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AL ESTILO MALFOY por ANTARES

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Notas del capitulo:

Y por fin… ¡la verdad! ¿Qué harías si supieses que tu “madre” se inseminó en una clínica de esperma? ¿Qué si ni siquiera sabe quien puede ser tu otro progenitor? ¿Renunciarías a tu sueño de saber tus orígenes o seguirías luchando, aún a riesgo de cometer un nuevo crimen? “Ten cuidado con lo que deseas… reza un viejo refrán  ten cuidado pues de seguro lo consigues… aunque no siempre es lo que esperas”.

 

Como siempre: Harry Potter y su universo pertenecen a JK Rowling. Yo solo lo tomo prestado sin ninguna intención de lucro.

 

 

CAPITULO VI

 

 

 

          La casa, más bien mansión que Draco había puesto a su disposición, se alzaba majestuosa en medio de uno de los distritos de Wiltshire. Cuando Lucius arribó con sus hijos, después de haberse demorado todo lo que pudo en la Embajada Americana… y claro, despidiendo a Míster Brahams... sabía que la hora de la verdad había llegado.

 

          Ophiuchus miró el rostro demacrado de su padre y propuso ir a instalarse primero para luego ver como se las agenciaban con la cena. Eso, claro, para darle tiempo. Pero no hubo tal posibilidad pues había cuatro elfos de Malfoy Manor esperándolos para ponerse a las órdenes del antiguo amo. A Ras eso le resultó una agradable muestra de cortesía, pero su padre sabía que solo era un formalismo: “Draco”, pensó, ese era otro problema que tendría que arreglar apenas pudiese.

 

          Cenaron en silencio, la tensión palpándose en el ambiente, y tras los postres pasaron al estudio a beber y a “conversar”. Rasalhague miró a su padre y se sentó en uno de los sillones esperando… Ophiuchus les preguntó entonces si querían hablar a solas y Lucius solo suspiró:

 

– ¿Para qué? –  le dijo – Jamás te he ocultado  las cosas de la familia. Eres mi hijo y el hermano de Ras. Nunca nada cambiará eso, ni siquiera los berrinches de mi pequeño Dragón.

 

– Esta herido… Piensa que lo he suplantado en tus afectos.

 

– Le damos asco porque cree que somos mestizos –intervino el menor – ¿En verdad lo somos padre?

 

– De Oph no estoy seguro, es lo que Rabastan le dijo al mortífago que me lo entregó. De ti sí, al menos… es lo que pedí.

 

– ¿Pediste? – ambos muchachos lo miraron extrañados, y Lucius se dispuso a enfrentar su destino.

 

– Ras... tu padre… no es Severus Snape. ¡Nada me hubiese gustado más! Era lo que habíamos planeado para cuando terminara la guerra: marcharnos juntos y tener la familia que siempre soñamos.

 

– Pero él murió…

 

–…en la última batalla. El maldito de Voldemort ordenó a esa malhadada serpiente que lo matara. Ni siquiera pude estar con él en esos momentos.

 

– ¿Entonces?

 

– Luego de la Batalla Final, cuando encontramos a Draco sano y salvo dentro del colegio… y supimos que el Lord estaba muerto junto con mi Sev… nos marchamos a Malfoy Manor a prepararnos para lo inminente.

 

– ¿Lo inminente?

 

– La llegada de los aurors para arrestarlos… por mortífagos… – Oph buscaba ayudar a su padre.

 

– Sí. Narcissa sabía que su venganza sería terrible; no era que nosotros no hubiésemos sido unos monstruos con ellos. Pero Draco no había hecho nada y ella y yo buscábamos protegerlo.

 

– ¿Por eso no escapaste?

 

– Si me iba se la hubiesen tomado con él. Y con ella. No lo merecían, yo fui el único culpable de los actos de la familia. Lo que ellos hicieron, lo hicieron obligados.

 

– ¿Entonces?

 

– Allí debió ser cuando Narcissa le cobró a Potter su deuda de vida. A mi ella no me dijo nada. Supongo que quiso ahorrarme la vergüenza.

 

– ¿Vergüenza?

 

– De suplicarle algo a sus enemigos Ras ¡A un Gryffindor! – Oph entendía perfectamente ¡Y apoyaba a esa mujer! Él, por un hijo y por su pareja, haría lo mismo y hasta más.

 

– ¿Y fue cuando te arrestaron?

 

– Si. Me arrestaron, me interrogaron y me llevaron a Askabán. Vi a los Weasley y ellos me golpearon…y luego me dejaron solo por casi cuatro meses. La comida me llegaba por magia, directamente dentro de la celda. Oía lo que sucedía afuera pero jamás tuve contacto ni con mago ni con alguna otra criatura… Hasta el día de mi juicio, en que Bill Weasley vino a buscarme personalmente. Luego… el destierro.

 

– Entonces nadie… en Askabán…

 

– No pequeño, nadie me violó. Aparte de la golpiza de lo Weasley, bien merecida por cierto, nadie me hizo nada.

 

– ¿Y quién…? ¿Cómo…? ¿Fue acaso el mortífago que te llevó a Oph? ¿Él fue mi padre?

 

          Lucius por un momento se permitió fantasear con el engaño. Sería tan fácil decirle al chico que ese camarada era su padre, que lo hicieron durante una borrachera o cualquier otro embuste… Después de todo el tipo estaba muerto hacía casi 20 años, no era como si pudiese quejarse o protestar. Pero se dijo que si mentía ahora tendría que seguir haciéndolo para toda la vida; y viviría como hasta hoy, con el miedo a ser descubierto. Y esa no era vida, ni para él ni para nadie.

 

           Así que inspiró hondo y explicó:

 

– No se quien es tu padre Ras. Me hice inseminar en una… clínica de fertilidad.

 

– ¡¡¡¿QUEEÉ?!!!

 

          Ambos muchachos gritaron mirando a su padre. Ras no sabía lo que era la mentada clínica y aunque Oph estaba más al tanto, no creía a su padre capaz.

 

– Padre… te inseminaste ¿clínicamente? – el mayor esperaba haber oído mal.

 

– Si Oph… Yo quería cumplir el sueño que teníamos con Severus. Formar la familia que habíamos soñado. Preservar su apellido. Que alguien recordara lo nuestro una vez muertos. Iba a salir desterrado al día siguiente… así que con mis últimos recursos soborné a mi carcelero que me dejó en libertad por unas horas… Yo había escuchado, a través de las puertas de mi celda… a los guardias hablando de la dichosa clínica… incluso a algunos presos. Shacklebolt había dado una ley que permitía los matrimonios por poder, aún con alguien que ya estaba muerto; y creó esos centros como una forma de repoblar el mundo mágico inglés porque dos tercios de la población había perecido durante la guerra. Muchos nobles sangrepuras que iban a ser dementorizados buscaban alianzas entre ellos; y sus mujeres, hijas y viudas, se inseminaban artificialmente  para no dejar morir los apellidos… y preservar las fortunas familiares, se entiende.

 

– Entonces tú…

 

– Ras, yo amaba a Severus… no te imaginas…

 

– Nos imaginamos… – murmuró Oph.

 

– Fui y pedí el esperma de un mago mestizo… porque él era mestizo… de pelo negro y piel blanca, de elevado poder mágico, experto en artes oscuras y pociones… Slytherin… Rogué por encontrar a alguien como él en ese mar de frasquitos… y Merlín me tuvo clemencia… porque lo encontré.

 

– ¡¿Dónde?! ¡¿Dónde fuiste?! ¡¿A que clínica?! ¿Era segura? – Ras ya estaba comprendiendo el asunto, y estaba histérico – Mira que pudieron darte el esperma de un muggle, de un licántropo… de alguna cosa peor…

 

– Era la matriz. La que funciona frente a San Mungo. Y no, no había posibilidad de error pues todo estaba minuciosamente ordenado, con profesionalismo: los espermas, los certificados de consentimiento con un código específico para cada donador… el archivo con sus características físicas y psicológicas… sus cualidades… todo; incluso el esperma solo podía ser usado en un receptor… así que no corres el riesgo de tener medios hermanos desconocidos vagando por allí. Lo hice todo bien hijo.

 

– ¿Y? – Ras estaba al borde del desmayo.

 

– Me inseminaron. Salí de esa clínica contigo en mi vientre. Al día siguiente partí al destierro: primero a Francia, donde tu hermano se nos unió, y luego a América, donde naciste tú.

 

– Padre…

 

– Eres el hijo de Severus, Ras… no te he mentido. Es como si fueras su hijo. En mi corazón eres su hijo.

 

          Lucius calló y miró al menor de sus muchachos con verdadera ansiedad. Temía su reacción, sus gritos, sus reproches…

 

– ¿Entonces no sabes quien es mi otro padre? ¿Su nombre? ¿Si es que aún esta vivo?

 

–No se nada de él… salvo que era unos años menor que yo, que tenía el pelo negro… que era mestizo aunque por línea paterna pertenecía a una de las más nobles familias pureblood de Inglaterra; que era Slytherin y un experto en Artes Oscuras…

 

– No podía ser de otro modo – musitó Oph.

 

–…y que estaba vivo después de la Guerra.

 

– Bueno, eso ya es algo. Seguro era un excelente mago. Yo lo soy.

 

– Tú eres un excelente mago porque Padre es un excelente mago. Es el mago con la sangre más pura de todo este maldito país. Yo me siento orgulloso de él, y de poder llamarlo mi Padre – Oph soltó todo de corrido viendo a Lucius al borde de un ataque.

 

          Ras también se percató… y se dispuso a mentir. Por Lucius, se dijo, solo por él; porque con ellos dos había sido el mejor.

 

– Así es, tengo al mejor Padre del mundo. No necesito nada más. Y Severus ha sido un ejemplo a seguir, siempre… Estoy seguro de que te quiso mucho y te juro que les contaré a mis hijos del gran amor de ustedes. Llevaré con orgullo el apellido Snape – Ras se le echó al cuello llorando  – Perdón padre, por obligarte a contarnos cosas tan dolorosas para ti.

 

– Ras… hubiese dado mi vida porque...

 

–…porque no nos metiéramos en tantos líos. Mira que echarnos de enemigo al Ministro Inglés – Oph volvió a meter su cuchara.

 

– ¡Tsk! – Lucius se dio cuenta de que quería quitarle lo serio al momento – El negrito ese es un pan de Dios. De todos esos gryffindors idiotas, es el más decente. Pudo apoderarse de las fortunas de los dementorizados sin descendientes y no lo hizo. Además... eliminó la palabra “bastardo” de los certificados de nacimiento.

 

– Así es. Y gracias a eso, los insultos de nuestro hermanito mayor no tienen más valor que el que sus aristocráticos sangrepuras puedan darle.

 

– O sea, en este mundo mestizo… ninguno.

 

          Y los tres rieron de buena gana. Lucius entonces se entretuvo contándoles cosas sobre Severus, Rabastan y Voldemort; cosas agradables se entiende (no es que pudiese contar cosas demasiado agradables del Lord, pero se esforzaba). Al final y completamente agotado por la tensión previa, propuso irse a dormir temprano. Los muchachos asintieron y se dirigieron a la habitación que habían elegido para compartir.

 

          Ya en sus respectivas camas Oph encaró a Ras:

 

– Bien pequeño, ahora que papá esta tranquilo y confiado dime ¿Qué planeas?

 

– No te entiendo.

 

– Vamos, no comiences a esconderme las cosas… nunca lo has hecho.

 

– Necesito saber, entiende… no es que vaya a cambiar mi apellido ni nada… pero necesito saber.

 

– ¿Qué planeas?

 

– ¿Qué hora es?

 

– Las 10 de la noche ¿por qué?

 

– Ya es muy tarde…mañana.

 

– ¿Mañana que, Rasalhague? – Cuando el mayor utilizaba su nombre completo era que se estaba enfadando.

 

– Mañana lo sabrás Ophiuchus – y cuando el menor respondía de igual forma era que estaba entercado. Esa noche no soltaría prenda.

 

          No dijeron nada más y a los pocos minutos ya estaban dormidos. También ellos habían tenido un día agitado.

 

 

 

*****************

 

 

 

          A la mañana siguiente, después de desayunar, los muchachos se despidieron de su padre por unas horas. Iban a Hogwarts a recoger sus cosas y a finiquitar su contrato laboral con Minerva McGonagall. Amén que querían despedirse de sus alumnos.

 

          Como planeaban hacer el viaje en tren para conocer el país, Lucius no los esperaba hasta la noche, así que decidió ir a visitar a su antigua familia: ex esposa, nuera y nieto incluidos… Pero por sobre todo, quería arreglar las cosas con Draco.

 

          Al ex mortífago más le hubiese valido no hacer esa visita.

 

          Astoria lo recibió en el Hall, fría y altiva, y le dijo que su esposo no estaba; y que ella le dispensaba la cortesía de hablarle solo y únicamente por ser padre de Draco y llevar sangre Malfoy; sangre que ya estaba enterada, él se había encargado de contaminar. Narcissa se negó a verlo profundamente ofendida de saber que no solo se había estado acostando con Severus durante su matrimonio, sino que también le había visto la cara con Rabastan. Al parecer la palabra “adoptivo” no había calado ni en la mente de su hijo ni en la de ella… o quizás solo estaba molesta por su falta de comunicación.

 

– Quiero que entienda señor Malfoy – la esposa de Draco lo miraba seria – lo inconveniente que resulta para la familia su repentina llegada. Mucho más con sus dos bast… muchachos.

 

– ¿Inconveniente? – la voz del rubio era helada.

 

– Sus hijos han llegado para llamar la atención del Ministerio sobre nosotros. Después del trabajo que pasamos todos estos años,  tratando de que se olviden los “errores” cometidos y que dejen de temer nuestro apellido.

 

– Yo no pretendía…

 

– ¿Regresar?... ¡Somos conscientes de ello! De que fueron “sus muchachos” los que han vuelto buscando Salazar sabe que cosa.

 

– Ellos solo querían conocer…

 

– ¿Sus orígenes? Entiendo que ambos son hijos de diferente padre, y que incluso usted mismo no sabe a ciencia cierta de quienes son.

 

– ¡¡¡Señora!!!

 

– No quisiera ofenderlo. Después de todo, la guerra fue un tiempo difícil para nuestra familia y usted no era libre de elegir. El Lord, por lo que sé, era despiadado sexualmente hablando. Pero dos hijos de hombres diferentes… y aún estando casado con Cissa…

 

– Oph no es mi hijo biológico; lo adopté cuando tenía 6 meses de nacido. Difícilmente puedo ser responsable de la moral de Rabastan cuando solo era mi primo político porque su hermano era esposo de mi cuñada. Y en cuanto a Ras…

 

– Sabemos que lo registró como hijo de Severus Snape. Cosa imposible si se tiene en cuenta las fechas, y que el propio Ministerio le hizo un examen médico antes de su segundo ingreso a Askabán. Allí consta que en aquel entonces aún no estaba embarazado.

 

– ¡No pienso dar explicaciones sobre mi vida privada! ¡Mucho menos a alguien sin gota de sangre Malfoy!... Yo solo vine a visitar a mi familia.

 

– Señor: mi suegra, quien desde su partida ha vivido en absoluto retiro fiel a su memoria y a su nombre, no quiere verlo. Para ella usted dejó de ser parte de la familia cuando ensució su apellido, el apellido que tanto le ayudo a cuidar, pariendo a dos hijos bastardos y mestizos de quien sabe quienes…

 

– Que Oph… – Lucius se calló, dándose cuenta de que sus explicaciones estaban de más.

 

– En cuanto a mi hijo Scorpius y a mi, no lo conocemos. Y su presencia solo altera una vida ordenada y pacífica que me ha llevado años construir. No quiero que su imagen nefasta arrastre el buen nombre de mi pequeño y lo vuelva un blanco de odios y venganzas… ¡No lo quiero cerca de mi Casa ni de mi familia señor! ¡Ni a usted ni a sus bast… hijos! Y si lo que quiere es hablar con Draco, este trabaja todo el día en la Sede Central de las empresas. Búsquelo allí y cualquier asunto de dinero, herencias y demás, trátelo con él.

 

– ¡¡¡No vengo a buscar dinero!!! ¡¡¡Siempre fui lo suficientemente capaz de ganarme los galeones e incluso  de levantar yo solo un imperio financiero, muchachita maleducada!!!

 

– ¡Yo no soy la que va por allí abriéndole las piernas a cualquiera señor! ¡No me acuse de falta de educación! ¡Váyase por donde vino y cualquier asunto arréglelo con mi marido! – suspiró –  Esta ya no es su casa y ni mi suegra ni yo queremos tener nada que ver con ustedes.

 

– ¡Su hijo es mi nieto!

 

–Para mi desgracia. Mi hijo sabe que usted esta vivo y ya es un adolescente que difícilmente me hará caso, así que si desea verlo sabe donde buscarlo: Hogwarts. No vuelva a poner los pies aquí. Se lo pido con toda la cortesía que le debo por ser el padre de mi esposo. Ahora, si me disculpa… los elfos lo escoltarán a la salida.

 

          Y sin más la altiva mujer se puso de pie y le dio la espalda saliendo del recinto.

 

          Lucius rechinó los dientes y apeló a todo su autocontrol para no mandarle un Avada por la espalda. Después de todo… eran familia. Jamás, pensó, se había sentido tan insultado, tan humillado… no era que esperase que lo recibieran con lo brazos abiertos; pero por lo menos no esperaba que Narcissa lo ignorara y que una mocosa con aires de nobleza lo llamase puta sin disimulo.

 

          En cuanto a su nieto, no lo conocía y le hubiese gustado verlo. Saber que el sacrificio que hizo para que Draco tuviese una familia y una buena vida había servido de algo. Por un momento, recordó a Severus y todo lo que pasaron juntos para que ese chiquillo mimado, y la perra de su ex, viviesen en la feliz ignorancia… Y quiso llorar.

 

           Pero no les daría el gusto.

 

          Apretó su legendario bastón (uno nuevo, vuelto a confeccionar en Norteamérica exactamente igual al que tuvo en su época de Lord)  y mirando al espantado elfo le indicó que sabía donde quedaba la salida.

 

          Con altivo paso se marchó de la que fuera su casa jurando que no regresaría jamás.

 

 

 

*****************

 

 

 

          Había vuelto a la mansión que le dejase Draco para esperar a los chicos y recoger sus cosas. Después de ver a la esposa de su primogénito, había ido en su  busca a las empresas (las que él le había heredado) solo para que su secretaria privada le indicase que Lord Malfoy estaba demasiado ocupado para recibirlo y que cualquier asunto lo tratase con sus abogados, gracias.

 

          Allí si que no pudo contenerse y en un estallido accidental de magia hizo astillas los cristales de todo el piso. Ante el espanto de la bruja le dijo que sus abogados se comunicarían con los de su hijo, y que le mande la cuenta por los desperfectos, de nada.

 

          Después de ese incidente, y jurando que se lanzaría un crucio a si mismo si se atrevía a dejar caer una lágrima; fue a Gringotts para hacer un traspaso de sus cuentas, de la sucursal americana a la inglesa, a fin de disponer de efectivo para sus necesidades. Luego fue a una corredora de bienes raíces y compró (al contado y sin regatear en el precio) la antigua mansión de los Montague que el Ministerio tenía en venta desde hacía años.

 

          Estuvo allí toda la tarde, acondicionándola para hacer de ella un hogar transitorio, y le dio gusto saber que junto con la casa había adquirido 4 elfos de los antiguos patrones (todos asesinados durante la Segunda Guerra). Estos, que estaban totalmente furiosos sirviendo al Ministerio (los asesinos de sus antiguos amos) reconocieron en Lucius a un amigo de la familia y se postraron ante él agradecidos: “Servir al amigo de los amos será como servir de nuevo a los amos, será un honor” le dijeron.

 

          En esos 20 años Lucius no había tenido un elfo doméstico ni nada parecido, ya que la esclavitud no era bien vista en Norteamérica; pero no tuvo corazón para dejarlos en libertad y los tomó a su servicio. Les ordenó que arreglaran todo para la llegada de sus hijos y partió a encontrarse con ellos. Iba a entregar la mansión que le dejara, por lástima, el ingrato de su primogénito. Si no era capaz siquiera de escucharlo él no correría detrás a rogarle, por mucho dolor que aquello le causara.

 

 

 

*****************

 

 

 

          Ya había pasado más de dos horas de espera en aquella casona de Wiltshire. Todo el equipaje estaba listo, y los 4 elfos prestados habían sido devueltos a Malfoy Manor con un generoso cheque por los costes de su estadía y de los vidrios rotos. Estaba empezando a preocuparse cuando ambos jóvenes llegaron, pálidos y temblorosos.

 

          Ophiuchus, blanco como el papel, miró a su padre y se dejó caer en una butaca del estudio. Ras, las lágrimas corriendo por sus mejillas, no dejaba de temblar y evitaba los ojos del rubio. Se dirigió al bar y se sirvió un vaso de firewhisky que apuró de un trago… ¡Y él no bebía!

 

          Estaba observandolos extrañado cuando Oph se lo soltó a boca de jarro:

 

– Ras encontró a su otro padre – le dijo mortalmente pálido – fuimos a la clínica… se metió en los archivos a escondidas y… lo encontró.

 

          Lucius abrió la boca mirando, hora a su hijo mayor mortalmente asustado… hora a su otro hijo que bebía y temblaba como una hoja sacudida por el viento.

 

– ¿Tan malo es? – preguntó, a sabiendas que el descubrimiento traía cola.

 

– Peor –susurró Oph mientras el menor corría a abrazarlo y rompía a llorar:

 

– No me odies padre… por favor no me odies, no me odies, no me odies, no me odies… – suplicaba el muchacho mientras se escondía en los brazos de un Lucius pasmado.

 

          Y entonces lo supo. Los problemas, los verdaderos problemas, acababan de comenzar.

 

 

 

Continuará….


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