Muy bien las cosas no siempre son lo que esperamos, esa frase es aplicable la mayor parte del tiempo, y si le sumamos a un demonio rubio, las cosas son peores de lo que en verdad aparentan, porque sí, señoras y señores, la vida de Shibuya Yuuri acababa de dar un giro de 180 grados.
Esa mañana era como cualquier otra, o debería serlo, si no fuera por el pequeño detalle que apenas abrir los ojos el soberano de Shin Makoku salió disparado al baño.
De rodillas ante el dios de la porcelana, el retrete, el gran Maou simplemente podía contraer su esófago, cabe decir que contra su voluntad. No hay asta ahora quien le gane a las necesidades corporales cuando estas llaman de manera tan apremiante y sorpresiva. Ni siquiera el vigésimo séptimo soberano de los demonios
Eran las diez de la mañana cuando por fin logro sacar su cabeza del escusado, con la tonalidad verde en su piel se apoyo contra la pared, sin notar que su prometido y hace solo tres semanas amante, lo observaba con preocupación.
Sin mediar palabra entre ellos el rubio le acaricio la espalda, mientras le daba un sin fin de excusas del porque de su estado.
Una mala alimentación, algo que de seguro no conocía de ese mundo y que por curiosidad se llevo a la boca. No seria la primera vez. O talvez simplemente era que su estomago rechazo alguna de las tantas especies que le colocaron a la cena.
Pero en fin cuando le aseguro que se encontraba bien y que tenia hambre, debía recuperar lo que había sacado, pues el rubio dejo salir una sonrisa brillante. Corrió en dirección a su habitación para preparar sus atuendos diarios.
El pelinegro también sonrió, le gustaba ver a ese Wolf parecía un niño al que le habían dicho que podía quedarse con el animalito que según el lo había seguido a casa.
Si su rubio prometido desprendía vitalidad, y no solo eso ahora podía notar cosas que antes no, como:
1.- Wolfram es mucho más bajito que los demás soldados a los que entrena, pero eso no quita que más de uno, por no decir todos lo miren con cara babeante
Nota: castigar a todo su regimiento
2.- Wolf es un chico muy guapo. Tanto que si le pones un camisón rosa o un vestido cualquiera pensara que es una linda chica.
Nota: no dejarlo salir solo a la calle
3.- Wolfram tiene un muy mal genio. Si, eso es cierto. Pero si te toma confianza y cariño entonces tendrás derecho a ver esa otra parte que te hace querer saltarle encima y violarlo
Nota: no dejar que lo vean llorar. Puede resultar una carnicería. Yuuri contra toda una parva de pervertidos (¿quien creen que ganara?)
4.- cuando hace el amor es....
nota: no contarle eso a nadie, o pueden intentar secuestrarlo para constatar que ese demonio puede elevarte al cielo
5.- Wolf...
Y podría haber seguido con la interminable lista de cosas que ahora sabia del pirómano, pero la vocecita casi cantarina del chico llamándolo le hizo recordar que lo esperaba para bajar a desayunar.
Con un poco de mareo que de inmediato aminoro al colocar una mano en su cabeza se dirigió hacia la recamara. Wolfram lo esperaba con aquella mueca de felicidad que hacia una semana que traía y nadie había podido borrar.
Se vistió con prisa. Y estuvo a punto de regresar al baño. Pero se contuvo y su estomago le dio un respiro.
El desayuno fue como siempre agradable. Y la pregunta del millón no se hizo esperar ¿si fue agradable porque tenía ganas de gritarle a todo el mundo que se …
- ¿Yuuri te sientes bien? – el rubio lo miraba con sus cejas fruncidas y ese morrito que lo hacía ver tan adorable
- La verdad no – contesto cerrando los ojos y suspirando
- ¿Quieres que llame a Gisela para que te revise? – pregunto solicito para inmediatamente después colocar su blanca mano en la frente del pelinegro – o ¿prefieres que yo intente curarte?
- Inténtalo tu – dijo intentando disimular una sonrisa algo lujuriosa – pero en privado – tomo la mano de su prometido y salió como alma que lleva el diablo a su alcoba
La puerta apenas si se abrió y se cerró en una fracción de segundos, el rubio fue lanzado contra el lecho con brusquedad cosa que sin duda no le hizo gracia, pero antes de que pudiera siquiera intentar reclamar unos labios ansiosos ya se encontraban sobre los suyos. Las prendas estorbaban y el calor de sus cuerpos pedían a gritos liberarse, sin mucho pudor que digamos el Rey Maou prácticamente arranco las ropas de Wolfram quien apenas tuvo tiempo de cubrirse con las sabanas al sentirse completamente expuesto
- Yuuri espera – dijo intentando alejarse un poco del Moau – eto ¿no era que no te sentías bien? – pregunto intentado hacer que el pelinegro recapacitara un poco, era su imaginación o casi podía ver en su enclenque a un lobo hambriento que babeaba al tener en frente a un pobre cordero, esa comparación no le hizo gracia, en especial porque ahí el cordero era él
- Wolf – se fue acercando tan lentamente que un escalofrió recorrió el cuerpo del rubio – Wolf estoy muy mal – el susurro se acomodo en sus oídos y lamio el lóbulo de la oreja del ojiverde – necesito – dejo que su cuerpo callera todo sobre el de su prometido – necesito
- ¿Si? – pregunto, y al mismo tiempo se maldijo estaba cayendo en su juego
- Necesito estar dentro de ti – no espero respuesta tomo las piernas de Wolfram y las jalo con toda su fuerza, dejándolas al lado de sus caderas, sin preámbulos quito todo aquello que le estorbaba
- Yuuri basta – grito de solo sentir los labios mordiendo cada parte de su ser – detente – sus manos intentaban apartarlo – si no me escuchas voy a calcinarte ¿me oíste? – fue su última amenaza la mano de Yuuri había subido y aprisionado las suyas sobre su cabeza, la otra se entretenía en acomoda su miembro frente a su entrada – Yuuri no, no, no – fue lo último que dijo antes de tener que prácticamente ahogar un grito, el pelinegro había entrado en una sola estocada
Lo miro se veía tan hermoso, su cuerpo bañado en sudor, esos parpados apretados y dejando salir ligeramente una cuantas lagrimas, las beso intentado de la mejor manera no comenzar a moverse muy a pesar de que sus cuerpo gritaba por iniciar ese vaivén enloquecedor que solo Wolfram le incitaba, ese demonio lo enloquecía.
Tomo una gran bocanada de aire y comenzó a moverse con lentitud, con cada embestida se daba cuenta de que necesitaba más, mas, no había palabras para describir, deseaba no solo estar dentro de ese joven, quería fundirse con él ser uno solo, tiro del cuerpo del rubio ahora los dos estaban en cuclillas, de inmediato el rubio supo que era lo que deseaba su rey, y con una sonrisa torcida movió las caderas en forma circular
- Oh!!! Dios Wolfram no te muevas así o no respondo – dijo mordiendo con bastante fuerza el hombro blanco a su alcance y dejando salir unas cuantas gotitas de sangre que lamio – eres delicioso
- Yuuri ahahahhaaaaaaaaaaaaaa - gimio la sentir los dientes en su piel – y sin dejar el movimiento de pelvis aumento las subidas y bajadas, empalándose solo – Yuuuriiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii mas fuerte – decía con gran pasión al tiempo que sus manos rasguñaban la espalda morena
Sin ninguna clase de condescendencia lo tomo por los hombros y lo devolvió al colchón, dejándolo de lado, levanto una de las piernas blancas hasta sus hombros y lo penetro con gran fuerza.
Quería mas fuerza, pues eso le daría, ahora si que sus gemidos ya eran audibles, asi como uno que otro grito por aparte de Wolfram que se escaba de su boca cada que el Moau tocaba su punto G.
El orgasmo estaba cerca lo sentían los dos, pero parecía que ninguno quería rendirse a el. Una vez mas cambiaron de poscion, ahora el rubio esta a cuatro y el pelinegro detrás de él, una y otra vez sentían como sus cuerpos se acoplaban. Eran la pareja perfecta.
Por fin el rey dejo salir su semilla dentro del rubio y el príncipe se corrió en la mano del moreno que lo masturbo hasta que el ultimo temblor de su cuerpo se extingio.
Los dos calleron rendidos sobre la cama, la cual parecía estará punto de romperse, el rey atrajo asi si al príncipe y le dedico una sonrisa cansada y satisfecha. El otro solo lo miro y se acomodo en su pecho
- Que diantres a sido eso Yuuri? – pregunto ahora escondido es su refugio favorito
- Solo te hice el amor – dijo como si nada el pelinegro
- Pero
- No te gusto? – pregunto algo apenando ahora
- No es eso lo sabes – dijo haciendo una morrito bastante tierno – pero esto – dijo señalando la marca de su hombro y lo otro – sus ojos apuntaron hacia la parte baja de su espalda – no voy a poder sentarme adecuadamente durante días, será vergonzoso – se escondió mas
- Pensé que te molestaba que había sido algo brusco – rio con ganas – aunque dejame decirte que de esa menera, el verte tan sumiso y frágil me calienta – y lamio parte de su mejilla
- Eres un pervertido – grito mietras le tiraba una almohada
- Entonces tambien lo eres tu por disfrutarlo
- Maldito degenerado deja de decir tonterías – se tapo la cara con la otra almohada – a todo esto ¿seguro que estas bien?- asomo levemente sus ojitos verdes
- Ahora estoy de maravilla – y lo atrajo nuevamente hacia si
- Si bueno entonces me da gusto – y lo beso fugaz mente
Ya habían pasado demasiado tiempo encerrados así que salieron muy rápido para poder seguir con lo que restaba del día. Bueno al menos Wolfram lo intento, porque Yuuri parecía no querer perder el tiempo en lecciones ¿de verdad está bien ese enclenque? Se pregunto el rubio al toparse con que el rey se había saltado sus deberes y ahora solo lo observaba entrenar a sus soldados con una clara mueca de cansancio. Lo dejo pasar, y siguió con su itinerario.
Los días pasaban rápidos, Yuuri cada vez estaba más renuente a separarse de él y hasta en un momento dado tuvieron que delegar las obligaciones del rubio soldado a alguien porque era más importante que el príncipe estuviera en el despacho del rey, para que este ultime pudiera terminar de firmar los documentos que requerían su pronta firma
Decir que ahora el Moau necesitaba de Wolfram hasta para respirar le parecería a muchos algo exagerado, pero el regente y el consejero podían afirmar que eso era más que cierto.
Los mareos, los vómitos por la mañana ya eran cosa de todos los días, pero a dos meses de haber comenzado ese calvario una nueva dolencia se presento. Porque ahora señoras y señores Shibuya Yuuri no podía ver ni en pintura al rubio
- ¿Pero qué demonios te crees? – fue lo que grito a todo pulmón Wolfram la noche que encontró todas sus cosas tiradas fuera de la habitación
Continuara…