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Solos tú y yo… y los demás por Paz

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Notas del capitulo:

ESTE CAPÍTULO MANTIENE UN LENGUAJE SOEZ, CONTIENE LEMON EXPLICITO, SI LO LEÉIS ES BAJO VUESTRA RESPONSABILIDAD, YO OS HE AVISADO ANTES DE EMPEZAR A LEERLO

Solos tú y yo… y los demás

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 12: La advertencia de Jean-Paul

 

 

Hanamichi y los gemelos salían todas las tardes a dar una vuelta, él en cambio prefería estar practicando en una cancha próxima a su piso, solo así conseguía mantenerse en forma, mejorando su juego, sus dribleos y sus tiros. Normalmente salía con su koi, pero desde que estaban sus parientes le dejaban solo.

Aquella tarde estaba tan excitado que solo pensaba en masturbarse y estaba en ello cuando el timbre de la entrada comenzó a sonar con insistencia, lo ignoró porque Hanamichi tenía llave y no esperaban a nadie. Al dejar de sentirle, dio un suspiro de alivio y continúo con lo que se traía entre manos. Solo habían transcurrido dos minutos cuando volvió a escucharlo. Frustrado, se subió los pantalones y se apresuró a atender.

Abrió la puerta, encontrándose delante a un chico de aspecto occidental, de constitución robusta, cabellos rubios, largos y sueltos hasta los hombros, sus ojos verdes le miraron de arriba abajo, luego una sonrisa sardónica apareció en sus labios.

-Discúlpame por haberte interrumpido.

Solo entonces se dio cuenta que en su apresuramiento había olvidado cerrar la bragueta del pantalón y que su excitación aún estaba presente bajo la tela del mismo. Nunca antes le había sucedido, pero el rubor subió a sus mejillas de un modo rotundo.

-Permúteme ayudarte –sin darle tiempo a reaccionar, cerró la puerta tras él y empujándole hacia la pared mantuvo una de sus manos sobre su pecho, en tanto la otra se metía dentro de su slip y comenzaba a trabajar alrededor de su miembro goteante- Estas muy caliente –dijo sin importarle que no le conocía de nada, que en ese momentos ambos eran dos desconocidos y que más tarde podría arrepentirse de su solidaridad.

Momentos más tarde no recordó en que momentos sus pantalones cayeron alrededor de sus tobillos, ni cuando comenzó a gemir como una puta barata, ese tipo sabía como hacerle disfrutar y por primera vez sintió que perdía el control de si mismo y que se lo entregaba a otro que no fuera Hanamichi. Estaba tan perdido en las intensas sensaciones que estaba experimentando que no fue consciente en que momento le volteo colocándole de cara a la pared, frotando sus caderas contra sus nalgas y haciéndole sentir la dureza tras la tela de su pantalón.

-¿Lo quieres dentro de ti? –preguntó una voz ronca junto a su oído.

-No…, no… -negaba, pero su cuerpo desmentía sus palabras porque se movía ansioso para sentirle porque se había apartado de su lado.

-Eres un puto caliente, ¿lo sabías? –dijo soltando los botones de su bragueta y liberando de su encierro su erecto miembro que dio un brusco salto golpeando contra las nalgas expuestas

No fue capaz de responder, porque sintió como un par de dedos de enorme grosor invadían su estrecha abertura, el dolor fue tan fuerte que se estremeció.

-Será un placer metértelo, hacerte sentir lo que es tener una dura tranca abriéndote. -musitó grosero junto a su oído, haciéndole sentir el calor de su aliento en su piel, al tiempo que apartaba sus dedos que le habían distendido con cierta rudeza, para sustituirlos por su pene duro como el acero que hasta ese instante había estado frotándose contra sus nalgas abriéndose camino hacia su abertura que estaba siendo abierta por cuatro dedos rudos.

Todo tu cuerpo se estremeció al sentir como si le estuviera desgarrando por dentro, como si cientos de cuchillos se clavaran en sus carnes y le dejaran sin sentido, como si supiera lo que estaba haciendo, se quedo inmóvil, dentro de él, el dolor fue cediendo en intensidad hasta quedar en un doloroso latido, su excitación descendió ante el doloroso momento, su siguiente movimiento fue masturbarle para hacerle olvidar la punzante sensación en su ano, sensaciones placenteras volvieron a recorrerle, más el dolor regresó de manera continua cuando comenzó a moverse dentro y fuera de él con excesiva fuerza.

Cuando su próstata recibió el impacto de ese trozo de acero fue como si una apisonadora se hundía dentro de él, dejo de importarle lo que pudiera pensar de él, sus gemidos y jadeos se volvieron tan altos que tuvo un ligero pensamiento para Hanamichi, comprendiendo que él debía sentirse igual que él en ese momento, después de eso sus pensamientos se volvieron incoherentes centrándose solo en el placer que estaba obteniendo, su entrega fue total, volviéndose exigente y recibiendo satisfacción a sus continuas demandas, ya fuera con sus palabras entrecortadas o con el movimiento de su cuerpo, sus manos estaban inmovilizadas entre la pared y su propio cuerpo, impidiéndole sacudirse de encima ese peso, pensamiento que no paso por su mente, porque sus embestidas tenían un ritmo tan enérgico que solo podía centrarse en las sensaciones que estaban embargándole. Su mano alrededor de su órgano seguía el mismo ritmo que sus embates hasta llevarle a sentir como todo su cuerpo se estremecía, temblaba y se sacudía, dio un fuerte grito y la liberación llego a él, descargando de un modo impetuoso una riada de semen en ráfagas rápidas y continuas hasta sentirse vacío.

Su desconocido amante, respiró fuerte junto a su oído, continuó embistiendo durante un par de minutos antes de alcanzar su propia liberación, cuando lo hizo sintió como su esencia se deslizaba por entre sus muslos, había llenado sus entrañas con su semen caliente y aún así una vez fuera de él, lo sentía fluir cálido en sus nalgas expuestas.

Se quedaron inmóviles hasta que sus respiraciones se normalizaron, hasta que pasados algunos minutos ambos fueron capaces de reaccionar.

-Disculpa, no pretendía ser tan grosero. –se apartó de su lado dejándole que pudiera moverse, al tiempo que intentaba guardar su órgano ya en reposo dentro de su pantalón.

-¿Por qué llamabas a mi puerta? –preguntó cuando fue capaz de pronunciar palabra, sentía como si su garganta estuviera reseca, aun sentía vividas las sensaciones que había experimentado.

-Buscaba a mi hermano. Me dijo que vivía aquí pero he debido de tomar mal su dirección. –se justificó.

Sintió un sudor frio al oírle. Su mente colapso, se negaba a pensar. Se acomodó el pantalón y se dirigió al aseo, poco después tras una ducha rápida regresó más tranquilo.

-Puedes utilizar el aseo –dijo al verle de pie en mitad de la sala, como si no supiera que hacer.

-¿Eres el novio de Hanamichi? –preguntó, había tenido tiempo para comprenderlo al ver la desolación en la mirada del chico.

-Si.

-Nunca antes me había excitado tanto, pero tú estabas tan caliente que no dude en hacerte el favor y completarlo con una buena cogida –comentó con una sonrisa sin arrepentirse, al confirmar que era el novio de su hermano el que gemía y jadeaba como si quisiera que aquella, su primera vez no acabara más. También para él había sido excitante, en otras circunstancias, no le hubiera importado volver a tenerle sometido.

-Te has aprovechado de mi debilidad, pero te aseguro que nunca más me tendrás –dijo con frialdad al ver en su mirada el creciente deseo de repetir lo que hubo entre ellos.

Sintió un escalofrío al escucharle, y ver como la mirada azulina cristalizaba como el hielo, al mismo tiempo le atraía el reto que sin saberlo le había planteado, sería interesante ver el resultado final de una lid entre ambos.

Iba a dar un paso hacia él, para demostrarle que podía ser cera maleable entre sus manos cuando escuchó el sonido de la puerta y la escandalosa risa de su hermano.

-Jean Paul… ¿Qué haces aquí? –preguntó sorprendido al verle.

-Me han trasladado de ciudad y mamá me dijo que no dejara de venir a verte para asegurarme que estas bien.

-Ya estas viendo que estoy estupendamente, -rodeó con su brazo la cintura de su novio- Lamento  no haber estado aquí para recibirte, si me hubieras llamado, pero no importa, has tenido ocasión de conocer a Kaede –comentó risueño.

-Si, nos hemos presentado debidamente y créeme que estoy encantado de haber tenido la ocasión de disfrutar de su compañía.

-Me alegro que hayáis congeniado. Kaede tiene tendencia a ser poco amigable con la gente que no conoce.

-Entonces he tenido mucha suerte de gozar de su… amistad, apenas le dije que era tu hermano se quedo impresionado. –dijo divertido, su hermanito era tan inocente que no captaba el doble sentido de sus palabras.

En cambio, el sonrojo en las pálidas mejillas del chico era tan evidente que competía con los cabellos rojizos de Hanamichi, quien en ningún momento dirigió la mirada hacia su novio, quien apretaba los labios y le dirigía gélidas miradas pretendiendo así acallarle.

Como si entonces recordará que había dejado a los gemelos olvidados Hanamichi comentó.

-James y Craig se quedaron en el parque…, dijeron que podíamos salir los cuatro a un karaoke…, tú puedes venir con nosotros, -miró a su hermano- así conocerás a nuestros primos ingleses.

Jean-Paul asintió, sabía que los gemelos estaban con él y esa era otra de las recomendaciones de su madre, "Cuida que Hanamichi no haga locuras" le dijo.

Los gemelos se mostraron contentos al conocer a otro miembro de la familia y se mostraron encantadores con él, Jean-Paul les reía las gracias, pero al mismo tiempo no dejaba de observar a unos y otros.

Cuando todos dormían agotados, Jean-Paul se inclinó hacía Rukawa y poniendo su mano sobre su boca para evitar que despertara a los demás cuando lo hiciera él, enseguida se dio cuenta que era de sueño pesado le zarandeó con excesiva fuerza hasta ver que abrió los ojos con sobresalto, encontrándole inclinado sobre su rostro.

-Quiero hablar contigo antes de marchar.

Asintió, solo entonces sacó su mano de su boca.

-¡¡Bakayaro!! –exclamó furioso.

Jean-Paul dejo escapar una risilla divertida, el chico tenía valor, eso había que reconocerlo, más él conocía un método infalible para ponerle en el lugar que le correspondía y si se ponía demasiado gallito iba a ser mucho antes de lo que pudiera pensar, solo con pensarle ya deseaba tenerle gimiendo bajo él.

-Si querías irte podías haberlo hecho sin necesidad de despertarme. –dijo apenas la puerta se cerró a su espalda.

Jean-Paul le agarró del brazo y prácticamente le arrastró hasta los aseos, cuando llegaron al área de las duchas las luces estaban apagadas, solo las de emergencia permitían ver por donde se andaba.

-Escúchame bien, niñato, -le agarró por los hombros y le estampó contra la pared con excesiva fuerza- no se que pasa contigo y con los gemelos, ni tampoco me importa, pero si le haces daño a mi hermano, tendrás que vértelas conmigo. ¿Lo has comprendido?

-Si, pero es innecesaria tu advertencia, nunca le haría daño a Hanamichi. –dijo aparentando una seguridad que no sentía, el hermano de Hanamichi imponía solo con su presencia.

-Espero por tu bien que así sea, porque si me enteró que le haces sufrir, me encargaré de ti de un modo que… -curvó los labios en una sardónica sonrisa- … supongo que no lo considerarías un castigo, solo ten en cuenta mis palabras. Lo que pueda hacerte no tendrá comparación con lo que ya paso entre nosotros.

-No paso nada… -se negaba a reconocer que lo había disfrutado, era él quien cogía a los demás, sin embargo, su cuerpo traicionero pulsaba ante la proximidad del chico que aún solo era cinco años mayor que él, le dominaba como si fuera un crio.

-¡Ah no! –Sin esfuerzo le dio la vuelta, pegándose a su espalda, su mano fue a su entrepierna- Lo ves… estas caliente como una puta. Esta tarde lo disfrutaste y quieres más… –acercó su boca junto a su oído sin esfuerzo porque era bastante más alto que él- … no has tenido suficiente, ¿quieres sentir mi polla dentro de ti? –no esperaba su respuesta porque la conocía, sentía su pulsante virilidad, sus palabras le excitaban y sentirle así le calentaba a él también- Voy a darte lo que quieres, porque eres mi putita y lo serás siempre que yo quiera. –decidió en ese instante.

Rukawa sentía que los roles se habían invertido, ahora era él quien estaba siendo dominado y aunque no deseaba sentirse así, no podía evitarlo.

Jean-Paul como si comprendiera como se sentía, no dudo en cogerlo otra vez, era contradictorio, quería y no quería, él no tenía esas dudas,  en segundos le despojó de su pantalón dejándolo caer hasta sus tobillos, dejándole expuesto a sus deseos de cogerle, de hacerle sentir lo que un hombre de verdad era capaz de hacerle sentir.

-Lo deseas, pero no te gusta sentirte dominado, disfrutaste cada una de mis embestidas –le dijo junto a su oído, rozando con sus labios el lóbulo de su oreja, si por él fuera le hubiera marcado- Tienes suerte que perteneces a mi hermanito, porque si no fuera así, ahora mismo estarías gimiendo y pidiendo más como la puta que eres, dejaría la marca de mis dientes en todo tu cuerpo, te mordería hasta sentir el sabor de tu sangre y tus jugos, -musitaba roncamente, haciéndole saber lo que se estaba perdiendo, le abre las nalgas, dejando a la vista su recóndito hueco y de una estocada firme se hunde profundamente, quedándose quieto durante unos segundos, los necesarios para recuperar el aliento, es increíble lo que siente al atravesar ese estrecho sendero que contiene sin dificultad sus ocho centímetros de grosor. Se le hace muy erótico estar hablando de su hermano mientras le coge- si él no te hubiera encontrado antes, posiblemente, nunca sabría de ti, pero ahora, se que no puedes resistirte a mi, por ello no olvides lo que te he dicho, hazle feliz o yo no me contendré. Y si tienes el pensamiento de hacerle daño conscientemente para que yo venga a por ti, te puedo asegurar que lo lamentaras toda tu vida. –jadeaba junto a su oído, llevaba un rato golpeando una y otra vez su próstata, consciente que el chico estaba ahogando sus ganas de gemir y gritar cada vez que lograba darle en ese punto, le excitaba sentirle como se resistía, aumento el ritmo de sus movimientos, al tiempo que su mano libre masajeaba con excesiva dureza la polla del chico que la tenía dura y candente como una barra al rojo vivo, nunca antes había estado con alguien así y supo que iba a visitar bastante a menudo a su hermanito. Le dio un fuerte tirón consiguiendo que su cuerpo se tensara, enseguida colapsó y se derramó con profusión entre sus dedos, con morbosidad, ahuecó la palma de su mano y con lo que puso recoger embadurnó su pubis con su propia esencia, al tiempo que él alcanzaba su punto álgido del placer eyaculando dentro de su cuerpo e inundando sus entradas con su semen- Disfrutaré contigo el día que pueda oírte gritar y gemir como la puta que eres –musitó antes de soltarle- No lo olvides, un día estaremos solos tú y yo y entonces sabrás que esto no ha sido nada en comparación con lo que pueda hacerte.

Kaede se estremeció, sus palabras le enardecían, en ese instante, hubiera dado cualquier cosa por volver a sentirlo dentro suyo, por sentirse dominado hasta la sumisión, su mente era un caos de sensaciones y sus rodillas se doblaron apenas le soltó y sin poderlo evitar quedo encogido en el estrecho hueco de la ducha donde le había metido.

Era consciente que había disfrutado, y cuando recuperó el control sobre sus sensaciones,  el temor a saberse dominado por ese bruto sin sentimientos, le obligó a ser comedido respecto a los gemelos, no quería pasar por otro momento así, le hacía sentirse como si fuera su puta tal como él le llamaba.

No renunció a ellos, es más, sabiendo lejos a Jean-Paul, aprovechó las ocasiones que se le presentaban para dar rienda suelta a su fijación por los pelirrojos, pudiendo coger a Craig en los servicios de karaoke, y a James, en su casa, asegurándose después que no quedaba el menor rastro de lo que había pasado entre aquellas cuatro paredes.

Sin embargo, durante los cinco días que faltaban para su marcha, sucedieron muchas cosas inesperadas y muy satisfactorias para él, solo deseaba que sus actividades sexuales no llegaran a oídos de Jean-Paul, no quería pensar en lo que él haría de saberlo.

Se quedo más tranquilo cuando transcurrieron los días sin tener noticias de Jean-Paul van Muts. Ni siquiera Hanamichi le mencionaba y él tampoco preguntaba no fuera a reaparecer para joderle la existencia.

Continúa en el próximo capítulo…

Notas finales:

Glosario:

Bakayaro: insulto, de forma suave “bastardo”, pero realmente se traduce por “hijode...”


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