Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

AL ESTILO MALFOY por ANTARES

[Reviews - 76]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

Y por fin, Lucius y Harry llegan a la cama (más bien a la alfombra). Ambos no podrían sentirse mejor pero hay algunos que quizás quieran separarlos. Cuando tienes que elegir entre un hombre y un hijo… ¿Qué camino tomar para no romperte el corazón en pedazos?

Como siempre, el universo de Harry Potter es propiedad de J.K.Rowling. Yo solo tomo prestado los personajes, sin fines de lucro, para haceros pasar un rato de sana diversión (Ojo: 1ª entrega subida el 31/01/11).

 

 

 

CAPITULO XVI

 

Lucius y Harry estaban de nuevo en la biblioteca, algo achispados y bastante calientes. Habían cenado, conversado y recordado un pasado difícil:

–  Él te quería – masculló el rubio refiriéndose a Severus –  aunque lo disimulara muy bien. Nunca entendí por qué  y hasta estuve celoso por ello. Pero maldita la lealtad que te tenía. Iba incluso más allá de nuestro amor.

            El Gryffindor hubiese querido explicarle: lo de su madre y lo que vio en las memorias de su ex profesor; pero no le pareció correcto. Lo que Snape sintió realmente fue algo que se llevó a la tumba ¿Que importaba  si amó a Lily, a Malfoy o solo a si mismo? ¡Estaba muerto! Llevaba muerto más de 20 años y ya no era competencia.

–  Quizás solo quería pagar una vieja deuda de vida con mi padre. Quizás llegó a entenderme a fuerza de soportarme… ¡¿Qué más da?! –  Y acarició las blancas mejillas con sus dedos  –  Deberías tratar de olvidar Lu. Dos décadas de luto es mucho tiempo. Aún eres joven, hermoso… Él no querría que te enterrases en vida.

–  ¿Qué sabes tú de lo que él querría?

–  Sé que siempre estuvo dispuesto a seguir adelante. Su amor por ti fue prueba de ello. Y tú debes ser feliz: por él, por tus hijos. Ellos no soportan verte siempre solo. Por eso Ras me buscó, porque quería una familia normal…  –  y continuó la caricia rozándole los labios, el cuello. Ambos meciéndose al son de una lenta melodía.

–  Quizás… tengas algo de razón.

Harry suspiró contento. Después de la cena había orillado a Malfoy a escuchar música y luego lo  convenció de bailar. Ahora, le susurraba al oído mientras se le pegaba. Esperaba que caiga en sus redes y le permita una noche de pasión.

–  Sé que lo extrañas. Lo extrañas tanto que duele – el rubio escondió la cabeza –  Pero yo puedo tratar de sanar ese dolor –   levantó el pálido rosto con un dedo y buscó su boca.

            Y lo besó. Despacio, delicado. Tan diferente de lo que pensaríamos le gusta al ex mortífago. Pero Harry había aprendido a leerlo y sabía que para acceder a sus requerimientos ese hombre requería ternura, comprensión, suavidad… no sexo desenfrenado…

            ¿?

            ¿Habíamos quedado en que Harry Potter no ve más allá de sus narices?

            En cuanto Lucius sintió la pasión desbordándolo y decidió mandar su auto obligada virtud al diablo, su antiguo yo tomó el control de inmediato. Un YO bastante oscuro… que había estado relegado a las mazmorras por demasiado tiempo.

Potter sintió de pronto como unos filudos dientes casi le arrancan la lengua. Quiso lanzar un chillido pero la boca en la que estaba comenzó a succionarlo y no lo dejó. Trató de zafarse y entonces comenzó una brutal lucha por el control, que los arrastró por la habitación destrozando todo a su paso.

Hasta que finalmente perdió y fue estrellado contra una pared, unas furiosas manos profanando su cuerpo por doquier. La habitación se llenó de obscenidades y gemidos y  la ropa le fue arrancada a lo muggle. El devastado viudo se le sobaba y restregaba como perra en celo.

–  ¡¿Lucius?! –   Harry no salía de su asombro. ¿Dónde quedó el recato del hombre? ¿Su devoción por el amante muerto?

–  Bésame… bésame…  –  ordenaba el otro mientras repartía mordiscos y arañazos.

–  ¡¡¡Luciusss!!! –   gritó histérico; al sentir que su acompañante le abrían la bragueta y caía de rodillas, atrapando su erección con la boca. Su mente aún no procesaba el placer que lo invadía cuando se vio volteado contra una de las mesas de la gran biblioteca.

–  ¡Ah no! ¡Eso si que no! –  protestó. Él no le había dado las nalgas a nadie y no iba a comenzar por el taimado y puto Malfoy. Celibato mis cojones, pensó… ese fuego no hubiese podido contenerse 20 años sin algún escape ocasional. El hombre era un volcán.

–  ¡¿Qué te pasa Potter?! –   el mayor paró al sentir la resistencia del otro.

–   ¡Yo JAMAS voy abajo! –  y se volteó para enfrentarlo.

–  Pues siempre hay una primera vez, no seas mamón y aguántate –  volvió a tenderlo de bruces  sobre la mesa y antes de que siguiera protestando, le lanzó un hechizo de lubricación y le insertó un dedo.

–  ¡¡¡Ahhh!!! –   gimió el moreno.

            Lucius comenzó a estimularlo, por arriba y por abajo; hasta que su dedo rozó aquel bultito escondido en sus entrañas y entonces si que Harry gritó y se entregó.

El rubio sonrió ladino mientras desplegaba todo su olvidado repertorio: “el zorro pierde el pelo, nunca las mañas”, se dijo. Y él había sido un mortífago después de todo, además de una belleza y un gran amante en sus tiempos mozos. Ningún Niño-que-Vivió iba a dominarlo, mucho menos con trucos de galancete barato. Una vez que tuvo a Harry suplicando aflojó su agarre y pudo dedicarse a complacerlo sin prisas.

            Lo giró, para verle la cara, y lamió cada pedacito de su cuerpo. Luego pasó de nuevo a atender la goteante y gruesa erección con suaves besitos, sopliditos, mordiditas (en algún momento le insertó un segundo dedo) hasta que el más joven imploró que se la mamara de una maldita vez, por Merlín y todos sus arrechos caballeros.

            Entonces Lucius comenzó a chupársela con verdadero arte, mientras añadía un tercer dedo el otro ni sintió, tan ocupado como estaba en follarle la boca. Cuando casi estaba a punto de correrse el rubio se dijo que ya era el momento: él también estaba goteando.  Lo acomodó y sin aviso lo empaló de una sola estocada.

            Harry lanzó un agudo grito y arqueó su espalda. Su pareja solo lo aferró más fuerte mientras esperaba a que se le pase.

–  Shhh… tranquilo, tranquilo… –   y volvió a acariciar su polla.

–  Duele… duele… ¡Carajo, duele como mierda!

–  Ya, tranquilo… No duele más que un crucio bien administrado y en tus tiempos has aguantado docenas. Voy a ser suave ahora… lo prometo.

            Y siguió mimándolo y conteniéndose hasta que el moreno hizo un tímido movimiento. Abierto de piernas como estaba, con la barriga aplastada en el escritorio y la polla colgando… con ese enooorme miembro dentro suyo llenándolo por completo, rozando ese punto tan deliciosos que no sabía que tenía… se dijo que qué perdía. Quizás estar del otro lado no era malo. Además, Lucius era tan fuerte, tan dominante… tan hombre.

            Así que empujó la cadera hacia atrás avergonzado, escondiendo su colorada cara entre sus brazos, cruzados delante a modo  de soporte. Y eso fue todo. Malfoy supo que estaba listo por lo que recurriendo a todo su autocontrol para no correrse (joder, imaginó a Dumbledore follándose a Minerva en el gran salón) se retiró en su totalidad para introducirse de nuevo, una y otra vez, cuidando de corregir el ángulo y de aferrar las bolas de su amante para evitarle la eyaculación. Harry se deshizo y se olvido hasta de su nombre.

Mientras se lo montaba, el platinado tuvo buen cuidado de convocar su bastón-varita para transfigurar lo primero que vio en un anillo retardador, que le colocó al moreno para  hacerlo durar. Luego, se pasó la siguiente hora dándole hasta por las orejas en todas las poses que el Kamasutra y cuanto jodido libro sexual existente recomendasen.

            Cuando al fin liberó el miembro, y ambos se corrieron a la misma vez, el maldito Niño-que-Vivió-para-ser-un-polvazo estaba al borde del colapso. Agotado como estaba, adolorido como estaba, aún tuvo fuerzas para buscar su boca en un tímido beso. Luego solo se quedó dormido con una sonrisa boba adornando su rostro. Lucius se dijo que jamás había visto algo tan bonito.

Y como tampoco daba para más,  lo abrazó arrastrándolo a la alfombra, donde cerró los ojos  y lo acompañó en su pacífico sueño. No fue consiente de la sangre que manchaba su costosísima alfombra beige, prueba irrefutable de la perdida virginidad anal de su compañero.

 

*****************

 

            Cuando Rasalhague arribó a Montague Manor eran casi las 12 de la noche, tal y como Kingsley les prometió a sus padres. El Ministro quiso pasar y entregarlo “intacto” pero el muchachito pensó que eso sería ya demasiado. Suficientemente mal debería sentirse el hombre como para tener que aguantar encima a su familia.

Así que ya estaban despidiéndose cuando notaron que un mago se apareteaba a escasos metros. Era Draco, quien al verlos se acercó hosco.

–   Rasalhague… Ministro… supongo que es una sorpresa y un… ¿inesperado placer?

–  Draco –   el muchacho no sabía a que venía. Shacklebolt se mostraba algo avergonzado.

–  He querido comunicarme con Padre desde hace horas, pero no responde a las chimeneas. Supongo ya te habrá comentado, “hermano”, que nos amistamos… ¿Saben qué es lo que  pasa? ¿Está enfermo? –   se cortó mirándolos extrañado –  ¡¿Y qué hacen ustedes dos a la media noche aquí afuera?!

–  El Ministro y yo tuvimos asuntos que arreglar y me traía a casa, tal y como le prometió a papá.

–  ¿A Lucius?

–   A Harry –   explicó cortante el negro.

–  ¡Vaya, Ras! ¡Así que ya lo llamas papá!

–  Es mi papá. No sé como esperas que lo llame.

–  Bueno, quizás deba retirarme… –  Kingsley no quería dar pie a suspicacias –   ustedes tendrán asuntos que tratar.

–  Tonterías Ministro –  Draco sonrió sarcástico –  Estoy seguro que mi Padre querrá invitarlo a una copa.

–  Sí…  –  Ras no se veía muy convencido pero ni modo –   pasemos un momento.

            Y abrió las puertas de la Mansión, preguntándose el por qué los elfos no habían salido a recibirlos y el por qué de que las chimeneas estuviesen desconectadas. Pensó que tal vez fuese obra de Oph y su mal humor: y quizás por eso, por pensar en su hermano, se distrajo y contra toda prudencia entró sin llamar en el estudio de su padre.

Quedó choqueado por lo que vio.

 

******************

 

Lucius dormía plácidamente, con Potter enroscado a su costado, cuando las alarmas de la Mansión saltaron indicándole que alguien llegaba. Entre sueños, vio el gran reloj que adornaba el despacho y se dio cuenta de que casi eran las doce… lamió sensualmente la nariz de su acompañante y Harry abrió sus enormes ojos verdes para sonreírle. Se había entregado por fin… su primera vez debajo de un hombre… y el sentimiento lo volvía deliciosamente vulnerable e inocente.

            Moviéndose con mucho cuidado, para no lastimar aún más su adolorido culo, sonrió al rubio y le regaló un dulce beso.

–  ¿Sería inadecuado que te diga que te amo? –   susurró en un impulso.

–  Sería algo muy Gryffindor hablar de amor luego de un polvo –  miró su alfombra, entendiendo –   más aun siendo tu primera vez como pasivo… –  el ojiverde enrojeció pero no bajó los ojos: necesitaba una respuesta –  ¡Pero que más da! ¡Para mi suerte, eres un Gryffindor! Así que… ¿somos pareja?

            Por toda respuesta Harry se colgó de su cuello devorando su boca, y ya estaban calentando para una segunda vuelta cuando la comprensión llegó al cerebro del mayor.

–  ¡¡¡Mierda!!! –   gritó empujándolo lejos –  ¡¡¡Son las doce y las alarmas acaban de saltar anunciando visitas!!!

–  ¡¡¡Ras y Kingsley!!! –   exclamó nuestro Salvador, que podía ser ingenuo pero jamás idiota (eso es debatible).

            Entonces, presas de la histeria, ambos comenzaron a correr frenéticos y desnudos, varita en mano, arreglando todo el desastre que su pasión había causado: cuadros caídos, papeles desperdigados, copas de vino derramadas… Con un último hechizo Lucius los vistió y de un salto se sentaron en los sofás a la vez que la puerta se abría. Cada uno alcanzó a tomar una sección del Profeta y cubrieron sus rostros simulando no haberse dado cuenta de nada.

–  Padre… –  la voz de Draco se alzó asombrada pues idiotas no eran…  la habitación completa gritaba “sexo” por donde se mire. Mentalmente, Harry se pateó maldiciendo su suerte: de todos los putos magos que podían aparecerse  y justo tenía que ser esa serpiente ladina.

–  Hijo… ¡Qué sorpresa! ¡Ah, Ras, ya estas de vuelta! –  Lucius hizo gala de todo su autocontrol para sonar casual y despreocupado. Su actuación fue impecable pero al ponerse de pie nuestro héroe quiso que se lo tragara la tierra: fue entonces que recordó el por qué no es bueno ponerse a lanzar hechizos sin la concentración adecuada: el rubio no llevaba túnica y la ropa que vestía estaba toda arrugada. Además, su bragueta abierta dejaba ver su sexo aun con trazas de sangre y semen.

            Los tres hombres abrieron la boca mudos de estupor y Ras, rojo como la grana, le señaló a su progenitor su entrepierna. El otro solo pudo tartamudear y cubrirse mientras que su acompañante se ponía de pie de un brinco.

–  Bueno… eh… Kingsley… gracias por traer a Ras… Draco… – se despidió torpemente deteniéndose ante el patriarca de la familia. Mirándolo con ojos de cordero degollado le plantó un pico delante de todos –  Lucius… Nos vemos mañana. Tenemos que hablar.

            El interpelado solo asintió: sus mejillas usualmente pálidas adquirieron un leve rubor y una imperceptible sonrisa danzó en su boca.  Entonces Potter se dirigió hacia la puerta y se marchó.

Shacklebolt, aún boquiabierto, murmuró algo inteligible  y siguió a su amigo: no quería estar en el fuego cruzado que se le esperaba al rubio con su prole. A leguas se notaba que ambos hermanos estaban que echaban chispas. Ya fuera de la Mansión, abrazó al ojiverde y le dijo burlón:

–  Así que los rumores son ciertos. Te follas cualquier cosa que se te ponga en frente.

            El otro, sumamente molesto, le quitó el brazo y lo cortó de inmediato:

–  ¡Mucho cuidado con lo que hablas! Puedes ser mi amigo pero el hombre que acabo de dejar es el padre de mi hijo y mi pareja ¡Y no permitiré que nadie, óyelo bien: NADIE, se atreva a insultarlo!

–  Harry… ustedes ni se soportaban antes de enterarte de lo de Ras. ¿Cómo es qué…? En fin,  yo no pretendía…

–  ¡Déjalo! Y más bien asegúrate de no volver a invitar a mi hijo si no quieres vértelas conmigo. No se que pretendes pero debería darte vergüenza: ¡Ras solo tiene 21 años! ¡Podría ser tu nieto, Merlín!

            El negro lo miró dolido pero levantó la cabeza orgullosamente antes de contestarle:

–  Eso es asunto nuestro y de nadie más. Él ya es mayor de edad. Pero si tanto te preocupa descuida, ya me dejó claro sus sentimientos y no voy a volver a incomodarlo.

–  Espero.

–  Y yo también espero, Harry, que sepas lo que estas haciendo al involucrarte sentimentalmente con Lucius Malfoy. Es y siempre será un mago oscuro. Representa todo lo que tú has combatido por años y una relación entre ustedes resulta inconcebible.

–  Parafraseándote, eso es asunto nuestro. Ambos hace tiempo que ya somos grandecitos para decidir sin presiones con quien andamos. Aunque si quieres saberlo, acaba de follarme como nunca antes nadie me había follado. Creo que siento algo muy fuerte por él y si quiere intentarlo, yo estoy dispuesto. Así que ya sabes… te metes con él… te metes conmigo.

            Y con sin más se apareteó del lugar.

 

 

*****************

 

Y quien iba a decir que en tantos años

Cuando esta reparado el daño

De nuevo rompes a llorar

Quien iba a imaginar que en tus entrañas

Creció el que ahora te regaña

Y todo vuelve a comenzar

 

 

Ras, en cuanto las visitas se hubieron marchado  (acababa de decidir que Draco no era visita) se lanzó furibundo contra su padre.

–  ¡¿Estas loco?! ¡¿Eres víctima de un imperius o tanto cruciatus al fin te pasó factura?! ¡¡¡Te follaste a mi papá!!!

–  Ras…

–  ¡¡¡Ras nada, cabrón!!! ¡¡¡¿En qué pensabas?!!!

–  ¡¡¡Más respeto muchachito!!!

–  ¡¡¡Respeto mis cojones!!! –  rechinó los dientes tratando de calmarse –  Llego a la casa y te encuentro con la polla al aire y la ropa arrugada; la alfombra manchada de sangre y a Harry con cara de recién enculado ¡¡¡¿Y quieres que te respete?!!!

–  ¡¡¡Esa boca!!!

–  ¡¿Esa boca qué?! ¡Él es mi papá, por Merlín! ¡¡¡Mi papá!!! Acabo de encontrarlo y ahora vienes tú y lo alejas. ¡Si quieres un culo búscatelo en la calle! ¡¡¡Harry es mío!!!

–  Salazar bendito, óyete… ¡Pareciera que es tu novio y no tu padre! No te estoy quitando nada, son cariños diferentes. Lo que Harry y yo podamos tener no tiene que ver contigo.

–  ¡¿A no?! ¿Y cuando se den cuenta que lo de ustedes no funciona? ¿Qué él es el puto héroe del Mundo Mágico y tú solo un ex mortífago de mierda? ¿Cuándo entienda que le llevas más de dos décadas y te deje por alguien más joven? ¿Entonces, que será de mí? ¿Cuándo no puedan ni mirarse a la cara sin pelear que de mi? ¿Tendré que elegir? ¿Cómo Draco? ¿Cómo Albus? ¿Tendré que verlo a escondidas para no enojarte? ¿O quizás solo se irá con sus otros hijos y yo volveré a quedarme solo? ¡Hay tantos magos en Bretaña, Padre! ¡¿Por qué con él?!

–  Ras, pequeño, yo no pensé…

–  ¡¡¡No!!! ¡¡¡Tú nunca piensas!!! ¡¡¡Quisiste un hijo y te inseminaste en una maldita clínica!!! ¡¡¡Sin pensar en lo que sería de la vida de ese niño sin un hogar adecuado!!! ¡¡¡Y me mentiste durante años!!! ¡¡¡Me hiciste idolatrar a un cuadro que ni siquiera era nada mío!!! ¡¡¡Por tu culpa no tengo tíos, ni primos ni nada!!! Y ahora… –   Ras comenzó a llorar  – me arrebatas la única familia que me queda.

–  Merlín, yo…

–  ¡¡¡Qué no lo entiendes!!! ¡¡¡Quería alguien que me amara!!! A mi… solo a mi… Lo buque para mi… no para ti…

            Y salió corriendo mientras que a Lucius una lágrima le rodaba por la mejilla.

 

El dueño de tus ojos

El heredero de tu risa

Te pide que postergues por un tiempo la pasión.

No sabe que te mueres

Por regalarle hasta la vida

No sabe que es la luz, la maravilla y mucho más.

 

 

En cuanto Rasalhague hubo salido Draco, que había permanecido mudo ante toda la escena, avanzó hacia su Padre. Su mirada era inescrutable, fruto de años de entrenamiento. Nadie podría adivinar lo que pensaba.

–  ¿Y tu Draco? También vas a insultarme.

–  No –   contestó –  Harry enloquece a cualquiera. Yo lo se bien. Lo he amado desde que estaba en el colegio…

            Lucius palideció y lo miró asombrado.

–  Sí. Lo amé desde siempre. Desde el primer día que lo conocí… Aunque claro, tú me llenaste la cabeza con tus consignas y tus arengas de sangre limpia. Tú me encasquetaste el deber de darle un heredero  al apellido. Pensar en algo con él era más que sacrílego. Así que, obediente, seguí el destino que me señalaste… soñando con él día en que pudiese al fin ser libre para que él me mirase.

–  Draco…

–  Y me miró, Padre, no creas. En uno de esos antros que él solía frecuentar. Aunque dudo que me recuerde: solo fui otro polvo en un callejón. Así que felicidades, una vez más tú lograste lo que yo no. Porque siempre fue así ¿verdad? Yo esforzándome hasta las lágrimas en lo que para ti era tan fácil. Siempre a tu sombra, desesperado por complacerte, preocupado por alcanzarte… ¿Y ahora qué? ¿Tú y él serán una pareja? Espero que no pretendas que yo finja, que haga de cuenta que no me importa.

–  Yo te amo Draco. Eres mi hijo. Jamás haría nada que te dañe conscientemente.

–  No me malentiendas. Ya estas separado de Madre y creo que es bueno que trates de rehacer tu vida… ¡¿Pero Potter?! ¡Tiene mi edad! Hay tantos magos de tu generación… Y no es como si necesitaras un hombre ahora mismo. Recién hemos vuelto a encontrarnos. Podrías esperar un poco a que recuperemos nuestra pérdida relación.

–  Yo…

–  Ese Gryffindor solo juega con los hombres, Padre. Para él somos solo una buena follada.

–  No es así. No conmigo.

–  Dale tiempo. Ahora de seguro esta modosito porque espera conseguir algo. Cuando tenga tu culo verás como se larga y si te vi no me acuerdo. Al menos, es lo que hizo conmigo.

–  ¿Tú y él…? ¿Hablas en serio?

–  Es algo en lo que prefiero no pensar. Se caía de borracho. Dudo que siquiera se haya dado cuenta de quien era yo.

–  ¿Pero tú lo recuerdas?

–  Fue mi primera vez. Y era el hombre que amaba.

–  Lo lamento. Yo… arreglaré las cosas.

–  No quiero que por mi culpa renuncies a tu felicidad.

–  No es solamente lo tuyo. También está Rasalhague. Mañana hablaré con Harry.

–  Padre, no le digas…

–  Descuida. No voy a  avergonzarte.

            En cuanto Draco salió de allí su rostro se transfiguró reflejando la lucha interna que libraba. No dejaba de preguntarse porque había contado tamaña mentira. Él y Potter jamás…

Pero es que cuando los vio juntos algo ardió en su interior. No eran celos de Padre, eran celos de Potter. Draco siempre había idolatrado a Lucius, y para Lucius él fue todo su mundo. Nunca hubo nadie más. Nunca tuvo que compartirlo. Y ahora, después de años de creerlo muerto y llorarlo en silencio, aparece; solo que con dos lastres de cola. Ya no eran únicamente ellos…

Y cuando cree que podrá aceptarlo, cuando cree que volverán a llevar una relación de familia…  ¡El maldito Potter se entromete de nuevo! Como si no le hubiese arrebatado ya bastante…

            Pero esta vez las cosas eran distintas. Esta vez lucharía hasta el final. No se dejaría quitar a Padre. Esos mocosos más tarde que temprano se enamorarían y se largarían a recorrer mundo. Y entonces serían de nuevo solo ellos dos: sin Astoria, sin Madre…. ¡Sin Potter! Satisfecho de su conducta se marchó a Malfoy Manor. Era mejor irse a dormir.

Mañana habría una fiesta para la cual prepararse, un regalo que comprar. Una ruptura que celebrar.

            Lucius, ajeno a esas maquinaciones, trazó sus planes. Debía ver a Harry lo más temprano posible y acabar con este equivoco. Por sus hijos. Aunque se le partiese el corazón al hacerlo.    

Pero algo te estremece y te desvela

Por un amor que se te cuela

Por el misterio de la piel

Quien iba a imaginar que el tu vientre

Se iba a oponer a que te encuentres

Con lo que ayer se te negó…

 

 

 

Continuara….

 

 

 

Notas finales:

 

Siento profundamente la demora pero cuestiones de trabajo me impidieron actualizar. Voy a estar ocupada por 4 meses, sino más… pero les he subido 3 capítulos de golpe, por lo que solo me queda uno pendiente (y el epílogo) para terminar la historia. Trataré de subirlos la segunda semana de febrero, después de subir otros tres en mis historias restantes para terminarlas todas a la misma vez... ¡Ah! La canción se llama “Ahora es Miguel”, de Alberto Plaza.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).