Me desperté completamente dolorido, las camas de los autobuses en realidad no son, para nada, cómodas… me quedé viendo el techo del autobús un rato, lo más seguro es que sea temprano, muy temprano. Es ese reloj interno el que me hace levantarme así, como a eso de las 6 o 6:15 de la mañana a más tardar me levantó a las siete, si pudiera acostumbrarme como los gemelos a levantarme más tarde seria una bendición…
Piso el suelo frío y una escalofrío me recorre el cuerpo, me estiró, levantando los brazos y dando un fuerte bostezo me levanto, entró al baño y me lavo los dientes concienzudamente… cuando salgo me dirijo a lo que es la “cocina” y me sirvo una taza de café, siento el sabor amargo recorrerme la garganta y por un momento pienso que voy a vomitar
- Argh… está asqueroso – Vertí el demás contenido en el fregadero, reprimiendo una cara de asco, lo más seguro es que sea el café del día de ayer, normalmente el único que se toma la molestia de rellenar la cafetera soy yo… pensé con ironía
Revisé los compartimientos de la pequeña alacena y me di cuenta de que no había lo necesario para hacer el café, con un suspiro me dejé caer en el asiento de la pequeña sala-comedor y tamborileé los dedos en la mesa. Decidí que es mejor hacer el desayuno que amargarme el día… saqué los huevos, jamón, queso… mmm, también unas cuantas naranjas.
Me puse a hacer mi omelet, tenia una pequeña toalla en el hombro mientras cocinaba, era costumbre que se me había hecho desde pequeño, había visto como mi papá lo hacia cada vez que quería sorprender a mi mamá con un desayuno en la cama… Terminé de hacer mi desayuno y lo coloqué en la mesa.
Unos pasos me alertaron de que Georg había despertado… bueno, o eso creía yo
- ¡FELIZ CUMPLE GUS! – Venia completamente vestido, el cabello arreglado y despabilado al completo. En sus manos llevaba un paquete alargado con un envoltorio metalizado color azul y un pequeño moño plata. Y yo apenas caía en la cuenta de que el día de hoy era mi cumpleaños – Anda, ábrelo…
Tomé el paquete y comencé a abrirlo lentamente, cuando abrí la caja me sorprendí y sonreí como nunca…
- ¡Gracias Georg! – Lo abracé efusivamente y él gustoso me devolvió el abrazo – Están geniales Ge…
Saqué de la delgada caja el par de baquetas, eran color borgoña metalizado, tenían un casquillo dorado con incrustaciones de unas pequeñas piedras moradas y rojas, también tenían tallado en el casquillo “Schäfer” y en la baqueta tenia escrito con una letra que se me hacia familiar “Klaus Wolfgang”
- Las mandé a hacer desde hacer tres meses, el casquillo está bañado en oro, las piedras rojas son rubíes, los morados son amatistas y… - Bajó la mirada – bueno, la letra es mía, solamente la letra de la baqueta… mmm, la letra del casquillo ellos la hicieron
- No tenias por que dármelas, debieron costarte un ojo de la cara… - En ese momento la puerta del autobús se abrió, entrando por ella los gemelos con una gran sonrisa en la cara…
- ¡FELIZ, FELIZ CUMPLEAÑOS! – Canturreaba Bill
- ¡PARA TI, PARA TÚ! – Le seguía Tom, riendo por la canción
- ¡FELIZ, FELIZ CUMPLEAÑOS, PARA TUUUUU! – Terminó la canción Bill, moviendo las manos hacia mí. Georg y yo solamente reíamos de ver el pequeño show que hicieron los torbellinos que teníamos por compañeros – Feliz Día Gusti… - Me dijo melosamente, mientras me abrazaba fuertemente
- Feliz cumpleaños “Mamá Gus” – Me dijo igualmente Tom, sonriendo mientras me abrazaba
- Oh… que bonitas Gus, ¿Quién te las dio? – Preguntó Bill, viendo fijamente las baquetas que tenia yo en las manos
- Ah, me las dio Georg…
- ¿Puedo verlas? – Curiosamente el que me preguntó fue Tom, acercando la cara a mis manos, como si hubiera visto la gorra más hermosa del mundo…
- Claro – Se las extendí y él las tomó viéndolas fija y atentamente, Bill también se acercó y juntos se pusieron a verlas, casi como queriendo ver a través de ellas
- Están GE-NIA-LES – terminó diciendo Bill teatralmente – Georg ¿Por qué no me has regalado algo así nunca? – Se cruzó de brazos, viendo ceñudamente a Georg, éste simplemente se encogió de hombros…
- No sé… algún día, en un futuro no muy lejano te he de regalar algo parecido – Contestó irónicamente
- Bueno Gustav, mi regalo te va a gustar aún más – Tom por fin salió de su gran silencio, sonriendo altaneramente - ¿Verdad Georg? – Georg sólo sonrió también, mientras agachaba la mirada y reía un poco
- Sí, espero que sí – Contestó mientras me miraba a los ojos
- Aww… mi regalo es esto – Dijo Bill tristemente, sacó del bolsillo de su pantalón una cajita un tanto ancha y alargada de terciopelo negro y me lo extendió, mientras sonreía lacónicamente – No creo que te guste más que las baquetas pero bueno…
La tomé y cuando la abrí, la boca se me fue al suelo… literalmente hablando
- Wow ¿Cómo puedes creer eso? ¡ES UN ROLEX DAYTONA! – En la caja, perfectamente acomodado estaba el reloj descansando, y mis ojos brillaron - ¿Qué?, ¿Están jugando a ver cual de todos me da el mejor regalo o qué? – Pregunté completamente choqueado, primero me regalan unas baquetas con incrustaciones y con baño de oro, luego un ¡ROLEX DAYTONA ACERO!, ¿ahora qué…? ¿La batería de Lars Urlich? - ¿Qué les pasa?, nunca me habían dado regalos así, díganme ¿apostaron?... no me enojaré se los juro.
Levanté la mano izquierda, mientras la derecha la posaba en mi pecho melodramáticamente. Todos se quedaron callados, Bill tenia cara de confusión, Tom me veía como si me hubiera vuelto loco o algo parecido y Georg fruncía el ceño profundamente…
- No Gus, no apostamos nada… - Me aclaró Bill – Yo vi el reloj cuando fui de compras la semana pasada y, bueno… se acercaba tu cumpleaños y pues… lo compré – Lo decía tranquilamente y le creí
- Yo desde que te conozco no te había dado un, propiamente dicho, un regalo – Le siguió a la aclaración Georg, atenuando su ceño – Siempre te daba un pequeño pastelito y bueno, tú siempre me das regalos, regalos, regalos… no como las cosas que yo te daba. Así que busque y di con un muchacho que hacía este tipo de cosas – señalando las baquetas en la mesa – y las pedí…
- Yo no te voy a decir cual es mi regalo – Dijo simplemente Tom – Va a ser sorpresa así que, no me preguntes porque no te voy a decir – Sonreí negando con la cabeza, Tom siempre sería Tom…
- Bueno, me alegra saber que no hayan apostado… Gracias Bill, tu regalo también es genial – Me acerqué a él y lo abracé de nueva cuenta
- No hay de que Gusti – Me susurro en el oído
El día pasó rápidamente, Jost nos dijo que pararíamos para pasar la noche en un hotel decente ¡con camas cómodas!...
Cuando ya había llegado la noche alguien tocó a mi puerta, me levanté perezosamente de la cama, ya que había tomado un baño relajante que DIOS… Tendría que tomar uno cada vez que pudiera…
Abrí la puerta y ahí en el pasillo había un pequeño conejito blanco de juguete, en la espalda tenia una pequeña carta, me agaché y la tomé, en ella decía “Follow me” (“Sígueme”) volteé hacia abajo y vi que el conejo se movía, alcé las cejas divertido y lo seguí… Se detuvo en una puerta entreabierta y me asomé.
Bueno y como todos saben… La curiosidad mató al gato
Me jalaron y me metieron dentro de la habitación y… sólo puedo decir que esto era lo MÁS BIZARRO que pudiera imaginar…
-¿Te gusta mi regalo Gus? – Dijo Tom señalando la cama, en ésta estaba Georg de pie con un disfraz de conejito… me miró y sonrió pícaramente, yo sentí mi cara arder – Vamos Ge, muéstrale su regalo, anda date una vuelta…
Georg comenzó a darse la vuelta lentamente y pude ver que pegada a la tanga blanca que traía estaba una pequeña borla roja, a modo de cola…
- ¿Te gusta Wol? – Me preguntó cuando estuvo otra vez frente a mi – Tuve que… esconderme de Tom hasta que llegaras, ya sabes que le gusta jugar – Jugó con su lengua un momento mientras acariciaba las orejas de su cabeza distraídamente, se bajó de la cama y se acercó a nosotros, entiéndase Tom y yo…
- Sí, es que esa colita es tan… tentadora – Dijo Tom riendo un poco
- Anda Tom, ¿Por qué no nos dejas? Para que Gustav disfrute de su regalo – Estaba a centímetros de mi cara, acarició mi mejilla mientras observaba a Tom detenidamente… Yo simplemente no podía dejar de ver a Georg…
- Argh, esta bien… pero me tendrán que contar mañana – Salió de la habitación sigilosamente
- Bueno Gusti… Feliz Cumpleaños