído, nada extraño en un Malfoy, pero buena persona al fin y al cabo, y la historia de Theo se lo confirmaba.

- Varias veces intente hablar con él, pero siempre me respondía que todo estaba bien, me enfurecía su maldita costumbre por aparentar que todo esta perfecto, por no dejar que nadie viese sus debilidades, pero no podía hacer nada, tampoco quería pelearme con él, lo que más deseaba era que sintiese mi apoyo, que supiese que podía contar conmigo. Pero Draco nunca lo hizo, se limitaba a sonreírme y asentir. Las cosas cambiaron aún más cuando termino la guerra y el padre de Draco murió – Levanto la vista, contarle esas cosas le hacia sentir más aliviado, y Hermione parecía entenderlo, le sonrió a la muchacha que le devolvía la mirada – Draco se alejo de nosotros, quizás no físicamente, pero ya no sentía la cercanía que habíamos tenido desde niños, algo paso en la guerra, pero nunca me ha dicho que fue, solo sé que él estuvo ahí cuando Lucius murió – Contemplo a la castaña que ahora lo miraba asombrada, y nuevas lagrimas aparecieron. La amaba, no podía dudarlo, era sencillamente perfecta, tan madura, inteligente, y era capaz de ponerse en el lugar del otro. Sin duda esas cosas le habían dolido mucho.

- Oh, Theo…yo…no se que decir – Dijo medio conteniendo las lagrimas – lamento tanto no haber sabido esas cosas, podría haberlos defendido cuando hablaban mal de ustedes – Digo hablando con una mezcla de sentimientos, se sentía culpable por todo aquello, sentía pena, y un gran malestar por las cosas que habían tenido que pasar, sobre todo Draco.

- Ya no importa, Herm – Le dijo el chico sonriéndole, le encantaba esa sonría – Me alegra que lo sepas – Agrego, y para su asombro la chica se acerco a él y lo abrazo con fuerzas.

- Lo siento, Theo…de verdad – sollozaba la chica, levanto la vista para toparse con unos bellos ojos que la miraba con cariño – Te quiero – susurro, y poniéndose en puntillas lo beso.


Harry estaba sentado a las afueras del castillo cerca del lago, eran más de las dos de la mañana, pero no podía conciliar el sueño. Esa tarde cuando tuvo que ir con Malfoy a buscar la cuarta reliquia se había sentido extraño. Si bien no consiguieron descubrir donde se hallaba, él consiguió descubrir cosas que ahora lo hacían sentir culpable.

Descubrió sensaciones que jamás había sentido, ni siquiera con Ginny, su novia. Estar a solas con el rubio bloqueaba su mente, no sabía como reaccionar, aunque ambos chicos hicieron como si nada hubiese sucedido en la biblioteca no podían evitar sentirse incómodos ante la presencia del otro. Esa fue la primera vez en que apenas cruzaron palabras, ni siquiera se miraron luego de salir de la sala común.

Malfoy se había ido a las cocinas a comer algo ya que se había perdido la cena, mientras que Harry había decidido vagar por el castillo. Y ahí estaba, llevaba horas sentado contemplando el lago y la luna reflejada en aquellas oscuras aguas. Tenía tanto que aclarar en su mente, pero tenía miedo. Sí, era miedo lo que sentía, y es que el hecho de descubrir que le pasaban cosas en el ojiplata lo asustaba, aquello daba un vuelco a su vida que por fin comenzaba a ser un poco más tranquila, le aterraba la idea de perder toda estabilidad que tantos años le había costado conseguir.

Pero los días pasaron, y las cosas ya no eran iguales.

El desafío no lo habían ganado, ya que nunca lograron averiguar donde estaba la cuarta reliquia, pero por lo menos no fueron castigados como le había vuelto a suceder a Neville.

Por supuesto Snape se había encargado de decir que su trabajo era bastante pobre, y que sentía pena por Malfoy al tener que trabajar con semejantes alumnos, pero sabía que les daría puntos, era una gran ventaja tener al rubio en el equipo, Snape les daba puntos igual, solo porque Draco formaba parte del grupo, sino, hubiese jurado que ya tendrían su segundo castigo.

Los desafíos continuaron como era de esperarse, y aunque debía pasar más tiempo con Hermione y Malfoy él solo se limitaba a hacer lo justo y necesario. Se sentía solo, aquello no le pasaba desde la muerte de Sirius, pero se sentía abandonado. Las cosas con Ginny no iban bien, cada día se veían menos, y eso aunque lo entristecía también lo aliviaba de sobre manera, no soportaba engañar así a la pelirroja, ella no se merecía eso, pero tampoco podía dejarla, aquello significaba herirla demasiado, y también lastimar a Ron, su mejor amigo. Se acordó del día de Hallowen, un verdadero desastre.

- Amor, ¿que miras tanto? – Le había preguntado la pelirroja por tercera vez aquella noche – Harry, ¿ocurre algo? – Volvió a preguntar, pero esta vez estaba preocupada, hace días que notaba a su novio distante, por eso le había dicho que fuesen a dar una vuelta por el lago, quería habla con él a solas.

- No es nada, Ginny – Respondió evitando mirar a la chica a los ojos – Estoy cansado, eso es todo – Agrego bajando la vista y observando unas hojas que habían en el suelo.

- Harry, llevas diciéndome lo mismo hace semanas, estoy preocupada por ti, mírame y dime que te pasa – Había dicho la muchacha suplicante haciendo que el pelinegro la mirara a la cara, algo no andaba bien, lo intuía, pero tenia tanto miedo de escuchar una respuesta, que no estaba segura de haber hecho lo correcto. – Harry, puedes confiar en mi, lo sabes, ¿verdad? – Lo miraba a los ojos tratando de buscar algo en ellos, pero no conseguía descifrar nada.

- Ginny… - Dijo por fin el pelinegro, había tomado las manos de la muchacha y apretado levemente, ella no se merecía eso, pero no podía terminar con ella…era un cobarde.

- ¿Me quieres, verdad? – Tenía los ojos cristalinos, tenia miedo a esa pregunta, pero aun más temía a la respuesta. Harry siempre la había tratado bien, ambos habían pasado hermosos días juntos, y sentía su cariño, pero algo había cambiado, él se estaba comportando de manera extraña, como si la estuviese evitando, ¿qué estaba ocurriendo? – Amor…hace días que no nos vemos, luces muy pálido, y no sé… ¿estas bien? – Añadió al ver que habían pasado largos segundos desde la primera pregunta.

– Estoy bien Ginny, los exámenes de fin de año me tienen preocupado, estoy cansado, enserio – Mintió – Además…esos desafíos solo hacen que me estrese más…discúlpame… -Volvió a mentir, se estaba volviendo un habito para él engaña así a la chica, pero es que no sabia bien que decirle, ni él mismo estaba seguro de que le sucedía, o tal vez si…

- Esta bien, te creo – Trato de sonar convencida, no quería seguir escuchando, sabia que no le estaba diciendo la verdad, pero quizás una mentira era mejor…Quiso ignorar que Harry no había respondido a la pregunta más importante, le dolía, pero tampoco quería perderlo, se sentía tan mal, pero quiso ignorarlo, era mejor así… Se repetía mil veces que todo iba a pasar con el tiempo, y luego las cosas serian como antes. Sabía que en el fondo esa era una gran mentira, pero al menos era una buena excusa para no hacer nada.

Ron parecía lejano a él, quizás intuía que las cosas no iban bien en la relación que tenia con Ginny, pero tampoco quería perder a Harry por algo así, prefería mantenerse al margen, y sumando lo de los desafíos rara vez se veían, ni siquiera en la comidas ya que el pelirrojo parecía querer evitar a toda costa a la nueva pareja de Hogwarts. Hermione y Nott. Quizás alejarse de Harry no era lo mejor, pero no podía soportar ver a la chica que le había gustado desde hace tanto tiempo irse con otro, él debía estar con ella, no ese…ex Slytherin, pero que podía hacer, nunca se la había jugado, solo era culpa suya.

Harry se sentía feliz por su amiga, lamentaba que Ron estuviese devastado por aquello, pero él mismo se lo había buscado al no declararse nunca, y además la castaña parecía bastante contenta con Theodore, Harry sabía o tenia la certeza de que el pelinegro la quería de verdad, lo había escuchado una noche hablando con Draco sobre ella.

El otoño había llegado al colegio, ya no quedaban arboles con hojas, y el viento era bastante frio, lo cual hacia que el chico-que-vivió se sintiese más solo aún. Habían pasado semanas desde el encuentro que había tenido con Malfoy en la biblioteca, y aunque su relación había vuelo a la “normalidad” continuaba sintiéndose incomodo cerca de él. Quería hablar con alguien sobre todas esas cosas que le estaban pasando, pero Hermione parecía bastante ocupada repartiendo su tiempo entre Theodore, los desafíos, los estudios, y el rubio. A Harry ya no le quedaba duda, era oficial: Hermione y Draco eran amigos, o eso parecía porque la castaña parecía estar bastante al pendiente de todo lo relacionado con el rubio, se preocupaba por él tanto como una vez se había preocupado por el ojiverde. Sentía nostalgia, ¿adonde se habían ido esos días? El trió dorado apenas tenia contacto, y cada uno parecía vivir en su mundo, ¿qué haría él ahora?

La navidad estaba cerca, y ni siquiera eso le alegraba, Hogwarts parecía no ser el mismo, habían pasado cosa en tan poco tiempo, y por todas esa ahora estaba solo, no era culpa de nadie, él mismo había tomado aquella decisión esperando que así se le pasa lo que sentía por el rubio, pero ya no podía seguir engañándose, no podía seguir apartándose, solo complicaría más todo y se sentiría peor, él, Harry Potter debía asumir que sentía cosas por Draco Malfoy.


- Hermione, no es buen momento para esto, mira la hora – ¿Por qué demonios era tan testaruda?, comenzaba a perder la paciencia, ella era tan insistente, no entendía como Theo la soportaba.

- ¿Por qué continuas huyendo, Draco? – Quiso saber la castaña – Ayer dijiste lo mismo, igual que antes de ayer, y el día anterior a ese, comienzo a pensar que evitas el tema – Termino de decir en un tono más sarcástico.

- En otro momento, ahora ya es tarde, lo mejor será irnos a la sala común – Respondió el rubio, definitivamente no quería llegar a ese tema.

- ¡Lo prometiste! – Volvió a reclamar la muchacha – Esta vez no te escaparas de mi Draco Malfoy – Exclamo enfadada – Ya me has dicho tantas cosas, no intentes hacerte el duro conmigo, así que comienza a hablar – Añadió un poco más tranquila, pero firme en sus palabras.

- Maldita sea que era persistente, Granger – Dijo molesto el rubio, en que momento se le había ocurrido darle tanta confianza a esa chica.

- No tienes excusas, Draco, así que habla – Había dicho alterada la chica, aunque sabia que cuando le decía Granger era porque estaba molesto, lo ignoro, hace días que él rubio evitaba el tema, y él mismo había decidido contárselo.

- Esta bien, esta bien, pero trata de que Theo nunca te vea así, pareces una loca – Expreso entre molesto y divertido, la chica se sonrojo un poco, respiro profundo y se fue a sentar cerca del muchacho, estaban en la sala de menesteres, el único sitio donde podían hablar tranquilos sin que nadie los molestara. – Bueno… ¿qué quieres saber? – Pregunto con resignación luego de unos minutos en silencio.

Hermione era muy testaruda, más que él incluso, solo debía resignarse y hablar, quizás…también le haría bien a él desahogarse un poco, aunque aquello no era propio de un Malfoy, pero la muchacha le había inspirado confianza, y había demostrado ser leal, a pesar de que apenas habían pasado algo más de tres meses desde que habían decidió comenzar de nuevo, él confiaba en ella, y eso era raro, sobre todo en un Malfoy. Confiaba en sus amigos, pero era demasiado orgulloso como para contar sus cosas, todos lo admiraban por eso, por ser tan fuerte, tan indiferente, autosuficiente, etc. Pero Hermione veía más en él, ella lo había visto como nadie nunca lo había hecho: vulnerable, solitario, y con una carga que no estaba seguro de poder seguir aguantando por más tiempo. Por eso confiaba en ella, y le había dicho cosas que jamás había sido capaz de contarle a Theo.

- Sabes bien que es lo que quiero saber – Expreso un poco más tranquila, ahora que Draco quería hablar sabia que no podía ser muy agresiva, lo que quería oír no iba a ser fácil, pero sabía que el rubio necesitaba contárselo a alguien, y ella lo escucharía, le había tomado tanto cariño al ojiplata en tan poco tiempo, y no quería verlo sufrir más, porque fuera de toda esa coraza de niñito arrogante y engreído, sus ojos continuaban tristes – Tomate tu tiempo…te escucho.

- Yo…mate a mi padre – Dijo por fin después de largos minutos el chico, lo había dicho, por fin lo había dicho, se sentía extraño y tenia la sensación de derretirse en cualquier momento, pero ya había comenzado a hablar, debía continuar, y estaba seguro de que la castaña no diría nada hasta que él hubiese terminado, desvió su mirada hacia la chimenea que había frente a ellos como tratando de perder su vista en las llamas, y comenzó a hablar.


Se sentía confundido, pero no sabía que hacer. Siempre había sabido que todo aquello que sentía por esas dos personas le iba a traer muchos problemas, pero es que ¡no podía evitarlo! Eran las dos personas más importantes, pero ahora ambas se habían ido de su lado, ¿Cómo había llegado a ese punto? ¿En que momento se apartaron tanto? Las cosas con Harry ahora podía manejarlas mejor, se había auto convencido de que lo mejor para el pelinegro era estar con su hermana, y no en una relación homosexual con su mejor amigo, ¿verdad? Pero a pesar de eso no podía evitar sentirse incomodo cuando lo veía con Ginny de la mano, besándose, abrazados, etc. Sin embargo sabía que no tenia ninguna oportunidad, por eso había tratado de sentirse atraído por Hermione, mas no consiguió olvidar del todo al ojiverde, y es que sencillamente era imposible.

Ahora se daba cuenta de que nunca se la había jugado por ninguna de esas dos personas tan importantes para él. La primera se había ido con su propia hermana, mientras que la segunda había comenzado una relación con un maldito Slytherin, y ¿Qué le quedaba a él? Nada, ya lo había perdido, y ¿por qué? Por cobarde, por haberse frenado ante el miedo del rechazo, y ahora solo le quedaba el arrepentimiento.

Se sentía miserable, por eso había comenzado esa frívola relación física con su compañero de cuarto: Zabini, y es que al parecer al ojimiel tenia problemas similares, más nunca hablan de esas cosas, se limitaban a follar cada vez que podían. Quien se imaginaria que Ronald Weasley, el mejor amigo de Harry Potter era bisexual? Nadie, y mucho menos creerían que estaba enamorado de sus dos compañeros Hermione y Harry desde tercer año. La frustración y el arrepentimiento lo habían golpeado tanto que en un encuentro en el baño de prefectos con Zabini las cosas habían ido más allá de los golpes e insultos, mucho más allá. Y ahora ambos chicos tenían por costumbre juntarse algunas noches en ese mismo baño a…dejarse llevar por sus frustraciones.

¿Y qué haría ahora? ¿Follar con el ex Slytherin cada vez que se sentía solo? ¿Evitar por siempre a la castaña y el ojiverde? No. Ya no seguiría siendo el mismo Ron de siempre, esta vez lo intentaría, se la jugaría, pero solo por uno de ellos, por el que amaba de verdad, por el que se preocupaba en todo momento, por Harry, el novio de su hermana. Sabía que eso no tenia perdón de Dios, ni Voldemort era capaz de algo tan bajo como querer quitarle el novio a un familiar, pero él ya se había contenido lo suficiente, y dado que las cosas parecían no ir bien entre ellos se la jugaría. Adiós al cobarde que había sido, las cosas iban a cambiar, y no le importaría pasar a llevar a quien se interpusiera, ya había tenido suficiente haciendo el papel de buena persona viendo como los demás eran felices y él solo contemplaba, no señor, nunca más eso, ahora él iba a ser la prioridad, había llegado el momento de conquistar a Harry Potter.

Primero que nada debía terminar su “relación” con Zabini, no era buena idea seguir ya que si el ojiverde llegaba a enterarse las cosas podrían ir muy mal. Pero tampoco tenia la certeza de que consiguiera cambiar los gustos del héroe, ni quería quedarse sin esas noches tan…”placenteras”. Podía hacer ambas cosas a la vez, ¿no? Sí, aquello era lo más sensato. Continuaría viendo en las noches a Zabini, y sin que este supiera haría hasta lo imposible para seducir a Harry. Nada podría salir mal de todo aquello, ¿verdad?
Notas finales: y bien?, que tal quedo?? espero me dejen sus comentarios, y nuevamente disculpen la tardanza.
Mil gracias por leer, y comentar.

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