El, mi perdición.
Lo miro y lo remiro... Aquel extraño y atractivo hombre ha venido a Hogwarts a solicitar el puesto de profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, supongo.
Esta apoyado contra la puerta principal, justo frente al árbol bajo el cual yo estoy sentado. Su cabello castaño cae desde su cráneo gracilmente, en un movimiento realmente natural.
Sus ojos, azules como el cielo en verano, tienen destellos rojizos un tanto extraños, pero no por ello les resta belleza. Esta escrutando a todo aquel que pasa a menos de cinco metros alrededor suyo; o mas bien les penetra con la mirada.
Su piel parece marfil, mas cuando te acercas lo suficiente, tiene un aspecto realmente aterrador, como si se tratara de cera. El en si mismo tiene una apariencia aterradoramente bella, y podría competir con creces con la de Malfoy, James o Sirius.
A mi lado, los grandiosos Merodeadores parecen molestos con la presencia de aquel extraño visitante... Hablan mal de el, mirando sin tapujos. Y se que El siente sus miradas perforandole, se que puede sentirlas...
- Miralo, Lunático, es un creído. Se cree el rey de Hogwarts.... Pero lo que no sabe es que nosotros somos los reyes, ¿verdad, Rem?
Apenas y les presto atención; aquel libro de Transformaciones que fingía leer se ha quedado en mi regazo, ni siquiera intento hacer un poco de teatro, se que no serviría para nada.
Mirarle me produce una sensación absorbente, una especie de adicción... Según he leído en los libros de Criaturas Magicas, esa es la reacción del lobo interno cuando encuentra a su pareja perfecta. Disimulo una mueca de angustia; ni siquiera se su nombre, pero el en si es tan sumamente bello...
Un pequeño empellón me despierta de mi ensoñacion de cabellos castaños; y Sirius, a mi lado, me pregunta preocupado:
- ¿Estas bien, Remus?- antes de que pueda decir cualquier cosa, el moreno gira su cuello y fulmina al extraño, mientras dice.- Seguro que te estaba controlando ese tío.
- Fijo que es una asquerosa serpiente.- continua James. Ninguno me ha dejado hablar, pero ya están aquí otra vez las criticas. Me enervan esas palabras, y ese sentimiento de protección hacia el extraño me confunde: no se su nombre, nunca he hablado con el... Y sin embargo, tengo ganas de cerrarles la boca a mis amigos, aunque sea a golpes.
- Tiene la misma actitud... Yo soy el rey del mundo.- termino Sirius, poniendo voz de pito, caricaturizandole. Ellos ríen descaradamente del extraño, pero yo no cambio mi serio semblante. Veo como mira en nuestra dirección con los ojos entrecerrados; sabe que se están riendo de el, es bastante obvio. No obstante, no mueve un dedo contra James y Sirius, y su escalofriante mirada se dirige a mi.
Siento unas incipientes ganas de aullarle a la Luna; me ha mirado. Ahogo una sonrisa boba; creo que me he enamorado de sus hermosos ojos azules. O quizás sea mi lobo interno, señalando a mi pareja.
La excitación se arremolina en mi estomago cual mariposa emprendiendo el vuelo, mientras la sangre cae en picado hasta mi entrepierna. Es la primera vez que tengo estas reacciones con alguien, es la primera vez que me enamoro de alguien a simple vista.
- Venga, vamonos, chicos, este tío me pone enfermo.- dice Sirius, con un deje de desprecio en la voz.
No me hace falta nada mas para saber que mi lobo interno ya ha elegido una pareja. Con una tonta excusa, consigo quedarme un rato mas bajo el árbol, solo, mirando esas bellas facciones.
Espero y espero, hasta que los chicos desaparecen por la puerta principal, riendo y bromeando, como de costumbre. Y entonces, me lanzo al ataque.
Me levanto, desperezandome; llevo allí sentado al menos una hora. Con tranquilidad, llego a su lado; no ha dejado de mirarle en todo este tiempo, y a pesar de ponerme nervioso, me gusta que me mire.
- Hola.- digo afablemente. Lo mejor es causar una buena primera impresión; si no luego es mas difícil acercarse a tu amado.- Me llamo Remus. ¿Y tu?
- Tom, Tom Riddle.- dice con voz varonil, arrastrando las palabras, tibiamente slytherin. Sonrio, me gusta su voz, baja, oscura, varonil... La encuentro deliciosamente excitante. Un pequeño impulso mas para mi entrepierna, pero no me molesta. El libro de Transformaciones me cubre; buen uso para los libros didácticos.
- ¿Que haces aquí, Tom? ¿Te importa que te llame Tom?- pregunto inocentemente. Segundo paso casi completado: llamarle por su nombre.
- Vengo a solicitar el puesto de profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras.- me mira durante unos segundos, antes de sonreír altaneramente, como si le hubiera dado un halago.- No, no me importa que me llames Tom.
- Vaya... Pues yo creo que serias un buen profesor, Tom.- Segundo paso completado, y errando en el tercero: los coqueteos. Esta manera de conquistar es típicamente de James y Sirius, pero ellos me obligaron casi a aprenderla. Ahora mismo, les estoy muy agradecido; de no ser por ellos, estaría tartamudeando cosas ininteligibles.
- Gracias, Remus.- la sonrisa se amplia; no cabe duda alguna, es slytherin. De alma y corazón, según veo. Pero es inmensamente atractivo, y es el elegido por mi lobo.- Tu eres muy bello.- Su mano se desliza hasta mi mejilla, y con el dorso la acaricia, mientras se acerca mas a mi.
Estamos a escasos centímetros de tocarnos; esto es condenadamente excitante, una dulce tortura. Y finalmente ocurre; sus labios carnosos se posan sobre los míos, y su lengua se encuentra con la mía.
No cabe duda alguna; El es mi pareja. Aquella acción es lo ultimo que necesita mi estoque para erguirse completamente, y empezar a sentirse aprisionado bajo la tela.
El beso termina mas pronto de lo esperado, y separandose de mi, me sonríe con los labios brillantes por la saliva, antes de decirme:
- Nos volveremos a ver, Remus Lupin.
Con aquellas palabras, veo como se aleja, introduciendose en el castillo de vieja piedra gris, dejando tras de si a un muchacho enamorado. Si, le amo. Tres frases y un beso han sido suficientes para caer en sus redes.
No obstante, ¿Quien diría que aquel inocente Tom es en realidad un genocida en potencia...?