EL CRUEL DESTINO DE UN ANGEL
Apenada, cabes baja, así se encontraba Anisina, ante un furibundo Gwendal que le exigía la verdad una y otra vez, pero que mas quería de ella, ya se lo había relatado tres veces y aun así no le creía.
-¡No te advertí que dejaras esos inventos, que eran peligrosos!-
Todos miraban aquella escena en silencio.
-¡No te pedí que no involucraras a nadie de palacio!-
-Gwendal perdóname…yo-
-¡No te suplique hace años que no utilizaras a ninguno de mis hermanos!-
Se podía ver el rostro compungido de la peli rosa, todo lo que le dijera su amigo de infancia a esas alturas era poco para lo que realmente se merecía.
-¡Tu serás la única responsable, juro si algo le pasa, yo, yo!-
Un sonoro golpe se escucho darse contra la pared en ese momento, no falto el que jurara que falto poco para que fuese dirigido hacia la mujer que por primera vez veían derramar lagrimas.
-Yo…solo quería…ayudarlo-
-Calma Anisina, mi hijo es fuerte, ya veras, no debe ser nada serio-
Decía la ex Maou abrazándola.
-Gisela, como se encuentra-
Se escucho preguntar a un castaño apenas vio a la doctora del palacio salir de la enfermería.
-Su cuerpo a sufrido un gran cambio- dijo esta.
-Es mujer- dijo la inventora ante el asombro y horror de los presentes que ya la veían como loca.
-¡Pero que cosas dices Anisina!- gritaba furioso el Maou, haciéndose notar por primera vez desde que apagara las llamas.
-El, lo siento mucho, no creo que vuelva a hacer el mismo-
-¿Qué le a ocurrido a mi hijo?- dijo esta vez una rubia que soltaba a una peli rosa.
-Mas del 80por ciento de su cuerpo resulto lastimado, el-
-¡El que Gisela, por Shinoun termina de una vez!- gritaba nervioso Conrad que no podía creer lo que pasaba.
-Esta irreconocible-
Ni siquiera un suspiro se escucho en aquel momento, nadie daba crédito a lo que escuchaba, Conrad entonces sin esperar el permiso de nadie se metió a la fuerza al cuarto en donde se encontraba su pequeño hermano. Los que se quedaron afuera solo vieron a una peli verde gritarle cerrando las puertas tras suyo, mientras ellos solo podían escuchar un repentino grito desgarrador.
-¡¿Por qué Wolfram, porque a ti?!-
Se podía escuchar desde adentro, a lo que Lady Sherry intento meterse al cuarto tal como lo hiciera su hijo, pero que por suerte o desgracia su hijo mayor impidió ante los gritos suplicantes de esta, junto a lagrimas que no cesaban de caer de una descolocada rubia.
No deseaba verlo así, pero debía hacerlo era su amigo, debía apoyarlo, no podía darle la espalda en esos momentos.
Aun estaba inconciente, según Gisela no era recomendable que despertara todavía, por ello lo mantenía sedado hasta que la recuperación estuviera avanzada. Apenas lo vio no pudo mas que echarse a llorar, del hermoso mazoku de fuego no quedaba nada.
Los gritos se podían escuchar por cada rincón de palacio, no podía entender porque lo hacían sufrir de tal manera, acaso ya no había tenido suficiente, porque no le dejaban en paz de una buena vez, porque seguían torturándole. Según Murata no debía interferir, pero como no hacerlo después de ver aquello. Cerraban las puertas con llave, ahora sabia el porque, le quitaban las vendas para luego según ellos limpiar sus heridas, pero acaso era necesario ser tan bruscos. Espantado vio como una peli verde tomaba algo parecido a una escobilla pero a diferencia de una común y corriente, esta tenia cerdas metálicas las cuales pasaban sobre el cuerpo del rubio de forma brusca dejando caer trozos de piel, manchando de sangre por completo la cama.
-¡Monstruos, que hacen, deténganse!-
Grito iracundo el moreno a lo que un castaño tuvo que sacarlo a la fuerza del cuarto, no permitiría que nadie interfiriera en la recuperación de su hermano, Heika, amigo, prometido o ignorante, desde el momento que lo tomara en brazos aquel día se puso como meta volver a protegerle como lo hiciera en la niñez y tras verlo en la enfermería aquello había cambiado, ahora no lo protegería, ahora seria su única responsabilidad en el mundo.
Greta estaba triste, era notorio, deseaba ver a su otro padre con premura pero no se lo permitían por mas que esta suplicara o inclusive llorara, nada servia por eso decidió irse a escondidas al encuentro de su rubio padre, estaba segura que su presencia le alegraría, como no hacerlo, era su hija y si estaba enfermo ella debía estar a su lado cuidándolo, sin importar las excusas de los miembros de su familia.
Si que estaba oscuro ese cuarto que le habían designado a papi, lo mas extraño fue ver sabanas colgadas en las paredes con un notorio olor a cloro, el lugar en verdad era lúgubre pero no le importaba, ella no se iría sin ver a su padre.
Diviso la cama a lo lejos, se acerco lentamente, noto el cuerpo reposando en esta, estaba quieto, de seguro estaría durmiendo, le daría una gran sorpresa, se quedaría a su lado hasta que este se despertara, eso haría, de seguro se pondría muy feliz por ello.
No pudo evitarlo, no pudo, las lágrimas seguían cayendo sin control, podía escuchar como Gisela regañaba a los presentes recalcándoles que no debía verle así, que era obvio que esto pasaría.
-¿Qué le sucede?- pregunto el Heika
-No es obvio- dijo un castaño
-Esta en shock su majestad-contesto Gisela
-La impresión debe de haber sido muy fuerte, pobre Greta- dijo una rubia
-Tu lo sabes bien no madre, ya que solo lo has ido a ver en una oportunidad- soltó molesto Gwendal a una compungida Sherry.
-Gwendal no es el momento- le recrimino Conrad.
-Cuando lo será entonces, cuando se muera-
-¡No digas eso, el no morirá!- gritaba angustiado el Maou.
-Pues tal como esta, eso seria lo mejor- decía sin pensarlo siquiera la ex Maou ante las miradas asombradas que no daban crédito a lo que escuchaban y ante la notoria molestia de sus hijos mayores.
Continuara...................................................................