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Solos tú y yo… y los demás por Paz

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Notas del capitulo:

Aquí estoy con un nuevo capítulo...

 

Aviso de la autora:

No necesariamente se dan todos estos puntos en el presente capítulo:

1º Letra en negrilla recuerdo de conversaciones que han mantenido.

2º Letra en cursiva pensamientos o conversaciones mentales que mantiene consigo mismo.

3º En tiempo presente, será este tipo de letra.

4º Este capítulo se puede decir que es la continuación del capítulo 15 de la primera parte, cuando Kaede descubre que Williams ha violado a Hanamichi. Kaede tiene en su recuerdo 17 años.

Solos tú y yo… y los demás

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 36: Castración

 

Siguiendo las directrices de Jean-Paul, Kaede le entregó la segunda muestra de semen obtenida la última noche que pasó a su lado obteniendo al mismo tiempo la dirección de su residencia durante el tiempo que mantuviera su puesto de trabajo. Obteniendo días mas tarde la confirmación que ambas muestras pertenecían al mismo individuo, para entonces ya tenían en marcha el plan que habían trazado.

Al día siguiente, Hanamichi ajeno a todo se despidió de su primo deseando un feliz acomodo en su nuevo hogar y que no tuviera dificultades para desarrollar su trabajo en la universidad.

A las cuatro Jean-Paul pasó a llevarse a su hermano, aprovechando para despedirse de William al que había conocido un par de días atrás.

Una hora más tarde un taxi se detenía ante el edificio donde se habían solicitado sus servicios.

Kaede que no deseaba que el guarda de la entrada le viera, había quedado en saltar el muro lo más próximo a la vivienda.

William aceptó su explicación de que al ser menor el profesorado tenía prohibido interactuar íntimamente con el alumnado, y aunque él no formaba parte de la universidad se justifico su deseo de no dejarse ver debido a su edad.

-¿No querrás tener problemas si te sorprenden conmigo? –inquirió.

-¿Podrás saltarlo? –el muro tenía más de dos metros de altura.

-Soy ágil…, lograré treparlo.

En ese instante, sonó su móvil, atendió tras ver el número en la pantalla.

-¿Qué hay? –Preguntó- No, ahora no… -escuchó un rato- De acuerdo, te espero, si en menos de una hora no estas aquí, me marcharé. –miró a William- Lo siento… ahora no podré irme contigo.

-Puedes hacerlo más tarde, habías dicho que podías pasar la noche conmigo.

-Me has convencido… déjame la puerta abierta por si me demoro más de la cuenta.

-De acuerdo.

Cuando quedo solo su mirada se congeló. Se acerco a la ventana y miró hacia el exterior, le vió salir del edificio y tomar el taxi que le esperaba, su mirada recorrió la hilera de coches aparcados hasta identificar el de Jean-Paul. El taxi partió y se alejó hasta perderse de vista, solo entonces él también salió del piso. Con pasos rápidos se al coche aparcado a pocos metros de la entrada principal del edificio. Abrió la puerta y se metió en el asiento del copiloto.

-¿Estas seguro que podrás hacerlo? –preguntó Jean-Paul apenas ocupó el asiento.

-¿Cómo esta Hanamichi? –preguntó a su vez.

-Duerme… -miró hacia el espejo retrovisor.

Kaede se giró hacia los asientos de atrás, encogido en ellos, cubierto con un ligero cobertor, Hanamichi dormía ajeno a lo que pasaba a su alrededor.

-Le di un sedante muy suave, dormirá toda noche y cuando despierte ya habremos acabado lo que decidimos. ¿Podrás hacerlo? –repitió su pregunta.

-Si. Solo dime como hacerlo y mi pulso no temblará.

-Muy bien, solo lleva una dosis, -dijo sacando un pequeño estuche y enseñándole el contenido, el inyector estaba preparado con la aguja- recuerda los pasos que te enseñe y sobre todo procura que no se rompa, no tendrás mejor oportunidad que esta.

-¿Cuantas dosis hay que administrarle para que hagan efecto? –dijo guardándolo en el bolsillo interior de su chaqueta y asegurándose que estaba seguro.

Jean-Paul puso en marcha el motor del coche y sin dejar de atender a la conducción iba dándole algunas explicaciones.

-Se precisan inyecciones regulares de antiandrógeno, la efectividad de esta medida es discutida, en los países donde se ha aceptado su utilización contra los violadores se sabe que han reincidido en sus crímenes. Este es un progestágeno aprobado que reduce los niveles de testosterona al disminuir los de andrógenos. Son suministrados con receta médico. No puedo asegurarte un suministro continuó lo que supondrá que tendrá días normales con otros en los que su libido disminuirá. No tiene efectos secundarios, por lo que él solo notara una disminución de su deseo, posiblemente lo achaque al estrés o al cambio. Si tienes cuidado y él no se da cuenta de que se la estas suministrando, podrás hacerlo durante años, y si quieres interrumpir el "tratamiento" los efectos son reversibles.

-Si me descubre no podrá acusarme, tenemos pruebas de su delito.

Jean-Paul se detuvo y descendió del coche, Kaede le siguió, se acercaron al muro que delimitaba la propiedad.

-Te daré el impulso que necesitas para alcanzar el borde.

Asintió, con su ayuda se sentó a horcajadas en el muro. Miró a su alrededor.

-Solo se ve el bosquecillo marcado en el plano. Estoy en la posición correcta, no se que haya vigilantes por el perímetro, ni tampoco cámaras de seguridad. –dijo bajo para no llamar en exceso la atención.

-Recuerda que mañana a las cinco estaré en la entrada para distraer al guarda, en caso que haya más de uno te llamare.

-Conforme… -elevó su pierna por encima del muro quedándose sentado mirando hacia el interior del complejo- Voy a saltar –le avisó.

Jean-Paul escuchó el apagado sonido de un cuerpo al caer.

-Kaede… ¿estas bien? –pregunto con un tono de ansiedad, temía por si estuviera lastimado.

-Si… -su voz le llego clara- Estamos bien los dos.

Supo que se refería a la dosis que portaba con él.

-Ten cuidado… y recuerda bien lo que te enseñe –le recomendó antes de apartarse del muro.

Kaede escuchó el sonido del motor y como se alejaba.

No sintió ningún temor por lo que iba a hacer. Jean-Paul quería hacerlo él, pero no era posible por la falta de intimidad entre los dos hombres.

La absorción de la dosis era un proceso lento, y en un adulto se mantenía durante un periodo de nueve horas, si la dosis que llevaba era la correcta, debía encontrar el modo de seguir suministrándosela semanalmente,  hasta confirmar su falta de deseo sexual, solo entonces, si se confirmara la castración química irreversible él sentiría que había pagado la deuda contraída con Hanamichi pero como ese no sería el caso aunque pareciera un castigo cruel, estaba dispuesto a aplicarlo hasta que Jean-Paul pudiera tomar el relevo.

Tras consultar un par de veces el plano del complejo, consiguió tener a la vista la vivienda asignada a William.

Se acercaba desde atrás, las ventanas se veían cerradas dando la impresión que estaba deshabitada. Miró su reloj pulsera, pasaban de las siete. …l tenía que estar en el interior. Se sentó con la espalda apoyada en uno de los troncos, sin que su presencia allí fuera advertida, a las ocho vió que se encendían las luces en el interior de la vivienda, solo entonces se levanto, sacudió sus ropas para darle un aspecto presentable y con seguridad atravesó la distancia que le separaba de la vivienda.

En el engawa había unas setta, se las puso llevando sus deportivas en la mano. En el guenkan dejo los dos tipos de calzado y solo con los pies desnudos piso el tatami. Se inclinó para poner el calzado mirando en dirección a la salida.

-¿Eres tú, Kaede? –la voz provenía del interior.

-Si… -se incorporó asegurándose que tenía en el bolsillo de su pantalón las pastillas trituradas para dormirle. Solo así podría luego proceder a inyectarle la dosis intramuscular, había encontrado el lugar idóneo para no ser detectado, directamente en el testículo.

-Hay comida suficiente para los dos –dijo barriendo en el aire con su mano el contenido que había sobre la mesa- Tengo vino para acompañar.

-¿Tienes te? –preguntó.

-No estoy seguro. Me dijeron que habían dejado la despensa bien provista, supongo que se trata un gesto de buena voluntad.

-Iré a ver. –

Trasteó por la cocina mirando en los diversos estantes, hasta dar con la caja correspondiente. Puso a calentar agua y se fue a reunir con él cuando llevando consigo el tetsubin.

-¿Qué pasa? –preguntó al ver la mirada fija del joven en él.

-Me preguntaba que se siente bebiendo eso.

-¿Quieres probarlo? –Preguntó un tanto sorprendido- Has cambiado de idea respecto a tu mayoría de edad.

-Soy inconstante… -dijo rechazando su vaso.

William comprendió y se levantó a buscar uno limpio. El chico se lo estaba poniendo más fácil.

Kaede dejo caer en su vaso los polvillos, ayudándose con el dedo lo revolvió hasta que se diluyeron en el líquido.

William regresó  y le sirvió una corta medida, no quería dar la impresión que pretendía embriagarle.

Kaede miró el contenido del vaso, lo acercó para olerlo y luego lo posó sobre la mesa.

-No dijiste que ibas a probarlo.

-Si, pero no con el estomago vacío. –dándole así a entender que lo haría.

Durante la siguiente media hora, Kaede empezaba a desesperar, al parecer no estaban haciendo efecto el sedante que le suministro con su bebida.

En ese mismo instante, William hizo intención de levantarse, pero volvió a quedar sentado.

-¿Qué te pasa? –preguntó con su mirada fija en él, intentando parecer preocupado, aunque en el fondo comenzaba a regocijarse.

 -No lo sé… sentí como si todo giraba a mi alrededor.

-Recuéstate un rato hasta que se te pase el malestar, posiblemente es consecuencia del vino. No debes estar acostumbrado a la graduación de aquí. –dijo Kaede justificando así su molestia, pasándole el brazo por la cintura para ayudarle a llegar hasta el canapé, donde le dejo recostado- Estaré a tu lado –no le dijo que solo para comprobar cuando quedaba definitivamente dormido- Deja que te pongas cómodo –y llevando las manos a la trabilla de su pantalón lo soltó aflojando la cinturilla. Se fijo que llevaba calzoncillos normales- Así estarás mejor.

-Nunca antes me había pasado.

-Siempre hay una primera vez para todo –musitó Kaede- ¿Quieres tomar algo para el malestar? –ofreció solicito.

-No, seguro que en un momento estaré bien. Si noto que no remite ya veré.

-Como quieras.

Diez minutos después su respiraron se hizo más lenta y acompasada, le dio un par de sacudidas en el hombro para confirmar que estaba definitivamente dormido, William rebulló pero no abrió los ojos, solo entonces sacó la dosis que llevaba y la preparó siguiendo las instrucciones de Jean-Paul acerca del aire, enseguida metió su mano por una de las perneras del calzón extrajo su escroto, lo sujetó con firmeza para que no se le escurriera de entre los dedos, un gemido escapó por la boca entreabierta del durmiendo.

-Me asegurare que vivas en un infierno –sentenció clavándole la aguja e inyectándole todo el líquido- ¡Por Hanamichi!

Después echó una ojeada a su alrededor para ver que no dejaba nada que delatara lo que acababa de hacer. El inyector vacío estaba guardado nuevamente en su bolsillo, tomó el vaso que le había servido y lo vacío en el fregadero, luego posó sus labios sobre el borde como si lo hubiera bebido, solo olerlo le produjo nauseas.

Se tumbó en el suelo quedándose dormido enseguida.

-Kaede… Kaede… despierta. Tienes que marcharte.

Su primera reacción fue golpear a quien tan brusco le despertaba, al momento recordó donde estaba, sus ojos se abrieron como si le costará hacerlo.

-¿Qué… que pasa? ¡¡Oh mi cabeza!! -se llevó las manos a ella.

William tampoco estaba muy bien, al oírle echó una mirada hacia la mesa fijándose en los vasos y en la botella vacía. Dando por supuesto que los dos se habían excedido.

-¿Qué hora es? –le miró dándose cuenta hacia donde iban sus pensamientos al ver la representación que había dejado sobre la mesa. Seguro que pensaba que se habían dormido debido al exceso de vino.

-Las cuatro y media… no puedes quedarte… te acompañare hasta la salida, entretendré al guarda.

-De… acuerdo. –se levantó del suelo dando algunos pasos poco firmes, aún estaba como dormido, solo que William lo ignoraba.

Media hora después pasó el control sin problemas al distraer William al guarda, le vió ocultarse cuando estuvo en el exterior.

Al dar la vuelta a un recodo lo perdió de vista. No se preocupó por él, no dudaba que tenía suficientes recursos para llegar a su casa.

En tanto Rukawa se fijo que el coche de Jean-Paul estaba aparcado en la banquina.

-Os ví venir y retrocedí para que no me vieran –dijo cuando estuvo a su altura abriéndole la puerta- Sube…

-¿Hace mucho que llegaste? –preguntó mirando hacia la ventanilla para intentar ocultar un bosteza.

-Media hora…, antes que me preguntes por él le ha dejado plácidamente dormido en su propia cama.

-Gracias.

-¿Lo hiciste?

-Si.

-Bien. –y puso en marcha el coche.

Una hora después se acostaba al lado de su koi, quedándose dormido abrazado a él sin que nada le inquietara.

****************

Se levantó, acercándose a una ventana, mirando hacia el exterior, sin ver realmente lo que había tras el cristal, últimamanete recordaba demasiado a menudo a Hanamichi y nunca lamentaba las cosas que hizo por él, como tampoco la separación, si hubieran sido un poco más realistas lo hubieran visto venir mucho antes.

Definitivamente, no comprendía como fue capaz de vivir tanto tiempo junto a él negándose a reconocer que lo que hubo entre ellos había terminado a los pocos años de estar juntos. …l se empeño en creerse enamorado, dejándose engañar por su fijación hacia los pelirrojos, ahora lo comprendía, Hanamichi había sido uno más de ellos, no podía negar que lo había amado o que se había autoconvencido que estuvo enamorado de él que había protegido ese amor que creyó sentir por miedo a estar solo. Posiblemente esa era la única razón.

Escuchó sus pasos pero no se volvió a mirarlo.

-¿Qué es lo que te preocupa?

-Nada… -se giró fijándose en el hombre, Jean-Paul tenía los cabellos rubios enmarañados y su expresión adormilada parecía inquieta al posarse en él- Todo esta bien, la tormenta me despertó. –se justificó.

Fuera el mar se agitaba por el fuerte viento.

-Últimamente duermes menos –dijo Jean-Paul había aprendido a conocer sus estados de ánimos, no en vano llevaban viviendo juntos dos años. Sabía que algo le inquietaba, solo ignoraba el motivo y Kaede no parecía dispuesto a hablar. Dejaría que lo hiciera cuando estuviera preparado- Acostémonos. –propuso y tomándole del brazo le llevó hacia la cama que compartían.

Kaede se dejo llevar, aun sabiendo que una hora después tendría que volver a levantarse. Se cobijó entre los fuertes brazos de su pareja porque se sentía a gusto sintiendo al unísono los latidos de sus corazones dentro del pecho de ambos.

Al principio, cuando Jean-Paul le pidió que vivieran juntos dudó, ahora sabía que tomó la decisión correcta. …l era su único amante y en el tiempo que llevaban juntos nunca se arrepintió.

*******************

No podía saber que en aquellos mismos instantes, a muchos kilómetros de distancia de donde estaban, el objeto de sus pensamientos caía rendido sobre el lecho que recibía su cuerpo lacerado por el castigo corporal que su pareja le proporcionaba para satisfacer su libido.

Ignoraba que su hermano mayor solo conseguía excitarse llevando al límite a su pareja y que desde la separación era algo que pasaba todas las noches.

Continúa en el próximo capítulo…

Notas finales:

 

Ya se ha dejado entrever que Hanamichi mantiene una relación sadomasoquista.

Glosario:

Engawa: Porche alrededor de la casa.

Setta: Sandalias.

Guenkan: Lugar donde se descalzan, junto a la puerta de entrada.

Tetsubin: Tetera de hierro fundido (Tetsubin) de 0,75 litros de capacidad. Dotada de infusor de acero inoxidable. Dimensiones aproximadas en cm.: 14,5 de diámetro x 11 de alta. A pesar de que el hierro aguanta directamente al fuego, en este tipo de tetera no es recomendable, ya que el interior lleva una capa cerámica, que se puede resquebrajar al dilatar y contraer el hierro si se somete a la acción directa del fuego. La tetera de hierro o Tetsubin, son una especialidad japonesa, su proceso de producción consta normalmente de entre 64 y 68 pasos, la mayor parte de ellos hechos a mano, y el control de calidad lo lleva a cabo un maestro artesano, "Kamashi" en japonés, puesto éste de gran prestigio pues para acceder a él se debe tener una experiencia de no menos de 30 años como artesano. (Extraído de la página web www. amorporelte. com


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