Capitulo VII: El Trío del Terror
Era la mañana del treinta y uno de agosto, y como normalmente lo hace todas las mañana Harry se levanto a tomarse un baño calmadamente, revisar su horario de entrenamiento, ir a las cocinas del septimo piso, agarrar la taza con café recien hecho de la mesa, agradecer a Jully por la bebida, y...
- ¡HARRISON!
...Y como normalmente ocurre todas las mañanas, Harry rodaba los ojos, soltaba un suspiro de total frustración y le pedia a los dioses que lo retuvieran de despedasar lenta y dolorosamente al que puede ser su abuelo, que con seguridad ganaria una buena golpiza si se le dice eso al ser mas vanidoso de la Tierra (despues de Draco Malfoy). Harry dejaba la taza ahora vacia en la mesa de caoba, y se dirigio a la chimenea de la cocina, agarro y puñado de polvos flu, y luego de lanzarlos al fuego, recitando la clave y la direccion de la habitacion de Alexander en el cuarto piso.
- Que deseas... un té, un café, o tal vez una taza de chocolate...
- Ya Harry el sarcasmo esta de mas, entendi la indirecta- el castaño leia el periodico en el sillon de cuero verde, sin levantar la vista en ningun momento al hablar con Harry- ¿donde esta Draconis?
- ¿No estaba contigo?- el castaño levanto la vista esta vez
- ¿No te dije que lo despertaras y lo trajeras contigo?
El moreno al oir esto, torcio los ojos y resoplo cansadamente- No Alexander lo unico que escuche fue mi nombre a gritos en niveles del sonido, que no sabia existentes.
- Oh, bueno... a que esperas, buscalo ya- si las miradas mataran Alexander estaria dos mil metros bajo tierra- ¿por favor?
- No necesitas que me despierten Peverell ya estoy aqui- anuncio el rubio entrando en la habitación elegantemente- tus “avisos” son algo... “¿discretos?” diria.
- Creeme entiendo indirectas no necesito tanto sarcasmo.
- Ahora habla de una buena vez, ¿para que carajos nos llamas un jueves en la mañana?- la ira en la voz de Harry podia hacer que cualquiera diera varios pasos atras, deseando que no hiciera nada mas que gritar- No es agradable que mi ultimo dia de vacaciones sean aruinadas por alguien que aun asi vendra a Hogwarts conmigo para seguir destruyendo mi vida personal...
- ¿Que vida personal Potter?- bufó Draco- Los unicos amigos que tienes es a la comadreja, la sangre-sucia y la comadrejita.
- Para tu información, esos a los que dices que son mis amigos, me traicionaron junto el viejo barbudo y que yo sepa tu tampoco...
- ¡Suficiente!... los llame por algo muy diferente a montar una estupida pelea aqui, asi que callense de una buena vez ¿entendieron?- los ojos azules de Alex cambiaron a un violeta electrico que para opinion de ambos muchachos era peor que ver a los rojos de Voldemort- ¿O se los aclaro?- la negativa llego tan rapida como la pregunta termino de ser formulada- Bien, Harrison... ¿Recuerdas cuando te dije que las locas esas responden al llamado de su nombre?
- Ah... ¿si?
- Excelente, entonces no sera problema que las llame... creo.
- Increible, la Muerte le tiene miedo a tres mujeres-se bufó el rubio, viendo la cara de disgusto y fastidio que Alex tenia- Que sigue ¿miedo a los conejos y los peluches de ojos rojos?
- Callate que no te queda la broma.
- Uy perdoneme “señora”- Harry no aguanto la risa al ver como Malfoy se tiraba al suelo evitando la maldicion que Alex habia lanzado en su dirección.
- Llamalas de una buena vez, no vine para empezar un maldito juego de tiro al blanco.
- Bien, toma- Alex agarro un pedazo de pergamino que tenia en su escritorio y se lo dio a Harry en la mano- hay estan los nombres... yo ni por todos los galeones del mundo llamaria a esas locas.
- Perfecto aunque no se cual es el problema, veamos... espera, esto es un conjuro no los nombres...
- Oh eso... veras yo y las otras creamos este conjuro que es parecido a un Juramento Inquebrantable, la persona que lo recite tendra en el, la responsabilidad de ser el mensajero o como yo lo llamo el “Heraldo”, de esta manera sera más dificil para cualquier persona intentar encontrarnos.
- Es decir que tu eres el Heraldo de los demas pilares en este momento- cuestiono Harry, Alex respondio con un asentimiento.
- Exacto, en cuanto tu recites ese conjuro tendras acceso total a los demas pilares con solo llamarlos.
- Algo confuso pero lo entiendo, me parece justo- el moreno levanto el pergamino y empezo a leer:
“Voco qui in loca oculos non perveniunt.
Ea enim dico quis audierit vocem meam ab extremis terris.
Inquam, indigent praesens tum magni egestas.
Cum auxilio vestro erit panton vos postulo.”
Las puertas de la habitacion se cerraron y el fuego de la chimenea cambio a un colo verde esmeralda anunciando que alguien venia en camino por la red flu.
- Dios esto increible... rapido Harrison termina el conjuro llama a cada una- el moreno hizo lo que se le dijo:
“Ego te vocabo Dea umbra tuetur morituri crudelitatis in actis.”
Una mujer morena salio elegantemente de la chimenea, alta, de pelo corto color negro, y ojos negros y profundos, las manos enguantadas en cuero de dragon negro, estaba vestida con una tunica color negro de seda que dejaba al descubierto sus hombros y llegaba hasta el suelo abriendose en forma de 'A' en su cadera izquierda dejando al descubierto unas bien formadas piernas terminando en sus pies descalzos.
“Ego te vocabo Domina feritatem dat recipitque plagas mundi.”
La mujer dio unos poco pasos y luego se giro para ver junto a los demas presentes, como salia rapidamente pero con cierta gracilidad a una mujer de estatura mediana, pelo de un color rubio encurtido y largo, con ojos azul electrico, la piel bronceada y con un brillo que al caminar arrancaba destellos dorados, tenia puesto un abrigo de plumas azul celeste, abierto que dejaba ligeramente a la vista sus pechos y su bien formado abdomen, con pantalones ajustados, desgastados de color gris y estrategicamente cortados en ciertos lugares, dejando a la vista un poco de piel, lo que llamo más la atencion fue los zapatos de tacon alto, que parecian estar hechos del mismo material del abrigo.
"Ego te vocabo Beauty amans periculum moderatur hominum corda.”
Detras de las otras salio otra mujer de increible belleza, de piel tostada que desprendia destellos plateados, de pelo blanco platino con reflejos de color purpura, sus ojos avellana verdoso eran cautivadores en opinion de Harry, la mujer estaba ataviada con un vestido nacarado largo y ondeado dejando al descubierto los hombros y caia al suelo cubriendo sus pies.
- Harrison, Draconis les presento a los pilares restantes- Alex se acerco a las recien llegadas y señalo a la morena- ellas Raven Nokturna pilar de los Dementores- la mujer sonrio ligeramente a Harry y luego le dirigio una mirada de odio a Alexander, este rapidamente se alejo de ella y siguio ahora con la rubia- les presento a Akasha Solaire pilar de los Nundus- Akasha asintio ligeramente en forma de saludo a ambos, luego susurro algo que los muchachos no lograron captar, y vieron como Alex palidecia ligeramente y luego se alejaba de la muchacha rapidamente- y finalmente Vivianne Delacour pilar de los Veelas.
- ¿Delacour dijiste?- pregunto Harry interesado, Alex y Vivianne asintieron- no seras por casualidad pariente de Fleur Delacour- la muchacha asintio para luego responder con un ligero acento francés- “Soy su tataga tia, mi hegmana ega su abuela.”
- ¿Cuantos años tienes?- la muchacha se cubrio la boca dejando escapar unas pequeñas carcajadas y luego respondio- setecientos años quegido.
Un sonoro “bum” se escucho en la habitación y en el suelo estaba un Harry Potter completamente palido e inconsciente.
- Vaya lo tomo muy bien ¿no les paguese?- los presentes voltearon a ver a Vivianne como si le hubiera crecido una segunda cabeza- ¿Qué?
Si este era un dia como cualquier otro para Harry Potter, desde que conocio a Alexander Peverell