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Solos tú y yo… y los demás por Paz

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Solos tú y yo... y los demás

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 3: Solos tú y yo

Al día siguiente, cuando despertó, vió unos ojos color miel que le miraban mientras dormía, fue entonces que recordó haberle oído hablarle cuando estaba a punto de dormirse.

-Tú a mi no me gustas... -vió que su mirada se ensombrecía- te amo..., me enamoré de ti en el mismo instante que mi mirada se posó en ti -confesó y cuando vió que abría su boca en un gesto de sorpresa, aprovechó para sujetar su cabeza por la nuca y posar sus labios en los suyos, besándole suavemente, su lengua entró en su húmeda cavidad y la recorrió goloso, saboreándole, llevándose con él, cada gemido, cada suspiro que sale de su garganta- Te amo, Hanamichi y te prometo que, siempre, siempre, estaremos solos tú y yo, para siempre.

Hanamichi abrió mucho los ojos, luego le sonrió y preguntó.

-¿Solos tú y yo, para siempre? ¿Lo prometes?

-Te prometo que siempre estaré a tu lado, lo único que tienes que hacer es pensar en curarte.  -volvió a ratificar sus palabras- Solos tú y yo, para siempre.

-Sakuragi-kun..., su desayuno. Tiene que tomar fuerzas..., hoy tendrá doble sesión.

-Estoy hambriento... -dijo mirando con autentica ganas los alimentos de la bandeja.

Kaede apartó el cobertor, dispuesto a pasar al aseo. Cuando algunos minutos después salió su aspecto había mejorado bastante, sus cabellos aparecían húmedos, había pasado los dedos por ellos para que parecieran peinados y no un revoltijo desordenado, también había alisado lo más que pudo su ropa para no dar la impresión que haber dormido con ella puesta.

-Tengo que marchar..., hoy estará presente el entrenador del equipo juvenil, luego iré a casa a cambiarme..., tardaré un poco en volver.

-No me moveré de aquí...

-Prométeme que te mantendrás animoso -dijo inclinándose para acercar su rostro al suyo, mirándole fijamente.

-Seré un buen chico..., te lo prometo. -parpadeó turbado por su proximidad.

-Vendré después del entrenamiento... -descendió los centímetros que le separaban de su boca y tomó posesión de sus labios. Sintió como sus brazos y sus manos se enrollaban alrededor de su cuello llevándole a profundizar en la caricia, cuando se apartó, vió sus mejillas sonrosadas, le acarició con ternura- Y come todo lo que te den, lo necesitas para mantenerte en forma, recuerda que no me gustan los chicos esqueléticos.

-Si, mamá... -dijo con una sonrisa feliz, en el fondo su preocupación le gustaba, hacía mucho tiempo que nadie se preocupaba así por él.

**********************

Kaede cumplió con su promesa de volver por la tarde,  Hanamichi estaba en la sala de recuperación con él llegó, al momento de verle su rostro resplandeció y sus esfuerzos por cumplir se intensificó causando la admiración del asistente al ver el empeño que ponía el muchacho.

Cuando ya solos en su cuarto, Kaede inició sus tareas, sus silencios y miradas decían mucho más que si lo expresaran con palabras. Como si se tratara de un día más, Kaede tras dejarle cómodo en su lecho, acercó una silla y tomó una revista que comenzó a revisar en busca de un artículo que no le hubiera leído.

Su voz era agradable de escuchar, rica en matices, por eso Hanamichi cerraba los ojos, para centrarse solo en oírle. Se había enamorado no solamente de esa voz, también de su hermoso rostro, de esos ojos azules que parecían fríos y sin embargo no lo eran, durante esos días, Kaede le había mostrado una parte de si mismo que permanecía oculta a los demás y lo que veía en él le gusto y más tarde le enamoró.

Kaede dejo de leer cuando llegó el momento de irse. Levantó la mirada del papel para fijarla en su rostro, aunque tenía los ojos cerrados sabía que no dormía, se levantó, llevó la silla contra la pared, dejo la revista en el estante inferior de la mesilla e inclinándose sobre su rostro musitó.

-Tengo que irme... -y al momento se vió reflejado en sus pupilas.

-Te amo... -confesó al tiempo que el rubor subía a sus mejillas.

-Lo sé... -acarició su rostro, se le veía tan hermoso con ese color que rivalizaba con sus hebras rojizas- Se que puede parecerte apresurado, pero me gustaría que cuando dejes este lugar vengas a vivir conmigo. Piénsalo ¿Quieres?

-No necesito hacerlo... iré contigo hasta el fin del mundo si es necesario.

-Lo tendré presente... -dijo pasando el pulgar por sus labios, luego posó los suyos en ellos, su caricia tenía mucho de recompensa por la confianza que Hanamichi ponía en sus manos.

Cuando le dejo Hanamichi estaba mucho más ruborizado y sus labios estaban un poco más hinchados.

-Antes de tres meses estaremos juntos. -prometió Hanamichi.

Kaede sabía que cumpliría.

Continúa en el próximo capítulo...


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