Amado Elfo
El secuestro de los elfos.
Dúo se sentó en la cama, estaba oscuro ya y el amo no estaba con ellos, de seguro había bajado solo a cenar dado que no había podido despertarlos. Miró a Quatre que dormía a su lado boca abajo y se sonrió, tampoco a él había podido despertarlo y éso que estaba menos cansado que él, él no le había traspasado sus poderes al amo ¿o si? Se quedó pensativo un minuto, ¡Lo hizo mientras hacían el amor!
- Así que con esas andamos - dijo un tanto molesto, que lo hubiese hecho en un momento tan íntimo le había dado poder sobre el corazón del amo - ni creas que te vas a quedar tú solo con su corazón - se levantó de la cama y comenzó a vestirse apresurado, iría a buscar a su amo y le haría compañía a solas...
- Vaya, despertaste - le dijo Heero atajándolo cuando salía de la habitación - ¿estás enojado por algo?
- No, amo, sólo tengo hambre.
- No sabes mentir, Dúo - le levantó el mentón - ¿Qué ha pasado que tienes esos hermosos ojos vidriosos? ¿Qué te ha hecho llorar?
- ¡Ay, amo! - se abrazó a él - no me pregunte ¿si?
- Bien, no te preguntaré - tomó la trenza y la desamarró - ¿Quatre aún duerme? - miró sobre el hombro del elfo.
- Quatre le entregó su magia, amo - dijo ocultando el rostro en su pecho - por eso está tan cansado.
- ¿En qué momento? - le preguntó extrañado.
- Cuando hacíamos el amor, en un contacto más directo es menos doloroso entregar la magia, pero también es más agotador, dormirá hasta mañana, ni el hambre lo va a despertar.
- Bueno, entonces me quedaré a cuidarlo - acarició los cabellos largos del elfo que estaba entre sus brazos y sintió como se tensaba - ¿Qué pasa, Dúo?
- Pediré que me traigan de comer a aquí - dijo y se iba a apartar cuando sintió que lo apretaba con fuerza - ¿amo?
- Ya ordené que te trajeran de comer - le levantó el mentón y lo besó suavemente en los labios - no me gusta verte triste, se me revuelve el estómago cuando te pones así.
- ¿Me hace trencitas como esta mañana, amo? - le pidió.
- Está bien, sabes que me gusta mucho acariciar tus cabellos - tomó un mechón y se lo llevó a los labios - pero no estés triste ¿te parece?
- Amo - le sonrió y se sentó en la cama para que lo peinara.
"Hay un encanto indefinible y bello
en ver la tarde y contemplarte: arde
en tus ojos el fuego de la tarde
y un crepúsculo finge tu cabello.
En el oro de un pálido destello,
haciendo el sol de suavidad alarde,
baña una luz, como mi amor cobarde,
las suaves nitideces de tu cuello.
Y tal que de esta suerte se diría
que aunas la noche con el día
en tu gracia impecable de escultura".
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Reelena miraba a la bruja esa que supuestamente habría de brindarle poderes mágicos para vencer a los dos elfos esos y destruir con ellos el poder del príncipe Yui.
- Pero debe renunciar a algo muy importante para usted, Princesa - le explicó la bruja - de otra manera no podré traspasarle mis poderes.
- ¿Y qué es eso?
- Su propia vida - sonrió malignamente y se enfrascaron en una violenta pelea que la bruja se creía capaz de ganar, pero Reelena venía preparada, después de todo no por nada era la hermana del Gran Guerrero Zech, así que se defendió con fuerza y la bruja finalmente fue vencida y todos sus poderes y conocimientos fueron traspasados a ella.
- Ahora verán, par de elfos estúpidos, nadie se burla de Reelena Piscraft y vive para contarlo - se rió diabólicamente - y tú sufrirás por desdeñarme, Heero Yui, pagarás con lágrimas todo lo que me has hecho - continuó riéndose.
Se alejó del lugar donde se avaporaba el cuerpo de la bruja tomando sus libros de hechizos y un montón de artilugios mágicos que le iban a ser de mucha utilidad para vencer la magia de los elfos.
- Ahora seré capaz de gobernar sin la necesidad de ningún hombre - volvió a reír y se fue corriendo por el bosque.
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Dúo despertó sobresaltado ¿Un sueño o había visto algo que realmente pasó? Miró a su amo que acababa de abrir los ojos al sentirlo tenso, no le gustaba haberlo despertado así, pero nada podía hacer, era demasiado ligero de sueño como para que no lo despertara algún pequeño ruido o un movimiento de su parte.
- ¿Qué te preocupa, Dúo?
- Es que tuve un sueño - le confesó - veía a esa princesa luchando contra una bruja de largos cabellos verdosos y la mataba tomando sus poderes - dijo nervioso - juró venganza de nosostros y de usted.
- Fue un sueño, Dúo - trató de calmarlo.
- Amo, no fue un sueño, lo sé, estaba allí, esa bruja siempre odió a los elfos porque le dimos nuestra magia a los Yui y no a ella, ella conoce nuestras debilidades - lloró contra su pecho - y ahora la princesa tiene su magia y los conocimientos que necesita para poder destruirnos.
- Tranquilo, mi pequeño Dúo, yo los protegeré siempre, además, hice más fuerte a Shinigami sobre ustedes en el bosque de los almendros ¿Recuerdas? - le besó la frente.
- Esa bruja sabía muchas cosas, amo - trató de calmarse - espero que no sepa anular su magia - cerró los ojos y trató de volver a dormir.
Heero apretó más hacia sí a los dos chicos, ambos estaban indefensos pese a Shinigami debido a que le habían entregado su magia, podían ser un blanco fácil para cualquiera pese a su hechizo protector, y ¿si era cierto que Reelena había matado a la bruja aquella? La princesa Hilde había mensionado que quería robarle sus poderes para destruírlo, así que era una terrible posibilidad que debía de tomarse en cuenta.
- Pase lo que pase, yo los cuidaré con mi vida - les dijo acariciando sus cabezas - no permitiré que nadie les haga daño - prometió.
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Amanecía y Dúo estaba sentado en el borde de la cama mirando el amanecer, no había querido salir al balcón porque tenía miedo que allí estuviera esa bruja esperándolo, aunque no quisiera admitirlo, además, estaba el hecho que despertaría por completo al amo y se veía tan lindo dormido, casi más lindo que el mejor amanecer, así que se dedicó a mirarlo a él.
"Mira el cielo; como una hostia
empalidece la luna;
el espíritu es más blando
y se amenguan las angustias
ante la naturaleza
que nos embriaga y deslumbra
en esta manaña esquiva
más hermosa que ninguna;
en esta mañana leve
con palideces de luna
y con incendios de sol".
- Estás muy madrugador, Dúo - le señaló Heero con los ojos cerrados - vuelve a acostarte ¿Quieres?
- Y yo que pensé que estaba dormido - se volvió hacia la ventana - no quería molestarlo, me gusta ver como amanece - se negó pero lo jaló por la trenza - ¡Ay!
- No puedes negarte a lo que mando, Dúo - lo volvió a jalar por la trenza - acuestate a mi lado.
- No sea malito, amo - le dijo acostándose contra su hombro - sólo que me gusta sentir como mis poderes vuelven a mi.
- ¿Han regresado por completo?
- No, solo algunos - pasó su mano sobre el pecho de su dueño - pero ahora estoy seguro que no fue un sueño lo de anoche, lo vi con demasiada claridad, estuve allí porque mi alma desea protegerlo aunque muera con ello.
- ¡NO LO DIGAS NI EN BROMA! - le gritó enfadado - No quiero que ni tú ni Quatre mueran por mi causa.
- Lo siento, amo - dijo arrepentido - es que tengo una sensación aquí - se puso la mano en el corazón - que no me deja en paz.
- No te angusties tanto, Dúo - lo abrazó con ternura- estás a salvo - le dijo "Aunque no sé por cuanto tiempo más" - duérmete.
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Las noticias que llegaban de los alrededores no eran muy alentadoras, decidió Trowa, tal como había indicado la princesa Hilde, la bruja Boccel había desaparecido luego de acompañar a Reelena al bosque y nadie sabía nada de su paradero. ¿La habría matado aquella arpía? Ella tampoco había regresado a su reino, lo más probable es que sospechara que su hermano no estaría de acuerdo con ella en eso de matar a los lindo elfos de Heero.
Suspiró, su primo era un tipo con suerte: primero, tenía los poderes de los elfos pero sin el inconveniente que desaparecieran por la noche, segundo, podía elegir con quien quería casarse, fuera hombre o mujer y tercero, los dos chicos más hermosos que había en esa tierras estaban locamente enamorados de él ¿qué más podía pedir un hombre?
- Quitarse a esa arpía de encima - le respondió Wufei y Trowa se avergonzó de haber pensado en voz alta - no te preocupes, creo que él sabe que hay muchos que le tenemos envidia y no por eso dejará de confiar en nosotros.
- Tienes razón - asintió más tranquilo - y es esa suerte la que le acarrea problemas.
- ¿Has sabido algo de Oz?
- Mis espías me han dicho que Reelena salió del palacio de Traize con la bruja aquella y que ninguna de las dos ha regresado, que las perdieron de vista en el bosque.
- Les dije que quería quitarle los poderes a la bruja Boccel para destruir al príncipe Yui.
- Debemos comunicárselo a él - señaló Trowa y se fueron al comedor y lo vieron sentado con un elfo a cada lado - insisto en que tiene suerte.
- Buenos días, amo Yui - le dijo Wufei muy formalmente mirando de reojo a Dúo que se concentró de lleno en su amo.
- Buenos días, alteza - le dijo la muchacha.
- Buenos días, princesa Hilde, espero que haya pasado buena noche y que disculpe los malos tratos que pudiera haber recibido - le dijo sereno - ellos son Dúo y Quatre - los presentó.
- Buenos días, Primo.
- Buenos días, Trowa - lo miró - parece que me traes malas noticias ¿verdad?
- Buenos, mis espías dicen que vieron salir a Reelena del palacio de Traize con la bruja Boccel y ninguna de las dos ha vuelto a verse...
- ¡LA ARPÍA ESA MAT” A LA BRUJA PARA QUEDARSE CON SUS PODERES! - gritó Dúo exaltado - ¡YO LA VÍ!
- Habrían encontrado su cuerpo.
- Los cuerpos de los seres mágicos desaparecen cuando su magia es tomada por otro ser - explicó Quatre totalmente pálido - y si Dúo dice que la vio, es cierto, ese es su don, ver el presente y el pasado.
- ¡Hay que encontrarla o nos hará la vida imposible! - dijo Wufei.
- Cálmate, Wufei, tenemos que planear algo, ver nuestras posibilidades antes de actuar ¿No ves que ahora es bruja de verdad? - le dijo con frialdad Heero - si actuamos sin un buen plan, nos tendrá ganada la partida antes que lo intentemos siquiera.
- Pero si la dejamos mucho tiempo libre aprenderá a usar los poderes de Boccel y será muy difícil vencerla - le dijo Hilde.
- Esperemos a ver que nos dice Zech - trató de calmarlos Heero, pero por dentro comenzaba a angustirse.
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A media tarde, Trowa, Wufei y Heero recibieron en la biblioteca la visita del príncipe Miliardo y la Princesa Noin, su prometida y la hermana de Hilde, para hacer planes para defender sus reinos del ataque de Oz que podía venir en cualquier momento sobre cualquiera de ellos, en especial porque ahora sabían como anular sus poderes.
Heero miraba a cada rato por la ventana hacia el jardín preocupado por la seguridad de sus amados elfos.
- Ellos están seguros dentro de las paredes del castillo Yui - le dijo Trowa fastidiado de la vigilancia constante de su primo.
- ¿Acaso no escuchaste a Dúo? Boccel sabía como anular mi magia, fácilmente podría ocupar algún contraconjuro para dejarlos indefensos y matarlos.
- Tienen su propia magia - dijo Wufei.
- Y tienen a Shinigami.
- No necesitan tocarlos para matarlos y ellos me traspasaron su magia a mí, así que no tienen la magia suficiente para defenderse siquiera de un ratón - volvió a mirarlos - ¿dónde se metieron?
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Quatre miraba a su angustiado hermano, estaba demasiado intranquilo y aquello comenzaba a afectarlo también, el estómago se le revolvía con cada vuelta que este se daba alrededor de la pileta.
- ¿Quieres calmarte? Me estás mareando.
- ¿Calmarme?
- Sabes que el amo encontrará una solución - le dijo confiado.
- Ojalá pudiera creerlo, Quatre, pero no puedo - movió la cabeza - pero esta madrugada tuve una premonición dolorosa.
- Me asustas.
- El amo se quedará con uno solo de nosotros...
- ¿Qué pasa? - miró a su hermano que se quedaba estático y miró a donde él miraba - ¡EL CASTILLO DESAPARECE!
- ¡ESA BRUJA NOS ESTÁ APARTANDO DEL AMO!
- ¿Qué hacemos?
- No lo sé, Quatre, no podemos...
- ¡Veremos ahora si Shinigami los salva! - les dijo una voz burlona y una espesa niebla los rodeó y ambos calleron inconscientes al suelo llevándoselos luego muy lejos de allí - Aquí morirán - se rió y desapareció por completo.
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Heero y compañía corrieron al jadín y buscaron por todos lados a los muchachos, pero no había señal de ellos ¿qué tan lejos podían estar?
- Ordena que la guardia los busque - dijo Trowa al ver la pálida cara de su primo - vamos, Wufei, muévete.
- No, no es necesario - dijo Heero - no los encontrarán.
- ¿Qué dices?
- Fueron secuestrados con magia.
- ¡No se puede usar magia dentro de tu castillo! - dijo Zech.
- Alguien usó una magia más poderosa que la mía - se dejó caer - los ocultó de mis ojos y se los llevó muy lejos de mí.
- ¿Reelena?
- Su odio le ha dado fuerza a la magia negra de Boccel, ella odia todavía más a esos dos elfos que le quitaron lo que quería que la propia bruja y con ello se ha fortalecido - gijo Hilde.
- No permitiré que les haga daño - afirmó Heero - los encontraré a como dé lugar.
- Intentalo si quieres - le replicó una voz maligna que se pedió a la distancia...
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Continuará...
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Vaya con la villana ¿no? No sé si será cierto, pero dicen por allí que una mujer despechada es más peligrosa que cien guerreros armados hasta los dientes. Este es el caso de Reelena. No pensaba usarla así, después de todo Heero la quiere aunque sea un poco (nunca los voy a poner de pareja, lo prefiero con Dúo en todo caso), pero necesitaba alguien que ayudara a Traize...
Insisto en lo mismo ¡Adivinen quien dice los versos y me escriben!
Ya sé que no hay lemon aquí (ya lo he dicho y lo repito, soy muy mala para ello asi que, disculpen) espero poder hacer algo al respecto en el futuro.
Shio Chang.
Amor Yaoi
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