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AL ESTILO MALFOY por ANTARES

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Notas del capitulo:

 

Lucius va a ver a nuestro héroe y ambos tienen una violenta discusión. Furioso y dolido, el rubio termina en el Londres muggle donde un accidente automovilístico lo deja al borde de la muerte. Mientras tanto sus hijos recurren al único que puede ayudarlos. ¿Podrá Harry encontrarlo antes de que sea demasiado tarde?

 

Como siempre, el universo de HP es propiedad de J.K.Rowling. Yo solo tomo prestado los personajes, sin fines de lucro, para haceros pasar un rato de sana diversión (Ojo: 2ª entrega subida el 31/01/11. No te saltes o no vas a entenderlo, lee primero el capítulo  anterior).

 

 

 

CAPITULO XVII

 

 

Harry terminó la clase con sus alumnos y se dirigió a su despacho. La sonrisa que adornaba su cara no lo había abandonado desde que se levantó; y cuando vio a Lucius esperándolo tan temprano, solo pudo alegrarse aún más. Se acercó y lo saludo en un susurro antes de hacerlo pasar. Apenas cerraron la puerta se le arrojó en los brazos desesperado.

Y comenzó a besarlo. Como si no hubiera mañana. Hasta que tuvo que soltarlo para tomar aire:

–     Hola amor – le dijo–  Te extrañé. Te extrañé demasiado.

–  Harry… –   el otro se sentó y le sonrió triste.

–  Dime… ¿Tus hijos se burlaron mucho? ¿Te avergonzaron demasiado por lo de la bragueta?

–  Escucha… –   su expresión seria hizo que el moreno se tensara –  Tenemos que hablar.

–  Claro… quedaron demasiadas cosas por arreglar. ¿Sabes? He estado pensando… y creo que debemos tomarlo con calma. ¡Aunque no quiero esconderme! Sé que es el cumpleaños de Ras y no deberíamos robarle protagonismo pero… ¿Y si se lo anunciamos a los muchachos? Es decir… para que sepan que vamos en serio.

            Lucius le puso dos dedos en los labios y lo miró con una profunda pena.

–  No… no puedo. Esto no puede ser.

–  ¿Co…cómo que no puede ser? ¡Lucius! Yo… tú… ayer… ¡Fue especial para mí!

–  Para mí también. Y lo recordaré siempre. Pero no puede ser, Harry. Demasiadas cosas nos separan.

–  ¡¿Fue Kingsley?! ¡Ese maldito cabrón! ¡Él no es quien para meterse en mi vida y decidir a quien debo o no querer! ¡Ahorita lo arreglo!

–  ¡Potter! –  el más joven reaccionó extrañado al apellido –   ¡No fue Shacklebolt y te prohíbo que vayas y hagas de esto un circo! ¡Él no tiene nada que ver!

–  ¿Entonces?

–  Verás… los muchachos… Ras tiene miedo de que nuestra relación interfiera con la de ustedes.

–  ¡Eso es ridículo! Él es mi hijo y tú eres el hombre… –   se cortó avergonzado. Luego respiró profundo y lo soltó –   …que estoy empezando a amar.  Una cosa no tiene nada que ver con la otra.

–  Lo sé. Pero mi hijo siempre ha sido inseguro. Y ahora que te ha encontrado, no quiere compartirte.

–  ¿Qué?

–  Además esta Draco.

–  ¡Maldita sea! ¡El hurón siempre interponiéndose!

–  ¡Es mi hijo, Harry! ¡Lo quiero! Lo abandoné en el peor momento de su vida… se hizo hombre solo, sin mí. No puedo fallarle ahora. No puedo lastimarlo aún más.

–  ¡¿Y de que modo lo lastima que estemos juntos, ah?! ¡Dime! ¡Tiene casi 40 años y su propia familia!

            Lucius se mordió la lengua para no decirle. Sabía que el otro ni sospechaba y no iba a ser él quien avergüence a su hijo delatándolo. Además, después de lo ocurrido sabía que Draco no tenía oportunidad… Algo más de lo cual arrepentirse.

–  Ya lo sé, pero es que nosotros siempre fuimos muy unidos. Solo él y yo. Incluso Narcissa salía sobrando. Me separé de Severus un tiempo, tras la primera guerra, y  volqué mis afectos en él.

–  Siempre dije que era un niñito mimado.

–  Cúlpame a mí. Y luego me arrestaron y me enviaron a Askabán… y el Dark Lord tomó por asalto la Mansión. La Batalla Final, los juicios… mi destierro. ¡Le hice creer que había muerto!  ¡A mi propio hijo! Y después de tantos años aparezco con otra familia a la que si le he dado lo que a él no. No lo culpo por odiarme… ¡Oph ni siquiera lleva mi sangre!

–  ¡¿Y eso qué tiene que ver con nosotros?!         

–  Que Draco recién me ha perdonado. Estamos recuperando esos años perdidos, Harry; ahora no tengo tiempo para una relación romántica. Y además esta Ras… no quiero interponerme entre ustedes.

–  Espera, espera un momento… Aquí hay algo que no me cuadra.  ¿No será que estas llevando esto a los extremos? Deja que yo hable con ellos: Ras lo entenderá y Draco… de seguro solo piensa que estoy jugando contigo. Cuando le explique…

–  ¡¿Qué, Potter?! ¡¿Qué vas a explicarle?! Lo nuestro solo fue un calentón sin importancia. Llevaba 20 años sin sexo y tú… tú no puedes resistir un buen culo sin tratar de follártelo. Quizás solo quisiste experimentar lo que era estar debajo… ¡Oye! ¡Vamos a dejarlo antes de que alguien salga herido ¿quieres?!

–  ¡¡¡Pamplinas!!! –   Harry le gritó histérico mientras se ponía de pie apretando los puños –   ¡¡¡Todo lo que me dices son pamplinas!!!  ¡¡¡Excusas para dejarme de lado!!!

–  Comprende, yo…

–  ¡¡¡Tú no eres más que un maldito cobarde!!!     ¡¡¡Esto no tiene nada que ver con Ras o con Draco!!! ¡¡¡Esto se trata de ti y de tu miedo a vivir!!! ¡¡¡A  seguir adelante sin Severus!!!

 –  ¡¡¡Cállate!!!

–  ¡¡¡Claro, cállate!!! ¡¡¡Ahora que ya me tuviste en tu cama, cállate!!! ¡¡¡Olvídalo!!!  ¡¿Crees que puedes alejarme como si fuera basura?! ¡¿Debes controlarlo todo, verdad?!  ¡A tu familia, a los mortífagos, al mundo entero…!  ¡¡¡Hasta crees que puedes controlar a la naturaleza y tener un hijo de un hombre  muerto!!!

–  ¡¡¡¿Cómo te atreves?!!! ¡¡¡Severus me dejó solo por ti y tu maldita Orden!!! ¡¡¡Ustedes lo sacaron del castillo!!! ¡¡¡Lo enviaron directo a ese monstruo!!!

–  ¡¡¡Era un espía!!! ¡¡¡Sabía los riesgos que corría!!!

–  ¡¡¡Y yo era un mortífago!!! ¡¡¡¿Qué crees que van a decir los Weasley, tus hijos, tu familia cuando les cuentes?!!!

–  ¡¡¡No más de lo que ya dicen, cabrón!!! ¡¡¡Les he mentido por ti y por Ras!!!  ¡¡¡Les he dicho que fuimos amantes desde antes ¿recuerdas?!!!

–  ¡¡¡Pero no lo fuimos!!! ¡¡¡No lo fuimos ni lo seremos!!!

–  ¡¡¡Entérate de que ya lo somos!!!

–  ¡¡¡No!!! ¡¡¡No lo somos!!! ¡¡¡Nunca vamos a serlo!!! ¡¡¡Lo que pasó fue un error que no se repetirá!!!  ¡¡¡Aléjate y no compliques más mi vida!!! –   Y Lucius salió raudo azotando tras si la puerta. Mientras, Harry cayó sentado sobre un sofá completamente traspasado por los acontecimientos. No sabía como hacer para que lo deje quererlo, y no quería aprender a extrañarlo.

Apenas salió del Ministerio, nuestro rubio se apareteó rumbo al Londres muggle… necesitaba pensar. Desgraciadamente, cuando uno esta molesto no actúa con claridad y Malfoy escogió para aparecerse un parque al que solía acudir con Severus, cuando ambos eran jóvenes. Pero habían pasado casi 40 años desde la última vez que lo visitó y el lugar era ahora una  calle bastante transitada.

El mago se materializó en un cruce y un autobús que no pudo frenar a tiempo lo golpeó de lleno: salió volando varios metros para caer inconsciente en medio del pavimento, un gran charco de sangre formándose de inmediato en torno a él.

 

*****************

 

            Ras se acababa de despertar cuando Ophiuchus entró al cuarto y se quedó mirándolo.

La noche anterior el ojinegro había estado despierto, esperándolo, y cuando regresó bajó a escondidas para espiarlo. Llegó justo a tiempo para escuchar su discusión con Lucius y lo siguió luego al segundo piso (por lo que no pudo escuchar a Draco). Lo vio entrar a la habitación que compartían y, al darse cuenta de que él no estaba,  maldecir y destrozar todo hasta caer sobre la cama y dormirse llorando.

No había entendido nada de nada. Y no había querido hablarle en ese momento creyendo que era mejor que primero se calme, por lo que había optado por acostarse en uno de los cuartos de visitas. Ahora, sin embargo, había llegado la hora:

–  Rasalhague. Necesitamos discutir algo.

El interpelado quiso ignorarlo pero el otro lo encaró, arrastrándolo de la cama y  sentándolo de golpe en una silla del escritorio.

–  No me interesa lo que pase por esa estúpida cabeza tuya o si estás molesto porque tu Ministro no te folló como debiera… Pero vas a arreglar las estupideces que le dijiste a Padre antes de que te reviente a golpes.

–  ¡¡¡¿Qué?!!!

–  Que no me importa si hoy es tu cumpleaños o si Lucius besa el suelo que pisas. Tú vas a buscarlo y vas a disculparte por el berrinche de anoche. Luego vas a decirle que te alegras de que por fin haya dejado de penar por Severus y a felicitarlo por lo de Harry.

–  ¡¡¡¿Y por qué haría eso?!!!

–  ¡Porque es tu padre, te ama y te lo ha dado todo! ¡Maldito malagradecido! ¡Porque todos estos años lo he visto morir un poco cada día, renunciando a ser hombre para criarnos! ¡Porque él y Harry ya han sufrido bastante y no va a ser un muchachito egoísta, demasiado asustado para comportarse como adulto, quien les malogre el romance por sus celos tontos!

–  ¡¡¡Ellos no tienen un romance!!!

–  Lo tienen ¿Y sabes? Me alegro. Porque puede ser que yo no tenga al hombre que quiero pero no soy un maldito envidioso como tú. Yo si quiero que mi Padre sea feliz. Y que pena que sea precisamente yo, quien no lleva su sangre, el único que desee verlo así.

–   Yo  lo quiero. Solo que…

–  Solo que te quieres más a ti mismo. Quien lo dijera… al final resultaste el más Slytherin de todos. Manipulando a tu familia, aprovechándote del amor que te tiene Lucius… abriéndote de piernas ante un hombre que podría ser tu abuelo solo por un poco de poder.

–  ¡¡¡Yo no me abro de piernas ante nadie!!! ¡¡¡No soy yo el que se cita en un hotel con un desconocido y acepta anillos caros!!!

            Oph palideció y lo miró profundamente. Luego se dirigió al lugar donde escondía la carta de Greyback y la alianza. Las liberó y se dio cuenta de que habían sido manipuladas. Tomó ambas y enfrentando a su hermano se las arrojó  a la cara:

–  La carta era de Greyback. Pidió verme. No te dije nada porque no quise involucrarte –   Ras comenzó a boquear –  Y el anillo… lo compre… para ti.

–  Oph…

–  ¡No! Me has decepcionado demasiado para aceptar tus excusas. No solo me espías y sacas conclusiones sin antes preguntarme; sino que lastimas a nuestro Padre por un berrinche sin sentido. ¡Me voy! Debo arreglar unos asuntos en el Ministerio y ver lo de mi herencia. Cuando regrese, espero encontrar a Harry y a Lucius aquí, felices y contentos.

–  Escúchame, hermano…

            Oph lo levantó de un manotazo y lo estrelló contra una pared.

–  No somos hermanos Rasalhague. Nunca lo fuimos –  se apretó contra su cuerpo y ambos pudieron sentir la erección del otro – Yo… te he deseado… desde siempre…

            Ras se colgó entonces de su cuello y lo besó furioso. A la mierda con el mundo. El otro respondió con igual pasión y comenzaron una danza de apareamiento tan antigua como la vida: se frotaron y manosearon durante media hora, perdidos ambos en el éxtasis, casi sin hablar, sintiéndose mutuamente… hasta que no pudieron más y eyacularon en un ronco gruñido.

            Cayeron extenuados; Ras abrazando  a Oph mientras este permanecía mudo y mirando al techo.

–  Esto… fue fantástico.

–  ¿Lo hago mejor que tu Ministro? –   Ras abrió la boca pasmado –  ¡Oh! ¡Disculpa! Esto fue solo un frottage. Nada comparado con la follada que de seguro debió meterte ayer en algún hotel barato.

            El muchacho enrojeció antes de responder:

–  Te juro Ophiuchus. Jamás… –   la exclamación sarcástica del otro le confirmó que no pensaba creerle;  entonces supo lo que tenía que hacer. Totalmente abochornado, comenzó a quitarse el pijama.

–  ¡¿Qué haces?!

–  Demostrarte que no he hecho nada malo. Ni con Kingsley ni con nadie. Cuando me tomes y te des cuenta que soy virgen…

–  ¡Estas loco! Lo que hicimos ya es bastante malo. Estamos en la casa de Padre y no voy a traicionar su confianza deshonrándote. Además, según las antiguas costumbres, como tu hermano mayor tendría que resarcir nuestro honor matando al que tomase tu virtud… y lanzarme un avada a mi mismo es algo que veo bastante difícil.

–  Yo no hice nada anoche. Nada de lo que deba avergonzarme –   aseguró el otro con mirada limpia –  Kingsley solo me habló de sus sentimientos por mí… Y yo lo rechace.

–  ¿Por qué?

–  Porque… yo… te amo… –  le dijo bajito, ocultándole ahora si los ojos. Oph suspiró, le levantó la cabeza y le dio otro beso desesperado. Acarició el descubierto torso, los brazos… pasó la mano por encima del pantalón de pijama sintiendo la excitada polla libre de ropa interior…  ¡Y se maldijo por ser tan noble!  Tuvo que recurrir a todo su autocontrol para no tomarlo allí mismo. Solo se permitió montárlo sobre la ropa y estimularse hasta que ambos eyacularon de nuevo.

Ya satisfechos, el mayor sacó su varita y los limpió mientras le explicaba:

–  Esto no esta bien. No eres un cualquiera y yo le debo respeto a la familia que me cobijo en su seno. Hablaré con Padre en la cena y le pediré que me acepte como tu novio. Y si todo va bien… quizás… en unos meses… ¡No aguantaré demasiado sin follarte así que lo mejor será casarnos! Eso, claro, si tú quieres.

–  ¡Oh, Oph! –  otra vez Ras se lanzó a su boca, pero a último momento se detuvo asustado –  ¿Y si Padre no lo aprueba? ¿Y si intenta separarnos? 

–  Sería lo justo después de las sandeces que le dijiste. Para que veas lo que se siente.  Pero lo conozco y sé que solo quiere nuestra felicidad. ¡Aunque si no arreglas tu berrinche te juro que me largaré y no volverás a verme! ¡No te permitiré lastimarlo!

–  No quise… Oph, yo… ¡Me agarraron de sorpresa! Solo estaba…

–  ¿Celoso?

–  Sí… no… no sé. ¿Y ahora qué hago?

–  Nada. Solo dúchate, cámbiate y baja a hablarle. Pídele disculpas y dile que apruebas su romance. Le darás una gran alegría.

–  Eso haré. Y en verdad… lo siento.

–  Yo sé. Es que a veces eres tan impulsivo.

–  Salí a Harry, supongo.

–  ¡Ay! Ya veo lo que nos espera.

            Y besando tiernamente a Rasalhague  se puso de pie para marcharse. Cuando regresó, cerca del medio día, se lo encontró muy nervioso: Lucius había salido antes de que se levantasen y aún no regresaba.

–  De seguro anda con Draco. Con eso de que ya se amistaron. Vamos a buscarlos y de paso le llevo a ese pijo los papeles de mi herencia. Necesito que los firme para que los bienes de los Lestrange pasen a mis manos.

            Y fueron a las oficinas de la corporación; donde su medio hermano los recibió amable (para variar) y no puso objeción en regresarle a Ophiuchus lo que legítimamente le pertenecía. Pero no sabía nada de Lucius tampoco. Y cuando dieron las cuatro sin noticias, los tres comenzaron a preocuparse.

 

*****************

 

Eran las nueve de la noche y Harry se encontraba en Godric House bebiendo solo. Había cancelado sus clases y había ido a visitar a sus hijos al colegio para contarles de su “reanudada” relación con el patriarca Malfoy. Afortunadamente los muchachos no lo tomaron a mal, su madre salía con Seamus y ellos ya estaban resignados al divorcio. Le desearon suerte y le pidieron  se comporte con discreción para evitarles malos ratos.

Albus incluso lo felicitó y le hizo ver lo gracioso que sería que su padre sea a la vez  su abuelo político, cosa que ocurriría cuando él y Scorpius formalizaran. Harry solo rodo los ojos resignado ya a que esos dos terminasen juntos.

Luego fue a  hablar con los Weasley, quienes si se alteraron bastante con las nuevas ¡Ni modo! Si los hermanos no querían hablarle él respetaría su postura. Aunque por lo menos Arthur y Molly si que lo entendieron, después de todo tenía un hijo con “el mortífago”. Su casa, le recordaron, siempre estaría abierta para él y sus muchachos (y eso incluía a Ras). A su pareja no la mencionaron pero nuestro héroe supuso que ya era pedirles demasiado.

            Una vez que hubo informado a Ron y a Hermione (quienes mejor se lo tomaron, pareciera mentira) regresó a su casa y se puso a beber. Esperaba que con esos gestos su  rubio se conmoviera y aceptara darles una oportunidad. Quería intentarlo, en verdad. Llevar una verdadera relación y dejar de putear con uno y otro.

El timbre de la puerta lo sacó de sus cavilaciones. Cuando abrió,  la llorosa imagen de su hijo mayor lo golpeó de lleno:

–  ¡Mierda, me olvidé de tu cumpleaños! –   exclamó contrito. Pero su cumpleaños era en lo que menos pensaba el joven. Con los ojos hinchados suplicó:

–  Papá, ayúdame.

–  ¿Qué pasa?

–  Padre –   Draco irrumpió entonces seguido de Ophiuchus –  Ha desaparecido. No sabemos de él desde esta mañana. Lo hemos buscado hasta en la Mansión de Estados Unidos y nada. Es como si se lo hubiera tragado la tierra.

–  De todos los que conocemos –  Oph continuó –   tú eres el único que puede ayudarnos. No tenemos a quien recurrir.

–  Ya hablamos con Kingsley y él no sabe nada –  ese fue Ras –   Los aurores han sido alertados pero no creemos que pongan mucho empeño, sabes los prejuicios que tienen. ¡Oh, papá! ¡Yo le dije cosas terribles! ¡Si algo le ha pasado no podré perdonármelo! ¡Tienes que encontrarlo!

–  Nos enteramos en el Ministerio de que llegó a verte en la mañana. Pensamos que quizás tú pudieras tener algún dato… ¡Ayúdanos Potter! –  Draco se tragó el orgullo y le suplicó –   ¡Tememos que le haya pasado algo terrible!

 

*****************

 

Eran las seis de la mañana del día siguiente cuando cuatro hombres entraron corriendo en un hospital muggle del centro de Londres. Según recientes informes policiales, un NN masculino, rubio y de vestimenta estrambótica, había sido ingresado ayer víctima de un atropellamiento.

–  Señorita, nos han informado de un atropellado que trajeron  ayer en la mañana. Creemos que es mi Padre.  –  explicó Draco.

            La enfermera les enseñó un dosier donde una foto de un ensangrentado Lucius estaba en primer plano. Ras lanzó un sollozo y Harry lo abrazó.

–  Es él. ¿Cómo esta? ¿Podemos verlo?  –  preguntó Oph.

–  Esta bastante grave.

–  Escúcheme bien –   Draco ordenó altivo –  Necesito hablar con el doctor que lo atiende de inmediato. Este hospital no reúne los requerimientos para tratar su salud y voy a trasladarlo a uno privado, de la familia.

–  Señor –  la enfermera lo miró molesta –  Su padre agoniza. No sabemos siquiera si despierte. Pensar en trasladarlo es totalmente ridículo dado su estado. Puedo permitirles verlo, pero solo un momento. Esta en Cuidados Intensivos.

            Y sin decir más llamó a un enfermero que los condujo a una sala donde, a través del vidrio, vieron el cuerpo del rubio conectado a una mascarilla y varios tubos. Observaron como sus pulmones luchaban por respirar, una y otra vez; mientras que su rostro se contraía en un rictus de dolor. 

–  Debemos trasladarlo a San Mungo. Él es un pureblood y las medicinas muggles podrían matarlo  –  Ophiuchus resumió el sentir de Draco y el suyo propio. Contra todo pronóstico Harry asintió y fue a hacer los arreglos para que un grupo de medimagos llegase y lo evacuase, amén de llamar a los aurors para que borren todo recuerdo de ellos en ese lugar.

Horas después, ya instalados en el hospital mágico, los especialistas le confirmaron el diagnóstico de sus colegas. Lucius estaba sumamente delicado y aunque habían logrado estabilizarlo con pociones y hechizos de curación, el daño a su cerebro no podía ser evaluado hasta que despertara:

–  Si es que despierta. Las siguientes 24 horas serán decisivas. Si no reacciona debemos contemplar la posibilidad de que haya daño cerebral. Lo hemos pasado a una habitación. Ya pueden verlo siempre y cuando lo dejen descansar –   y con ese último dato el especialista se marchó.

Entonces los cuatro magos, entrando al cuarto,  se dispusieron a velar al rubio hasta ue reaccione. Todos, sin excepción, suplicando a los dioses por un milagro.

 

Continuará…

 


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