--¡Todos listos! ¡Set! ¡Hut! ¡Hut!—Gritaba la dulce Karin al equipo que comandaba.
Ellos eran demasiado para ella, aunque siempre se esforzaba para no quedar mal.
Todos los del equipo estaban concentrados en su lugar. Como siempre… Bueno, alguien no estaba tan concentrado.
Taka Honjou llevaba varios días sensible. Se irritaba con facilidad—aún más de lo normal—y parecía muy distraído en todos los aspectos. Era la primera vez que titubeaba para atrapar un balón y todos lo notaron.
--¡Bien! ¡Una última vez y terminamos!—Gritó Yamato desde su lugar.
Ah… Yamato… Takeru Yamato, el jugador perfecto, invencible, poderoso, sexy… ¡Un momento! ¡¿Sexy?! ¿Desde cuándo el hermoso Taka pensaba que su compañero era sexy? Intentó recordar pero sus fechas lo traicionaron, quizás siempre lo había pensado pero no le tomó importancia.
Observó el apretado uniforme de su amigo. Su playera cubriendo la protección, sus piernas largas y torneadas cubiertas con ese pantalón que marcaba tan bien su trasero, su duro y vigoroso trasero, y ese cabello que lo hacía verse tan, tan, tan apetecible. Era un verdadero semental.
Lo siguió en todos los movimientos y trató de concentrarse en el juego. Se escuchó la voz de Karin y comenzaron a moverse. En corto tiempo, su entrenamiento terminó y todos comenzaron a ir a las duchas.
Las voces de sus compañeros cuando reían y bromeaban era muy molesta, pero la voz de Yamato explicándole cosas a Karin y sonriendo ligeramente lo hacía ponerse muy excitado… Tanto que sus pezones se erectaban y terminaba ocultándose de todos para poder masturbarse.
Era vergonzoso y de lo más bajo pero nada podía evitarlo. Su mejor amigo le gustaba.
Terminó de bañarse y salió sin hablar con nadie. Se fue a casa tan rápido como pudo y se encerró en su habitación; su padre intentó hablar con él sin conseguirlo.
Un día más en el instituto llegó y Taka se presentó puntual. Yamato salió a recibirlo y con una sonrisa lo acompañó hasta las clases, pero se dio cuenta del raro comportamiento del rubio. [No sé si Taka es rubio, el manga no me deja saberlo, pero lo dejaré así]
--Oye, si algo te pasa, puedes contarme…
--Yamato, deja de ser paranoico. No me pasa nada.
Evitó al chico tanto como pudo, pero el otro no se amedrentó y preguntó con los demás, pero nadie le quiso decir nada y era porque no sabían. La tarde llegó y el entrenamiento también. Taka se alistó con su uniforme y no vio a Yamato en los vestidores. Se sintió aliviado.
Terminó de amarrar sus zapatillas y justo cuando acomodó todo, el moreno entró al vestidor; ya iba con la camisa del uniforme abierto, dejando ver su pecho.
--Hola Taki…
--Yamato…--Se quedó impresionado de ver semejante paisaje.
--Se me hizo muy tarde… Me quedé hablando con Tooru y cuando me dí cuenta salí disparado para acá.
Se quitó la camisa y se bajó el pantalón sin ponerle importancia al pobre pelilargo que observaba excitado.
¡No! ¡No! ¡No! ¡Piensa en otra cosa! Ancianas en traje de baño, ancianas en traje de baño, ancianas en trajes de baño. Eso funcionaría.
Fingió un poco y salió del cuarto. Yamato lo vio extraño y terminó de cambiarse. Ya hablaría con su amigo más tarde.
El entrenamiento fue igual de fuerte que siempre, así que todos terminaron sudando y llenos de lodo. Incluso Yamato y Taka se ensuciaron [Cosa muy rara porque ambos jugaban de manera elegante]. Todos se apresuraron hasta las duchas y comenzaron a bañarse mientras que los demás esperaban en una fila.
El hijo de Honjou vio todos esos cuerpos sudorosos y desnudos, pero no le importaban, eran repugnantes; se tomó la libertad de sentarse hasta que salieran todos, no quería a un montón de fisgones observando mientras se duchaba [Costumbre popular pues el rubio poseía el cuerpo más deseable]. La mayoría de sus compañeros se fueron y sólo se quedó él y Karin, pero las amigas de la chica llegaron y se vio abandonado entre ropa sucia y el vapor del agua. Retiró su uniforme y se metió a una de las duchas para limpiar su cuerpo.
Estaba tan entretenido que no escuchó cuando alguien más entró.
--¿Hola? ¿Hay alguien duchándose aún?
El pelilargo casi se ahorca con su propio cabello por el susto. No podía creer que esa voz estuviera a unos pasos de él.
Trató de conservar la calma y contestar lo más normal posible.
--Yamato ¿Por qué sigues aquí?
--Ah Taki… Estaba esperando a que todos se fueran para poder bañarme… ¿Y tú?
Se quitó el uniforme, pero había un problemita. Estaba excitado. Le pasaba por varias razones, cuando entrenaba su piel se volvía más sensible o si sentía nervios… O cuando Taka sonreía.
--Casi lo mismo…--Se apresuró a terminar de lavarse y salió pero justo cuando el pelicorto acariciaba su semi-erguida virilidad.
¡¿QUÉ ESTABA PAGANDO?! ¡¿QUÉ HABÍA HECHO PARA MERECER TAL CASTIGO?! Trató de disimular que no le importaba pero era imposible. Su rostro se puso pálido pero al instante sus mejillas se colorearon de un intenso carmín.
El pelinegro se quedó mudo ante la presencia de su amigo, ¡Se apareció cuando se sobaba AHÍ! Vio el cuerpo delicado del otro y sintió que se ponía más duro cuando se sonrojó.
--Perdón… Pero si no lo hago, me dolerá y… Ya sabes cómo es.
Tanta naturalidad era muy bien fingida, ya que en realidad estaba muerto de vergüenza y excitado.
--Eh… S-si. N-no te preocupes por mí…--¡¿Qué diablos era eso?! Su mejor amigo, amor imposible, se masturbaba frente a él y ¿No iba a hacer nada?
El ambiente era demasiado tenso. Yamato decidió ingresar a una de las regaderas para continuar mientras se duchaba. Taka se quedó ahí de pie, como esperando por algo.
El sonido del agua inundó el lugar y el “eyeshield” cerró sus ojos para visualizar algo de su agrado que le ayudara a terminar. El receptor escuchó los leves sonidos que hacía su compañero y observó por detrás.
AHORA O NUNCA.
Soltó la toalla que lo cubría y entró dispuesto a ser solidario. El que estaba con los ojos cerrados, sintió desnucarse por lo que hizo el pelilargo ¡¡LO ESTABA MASTURBANDO!!
--Ta-taka… ¿Qué haces?—Intentó decir cuando sintió la delgada mano sobre su pene.
El rubio no contestó. Comenzó a lamer el hombro derecho de Yamato y su mano se movió lenta y placenteramente.
Le consiguió dar la vuelta al pelicorto y se arrodilló para hacerlo con su boca. Estaba muy ansioso y no iba a desperdiciar la oportunidad.
Sus labios tocaron la punta y después de sentir el calor y la humedad que emanaba ese caliente órgano, se lo metió hasta donde su boca se lo permitió, logrando que el que estaba de pie, gimiera sin poder controlarse.
--Aaaahhhh… Taka…
El pelilargo chupaba con desesperación. Siempre imaginó cómo sería hacerle una felación a Yamato pero nada se comparaba con la realidad. Sus manos se movían con agilidad en los genitales mientras que su lengua recorría lentamente de la base a la punta.
El pelicorto observaba maravillado la elegancia de esos labios. Su miembro se perdía en esa cálida cavidad y el saber que pertenecía al chico más lindo del equipo lo ponía a mil.
Ambos disfrutaban de la sensación tan embriagadora. El rubio sintió los espasmos del pene de Yamato y supo que el final estaba cerca, entonces puso más empeño y los gemidos de su compañero aumentaron.
--N-no… Ta-taka… Yo voy a… Aaahhh… Siii…
El caliente líquido llenó la boca del pelilargo, y se rebalsó por las comisuras de sus labios. Se relamió y se puso de pie para besar al otro.
El beso no duró mucho, pero Yamato no perdió la oportunidad de acariciar la delicada cintura y las deliciosas nalgas de su compañero. Aún estaba duro, y Taka rozó su miembro que comenzaba a despertar. Ambos gimieron.
--Te quiero dentro…--Le susurró el pelilargo y después lamió su lóbulo derecho.
--¡¿Qué?!—El pelinegro no podía creer lo que escuchaba.
--Quiero que me metas esa ENORME y CALIENTE virilidad dentro y que me hagas gritar hasta que me desmaye de placer…--Le dijo mientras sobaba su pene y lamía sus labios.
Por mucho que el otro quisiera decir que no, su cuerpo era muy sincero; Ni siquiera supo cómo pero cuando se percató, su compañero ya estaba recargado contra la pared y él lamía su entrada con desesperación mientras el calor aumentaba [Taka se encargó de cerrar la llave del agua]. Se acomodó y penetró de una sola estocada al rubio que no se contuvo y lanzó un grito de satisfacción.
--¡Dioses! ¡Eres maravilloso!
--Taka… Voy a correrme…
--No hasta que me hagas gritar…
El rubio se comenzó a mover para estimular a su compañero. Yamato lo imitó y se dejaron llevar hasta que no pudieron más.
El pelilargo sentía que sus piernas no podrían sostenerlo y el pelinegro sentía cada vez más apretado ese delicioso interior que no pudo contenerse y mientras masturbaba a Taka, dejó que su semilla saliera para inundar las entrañas del otro y resbalara por sus muslos.
--¡¡AAAHHH!!
--Mmm…
Taka dejó salir su semen en las manos de su amigo y suspiró cuando sintió los espasmos que le indicaban que el otro también había acabado.
Ninguno sabía qué decir. De ser amigos, habían terminado teniendo sexo.
El pelinegro salió de su cuerpo y dejó que Taka se recargara en la pared. No pudo resistir la imagen que le mostraba, sus mejillas rojas y ojos llorosos, así que sin dudarlo se acercó y lo besó de manera suave. El otro respondió el beso con entusiasmo.
--Taka… Eres tan hermoso…
--Ya-yamato…
--Sé que somos amigos pero si te soy sincero… Me gustaría que fuéramos algo más… ¿Qué opinas tú?
El rubio no sabía qué responder. ¿Era una confesión?
--Me gustas mucho… ¿Saldrías conmigo?
--Si…--Susurró y abrazó con fuerza al otro.
Se quedaron así por unos momentos y luego tomaron una ducha juntos que terminó en otra escena apasionada.
Talvez ese momento estaba predestinado para iniciar algo. Pero, aunque no lo fuera, ambos presentían que ese encuentro no había sido en vano.