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Solos tú y yo… y los demás por Paz

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Notas del capitulo:

Aviso de la autora:

No necesariamente se dan todos estos puntos en el presente capítulo:

1º Letra en negrilla recuerdo de conversaciones que han mantenido.

2º Letra en cursiva pensamientos o conversaciones mentales que mantiene consigo mismo.

3º En tiempo presente, será este tipo de letra.

4º Rukawa tiene un popurrí de diversos pensamientos a lo largo de su vida hasta su rompimiento con Sakuragi.

Solos tú y yo… y los demás

 

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

 

By Paz

 

Capítulo 44: Recelos

 

Algo no estaba bien en él, no encontrándole un sentido a esas mañanas en las que despertaba con una sensación de pesadez en todo su cuerpo. Al principio, no lo consideraba un problema, aún era joven para pensar que los años le estaban pasando factura. No sucedía siempre, aunque si era algo constante, a veces ocurría  una o dos noches a la semana, otras ninguna, las más solo una vez.

 

Ya no podía seguir ignorando lo que pasaba, durante años habían estado produciendo esos estados anímicos que no encontraba razón para justificarlos.

 

El más preocupante de ellos fue la mañana que despertó y al moverse para levantarse sintió como acabaran de atravesarle con un hierro al rojo vivo, dejo escapar un gemido por el intenso dolor que atenazó su ano durante unos minutos que se le hicieron larguísimos.

 

Apretó su trasero como si así pudiera calmar el dolor que procedía de ahí. Una pulsante y dolorida sensación que fue disminuyendo hasta quedar en una leve molestia.

 

Tras su aseo sintió que se sentía mejor, solo había un problema, estar sentado era una tortura y no fue capaz de evitar que Hanamichi se diera cuenta que algo pasaba, aún recordaba lo ocurrido aquella mañana.

 

-¿Te falta algo? –le preguntó amablemente Hanamichi dispuesto a levantarse para buscarle lo que pudiera necesitar, su mirada cariñosa, la inocencia que había en sus ojos y en sus gestos le impidieron pensar que el causante de su inquietud fuera él.

 

-No, no…, todo esta correcto –Excepto mi trasero, es extraño que me sienta dolorido, es como si Jean-Paul hubiera estado toda la noche jodiéndome y me consta que no ha sido así, porque su amante había sido llamado para una urgencia y paso el resto de la noche solo. Ese pensamiento le llevó a fijar su mirada nuevamente en su pareja- No, él me ama, no me haría algo así. Es ingenuo, dulce y cariñoso, estaba mal que pensará que Hanamichi podría ser el causante de su malestar. ¡¡Joder!! Me escuece a rabiar, como si me hubieran clavado un hierro candente. –una vez más se removió en su asiento- ¿Y si fue una treta de Jean-Paul? fingir que se marchaba para luego regresar, él es un experto en componentes médicos, pudo inyectarme algo mientras dormía y luego hacer conmigo lo que quisiera, otra más de sus fantasías. Posiblemente el causante de todo esto sea Jean-Paul, pero tampoco puedo preguntárselo, porque si no lo fuera se sentiría ofendido. Además que estoy pensando, anoche no estuve con él y que pueda recordar me acosté con Hanamichi. ¿Acaso estoy padeciendo un estado de sonambulismo? Solo así se explica que me hayan jodido tan fuerte.¿Quien puede tener tales dimensiones que me ha dejado dolorido? ¡¡Estoy metido en un problema!! Me es imposible saberlo. Si esta madrugada he estado deambulando por ahí ¿Cómo averiguar quien me vió? ¿Cómo saber quien me dejo en este estado? Podía hacerse muchas preguntas, pero lo que si creía tener claro es que por más que le diera vueltas a lo ocurrido, nunca en el pasado había padecido tal trastorno. Narcolepsia, si, sonambulismo, no.

 

Tenía bien claro que hizo aquellos dos últimos días. Sabía que no había estado con nadie desconocido, en su trabajo estuvo tratando con clientes y con su asistente, fue a comer a casa porque sabía que a la noche acudiría a la llamada de Jean-Paul, lo que así fue, por lo tanto, solo cabían dos posibilidades y una de ella más preocupante que otra, o fue Jean-Paul o fue Hanamichi y como un destello volvió a su memoria aquella noche cuando Hanamichi le dio a entender que hacer el amor le relajaba, él no le tuvo en consideración, es más, lo tomó como una broma de su koi.

 

Aún tenía presente aquella conversación acerca de Kogure-san.

 

-Problemas de alcoba

 

-¿Y que sabes tú de eso? –sonrió divertido al ver su gesto.

 

-Eso mismo pensé, pero no iba a decírselo. Le escuche cuando estuvodispuesto a contármelo, le di unas palmaditas, le solté un par de consejos que estoy seguro que no seguirá y se fue tan contento.

 

-Necesitaba desahogarse y tú eres su amigo.

 

-Solo me faltaría ser consejero matrimonial… -recordaba como aquella noche tomó la iniciativa para besarle y la exigencia de su caricia lo dejo tan excitado que consiguió que olvidara lo que luego hablaron hasta ese momento, en que la conversación surgió nítida en su mente- Vamos a la cama… -le planteó- he tenido un día muy duro, ¿Te apetece relajarme? –recordaba su risa jugueteando en su mirada.

 

-¿Ahora lo llamas así? –lepreguntó comprendiendo enseguida su alusión.

 

-Siempre… -su mirada picara era muy sugestiva- Deberías probarlo, es muy efectivo.

 

-No gracias.

 

-Tú te lo pierdes… -ylevantándose se dirigió al dormitorio. Recuerda que le siguió con la mirada sin saber si hablaba en serio o estaba bromeando.

 

Ahora, años más tarde ya no tenía dudas. Hanamichi sabía por experiencia lo que decía entonces y si así era indudable quien estaba detrás de sus problemas de concentración y se preguntó que componente estaba utilizando para bloquearle y como se lo suministraba, estaba seguro que con la comida no, porque su sabor no era difícil de detectar, al instante lo supo, los besos de Hanamichi, intensos, profundos, capaces de hacerle perder el sentido, lo que así era. ¿Que tan fuerte era el sedante para que no fuera consciente de lo que hacia con su cuerpo? No tenía sentido hacerle reproches, el único culpable había sido él, le había fallado en todos los sentidos, le había privado de llevar una vida plena de satisfacciones y él tuvo que buscarlas fuera de su entorno. Ahora no tenía dudas que Hanamichi debía haber tenido tantos amantes como él. A pesar del amor que se tenían fueron capaces de engañarse mutuamente y entonces comprendió una terrible verdad, ya no sentía nada hacia él, Hanamichi ya no era el centro de su universo. Había dejado de amarle. Solo quedaba romper su matrimonio. Estaba próximo a cumplir cuarenta años. Demasiado tarde fue capaz de comprender que con el rompimiento de su promesa sus vidas cayeron en una espiral de engaños que les autodestruyó. Nada podía reprocharle a Hanamichi. Solo restaba que cada uno tomara un camino diferente.

 

No puede echárselo a la cara porque Hanamichi conoce a dos de los suyos, afortunadamente, ignora que se tira a sus hermanos pequeños. Otra cosa que su koi desconoce es que posee un apartamento en Yokohama y es ahí donde se reúne con ellos según los días que le convienen.

 

Pero le faltaba valor para exponerle como se sentía, sus sospechas y recelos, la doble vida que había estado llevando durante esos años, sus amantes, ya no solo pelirrojos. Eso fue lo que más le acobardó, Sakuragi podía disculparle su fijación, más no que le ocultara que Jean-Paul desde los dieciocho años le tenía como su puta, relación que no había cambiado en nada y que durante los últimos ocho años Gushiken-san, su asistente también formaban parte de su vida sexual al desaparecer su fijación por los pelirrojos según pasaban los años, y que ocultó a todos porque no deseaba prescindir de ninguno de ellos y por encima de todo porque le ayudaban a soportar la carga de culpa que llevaba encima.

 

Cuando Hanamichi tomó la iniciativa se sintió aliviado aceptando el rompimiento sin una protesta. Pasó un par de años antes que se enterara que su hermano Asato era la pareja fija de su ex y que su relación era bastante peculiar, al principio, no comprendió la alusión, después se dijo que no tenia porque hacerle recriminaciones, después de todo ya no eran nada, si Hanamichi quería ser tratado así era cosa suya. Él también se había trasladado a vivir con Jean-Paul, y aunque este no le pidió fidelidad, decidió romper con todos, perteneciendo por entero a su rubio amante.

 

Era un modo de castigarse por haberle fallado a Hanamichi, en el fondo de su mente era consciente de ese hecho, aunque su lógica razón quisiera convencerle de que había otros motivos y solo atendía a convencerse que su supuesto enamoramiento por el pelirrojo había sido una ilusión.

 

Se autoengañaba.

 

Continúa en el próximo capítulo…


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