Esa fue la primera vez que pensó en que el idiota del beisbol no era tan idiota después de todo, había encontrado la forma perfecta para acorralarlo; estaban en la azotea, el pegado a la reja y Yamamoto en la entrada impidiendo que Gokudera pudiera escapar.
- - ¿Qué demonios te pasa? – pregunto el peliplata enojado
Yamamoto permanecía tranquilo observando a Gokudera intensamente, lo que lo hizo sonrojarse, antes de caminar hacia él y tomarle de la mano
- - Gokudera me… -se detuvo inspeccionando el lugar – Hayato… - menciono ruborizándose – Hayato, me gustas
Gokudera se quedo paralizado ante la confesión, “¡aquello no podía ser verdad!”, pensó frunciendo el ceño apartando su mano de la del jugador con un fuerte golpe mientras arrojaba el cigarrillo de su boca al suelo de un escupitajo
- - Che, no deberías jugar de ese modo – respondió amargamente sintiendo un nudo en la garganta, pisando el cigarrillo con la punta del pie – Debemos irnos, el decimo debe de estar…
Yamamoto lo interrumpió sujetándole del brazo para acercarlo y plantarle un beso en la boca, el cual logro fácilmente pues Gokudera aun se encontraba aturdido por la seriedad que demostraba.
Al no encontrar oposición por parte del peliplata, Yamamoto profundizo el beso introduciendo su lengua dentro de la boca de Gokudera, paso sus brazos alrededor de la cintura del guardián de la tormenta antes de estrellarlo contra la reja.
- - Yama… para… por favor – pidió Gokudera cuando se separaron para respirar
- No... – respondió el posando sus manos en las mejillas del guardián de la tormenta – No lo entiendes, Hayato, me gustas y quiero que te quedes a mi lado
Si perder el tiempo, el guardián de la lluvia comenzó a desabrochar la camiseta del peliplata hasta que estuvo al descubierto el fuerte pecho de Gokudera, donde tentado por el deseo, poso su lengua en una de las tetillas rosadas del chico que después succiono suavemente mientras que su mano derecha se deslizaba hacia el trasero del chico.
Gokudera tembló ante el contacto de la lengua de Yamamoto sobre su piel que empeoro al percibir como el guardián de la lluvia acaricia de forma circular su glúteo mientras que la pierna de él se introducía en medio de las del peliplata para estimular su virilidad.
- - Ahh… no…. deten….detente… Yamamoto…. – suplico sin convicción el peliplata sintiendo que el momento a correrse estaba próximo si las cosas continuaban de esa manera
Unos pasos por la escalera que daba rumbo a donde estaban hizo que Yamamoto maldijera en voz baja y soltara a Gokudera, corrió hacia la puerta y se encontró con Tsuna, quien al verlo sonrió nervioso
- - Yamamoto, te estaba buscando hubo un problema con los miembros del equipo de beisbol y el capitán te llama - dijo el decimo sonriendo tontamente
- - Jejeje – rio en su tono natural, Yamamoto – Vamos pues, Tsuna, que ya me dio frio al estar tanto tiempo sentado acá afuera
- - ¿Qué hacías afuera? – pregunto el decimo curioso
Yamamoto permaneció en silencio unos segundos antes de sonreír alegremente y pasar un brazo por los hombros del guardián del cielo y conducirlo hacia el piso de abajo con la intención de alejarlo de un Gokudera semidesnudo
- - Jejeje, solo respiraba el aire fresco de la tarde y pensando en lo que debería hacer – dijo echando una mirada de reojo a la azotea donde alcanzo a divisar al peliplata haciéndose un trabajo manual.
- - Oh – fue la respuesta del guardián del cielo antes de desviar la conversación sobre los problemas que tendría en la clase de matemáticas
Gokudera se quedo sentado en el suelo respirando agitadamente después de terminar, odiaba la debilidad que había mostrado al no ser capaz de rechazar al idiota del beisbol cuando lo toco de esa manera
- - Maldición – gruño mordiéndose el labio inferior