Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un dragón y dos caballeros por Shuragirl

[Reviews - 86]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Todos los personajes pertenecen a Masami Kurumada 

Notas del capitulo:

Espero que les guste x3

Se me ocurrió en una aburrida clase de Administracion xD 

 

Al finalizar la guerra contra Hades, todos los caballeros de Oro habían vuelto a la vida como agradecimiento de su diosa por haber dado su vida cuando el momento lo requería. Cada uno de ellos volvió a su respectiva casa en el Santuario, incluyendo a Dohko, quien no ocupaba la casa de Libra desde hacía más de dos siglos.

 

Sin embargo, se rehúsaba a vivir solo y dejar a su alumno y a la niña que había rescatado años atrás solos en las Cinco Puntas de Rozan, por lo que solicita a su diosa, a través de Shion, el correspondiente permiso para que ambos jóvenes pudiesen acompañarlo en aquel templo.

 

No era el primer permiso que se le solicitaba, ya que unos días antes el caballero de Acuario había hecho lo mismo, pues disfrutaba de la compañía de su alumno.  No era ningún secreto el aprecio que estos dos se tenían e incluso algunos sospechaban de que sucedía algo más entre ellos dos. Sin embargo, Camus había enseñado a Hyoga a no demostrar sus sentimientos, así que aquella teoría no podía confirmarse.

 

Athena, siendo tan misericordiosa y agradable hacia sus fieles y leales caballeros había accedido a aquella petición. No veía nada de malo que maestro y alumno conviviesen juntos e incluso le parecía que de alguna manera los mayores cumplían como un rol de hermanos mayores o tal vez padres para los santos de bronce.

 

Shiryu se sentía bastante entusiasmado, a su manera claro está. Ayudó a Shunrei con sus pertenencias y fueron rumbo al Santuario, donde se encontrarían una vez más con aquel hombre que les había dado tanto en su infancia.

 

Dohko había hecho limpiar todo el templo y preparado las dos habitaciones, en verdad se sentía bastante ansioso de volver a ver a aquellos adolescentes. Ahora más que nada se sentía orgulloso del Dragón pues había escuchado la historia de valentía de los 5 jóvenes en los Campos Eliseos.

 

Sin embago, dos caballeros de Oro también aguardaban la venida de Shiryu. Los dos habían sido oponentes del alumno de Dohko y sentían mucho respeto y admiración por aquel joven que no había dudado ningún segundo en dar su vida por sus ideales. Pero, sus sentimientos iban más allá de eso.

 

En ambas batallas, habían podido apreciar  sus abdominales de hierro, se habían quedado perplejos ante aquella escultural figura, ¿quién hubiera imaginado que un chico de apenas 15 años podía tener semejante cuerpo?  Pero, sin duda, aquella cabellera negra y larga era el rasgo que más les había llamado la atención. Deseaban con muchas ansias tocar aquel sedoso cabello que cubría toda su espalda.

 

Aquellos sentimientos los habían mantenido ocultos por mucho tiempo, uno más que el otro, pues todos sabían el interés del caballero de Capricornio en ayudar al joven Shiryu, al punto de otorgarle su técnica más insigne, “Excalibur”.

 

El otro caballero de Oro no había hecho nada para demostrar aquel afecto por el caballero de Dragón, la relación era más que tensa e incluso le había dicho que lo odiaba. Es por ello que se propuso cambiar su imagen, ya que la tarea sería mucho más difícil.

 

Aquella bella tarde de verano, Shunrei y Shiryu habían llegado al Santuario, finalmente después de un largo viaje en avión.  Ambos estaban bastante agotados, pero la delegación que los estaba aguardando a la entrada del Santuario, no iban a permitírselos.  Libra junto al caballero de Cisne esperaban en aquel lugar, para darles la bienvenida.

 

-         ¡Finalmente llegaron! – gritó a lo lejos el  viejo maestro.

-         ¿Roshi? – preguntó la joven, ella nunca había visto a Dohko en aquel cuerpo.

-         Sí, es él – sonrió el Dragón – Vamos, que nos están apurando – y tomó a la china por el brazo para salir corriendo.

 

Las maletas hacían bastante ruido, pues estaban corriendo a bastante velocidad.  Shiryu se fijaba en el camino pues era algo rocoso y no quería que la chica sufriera algún tropezón.  Él gustaba mucho cuidar de aquella joven quien le había hecho compañía en su estadía en China. Pero ambos sabían que aquel cariño era de hermanos y nada más.

 

El caballero de Libra abrazó a ambos adolescentes, hacía tiempo que no los veía así de felices. Derramó un par de lágrimas pues finalmente estarían juntos, como años anteriores.

 

Posteriormente, Shiryu abrazó a su compañero de una inmensidad de batallas.

 

-         ¿Así que estás viviendo con Camus? – se dignó a decirle al rubio.

-         Pues sí. Es un lugar muy agradable para vivir.

-         Espero que no sólo hayas venido por el placer de entrenar, ¡ja, ja, ja! – agregó Dohko.

-         ¿No les molestará que una chica viva dentro de uno de los 12 templos? – dijo algo asustada la joven.

-         No te preocupes – Dohko apoyó su mano en el hombre de aquella adolescente – Aquí casi todos patean para el otro lado, así que pasarás desapercibida.

 

Para Shunrei aquello fue un consuelo, pues algo que estaba constantemente en su mente desde que se había enterado de su mudanza a la Casa de Libra,  era que se encontraría rodeada de muchos hombres. Sin embargo, aquello preocupó al Dragón, siempre con su semblanza seria,  comenzó a pensar en todo lo que podría suceder.

 

-         No te preocupes, Shiryu. Los dorados sólo se meten entre ellos, así que no te pasará nada y si me entero, te estaré cuidando – comentó el Libra, adivinando los pensamientos de su alumno.

 

Desde el cuarto templo, un hombre de cabellos parados y grises observaba con detenimiento lo que sucedía en aquel encuentro. No podía negar que se sentía nervioso, después de todo, no veía al Dragón desde aquella batalla en la que había perdido la vida. Trataba de imaginar el encuentro con el joven pero sinceramente no podía, su mente estaba totalmente en blanco.

 

-         ¿Si nos disponemos a subir las escaleras? – preguntó el Cisne – Seguro que han de estar los dos cansados.

-         ¡Vamos! – gritó emocionada Shunrei.

 

Como buenos hombres, tomaron las maletas de la chica y comenzaron a subir.  No se tardarían mucho en llegar en la casa de Libra, pues la gran mayoría se encontraba entrenando así que no perderían mucho tiempo en charlas.

 

Shunrei miraba maravillada por la arquitectura de cada uno de los templos, nunca había imaginado que en aquellos lugares habitaran los Caballeros de Oro. Los tres hombres que iban detrás de esta comentaban las numerosas anécdotas de las batallas y Dohko las comparaba con la anterior guerra.

 

Una vez que salieron de la terraza del templo de Géminis, la cara de Shiryu había cambiado. Sentía que el cuarto templo se encontraba ocupado por  su guardián y aquello lo ponía a la defensiva. Tanto Dohko como Hyoga sintieron aquel cambio brusco en el recién llegado y trataron de tranquilizarlo.

 

-         No es el mismo que conociste aquella vez – dijo Libra.

-          Ya no ataca más a nadie, está muy tranquilo – agregó Hyoga.

-         Mmm.. – aún dudaba el dragón.

-         Confía en mí – respondió Dohko.

 

De esa manera, los 4 se dispusieron a subir aquellas gradas que daban a la casa de Cáncer, ante fría mirada de aquel guardián.

 

-         ¿Death Mask te importa que pasemos? – el mayor de los 4 se dirigió al caballero de Cáncer.

-         Hagan lo que quieran – contestó de manera indiferente.

 

Shiryu no podía despegar sus ojos de aquel hombre, tenía un aura de misterio que parecía atraerlo, lo que no podía creer, pues detestaba a Death Mask. Sin embargo, algo en él le llamaba la atención, había algo diferente en él, pero no sabía que.

 

El canceriano intentaba parecer lo más distante posible, no quería que Shiryu se entere de lo que pasaba por su mente. Todavía no.  Pero no había ninguna duda que sería suyo.

 

Ya atravesado aquel templo, Shiryu volvió a su humor normal y se preparaban para seguir avanzando más escalones. Tomaron un poco de descanso, ya que la chica no estaba acostumbrada a tener que caminar de esa manera.

 

-         ¿Ya recuperaste el aliento? – dijo el dragón.

-         No seas malo – respondió ofendida.

-         Vamos, falta poco.

 

En el templo de Libra, aguardaba pacientemente Capricornio.  Obviamente no podía dejar de darle la bienvenida a aquel hombre a quien había confiado “Excalibur”. Dohko le había pedido que lo recibiera allí, a modo de sorpresa y francamente lo agradecía, pues tenía una buena excusa para verlo.

 

Iba a solicitar a Dohko, además, de poder ayudarlo en el entrenamiento del Caballero de Bronce, pues presentía que el joven aún no dominaba del todo aquella técnica que se la había regalado.

 

Apenas vio la figura del dragón subiendo las escaleras, se paró para recibirlo. Tenía que disimular sus sentimientos, Dohko era bastante protector de aquel chico y debía contener la alegría que sentía al verle.

 

-         ¡Shura! – gritó emocionado el dragón

-         Shiryu, un gusto en volver a verte – atinó a decir el español

-         ¿Y él quién es? – Shunrei hizo una reverencia al saludar a aquel caballero.

-         Soy Shura de Capricornio, mucho gusto señorita – y la besó en la mano.

-         ¡Qué formal! ¡Je,je,je! – agregó Dohko.

-         Espero que nos volvamos a ver pronto, Shiryu. Debo ayudarte a afilar la Excalibur.

-         Ojalá sea pronto – añadió el aludido.

-         Ahora si me permiten, debo ir al Coliseo – y el décimo guardián se retiró.

-         Ahora vayan a descansar, jóvenes. Mañana será un día ajetreado – sonrió el antiguo maestro en la entrada de su templo.

 

De esta manera, Shura y Death Mask se convirtieron en rivales dispuestos a lo que sea por ganar a aquel joven y a su maestro.

 

Notas finales:

Gracias por haber leido xD

Sugerencias y criticas se aceptan

¡Ja na!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).