Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Solos tú y yo… y los demás por Paz

[Reviews - 39]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Este es el último capítulo que tengo escrito..., os pido paciencia si veís que tardo un poco más en actualizar.

Solos tú y yo... y los demás

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 6: Una noche apasionada

 

-¿No tienes nada para contarme? -preguntó Hanamichi mientras terminaban de hacer la limpieza en la cocina, tras una opípara cena.

Kaede le miró un tanto perplejo por la pregunta.

-¿A qué te refieres?

-Me han dicho que vieron a un ojeador detrás de ti.

-¡Ah eso! -ya había olvidado al insistente tipo.

-Si, eso. ¿Qué fue?

-Nada importante... -había dejado de interesarle apenas le dijo que tenía que ir solo.

-No es lo que he oído.

-Quería que me fuera con él...

-¿Le rechazaste? -abrió mucho los ojos, sorprendido al ver que asentía-¿Por qué? Era la realización de tu sueño.

-Ahora mi sueño eres tú y sin ti no voy a ninguna parte, donde tú estés, ahí estaré yo -musitó echándole los brazos por detrás de su espalda y juntando sus manos en su pecho, mientras apoyaba su barbilla en su hombro- Te prometí que estaríamos juntos a no pienso romper mi promesa.

Hanamichi emocionado se giró quedando frente a él. Le echó los brazos al cuello y posó con fuerza sus labios en los suyos, al sentir que correspondía a su caricia se movió de forma que quedó sentado en el borde de la encimera, al instante sus piernas abarcaban sus caderas atrayéndole contra él.

Su entusiasmo excitó a Kaede, la fuerza de su beso le llevó a corresponder con igual fuerza, debatiéndose ambos en una ardiente caricia, aquel no era el lugar apropiado por lo que sus manos se movieron por debajo de sus nalgas y la mantuvieron sujeto con firmeza, sin romper la unión de sus labios le llevó hasta el salón, allí tumbándole en el suelo, medio se recostó sobre él, su rodilla presionaba su entrepierna estimulándole.

El jadeo de Hanamichi se estrelló contra su boca. La falta de aire les separó, se miraron, sus ojos brillaban con el amor que sentían el uno por el otro.

-Te amo, Hanamichi..., nunca te dejaré.

-Te amo, Kaede... yo tampoco podría dejarte, mi vida eres tú.

Sus palabras encendieron aún más sus sentidos, sus labios volvieron a encontrarse en un beso que una vez más les dejo sin aliento, luego, Kaede sin separar sus labios de su piel, comenzó a descender por su garganta, sintiendo el movimiento de su laringe al contacto de su boca, mordió y lamió cada trozo de piel bajo sus labios, atrapó entre sus labios el fuerte latido de su vena aorta, le dio un fuerte chupetón, dejándole una marca rojiza, para que cualquiera que lo viera supiera que tenía dueño, no era celoso, pero le gustaba que se supiera que él le pertenecía, que era su pareja y que no deseaba cedérselo a nadie.

Hanamichi gimió siendo consciente que una nueva marca le había dejado Kaede, aún sabiendo que siempre le pertenecería, sentía la necesidad de hacérselo saber a los demás. No le molestaba lucir su señal, era una forma de hacerle saber que no tenía intención de fijarse en otros que no fuera él. Alzó sus manos enlazándolas sobre su cabeza, presionando su rostro contra su cuerpo, incitándole a proseguir con sus caricias.

Obedece a su presión dejando el fuerte latido en el costado de su cuello, ahí donde su señal ha quedado grabada. Se ubica entre sus piernas entreabiertas que una vez más están enlazadas contra sus caderas, empujándole hacia las suyas, haciéndole sentir a través de la tela que les cubre su pujante virilidad. Oírle gemir cuando se desliza la suya contra ella es todo lo que quiere para saber que le gusta, más eso no es suficiente para ninguno de los dos, y en segundos, se desvisten el uno al otro, el contacto de su piel contra la suya es como la seda, el calor que desprende su sexo aguijonea su deseo y dejando de lado los dulces juegos de seducción, se posesiona junto a su abertura y con un rápido movimiento de sus caderas se adentra en sus entrañas por entero sintiendo el golpeteo de sus nalgas contra su pubis, se movió a placer al principio, para luego ir aumentando la velocidad de sus embestidas,  su mano se dirigió hacia su miembro, encerrándole entre sus dedos y moviéndole siguiendo el ritmo de sus embates.

Veía como Hanamichi tras un gesto de dolor, lo reemplazaba por el goce de lo que estaba haciéndole sentir, así se disculpaba por su rudeza anterior, Hanamichi era consciente que le gustaba cogerle duro y él se avenía a sus gustos sin oponerse, por ello disfrutaba al máximo cada vez que estaba con él. Su cuerpo se rendía a él, dejándose llevar por las emociones que le provocaba sentirle complaciente a sus deseos.

Aquella vez no fue diferente a muchas otras noches.

Inesperadamente, el teléfono comenzó a sonar, lo ignoro sin dejar de embestirle, al contrario, aumento el ritmo llevándole a sentir que podía partirle en dos, al tiempo que sus dedos se cerraban con un poco más de fuerza alrededor de su miembro, provocándole un gemido.

-Kaede..., puede ser una urgencia... -musitó al darse cuenta que no tenían intención de colgar al otro lado del aparato.

-Cuando... se... cansen... lo dejaran tranquilo.... -dijo jadeante buscando ese punto que llevaría a Hanamichi a la liberación, le embistió cada vez más fuerte, molesto porque el teléfono no dejaba de sonar, de pronto, percibió como sus esfínteres se apretaban alrededor de su miembro, haciéndole saber que había conseguido estimular su próstata, las convulsiones de su cuerpo cesaron cuando comenzó a eyacular en su mano y vientre, él continuóarremetiendo unos minutos más hasta alcanzar su propia satisfacción, solo entonces derrumbándose sobre su koi desmadejado.

El teléfono había dejado de molestar.

Se giró para quedar con la espalda apoyada en el piso, cerró los ojos dejando que su respiración se normalizara, a su lado, Hanamichi respiraba con normalidad. Tomó su mano entre la suya entrelazando sus dedos, se quedaron callados, disfrutando el momento.

-¿Quién sería? -preguntó Hanamichi al cabo de poco más de media hora pues se había quedado medio dormido en sus brazos

-Ya no importa..., ves como no era ninguna urgencia -le respondió a su vez- Seguro que era un número equivocado. -concluyó.

Continúa en el próximo capítulo...

Notas finales:

Si encontraís que falta alguna letra o silaba, disculparme, vi notáis que faltan acentos o hay malas conjugaciones es la espina que siempre me persigue.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).