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Solos tú y yo… y los demás por Paz

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Notas del capitulo:

Aquí llega un nuevo capítulo en el que se muestra hasta donde es capaz de llegar Hanamichi, jugando con las vidas de los demás.... que lo disfrutéis.

Solos tú y yo… y los demás

 

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

 

By Paz

 

Capítulo 26: El aburrimiento puede más que el amor

 

En el transcurso de los días su vida se iba complicando más y más, aún así no le importaba, disfrutaba cada instante que podía y eso era lo único que tenía importancia.

 

Aquella tarde se había entretenido más tiempo del debido con las clases vespertinas de los chicos mayores. Eran clases que se englobaban dentro de un nuevo programa de estudios, propuesto por el Director General de Escuelas de la Prefectura de Kanagawa y cuya finalidad era clases de ayuda para estimular a los alumnos de los últimos cursos a prepararse para la universidad. A falta de personal para llevar a cabo esa iniciativa habían pedido la desinteresada participación todos los profesores de las escuelas que iban a participar en el programa piloto. El director de la preparatoria les explicó amablemente la situación, ni siquiera les dieron opción para elegir que día quedarse ni el horario. A él le correspondió quedarse todos los viernes de seis a siete cuando terminaban otras actividades extraescolares de los jóvenes.

 

Cansado de permanecer más de doce horas en la institución decidió hacer parte del trayecto a su casa a pie, cuando se diera muestras de estar cansado podía acercase hasta la estación más próxima y hacer el resto en el suburbano para trasbordar a la línea que le deja en Kanagawa-shinmachi.

 

Caminaba con despreocupación, sus pasos sin saberlo le llevaron por las calles que conocía de su adolescencia y pasó frente a los ventanales de Danny's, se detuvo un instante pensando con nostalgia en aquellos días cuando con sus amigos se reunían ahí.

 

Miró hacia el interior, observando una figura solitaria sentada en una mesa junto al ventanal, la expresión de abatimiento que había en su rostro cambió el rumbo de sus pasos, retrocedió hasta la puerta de entrada y fue directamente hacia él, quedándose parado y notando que en su desaliento no era consciente de su presencia. Entre sus manos sostenía un vaso medio lleno de un líquido ambarino.

 

-Hola, cuatro ojos –dijo con un tono jocoso.

 

Levantó la mirada al ser así interpelado y al instante su rostro resplandeció al reconocerlo, levantándose apresuradamente para saludarle.

 

-Sakuragi que gusto verte por aquí.

 

-Lo mismo digo.

 

-Siéntate, por favor. –Hizo un gesto de llamada- ¿Qué vas a tomar?

 

-En estos momentos me vendría bien comer, no he probado bocado desde primera hora de la mañana. –ni tiempo tuvo para hacerlo.

 

-Pide lo que quieras.

 

Hanamichi así lo hizo, él repitió su bebida.

 

En el intervalo que estuvo comiendo solo mencionaron lo cambiado que estaba el local, aunque por fuera siguiera siendo el mismo de siempre, a los quince minutos Kogure se disculpo un momento, yendo hacia el ofuro.

 

Hanamichi sacó su móvil e hizo una llamada.

 

-Kaede estoy en Danny's –dijo apenas oyó su voz- Lo se… no me lo recuerdes. Hoy tuve un día terrible… no estoy solo –respondió a su pregunta- He encontrado a Kogure ¿te acuerdas de él? Exacto… -veía que su memoria no le fallaba- me da la impresión que algo le pasa y pretendo averiguarlo. Le he visto muy desmoralizado…-le escuchó unos segundos- Ahora esta en el baño. No, no me esperes levantado… tampoco me dejes comida en el micro, ya estoy comiendo. Si… supongo que podría darme por invitado –rió al decirlo- Te dejo… ahí vuelve.

 

Hanamichi le miró mientras se sentaba.

 

-Me cruce un día con Akagi y me dijo que eres medico, te felicito.

 

-Gracias. A mí me dijeron que trabajas en Shohoku. ¿Cómo fue que te decidiste por él? ¿Acaso remembranzas de tu pasado? –preguntó mirándole con curiosa diversión.

 

-Algo de eso hay, me siento cómodo ahí. Trabajar con chicos es edificante –no añadió que excepto con los que le ha tocado en suerte.

 

-Me alegro por ti. –dio un largo trago a su bebida. Haciendo un nuevo gesto para qué le llenaran el vaso.

 

-¿Cuántos llevas bebiendo? –preguntó interesado.

 

-No recuerdo… cuatro o cinco… ya he perdido la cuenta.

 

El camarero se acercó con la botella, pero antes que pudiera servirle Hanamichi se le adelantó.

 

-Puede retirarse. –el chico se lo agradeció con la mirada.

 

-No te muevas de ahí –dijo con expresión seria levantándose para ir pagar la consumición de los dos, luego volvió a la mesa y le sacó de allí sin que Kogure protestara.

 

Caminaba tambaleándose, precisaba el apoyo de su ex compañero. Creía recordar que allí cerca había un hotel del amor, si no habían cambiado de ramo, le vendría bien conseguir una habitación. En ese momento a Kogure le necesitaba cuerdo para que tuviera sus cinco sentidos en acción y pudiera contarle que le pasaba.

 

Se dejaba llevar como si fuera un niño pequeño al que iban a dar una regañina y no podía hacer nada por evitarla.

 

En ese momento no tenía preferencia por ninguna de las ofertas que presentaban para las distintas habitaciones, eligió una para unas tres horas, suponía que para entonces ya sabría que pasaba.

 

Ya en el interior de la habitación comprobó que había una bañera llena de agua, pasó sus dedos por ella comprobando su temperatura, la sintió adecuada, no necesitaba más.

 

-Quítate la ropa, toda –exigió.

 

-¿Qué… qué pretendes? –abrió los ojos mirando asustado a su compañero.

 

-Meterte de cabeza bajo el agua hasta que te despejes. –dijo imperturbable.

 

-Estoy bien…

 

-No te tienes de pie, así que lo haces tú o lo hago yo, elige.

 

-No te atreverás… -la sonrisa siniestra que vió en su rostro, le hizo comprender que hablaba en serio.

 

-Sabia elección –aprobó al ver que comenzaba a quitarse la chaqueta y la camisa, dejándolo colgados de una percha junto a la pared de entrada. Sus pantalones siguieron el mismo camino que los demás, llevaba un slip ajustado de color verde oliva, haciendo juego con sus calcetines.

 

Kogure fue directamente a la tina y el mismo metió varias veces la cabeza dentro del agua hasta que se sintió mejor. Durante sus chapuzones no se enteró que Sakuragi se metía a su lado, sentándose lo más apartado de él, con los brazos extendidos a lo largo del borde evaluando su estado.

 

Al verlo dobló sus rodillas sujetándolas con sus brazos.

 

-No pretendía emborracharme. -le faltó poco para meter la cabeza dentro del agua al decirlo.

 

-Seguro…, se sabe como se empieza pero no cuando acaba. –lo sabía por experiencia, él recurría a la bebida cuando quería conseguir algo. Sabía como bajar las defensas de sus amantes a través de la bebida. Había descubierto esa gran verdad con Chishu-san una tarde que se empeñó para que salieran de noche a ver un espectáculo en un local de reconocido renombre yakuza, al persistir en su deseo quiso conocer el motivo de esa insistencia,  no dudando en provocarlo a un singular reto, iría donde él quisiera si era capaz de beber una botella de sake sin derrumbarse. Fue así como se enteró de su propósito y ese conocimiento le enfureció, como tampoco podía hacerle daño si era verdad lo que había averiguado decidió cortar la relación que mantenía con él.

 

-No puedo hacerlo… -su voz tenía un matiz de desesperanza.

 

-¿Que es lo que no puedes hacer? –al parecer iba a enterarse más pronto de lo que esperaba.

 

-Lo que él quiere…, por eso me deja… Esta mañana me dijo que soy aburrido y que no podía seguir a mi lado.

 

-Estoy seguro que Mitsui no ha querido decir eso exactamente…

 

-Se fue de casa dando un portazo.

 

-Posiblemente ha sido un enojo momentáneo, verás que regresa a tu lado, esta noche.

 

-Hace tres días que no le veo.

 

Hanamichi le miró en silencio, eso tenía todo el aspecto de ser un problema más grave. Kogure no se ha enfrentado a su mirada mientras le hacia esa confidencia.  Necesitaba más información.

 

-Mírame… -pidió y cuando sus ojos húmedos, no sabía si por el agua o porque estaba llorando se posaron en los suyos continuo- Estoy seguro que no eres aburrido, posiblemente vuestra relación a llegado a un punto en que los dos estáis demasiado estresados por vuestros respectivos trabajos y es normal que no podáis hacerlo.

 

Kogure abrió los ojos como si le estuviera revelando la formula para curar el cáncer.

 

-No se… -al instante el brillo de sus ojos se opacó.

 

-¿Quieres que te lo demuestre? –Vió el desconcierto en su mirada- ¿Quieres recuperar a Mitsui?

 

-Sí... –su mirada se posó en el agua, como si allí encontrara algo interesante- Pero yo no puedo hacer lo que él me pide.

 

-¿Y que te pide? –sentía curiosidad por conocer las fantasías sexuales de Mitsui. Después de todo entre ellos había quedado pendiente una cuestión y algo que le decía que ese era el momento para resolverla- Dímelo –insistió- soy vuestro amigo y si me lo cuentas podre ayudarte a resolver cualquier conflicto que tengas.

 

-Es… es demasiado vergonzoso.

 

-Kiminobu-kun –dijo con un tono de voz que solo usaba con los amigos cuando estaba dispuesto a llegar al fondo de cualquier dificultad por peliaguda que fuera.

 

Alzo la cabeza y le miró sorprendido. Nunca antes le había llamado así.

 

-¿Me consideras tu amigo? –preguntó satisfecho por tener toda su atención.

 

-Si. –movió también la cabeza afirmando.

 

-Y lo soy también de Mitsui, ¿lo sabes, verdad?

 

-Si.

 

-Los amigos verdaderos se ayudan entre si, ¿o no?

 

-Si.

 

-Pues bien, no podré ayudarte si no me dices que quiere Mitsui que hagas.

 

-Se que no soy capaz de hacerlo. –dijo obstinado en su negativa de hablar.

 

-No me das alternativa, Kiminobu-kun. –dijo moviéndose en su dirección y parándose a escasos centímetros de su rostro, sus manos apoyadas en el borde de la tina dejándole a él en el hueco de sus brazos sin posibilidad de escapar de su cerco.

 

Se echa hacia atrás en un vano intento de evitar su cercanía, su espalda esta apoyada en el borde.

 

-¿Qué… qué… pretendes…? –tartamudeó ante la actitud de su amigo.

 

-No se lo que quiere Mitsui, pero voy a demostrarte que no eres aburrido, y que cuando acabe contigo, iras corriendo a su lado y le dirás que le amas y que nunca vas negarte a realizar sus fantasías. –supo que se trataba de eso al ver el rubor que aparecía en las mejillas de su compañero, antes de terminar de hablar sus labios estaban próximos a los de Kiminobu sintiendo el cálido aliento de su respiración que se alteraba por su proximidad.

 

-Sakuragi no… -puso sus manos en su pecho para apartarle, más era como intentar derrumbar un muro, sus labios presionaron levemente, se separó gimiendo una negativa- no… -sacudió la cabeza- no… -su negativa tenía menos fuerza, sus labios fueron presionados, lamidos y abiertos y su boca se abrió- nnnnnnnnnnn………. –sus manos se alzaran y se apoyaron en los hombros de Hanamichi respondiendo a la caricia con un ardor que no creía sentir, su boca se derretía a su contacto.

 

Sin dejar de jugar con sus labios y boca sentía la tímida respuesta de su compañero que buscaba su apoyo, sus brazos le rodearon por la cintura y hombro y le atrajo contra su cuerpo, consciente que si rompía la caricia, Kogure volvería a su anterior negativa y no estaría con la guardia baja, para tomarle descuidado. Aprovechando que abría la boca para protestarle, le metió la lengua que recorrió con delectación el interior de sus mejillas, rozó su paladar empujando su lengua hacia atrás y delante, enrollándose alrededor de ella, el ardor de su respuesta le sorprendió y su mano se deslizó por su espalda, yendo a reunirse con la otra que ya estaba sobando su nalga, sus dedos largos exploraban el camino que llevaban a ese recóndito hueco, el jadeo de su boca le hizo darse cuenta que había percibido su movimiento e intento separarse, más su boca le aspiraba, sorbiendo de él y cortándole todo intento de separarse, en sus bruscos movimientos cayó hacia atrás, más sus manos se aferraron a sus caderas, su trasero se encajo en su regazo, solo tuvo le levantarlo y abriéndole las nalgas al máximo le dejo caer sobre su polla erguida. El agua facilito el que pudiera deslizar con suavidad.

 

Kogure echó la cabeza hacia atrás al sentir como su cuerpo se abría ante la intrusión, un trozo de carne que hacia arder su culo, una increíble sensación de hartazgo. No hubo exceso de dolor, solo una extraña sensación y cuando le sintió que le movía no pudo menos que exclamar.

 

-Sakuragi, no… -era una sensación estremecedora- no te atrevas de dejarme…, si… -gimió cuando fue fácilmente alzado y bajado- si… -los movimientos se hicieron más rápidos- si…. –sus afirmaciones tomaron un tono más elevado- si…. si… sigue así…. es… es…como… como… si… si… -su mente se negaba a colaborar y por entre sus labios entreabiertos solo conseguía pronunciar palabras sueltas, sin poder explicarse correctamente el sentido de sus pensamientos.

 

-¿Quieres que sea rudo contigo? –exclamó Hanamichi consciente de aquel era el momento de hacerle saber con quien estaba tratando.

 

-SI… DAME FUERTE… PEGAME… -gimió exaltado por las sensaciones que le recorrían.

 

El tímido Kogure se había esfumado en escasos minutos.

 

 Sin dejar de estar dentro de él le movió de forma que su espalda quedara frente a él, sin dejar de alzar y bajarle, su voz se dejo oír ordenándole.

 

-¿Vas a hacer todo lo que te pida?

 

-Si, si… lo haré… lo hare… -gimió al sentir como se detenía.

 

-Ahora vamos a levantarnos, tú vas a inclinarte sujetándote en el borde. –le dijo abandonando el estrecho sendero que había recorrido.

 

Cuando los dos estuvieron de pie, Kogure se apresuró a ubicarse tal como le había pedido. Después de tres días de soledad se le veía ansioso. Recargó el peso de su cuerpo sobre la espalda de su pequeño amigo, acercó su boca a su oído dándole pequeños mordisquitos y lamidas que estremecían al chico.

 

-Mitsui te hacia esto… y esto? –preguntaba mientras su lengua jugaba con su pabellón auricular dejándolo ensalivado, su cabeza asentía con vigor– y esto le dio un fuerte mordisco en el lóbulo dejándoselo enrojecido, un gemido de dolor con una negativa le complació- ¿Que fue lo que me pediste? –Su polla no dejaba de frotarse entre sus nalgas- Ah si… -hizo como que recordaba- pégame… ¿es eso lo que realmente quieres? Voy a tratarte como te mereces y no voy a detenerme, voy a dejarte deseando que mi semen llegue a todos sus huecos y voy a hacértelo tragar porque eres mi puto –sus caricias tenían al hombre fuera de si, hubiera dicho si a cualquier cosa, lo sabía, por ello no le extraño su fuerte sacudida de cabeza, su boca estaba ocupado lamiendo sus dedos- Sujétate bien, porque ahora viene lo bueno, -le avisó apartándose, su mano se alzó cayendo con excesiva dureza contra su nalga, repitiendo el mismo gesto con la otra hasta dejarlas enrojecidas. –Oía el gemido de dolor que acallaba seguramente mordiéndose los labios- ¿Te ha gustado? ¿Quieres más? o me detengo.

 

-Sigue… -sus golpes le ponían cada vez más duro, su pene con cada golpe se estrellaba contra la bañera consiguiendo que sensaciones placenteras le recorrieran- Quería más, mucho más.

 

-¿Te gusta el dolor, putito? Harás siempre lo que te pida y me obedecerás, seré tu amo y tu mi esclavo –y sus dientes junto a su oído mordieron sin piedad una vez más su lóbulo, sacándole unas gotas de sangre que chupó con delectación- Tu sangre tiene un sabor rico. -le dio unas palmadas más en sus nalgas hasta dejarlas tan rojas como sus cabellos y con sus cinco dedos marcados en ellas- No me has contestado.

 

-Si… si… soy lo que tú quieras que sea, te obedeceré siempre –gimió estremecido, gemido que se transformó en dolor.

 

Sus manos se afianzaron en sus caderas, elevándolas, sus nalgas ardientes fueron abiertas con la fuerza de su polla atravesando con excesiva fuerza sus esfínteres y hundiéndose hasta las profundidades de sus entrañas, consciente que ese juego con Kogure le había excitado alcanzando el máximo de su grosor y largura. Sus veinte centímetros como una taladradora le embestían con fuerza y rapidez, duro y fuerte, fuerte y duro, golpeando su próstata, llevándole al máximo de su aguante, oyéndole gemir y jadear por la fuerza de sus sacudidas, en un momento dado su mano se deslizó a su entrepierna agarrándose de su miembro y comenzó a masturbarlo al ritmo rápido de sus embates. Sus caderas se movían al unísono, facilitando que le penetrara más profundamente, golpeando sus nalgas doloridas contra su pubis con un golpe seco y sonoro.

 

Fue consciente en que momento su pequeño amante comenzaba a colapsar, su cuerpo temblaba, su próstata enviaba vibraciones cada vez que era golpeada, su polla se sacudía en su mano hasta que comenzó a soltar ráfagas de semen cálido, lo mantuvo agarrado cuando sintió que sus rodillas se doblaban, un par de arremetidas y también se vino dentro y fuera de él. También para él fue increíble, meterse dentro de esa situación le había puesto a cien.

 

Se arrodilló en el piso de la bañera, cubriendo con su cuerpo el tembloroso de Kiminobu-kun que seguía bajo los últimos vestigios de su orgasmo, respiraba con fuerza junto a su oído, como el arranque de una locomotora antigua hasta que poco a poco los dos se tranquilizaron.

 

Se levantó tomando en sus brazos el cuerpo pequeño de su nuevo amante y le llevó a la cama mirándole con ternura. Le recostó dentro de la cama tapándole.

 

-Acuéstate conmigo. –aún temblaba cuando se lo pidió.

 

Lo hizo así y le estrechó sus brazos hasta sentirle acurrucado entre su pecho y su regazo.

 

-Me duele… -gimió- ¿era necesario pegarme tan fuerte?

 

-Tú me lo pediste… -se justificó sofocando la risa que bullía en su garganta.

 

-Podías haber sido menos enérgico.

 

-Solo quise que comprendieras que eras capaz de seguir cualquier juego sexual y tú te metiste tan bien en el papel que estuviste sensacional.

 

-¿En serio? –preguntó abriendo mucho los ojos y echando hacia atrás la cabeza para mirarle de frente. Estaba convencido de haberle desilusionado con sus gemidos y sus lágrimas cuando le mordía o cuando le llamó esa horrible palabra que no quería recordar, pero que entonces no le importo serlo para él. Si jugaba esos juegos con Rukawa debían pasarlo muy bien y pensó si era eso lo que se estaba perdiendo.

 

-Muy en serio, y puedo asegurarte que cualquier cosa que te pida Mitsui no tendrá comparación con lo que yo te hice. Él te ama y nunca te lastimará, ni te hará sufrir deliberadamente.

 

-¿Y tú, si lo hacemos de nuevo me harás daño?

 

-¿Quieres repetir? –No le extrañaba, su encantado había funcionado una vez más- Sin golpes –prometió dándole un suave beso en la frente.

 

Descubrió su cuerpo, fue dejando suaves besos por todo su cuerpo, mordisqueó con regodeo sus pezones, arrancando de sus pecho hondos suspiros, humedeció su vientre con su saliva, se entretuvo jugando con su ombligo, sus gemidos y jadeos eran de un absoluto placer, su boca y su lengua jugó con su miembro erecto, de un tamaño normal, su cabeza sonrosada le supo dulce al chuparla, su lengua se hundía en el agujero por donde escapaban gotas de presemen, lamió y mojó con su saliva su escroto que se estiraba hinchado, su espalda se arqueaba, regresó a su pene comenzando a aspirar con fuerza, hasta sentir su caliente y acre semen llenando su boca, se apartó dejando se cayera entre sus muslos, aún temblando por su orgasmo le dio la vuelta fijándose en la rudeza de su nalgadas, las separó suavemente para no lastimarle, su labios se posaron alrededor de su piel arrugada, presionando contra ellos y dejando salir de su boca su esencia su lengua se hundió en la humedad cavidad, bajo sus labios, el cuerpo de Kimi-kun se sacudía estremecido y sus gemidos se placer eran como quejidos, se dio cuenta que estaba sollozando, pero no porque le estuviera lastimando sino porque era tan sensible ahí que las emociones le embargaban al máximo.

 

Reemplazó su boca y lengua por sus dedos al cabo de un rato y fue dejando suaves besos en toda su piel enrojecida, Kogure alzaba sus caderas hacia él, estaba tan dilatado que sus dedos se movían con un movimiento de tijera, se incorporó hasta alcanzar sus hombros, comenzando a dejar besos húmedos a lo largo de su columna, con suaves mordidas que no dejaban huella, su excitación era patente y su miembro se restregaba al final de su espalda, allí donde pierde su casto nombre, complacido al oír los gemidos que sonaban como el maullido de un gatito y así le sentía cuando echó un cojín debajo de su vientre para mantenerle levantado y muy despacio fue horadando el ano hasta sentir sus nalgas golpeando su pubis.

 

Comenzó a moverse tranquilo con firmeza, hundiéndose una y otra vez, alcanzando su próstata y escuchando sus berridos como el gatito que parecía ser.

 

-Tengo un lindo gatito… -canturreó divertido Hanamichi junto a su oído cada vez que se alcanzaba a metérselo hasta lo más profundo y le oía gimotear- ¿Tiene nombre mi lindo gatito? –Escuchó un sollozo- Mi lindo gatito se llama… -se enterró hasta el fondo, golpeando su próstata, su aullido le dejo tembloroso- Mi lindo gatito tiene un nombre… -su mano se deslizó hacia delante masturbándole al tiempo que se clavaba en él- Kimineko –canturreó- se llama Kimineko.

 

En ese preciso instante, consiguió que Kogure se viniera en el mismo instante que lo hizo él.

 

Salió de su interior, volteándose de costado para no aplastarlo con su peso. Estiró el brazo acercándole a su costado.

 

-Duerme mi lindo gatito, -musitó.

 

-No soy un gato… protestó.

 

-Ronroneas como un gatito y maúllas igual que ellos cuando te tengo debajo de mí, por tanto eres un gatito. Mi lindo gatito –posó sus labios en la punta de su cabeza- ¿Quieres ser mi lindo gatito? –preguntó.

 

-¿Para siempre? –apartó la cabeza para mirarle a los ojos.

 

-Hasta que te canses de mi o me canse yo…

 

-Creo que no me cansaría nunca de ti, ¿Por qué no nos enamoramos?

 

-Porque tú perteneces a Micchy y yo al Zorro. –Se levantó y comenzó a vestirse- Tengo que irme, no te preocupes si no ves todavía a Mitsui, me ocupare de buscarle y te lo traeré. También me ocuparé de solucionar ese malentendido que hay entre vosotros.

 

-Quiere que hagamos un trío… -confesó- No le deje decirme en quien había pensado… -se quedo callado un momento y al rato añadió- No me importaría si fueras tú.

 

-Eso sería jugar con ventaja. Tienes que confiar en ti mismo y en tu capacidad de adaptación. –ya tenía el candidato adecuado, solo faltaba que los tres implicados no fueran consientes que jugaba con ellos. –Se inclinó posando sus labios en los suyos- Confía en mi, dame tiempo para encontrarle, hablaré con él y te diré que desea que hagas… –miró su reloj- Se nos acaba el tiempo. Quince minutos para que te vistas –le apremio.

 

Al fijarse que tenía dificultades para inclinarse, le ayudó a vestirse. A las once en punto tomaban el tren en direcciones distintas.

 

El vagón iba prácticamente vacío por lo que sacó su móvil e hizo una llamada tras buscar el número que Mitsui le había dado.

 

*******************

 

-Michhy… -rió al oír su protesta- Hola… Mitsui-san… ¿me recuerdas? –Recomenzó con extrema formalidad y con una sonrisa que ensanchó sus labios- Recordé que la última vez que nos vimos dejamos pendiente una cuestión ¿Qué te parece si la resolvemos mañana? Me he enterado que estas libre –añadió al empezar a escuchar una excusa- Dime donde estas y me reuniré contigo, luego no dirás que no me molesto por ti. –Memorizó la dirección- Conozco el lugar, es la casa de tus padres ¿no? A las diez estaré ahí. Por supuesto que de la mañana. ¿Acaso es muy pronto para ti? Mañana es sábado, él único que tendrá que madrugar seré yo y por ti haré el esfuerzo. –sonrió al oír la cantarina risa de Micchy-kun.

 

*******************

 

-Meguru-kun, necesito tu ayuda.

 

-¿De que se trata? Sabes que puedes contar conmigo.

 

-Es un tema muy personal. ¿Cuándo podré verte?

 

-A las seis y media estaré libre.

 

-¿Vas a estar en casa?

 

-Si.

 

-De acuerdo… nos vemos entonces, gracias.

 

********************

 

Llegó al apartamento, quince minutos antes de la medianoche. Lo hizo en silencio para no despertarle.

 

Se detuvo sorprendido al verle sentado en la sala, con su portátil delante y la mesa plagada de papeles.

 

Al oírle se volvió con una sonrisa.

 

-¿Cómo te fue?

 

Dio un largo suspiro de resignación.

 

-Bien.., al menos creo que se lo pensara dos veces antes de emborracharse.

 

-¿Qué era?

 

-Problemas de alcoba

 

-¿Y que sabes tú de eso? –sonrió divertido al ver su gesto.

 

-Eso mismo pensé, pero no iba a decírselo. Le escuche cuando estuvo dispuesto a contármelo, le di unas palmaditas, le solté un par de consejos que estoy seguro que no seguirá y se fue tan contento.

 

-Necesitaba desahogarse y tú eres su amigo.

 

-Solo me faltaría ser consejero matrimonial… -dijo con expresión resignada sentándose en su regazo, apoyó sus manos en su nuca y comenzó a acariciarle como si no fuera consciente de que lo hacia, se inclinó hacia delante buscando su boca, Kaede respondió al anhelo que había en la ternura de su gesto. Sus labios jugaron un rato con los suyos, con gentileza, para luego permitirle el acceso a su boca, ya no tenía nada de suave, Kaede se extasiaba la presión de sus labios eran mas briosos, su lengua pujante, se enredaba con la suya apasionada, en una lucha intensa, en la que sus labios quedaron presos de su pasión, solo se apartaron cuando la impetuosidad de ambos se calmo por la falta de aire- Vamos a la cama… -propuso- he tenido un día muy duro, ¿Te apetece relajarme? –preguntó con sonrisa juguetona.

 

-¿Ahora lo llamas así? –preguntó comprendiendo enseguida su alusión.

 

-Siempre… -y le dirigió una mirada picara- Deberías probarlo, es muy efectivo.

 

-No gracias.

 

-Tú te lo pierdes… -se levantó y se dirigió al dormitorio.

 

Kaede le siguió con la mirada sin saber si hablaba en serio o estaba bromeando.

 

Al poco rato terminado su trabajo, lo recogió todo y se dirigió al dormitorio. Observó que Hanamichi fingía dormir.

 

-Veamos como te relajas –musito pegándose a su espalda y rodeando con sus brazos su cintura.

 

Hanamichi rió empujando su trasero contra su miembro que estaba cobrando vida, se movió de forma que tuviera espacio, Kaede no podía saber que mientras esperaba había dilatado su ano y aflojado sus esfínteres.

 

-Estas ansioso? –preguntó roncamente mordisqueando su lóbulo y lamiéndole por detrás de la oreja, sabía que eso le encendía los ánimos, y sin darle tiempo a recobrarse su mano se deslizó a su entrepierna agarrándole con suavidad, al tiempo que su pene, duro y caliente le penetraba llenándole por completo, sus acometidas fueron fuertes, enérgicas, le clavaba una y otra vez contra el lecho, su próstata era golpeada con certeza y sus gemidos se alzaban por encima de sus respiraciones jadeantes, las manos de Kaede se enredaban entre sus cabellos, a veces tiernas, a veces tironeaban de ellos, a veces los soltaba solo para verlos sacudirse ante su mirada cegada por el deseo.

 

Le deseaba, no podía prescindir del amor que había en su forma de amarle, a veces delicado, a veces brusco, a veces excesivamente violento con sus embestidas, pero eso era lo que él deseaba de Kaede, ama lo que le hace sentir. Sentirse amado por su koi.

 

Y el momento llegó para ambos y juntos dejaron que el orgasmo les alcanzara, se quedaron dormidos mucho antes que sus respiraciones se normalizaran.

 

********************

 

Kaede miró sorprendido la nota que estaba prendida con un imán en el frigorífico, lo sacó para leerla. "Reunión urgente en Shohoku. Espero estar libre antes del mediodía, en caso que se prolongue te llamare. Mi móvil esta cargado. Te amo, Hanamichi"

 

Últimamente había tomado la costumbre de dejarle pequeños mensajes, lo que era de agradecer. Sonrió al leer el anteúltimo punto. Siempre le insistía por esa causa.

 

Mientras desayunaba decidió que era un buen momento para encontrarse con uno de sus chicos, solo tenía que pensar cual de ellos estaba sin compromiso esa mañana.

 

En ese instante su mirada se posó en el móvil de Hanamichi, posiblemente lo tenía en la mano y lo soltó un momento olvidándolo, estaba en la repisa al lado de la tetera.

 

-Do'aho… -murmuró sacudiendo la cabeza con resignación. No tenía modo de comunicar con él, aunque cuando se diera cuenta que se le había olvidado, le llamaría desde un teléfono fijo, posiblemente desde el mismo Shohoku.

 

********************

 

El lugar era apropiado para trabajadores de clase media-alta. Estaba delante de la puerta de la casa donde se había refugiado Micchy tras su discusión con su pareja, el sitio era medianamente adecuado para lo que se proponía hacer y no dudo que allí pasarían gratos momentos.

 

Con puntualidad llamó a la puerta. La casa estaba al final de una calle sin salida y sus vecinos más próximos estaban a unos cincuenta metros, les separaba un par de terrenos vacíos, que eran utilizados como huertas como pudo ver más tarde, si cada vez le gustaba más pensó mientras esperaba que le abrieran.

 

Estaba punto de insistir con su llamada cuando escuchó que abrían.

 

-Buenos días, Micchy-kun, tienes un aspecto realmente deslumbrante –le alabó, lucía una barba de tres días por lo menos, estaba despeinado y ojeroso, la estampa moderna del hombre despechado por amor- ¿Dónde tienes la cocina?

 

-¿Para que? –ya ni le molestaba su apodo.

 

Para prepararte el desayuno, en tanto tú te bañas y te afeitas. No tengo la intención de joder con un tipo en las condiciones que estas –dijo categórico.

 

-¿Y quien te dijo que yo quiera? –preguntó sorprendido, ese chico que tenía delante no podía ser el mismo Sakuragi que había conocido, la transformación era tal que se preguntó si tenía algo que ver en ella Rukawa. Si era así esos dos eran sorprendentes.

 

-Bueno… si no quieres… -curvó los labios con expresión desinteresada.

 

-Dame media hora –dijo Mitsui apresurándose a indicarle donde podía encontrar todo lo necesario para ese desayuno. En esos últimos días se había alimentado poco y mal.

 

-No te apresures… yo tardaré más. –dijo Hanamichi dejando divertido su chaqueta sobre el respaldo de un sofá en la sala y arremangándose las mangas de la camisa se metió en la cocina comenzando a trastear entre cacharros y alimentos.

 

Cuando Mitsui entró en la cocina Hanamichi se volvió para mirarlo, le vió mejor aunque sus mejillas las recordaba menos hundidas. A saber de que se había alimentado.

 

-Siéntate, aun no he acabado de prepararlo todo, mientras vas comiendo, lo terminaré de hacer –comentó haciendo un gesto vago hacia la mesa servida.

 

Mitsui se apresuró a sentarse y en pocos minutos estaba comiendo la sopa miso, los arenques horneados, el tazón de arroz, y como si eso no fuera suficiente le preparó unas tortillas que rellenó con diversas clases de hortalizas y que le presentó cortado en trozos adecuados para tomar de un bocado, finalizó con un delicioso postre que siguió el mismo camino que las demás comidas, acabar en el estomago de Mitsui que se deleitó comiendo todo como si llevara días sin hacerlo. Cuando terminó de cocinar se sentó frente a él acompañándole con la primera comida del día.

 

-Gracias por la comida –dijo Mitsui posando los palillos.

 

-Vayamos a la sala… dejo eso, luego me ocuparé de lavarlo –comentó Mitsui al verle recoger la mesa hacer intención de ponerse a lavarlo.

 

Ocuparon un sofá doble bastante gastado que se hundió con el peso de ambos.

 

-¿Quieres explicármelo antes o después? –preguntó flemático.

 

Mitsui comprendió las dos opciones que le daba, trago saliva con dificultad.

 

-Debo entender que has visto a Kimi-kun -un parpadeo fue su contestación- No se que ha podido contarte.

 

-Si te soy sincero fue bastante terco, solo decía que él no podía hacerlo, no fue sencillo hacerle comprender que posiblemente estabais estresados y que vuestra rutina podía llegar a ser… aburrida y que el cambio que tu querías era comprensible. –Mitsui le escuchaba en silencio, asintiendo en silencio a lo que iba escuchando, sabía que iba por buen camino- Kogure esta destrozado, tu ausencia le esta agobiando aun más, aun así conseguí convencerlo para que accediera a tu deseo. Solo que ha puesto una condición, si lo que quieres es eso… él mencionó que no te dejo que le dieras el nombre…

 

-Es cierto, hemos llegado a un punto en que él llega cansado del hospital y con mi trabajo ocurre otro tanto, ni él ni yo tenemos ganas de hacerlo. Demasiado tarde me di cuenta que necesitamos ayuda porque ni él ni yo parecíamos darnos cuenta del problema.

 

-Hasta que lo comprendiste.

 

-Si. Kimi-kun trabaja con niños, aunque de otra impresión es tímido, arraigado a sus costumbres o rutinas, quise hacerle comprender que nuestra relación se estaba desmoronando, que el aburrimiento iba a acabar con nuestro amor, supongo que me exalte y dije cosas que no debía. Ahora no se como disculparme.

 

-No es necesario que lo hagas… solo acepta su propuesta.

 

-¿Su propuesta? –preguntó alzando sorprendido la cabeza.

 

-Le prometí ayudarle y para eso necesito saber si estas dispuesto a lo que el quiere.

 

-¿Kimi-kun pone condiciones? –su mirada sorprendida se posó en Sakuragi que le miraba sonriente.

 

-¡Aha! y una bastante peculiar por cierto. Me dijo que sería como una prueba de amor, no puedes negarte. –le miró serio, jugar con ellos era entretenido.

 

-¿Qué quiere que haga?

 

-Al parecer siente vergüenza de hacerlo con alguno de tus amigos, -vió su gesto negando que permitiera que esos brutos cogieran a su novio- No puedes culparle de pensar así, tiene una reputación que cuidar como médico del Hospital Central. Dijo que tenía que ser alguien que ignorara vuestras identidades, alguien que no volvierais a ver.

 

-¿Cómo encontrar a alguien así? –preguntó Mitsui cada vez más interesado pero sin querer demostrarlo.

 

-Conozco a una persona que da el tipo, Kogure ya le ha aceptado como candidato, si tu quieres me pondré en contacto con él para saber si el esta dispuesto. Si falla, encontraremos otro.

 

-Dile a Kimi que acepto. –no hizo preguntas y más tarde se arrepintió de su ignorancia.

 

-Sabía decisión, ahora que ya hemos resuelto el problema principal, nos queda una cuestión pendiente, ¿Aquí o en tu dormitorio?

 

-Es necesario ser tan directo… -exclamó sin poder ocultar su sorpresa.

 

-¿Quieres hacerlo o no?

 

-Si…

 

-Yo también, presiento que después de arreglarte con Kogure ya no le serás infiel –dijo serio- esta es nuestra única oportunidad ¿cierto?

 

-Si… -y se levantó dirigiéndose hacia su dormitorio. Su acertado comentario era todo lo que necesitaba oír.

 

Sakuragi le siguió con una sonrisa socarrona. ¡Que ingenuo eres, Micchy-kun! Te he atrapado y no te das cuenta, haremos ese trío que buscabas, pero para ello primero será divertido verles con Meguru-kun. Los dos vais a bailar al ritmo que yo marque.

 

En mitad de la habitación había un futón deshecho, Michhy se apresuró a estirarlo en tanto él se quitaba la ropa, iba preparado para tener sexo salvaje con Mitsui. Las lecciones aprendidas con Ihara-sensei iban a serle muy útiles.

 

************************

 

-Kaede, disculpa que te moleste llamándote a la oficina. -En este momento estamos con un aplazamiento de dos horas para comer y descansar un rato antes de proseguir con la reunión -eran las doce de la mañana y aún continuaba en casa de Mitsui, tal como iba todo se iba a demorar más, desde allí se dirigiría a hablar con su lindo gatito y más tarde iría a la reunión que había concertado con Meguru-kun, estaba teniendo un día muy movido- Me olvide el móvil. –su tono sonó compungido.

 

-Lo se, lo dejaste en la cocina. ¿Te ha pasado algo? –su tono de voz mostraba inquietud.

 

-No… no… no es eso. Me di cuenta cuando encontré a Kogure en Danny's le he notado depresivo -improvisó- al parecer vuelve a tener problemas. Quedo en pasarse por Shohoku para hablar, no he podido negarme a escucharle. Te llamaba para que no te preocuparas si llegabas a casa y no me encontrabas.

 

-De acuerdo… por favor, no te demores en exceso.

 

-Lo intentaré. –colgó la llamada.

 

A veces sentía que Kaede era demasiado sobre protector.

 

********************

 

-Moshi…moshi…

 

-¿Estas libre? –preguntó al oír su voz.

 

-Estoy en casa –Kogure contestó al saber que era Sakuragi, y sin saber porque su corazón comenzó a bombear apresurado en su pecho. Tal vez porque todavía tenía muy vivido lo sucedido la tarde anterior.

 

-¿Vives en la casa de tus padres? –preguntó.

 

-Si seguimos viviendo, bueno… ahora no… -se turbo sin saber el motivo.

 

-Tengo poco tiempo…, estaré ahí en unos minutos.  –era irónico que estuvieran viviendo separados por un par de calles. ¡Eran dos ilusos divertidos! –guardó el móvil que Kaede ignoraba que poseía.

 

-Tengo que marchar, Micchy-kun. –comentó cuando se reunió con él.

 

-Ven mañana… -pidió aunque le había dejado sin aliento, llevaba mucho tiempo sin tener sexo y esa mañana se había resarcido por la sequia amorosa. Amaba a su Kimi, pero a veces tenía miedo lastimarlo y no era brusco o violento con él. Y si es pasión lo que falta en nuestra relación.

 

-Imposible. Te llamaré cuando sepa algo.

 

-De acuerdo…, esperaré tu llamada.

 

Sakuragi salió y cruzó las calles con paso rápido, tal como le dijo a Kimi-kun en pocos minutos estaba llamando a su puerta.

 

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A las seis Hanamichi abría la puerta de su casa, Kaede no tenía porque saber que iba a hacer uso de ella no estando él, después de todo le pertenecía, no tenia porque decirlo si iba o no. Cinco minutos antes de la hora fijada para verse cruzaba el jardín en dirección al seto de separación de las dos viviendas, se coló por la disimulada abertura y cruzó la propiedad de Meguru-kun.

 

-Eres puntal… -alabó Meguru-kun que le esperaba en el engawa, los shojis estaban quitados, una mesilla o-zen estaba en la sala desde allí se veía el maravilloso jardín que rodeaba la sala de entrenamientos y la vivienda.

 

Meguru-kun le sirvió té. Hanamichi bebió y tomó un par de dulces, cuando termino apartó la mesilla a un costado quedando sentado sobre sus tobillos frente a la enorme humanidad de su amigo y amante.

 

-¿Qué puedo hacer por ti?

 

-Tengo unos amigos, supongo que el entrenador te mencionó alguna vez al antiguo equipo…

 

-Lo hizo.

 

-Kogure Kiminobu y Mitsui Hisashi. –vió que asentía.

 

-Mi abuelo tenía una gran opinión de ambos. Apreciaba a Mitsui por el esfuerzo que realizó para superar su lesión de rodilla y como se derrumbó para volver otra vez a alzarse y finalmente conseguir sobresalir como jugador. Si mal no recuerdo forma parte de los nacionales.

 

-Es así…, ellos viven juntos… hace un par de días me encontré a Kogure, estaba deprimido porque discutió con su pareja, y este despareció unos días.

 

-Algo normal en las parejas…

 

-Supongo que si… el caso es que ellos realmente se aman, pero no coinciden en su concepto de… -paso la lengua por sus labios humedeciéndolos- de…

 

-…juegos… -concluyó con una sonrisa divertida. Nunca antes le había visto tan azorado.

 

-Eso… -dijo como si le hubiera salvado la vida. Se llevó la mano a la cabeza, mesándose los cabellos- El caso es que Mitsui quiere algo que su pareja no, yo se que tu eres muy sensible y que comprenderás como debe sentirse Kogure cuando su pareja quiere… quiere… un trío… solo que no quiere que sea cualquier hombre, especificó más bien que desea hacerlo con un luchador de sumo mientras su pareja le masturba. –dijo bajando el tono de voz cada vez más hasta quedar en un apagado susurro.

 

-Comprendo. Tú crees que de acceder a su deseo salvara a tus amigos.

 

-Estoy seguro, si tú no quieres yo lo comprenderé, intentaré ayudarles de otro modo. No te preocupes, olvida lo que he dicho…, buscaré otra solución, tal vez conozcas a alguien que se presté a…, es imperdonable por mi parte pedirte que tú…, discúlpame. –bajo la mirada con gesto apesadumbrado.

 

-Lo hare… -se decidió en ese momento. Hanamichi le había ayudado a elevar su autoestima en unos momentos que estaba sintiendo que todo iba mal en su vida. No podía olvidar que continuó con su sueño de ser luchador de sumo gracias a su intervención. Era elogioso que Hanamichi siempre estuviera pensando en el bien de los demás, su petición  era insignificante en comparación con el bien recibido. Era lo menos que podía hacer por él.

 

-¿Estas seguro? Mira si no quieres lo comprendo.

 

-No voy a volverme atrás. Dime que día será y estaré donde me digas.

 

-Gracias… te debo un favor.

 

-Tonterías…

 

Estuvieron conversando un poco más, luego Meguru-kun se despidió porque tenía que regresar a la Heya a dormir.

 

Hanamichi regresó a la casa con una sonrisa en los labios. Había sido un día muy fructífero, Meguru-kun se sentía obligado a aceptar su petición, Mitsui y Kogure harían cualquier cosa por salvar su unión y él bueno, por de pronto había tenido una jornada de sexo muy intensa con Micchy, en cuanto a su Kimineko la falta de tiempo le hizo conformarse con darle un polvo rápido y la promesa de llevarle a un hotel del amor si le avisaba con tiempo el día que estuviera libre. Kimi-kun prometió hacerlo y por el brillo de sus ojos supo que seria muy pronto. Por separado ambos eran muy satisfactorios, estaba deseando hacer ese trío con ellos.

 

-Humm… … -sacó el móvil e hizo un par de llamadas.

 

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-Kimineko… soy yo… he hablado con Mitsui… esta de acuerdo con que la persona que estéis sea anónima, pero ha exigido a su vez que tiene una fantasía, quiere verte haciéndole una mamada a un luchador de sumo…, -la exclamación de Kogure hizo asomar una sonrisa a sus labios. Hubiera preferido verle la cara al decírselo, pero necesito ganar tiempo. Mañana estaré muy ocupado con Kaede.- De acuerdo –su silencio fue largo antes de contestar- Muy bien Kimineko, le diré que aceptas. Te llamare apenas sepa donde os veréis y cuando podrá ser el encuentro.

 

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-Micchy… soy yo… he hablado con Kogure… esta conforme en realizar un trío y que la persona con la que estéis sea anónima, pero ha exigido a su vez que tiene una fantasía, quiere verte siendo activo con un luchador de sumo…, -la exclamación de Mitsui fue idéntica a la de su koi. Lo repito, son tal para cual. Sera divertido verles con Meguru-kun hasta podría grabarles- Muy bien, Micchy se lo diré. Te llamare apenas sepa donde os veréis y cuando podrá ser el encuentro.

 

********************

 

-Lo dicho un día muy bueno. Espero que con mis esfuerzos vean su amor renovado y más vigoroso.

 

Continúa en el próximo capítulo…

 

 

Notas finales:

Creo que ha sido uno de los capítulos más largos que he sacado para esta historia.... me despido hasta la próxima semana.

El lunes, si nada se tuerce subiré el primer capítulo del fic "No hay dos sin tres"


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