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Solos tú y yo… y los demás por Paz

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Notas del capitulo:

Aviso de la autora:

No necesariamente se dan todos estos puntos en el presente capítulo:

1º Letra en negrilla recuerdo de conversaciones que han mantenido.

2º Letra en cursiva pensamientos o conversaciones mentales que mantiene consigo mismo.

3º En tiempo presente, será este tipo de letra.

4º Se desprende de la segunda parte, capítulo 26, Rukawa recuerda que recibió una llamada de Hanamichi en el momento más intenso. En el recuerdo Kaede tiene 26 años e Hiromichi 24. El tiempo presente es un año después de la separación por tanto Kaede tiene 40 años.

Solos tú y yo… y los demás

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 38: Una interrupción bienvenida

 

Podía decirse que después de aquella larga sesión de sexo tenía que estar agotado, durmiendo como su amante, sin embargo no era así, a pesar de haber perdido la cuenta de las veces que esa noche le había cogido no tenía nada de sueño, en esos días ya no estaba presionado para marchar ya que vivía solo en su piso.

Ya no tenía horarios, excepto los que él mismo se marcaba. A veces se quedaba tarde en su oficina y cuando eso ocurría solía quedarse a dormir allí, en otras ocasiones para satisfacción de su amante se quedaba más de una noche.

A través de las cortinas entreabiertas veía como el cielo comenzaba a clarear. Últimamente no conseguía dormir, no importaba lo cansado o agotado que le dejara su amante, permanecía con los ojos abiertos, sin moverse para evitar despertarle, mientras él dormía a su lado se limitaba a quedarse quieto escuchando su respiración, no pudo evitar que su mente se llenara de recuerdos, vívidos recuerdos de su juventud cuando era él quien dejaba agotado a sus jóvenes amantes.

No era consciente de cuanto tiempo llevaba despierto, y aunque sus parpados comenzaron a cerrarse su mente permanecía activa y los recuerdos se transformaron en imágenes y palabras.

****************

Con renuencia se separó del joven cuerpo que se le entregaba con vehemencia, aun disponía de tiempo suficiente para poseerle un par de veces más, la habitación tenían que dejarla libre a la dos de la tarde y aún faltaba mucho para eso, sin embargo, era consciente, que tenía otras cosas que hacer ese día, tan importantes como quedarse con el joven, le contempló con deseo, poseía un cuerpo de ensueño la tonalidad de su piel era dorada, imberbe aunque en un par de meses cumpliría los veinticinco.

-Tengo que marcharme… -se encontraba tumbado de espaldas sobre la cama, las piernas extendidas hacia los costados, provocándole, mostrándole sin ningún rubor su pulsante virilidad, masturbándose con una mano, mientras la otra intentaba atraerlo a su lado, de pronto, el sonido de su móvil le inmovilizó, puso un dedo sobre su boca para indicarle que se mantuviera en silencio.

Se sentó en la cama, apoyando los pies en el piso, alargó la mano para tomar el móvil que había dejado a su alcance en previsión a esa eventualidad.

Se trataba de Hanamichi.

-Moshi… moshi… -contestó al ver escuchar el silencio del otro lado, al momento le llegó su voz.

-Kaede, disculpa que te moleste llamándote a la oficina. –"Si él supiera" miró a su alrededor, fijándose en la decoración psicodélica y en los diversos juguetes sexuales que tenían a su disposición- En este momento estamos con un aplazamiento de dos horas para comer y descansar un rato antes de proseguir con la reunión. Me olvide el móvil.

-Lo se, lo dejaste en la cocina. ¿Te ha pasado algo? al preguntarlo su tono de voz mostró un matiz preocupado,  se incorporó esquivando la mano de su amante que intentaba retenerlo.

-No… no… no es eso. Me di cuenta cuando encontré a Kogure en Danny's, le he notado depresivo, al parecer vuelve a tener problemas. Quedo en pasarse por Shohoku para hablar, no he podido negarme a escucharle. Te llamaba para que no te preocuparas si llegabas a casa y no me encontrabas.

-De acuerdo… por favor, no te demores en exceso.

-Lo intentaré. –al instantela llamada se interrumpió, miró un tanto extrañado el aparato Hanamichi nunca cortaba sin despedirse.

-¿Qué ocurre? –preguntó echándole los brazos alrededor del cuello y atrayéndole contra su cuerpo y frotándose lujurioso contra sus caderas, el roce de su pene contra el suyo consiguió excitarlo.

-Ya no es necesario que me marche… podemos agotar todo el tiempo de que disponemos –dijo Kaede, y tuvo un pensamiento para su pelirrojo. "Ojos que no ven, corazón que no siente".

En aquellos momentos, junto al chico se olvido del resto de sus ocupaciones, decidiendo que tenía el resto de la tarde para llevarlas a cabo, ya encontraría el modo de justificarse ante Hanamichi si llegaba antes que él y no le encontraba en el apartamento.

Dio la vuelta al muchacho y sin prepararle le penetró, no había pasado mucho tiempo cuando descubrió que Hiromichi disfrutaba con el dolor. El gemido que profirió también le complació. Era consciente que no había más pelirrojos a los que coger, lo cual agradecía porque no daba abasto con tanto pelirrojo. Estaba tan estrecho como la primera vez, es su amante más sumiso y tolerante con sus continuas ausencias, por eso cuando le llamaba  acudía presuroso a su lado y se deleitaba cuando se hundía en sus entradas gozando con su angosta entrada, dándole la impresión que era su primera vez.

Hiromichi se agarraba a los hierros del cabecero, impidiendo así que su cabeza con sus sacudidas diera contra los mismos.

Sus manos se cerraban en torno a sus caderas impidiéndole así que con sus embestidas saliera de dentro de él. Su miembro, duro y firme se hundía en las profundidades de su cuerpo, alcanzando su próstata, signo evidente cuando su amante se estremecía y su cuerpo se retorcía por lo que estaba sintiendo, de su garganta escapaban palabras malsonantes y gemidos incitándole a darle más duro y él le complacía en todo. Porque su placer era el suyo, escuchando sus improperios le excitaba más aún.

Sus gemidos y sus jadeos le provocaban que le embistiera más fuerte, penetrándole fuerte y duro, buscando ese punto que enardecía a su amante consiguiendo que sus gritos fueran más ruidosos, afortunadamente la habitación estaba insonorizada y nada que lo que pasaba entre ellos tenía testigos.

-No te corras aún… -exigió envolviendo dentro de su mano su miembro palpitante.

Un jadeo escapó por entre sus labios, le sentía estremecido, incapaz de pronunciar palabra solo asintió con un movimiento de cabeza a su exigencia, su otra mano estaba sobre su cabeza, enredando sus dedos entre sus cabellos, dándole a veces fuertes tirones, sin embargo las sensaciones placenteras que experimentaba le evitaban con seguridad sentir dolor, todo su cuerpo se sacudía llevado por las intensas emociones.

Mantuvo la presión de sus dedos alrededor de su miembro, en previsión a que se corriera, privándole de ese placer y aumentando así su deseo llevándole al limite de su resistencia, mientras él embestía su próstata dejándole gimiendo y sollozando por no poder liberarse, solo cuando comprendió que él tampoco podía resistir más, aflojo la tensión. Ambos se liberaron a un tiempo, su amante con un suspiro de alivió descargó el contenido de sus testículos con prodigalidad sobre su mano y las sabanas, él llenó sus entrañas, con ráfagas intensas hasta sentirse vacío, al tiempo que se derrumbaba sobre la espalda de su joven amante aún dentro de él.

Sus respiraciones agitadas se confundían en una sola, permanecieron así durante un largo rato, después se aparto definitivamente tumbándose al costado de él.

-No has tenido bastante? –preguntó cuando le sintió moverse, abrió sus ojos fijándose que se había ubicado a horcajadas a la altura de sus rodillas.

Una vez más –dijo entrecerrando sus ojos y lamiéndose los labios con lujuriosa mirada.

Le agarró de la muñeca atrayéndole hacia él, sus labios se posaron con fuerza sobre los suyos, minutos después sus cuerpos se movían al unísono en una danza sexual que les complacía por igual.

****************

-No has dormido esta noche… -afirmó Jean-Paul mientras desayunaban juntos fijándose en sus ojos y en la expresión cansada de su rostro.

-No demasiado… -reconoció porque no tenía sentido negar lo evidente.

-¿Qué es lo que te preocupa? ¿Acaso…? –ni siquiera él se atrevió a mencionar a su hermano.

-No… no… el trabajo va bien… -le interrumpió dándose cuenta hacia quien se dirigía su pensamiento, ni siquiera él se planteaba esa posibilidad, tampoco el porqué sus recuerdos regresaban con tanta nitidez.

-¿Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea?

-Lo se. –dijo agradecido.

Minutos después salían juntos pero se separaron en la estación, cada uno iba en dirección contraria.

Continúa en el próximo capítulo…

Notas finales:

Entre el primer parrafo del fic y el último parece que haya un gazapo al mencionar que vive solo y luego esta desayunando con Jean-Paul, pero no es así, Durante el primer año después de la separación, Kaede siguió viviendo solo, hasta que se trasladó definitivamente.

La próxima actualización del siguiente capítulo será el 24 de septiembre cuando regrese de pasar unos días de relax, sol y playa y tal vez algunos paseos por las marismas y también escribir mucho, porque no pienso ir sin mi pc.

Un saludo. Paz


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