Aquella noche en de luna llena Harry Potter represento en propia piel lo que era dolor, los ojos le ardían, la piel le quemaba como si de un fuego negro se tratase, un fuego que nunca seria apagado, en aquella pequeña habitación estancada en el pequeño pueblo de Privet Drive 4, Harry Potter el “Niño que vivió”, “El salvador del mundo mágico”, “El niño de oro” o como os dé la gana llamarlo, estaba recibiendo la herencia que correspondía a sus ya 16 años, pero claro está el no sabía nada de esto…
“Dolía, joder si dolía, era como si me quemaran por dentro o como si me quemaran vivo, creo que igualmente sería lo mismo, me mordía el labio para no gritar de dolor, para que encima de que me dolía horrores esto, no vaya a venir el gordo de mi tío a echarme más palizas encima, no podía razonar bien, me preguntaba si seria a causa de la cicatriz pero no podía ser ya que de esa parte no notaba ningún picor ni escozor.
Pero aparte del dolor que sentía… me preguntaba qué coño estarían haciendo los de la Orden para no poder venir a ayudarme a aguantar este maldito dolor… me preguntaba si mis amigos estarían preocupados por mi… me preguntaba si se darían cuenta de que a lo mejor su querido “Niño que vivió” estaría vivo cuando vinieran… Y con esas preguntas rondándome por la cabeza, yo Harry Potter caí encima del frio suelo de mi pequeña habitación situada en el pequeño pueblo de Privet Drive 4…”
-Niño… - Aquella chillona voz no era inconfundible para nadie, mi queridísima tía me estaba llamando, ¿se me nota el sarcasmo no?
-Ya voy tía…- me duele la cabeza a horrores, parece una resaca de mil años consecutivos… pero yo no bebo… ¿no?, voy directamente al baño sin ni siquiera mirarme al espejo, típica rutina (levantarse, lavarme los dientes, hacer desayuno, subir a recoger las habitaciones, ducharme, hacer la comida, subir hacer los deberes para Howarts, hacer la cena, subir a mi habitación, lavarme los dientes y dormir). Lo que decía típica rutina.
Bajo las escaleras sin mucha prisa, para joderlos un poco, y encuentro a mi tía con las manos en jarras, dándome la espalda.
-¿Tía qué quieres...?- le pregunto sin mucho interés ya que todavía me duele un poco la cabeza.
-Como que, que quiero- decía girándose para darme la cara quedándose mirándome como una boba cayéndosele las babas- ¿Qué? ¿Qué te has hecho?- que tonta me pregunta que me he hecho… pues nada ¿no?
-¿Como que, que me he hecho?- le miro frunciendo el ceño- Que yo sepa nada…
-Como que nada… VEN!!!- me chilla casi en el oído cerrando los ojos del dolor, mientras me coge de la muñeca y me arrastra hacia el espejo de cuerpo entero que había en la sala, pasando por delante de mi tío y de Dudley que se quedan embobados mirándome.
-Tía que te.. pa-pa.. sa.. – digo entrecortadamente ya que frente a mi no se encuentra un chico casi pálido, delgaducho y con un nido de pájaros en la cabeza, sino que se encuentra un morenazo de tez bronceada, un pelo que me llegaba hasta medio de la espalda que caía en cascada, azabache con un tono en azul metálico “no sé cómo no me di cuenta”, un pecho poco musculoso y sin vello, caderas mucho más pronunciadas “parecen de mujer” unas piernas finas y largas también sin vello… y lo más asombroso unos ojos aun mas verdes con la pupila como los gatos y no llevaba gafas!! (Nt.a: esta buenísimo *¬*) “dios tampoco sé cómo no me di cuenta, pero como sucedió esto… ¿es verdad ahora que dirán de mi mis amigos?”
-Chiquillo, ahora de verdad DIME QUE TE HAS HECHO!!- chillaba como loca mi tía.
-No… no lo sé…- y con eso ultimo dicho me desmaye solo pensando en una persona “Sirius”