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Solos tú y yo… y los demás por Paz

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Notas del capitulo:

Aviso de la autora:

No necesariamente se dan todos estos puntos en el presente capítulo:

1º Letra en negrilla recuerdo de conversaciones que han mantenido.

2º Letra en cursiva pensamientos o conversaciones mentales que mantiene consigo mismo.

3º En tiempo presente, será este tipo de letra.

4º Este capítulo se desprende de la segunda parte, capítulo 27, pensamientos de Hanamichi mientras conversa con Kaede en Danny’s. En el recuerdo tiene 26 años.

Solos tú y yo… y los demás

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 37: Tú padre, mi amante

 

-Te has distraído.

-Disculpa…, pensaba en tu padre –reconoció.

-Alguna vez también lo hago yo.

-Deberíamos pedirle alguna vez que venga una temporada a casa, algún fin de semana para que no se sienta tan abandonado.

-¿Quieres tener a todos mis parientes en casa? –preguntó serio.

-No me importaría… es como si todo lo tuyo fuera mío también…

-Gracias…., fui afortunado cuando nos conocimos.

-He sido yo quien ha salido ganando, tengo un marido que me ama, me sobreprotege y que satisface todos mis caprichos, ¿Qué más puedo desear?

Tu familia, es mi familia, tu padre, mi amante, tus hermanos también, a veces me pregunto como es Asato-kun es el único que me falta por conocer, solo se de él lo que me comentáis que vive en Tokio y que cuida de uno de sus hermanos.

Por ahora me conformare con lo que tengo, que por cierto mi última adquisición es muy satisfactoria. Lo que me recuerda que tengo que ir a verle, cuando me llamo sus palabras parecía tener un tono de ansiedad.

Sin embargo, esa tarde junto a Kaede se olvido de todos sus asuntos pendientes, Kogure y Mitsui, Sendoh al que llevaba varias semanas sin bajar a verle, Meguru-kun que también esperaba su llamada, Yoshisato-kun y su preocupante llamada, los olvidó a todos para pasar un semana maravillosa al lado de Kaede quien satisfacía sus deseos sin recelos, atento al menor de sus caprichos, amándose y rememorando los maravillosos primeros años cuando solo eran ellos dos.

Pero todo lo bueno acaba y esos días llegaron a su fin y cada uno reanudó sus actividades habituales.

Él llevó a cabo la fantasía de ver y participar sin que lo supieran, en un primer momento, de cómo Mitsui cumplía lo que creía el deseo de su koi y como a su vez su Kimineko se despojaba de su timidez para hacer todo lo que le había pedido, sin saberlo Meguru-kun era una marioneta en sus manos, haciendo lo que creía como un favor a su amigo y amante ocasional.

Se había disculpado con Yoshisato-kun por no ir antes a verle, aduciendo que sus ocupaciones le mantuvieron imposibilitado de cumplir con su deseo de acudir a su llamada lo más rápido posible.

-No tienes que disculparte, comprendo que no tienes que venir a verme cada vez que yo siento que te necesito.

-¿Qué pasó? Cuéntamelo, sabes que si yo puedo resolver cualquiera de tus dudas o problemas lo hare encantado. –era lo menos que podía hacer por el padre de Kaede.

-Mi hijo Asato-kun me llamó.

-Eso es bueno, ¿no?

-Me preguntó si podía quedarse a vivir conmigo durante el tiempo que dure su trabajo en esta ciudad, al parecer tienen problemas con una de sus empresas donde trabaja y le han  pedido asesoramiento para evitar que colapse.

Hanamichi comprendió que durante ese tiempo no podrían verse, pero él era hombre con muchos recursos y pronto encontró la solución, tendrían que reducir el tiempo que pasarían juntos, pero eso era mejor que nada. Se encontrarían en las inmediaciones de un hotel del amor y estarían juntos un par de horas, el tiempo que Yoshisato-kun podía justificar en caso que su hijo se diera cuenta que su padre salía de casa y quisiera saber que hacia.

A través de Yoshisato-kun comenzó a conocer un poco más a Asato-kun, si bien nunca personalmente, sus horarios y actividades les mantenían alejados sin posibilidad de coincidir. Tampoco es que él se muriera de ganas de conocerle, sabía que algún día esa posibilidad llegaría, aunque nunca paso por su mente que fuera en aquellas circunstancias y menos aún que tomara aquella decisión sin meditarla, decisión que repercutió en su vida de un modo brutal.

*************************

Ahora mirando su vida en introspectiva era consciente de todos los errores que había cometido en aras de un sentimiento mal entendido.

Un golpe dirigido a su entrepierna le arrancó un grito de dolor que intento sofocar, al tiempo que retorno a la realidad, durante algunos minutos había perdido el sentido dejando arrastrar por los recuerdos, Asato-kun le devolvió al presente con una contundencia que le quito el aliento.

Los golpes aunque menos contundentes y en zonas menos sensibles fueron dejando marcas rojizas en muslos y nalgas.

-¿Así es como quieres que te trate? –preguntó sabiendo que verle en aquel estado le excitaba al máximo, sobre todo cuando él soportaba los golpes con estoicismo.

-Si…, si…, golpéame, amo. Te pertenezco.

Le vió soltar el látigo con el que marcaba su piel, como era habitual en su relación desde que apareció una noche en la puerta de su casa, podía hacer con él lo que quisiera sin arrancar una queja de sus labios. Sabía que era el sumiso más satisfactorio que había tenido, ninguno de sus antiguos amantes se había dejado golpear hasta alcanzar el limite del dolor, la palabra clave para acabar con su castigo pocas veces salía de sus labios, lo soportaba con estoicismo, se complementaban, una relación unida por el dolor y el sufrimiento, Asato-kun buscaba el placer a través del dolor y él se auto castigaba dejando que su piel se rasgara por los latigazos o que dejara señales rojizas por los contundentes golpes de una cimbreante caña de bambú que golpeaba sus partes más sensibles enviando dolorosas señales a sus centros nerviosos al punto que tenía que apretar los dientes llegando al extremo de morderse los labios para no decir la palabra que acaba con su tormento.

Se ubico detrás del pelirrojo que colgaba desnudo de un gancho en el techo, sus pies apenas rozaban el piso, sus dedos se cerraron en torno a la piel lacerada de sus muslos y alzándole y abriéndole para él, le penetró de una estocada, aunque muchas noches había entrado en su cuerpo, siempre tenía la impresión que era la primera vez, estaba tan estrecho que era una delicia sentirse tan apretado y la respuesta de sus esfínteres que se abrían a cerraban apretándole deliciosamente, le embistió con brutalidad una y otra vez, complaciéndose en escuchar los gemidos primero de dolor y luego de placer, sabía como hacerle gozar, como llevarle al limite a través del dolor y esa noche no fue diferente a otras.

Sus sentidos aún estaban alertas, aunque todo su cuerpo se estremecía y temblaba, percibió cuando le soltó de su amarre, uno de sus brazos cayó inerte al costado de su cuerpo, sentía que le estaban sosteniendo, al momento su otro brazo quedo suelto y sintió como su cuerpo se vencía hacia delante incapaz de sostenerse sobre sus pies cuando estos tocaron el suelo. El dolor acometía su cuerpo como latigazos, sensaciones que le dejaban en un estado semiinconsciente.

Su cuerpo acalorado recibió como una caricia el frescor de la ropa de cama donde fue acomodado. Era consciente que tenía todo el cuerpo cubierto de laceraciones o hematomas en distintos grados de curación,  nuevas cicatrices iban a marcar su piel, pero él no las tenía en cuenta, restándole importancia.

Percibió como su amante pasaba un paño húmedo por todo su cuerpo para eliminar todo rastro de sangre y ver la profundidad de sus heridas procediendo a curarle como solía hacer hasta la siguiente noche, en que todo recomenzaría una vez más.

Sentía la suavidad de las sabanas al cubrir su cuerpo, solo entonces se dejaba llevar por la inconsciencia, sin darse cuenta que por entre sus labios lastimados escapaba una sola palabra y su pecho se ensanchaba con un leve suspiro.

-Kaede…

Tampoco podía saber que su amante no se sorprendía al escucharle, ya que no era la primera vez que le oía pronunciarla. Aun cuando se complacía en el dolor que le proporcionaba placer sentía un cálido sentimiento hacia su amante y siempre se preguntaba que había pasado entre ellos para que su relación acabara después de tantos años, pero en el fondo no estaba interesado en conocer los motivos de la ruptura, él se sentía complacido por tenerle a su lado y mientras le fuera posible le retendría a su lado sin importarle los impulsos que habían provocado la ruptura entre ellos.

No intervendría porque no deseaba perder a su complaciente amante.

Continúa en el próximo capítulo… 

 

Notas finales:

Para hacerme perdonar por no haber podido actualizar en estas dos semanas, subiré otro de mis fics cortos. Recientito salido del horno puede decirse.

Estas últimas semanas de agosto actualizaré los lunes.


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