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El amor florece en el momento más inesperado por Paz

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Notas del capitulo:

En agradecimiento a los comentarios que he recibido... hace tiempo que no recibía tantos... aquí va el segundo capítulo...

 

El amor florece en el momento más inesperado

Por Paz

Basado en los personajes de Slam Dunk, creados por Inoue Takehito

Capítulo 2: Un singular encuentro

 

Tres días más tarde aparca su coche ante un edificio con aspecto de tener oficinas. Ha conseguido la dirección a través de diversos contactos, pasando por la humillación de ver las expresiones risueñas en sus rostros.

Sabe lo que están pensando por fin el inconquistable ha caído, pero tan bajo que tiene que pagar para tener un hombre en su cama. Odia esas sonrisas hipócritas, se regodean en su desgracia, pero lo principal es que ha conseguido lo que necesita. Un centro de acompañantes en los que por una sustanciosa cantidad dan lo que uno busca, asegurándole no solo privacidad sino también discreción.

Cruza el amplio paseo para llegar a la entrada del edificio, traspasa sus puertas correderas cuyas células fotoeléctricas entran en funcionamiento apenas se acerca. Traspasa el umbral encontrándose en un amplio vestíbulo se dirige directamente a los ascensores y toma el primero que llega.

Al llegar a su piso, desciende, mira a derecha e izquierda, unas puertas de cristal tienen el nombre que busca, se dirige hacia ella viéndose en una espaciosa recepción, mesillas y sillones están ubicados en los lugares adecuados para sentirse cómodos.

Tras un mostrador una señorita esta hablando supone que con un cliente, al aproximarse no puede evitar fijarse en el tipo que allí esta de espaldas a él.

Lo que consiguió que se fijara en él, no eran sus anchos hombros, ni su altura, que era parecida a la suya, lo que llamó su atención fue el cabello largo recogido en la nuca, cabello de un rojo intenso que despertó en él un recuerdo lejano. Al acercarse, se quedo a prudencial distancia, aún así el sonido de su voz se le hizo familiar.

-Esta segura que este es todo lo que tienen. Mire señorita necesito urgentemente a alguien... solo será durante una semana, le aseguro que conmigo no tendrá problemas, pagaré sus gastos de viaje y su alojamiento.

-Esa carpeta contiene todos los que están disponibles para la fecha que usted solicita, son más de cien acompañantes, ¿esta seguro que ninguno de ellos le complace?

-Si... no tienen las características que busco...

-Podría intentarlo otra vez? tal vez ha pasado por alto alguno... -se había fijado que pasaba loas páginas demasiado rápido. Mientras el estaba ocupado podía atender al siguiente cliente. Se dio cuenta que su interlocutor mostraba signos de no prestarle atención. No estaba escuchándola.

-Gracias, señorita. Buscaré en otra parte... -se volvió dispuesto a marchar.

A pesar de la distancia que los separaba, un poco más de un metro, el individuo se movió con excesiva brusquedad, sin darle tiempo a evitar el encontronazo.

Con la prisa de marchar, no le vio hasta que chocó contra una persona.

-Disculpe mi torpeza -dijo echando las manos hacia delante para evitar que cayera al suelo por la violencia del golpe. Le sujeto con firmeza, cuando estuvo seguro levantó la mirada hacia él y al instante un nombre acudió a sus labios-¡Rukawa!

Si el sujeto no le hubiera agarrado, hubiera dado con sus asentaderas en el piso. Su nombre fue apenas un susurro, que alguien le reconociera no era ningún merito, ni tampoco una sorpresa, su carrera deportiva le mantenía en la cima, permitiendo que el publico lo supiera todo de él, lo que no era mucho porque mantenía su vida privada a buen recaudo, al instante, el tono de voz con que fue pronunciado le hizo saber que no se trataba de un admirador cualquiera.

Su mirada azulina se poso en el rostro del hombre que tenía delante y sorprendentemente fue el único rostro que recordaba con nitidez de su adolescencia.

-No se preocupe, señorita. Ya he encontrado el acompañante perfecto. -y sin darle tiempo a reaccionar le tomo de la mano y prácticamente le arrastro fuera de la recepción y también del edificio- Ha sido una suerte encontrarnos, tu y yo nos haremos un mutuo favor.

En ese momento, aun aturdido, tardo en comprender el sentido de sus palabras.

Se desprendió de su agarre con excesiva brusquedad.

Sakuragi se detuvo mirándole un tanto perplejo.

-¿Qué pasa?

-¿Qué es lo que quieres? -preguntó a su vez.

-Humm... -indeciso miró alrededor, de pronto su mirada se iluminó- Tomar un té... Ahí mismo -su mirada pasaba por encima del hombro de su ex compañero.

Se cruzó de brazos mirándole con fijeza, sabía que no iba a sostener su mirada por mucho tiempo, sin embargo, fue una guerra silenciosa de voluntades, mirándose ambos a los ojos, negándose a si mismo a dejarse derrotar por su pendenciero compañero, estaba descubriendo que poco o nada había cambiado. Si la actitud de ambos continuaba iba a seguir recibiendo más de un empujón, ya que se encontraban parados en mitad de un concurrido paseo y por donde circulaban en ambos sentidos los peatones. Supo que tenía que encontrar el modo de descentrarlo, apenas lo pensó supo que hacer, sus labios se curvaron en una sonrisa que tenía mucho de traviesa.

Hanamichi parpadeo confuso al ver su sonrisa, sus ojos perdieron la frialdad y se tornaron calidos, su cara se transformó ante sus ojos dándole un aspecto juvenil muy atrayente.

-Eres un tramposo. -Su carcajada llamó la atención de los que pasaban a su lado quienes les dirigieron miradas curiosas- Vamos, te invito -y agarrándole del brazo con familiaridad le llevó hacia el local que había vislumbrado momentos antes.

Se dejo llevar, sintiendo el calor de su mano traspasando la tela. Se sentía bien, era agradable ese contacto, un sentimiento, una emoción desconocida le invadió, el mismo sentimiento que había experimentado cuando su mano se enlazó con la suya. Aún sentía en su piel el tacto de la suya, suave y cálida.

Continúa en el próximo capítulo....

 


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