Amado Elfo
El corazón de Dúo.
Dúo se sentía liviano, como si su cuerpo no pesara nada, incluso el dolor parecía haberse ido ¿estaba muerto? Definitivamente no, el aroma que llegaba a su nariz era inconfundiblemente de comida y su estómago comenzaba a reaccionar pidiéndole alimento. Trató de abrir los ojos pero una horrible puntada le dio en el cerebro.
- ¡Qué manera de averiguar que sigo vivo! - gimió adolorido.
- ¡Dúo! - dijo Quatre a su lado - Por fin despiertas.
- ¿Acaso creíste que el grandioso Dúo se iba a morir tan fácilmente? - trató de reirse - a este elfo no lo matan a patadas, se necesita mucho más que una simple paliza para acabar conmigo.
- Pues a mi me parece que por poco lo logran - le dijo una voz fría que entraba a la tienda donde descansaban los muchachos.
- No es nada que una buena comida, un buen sueño y una amanecida no solucionen fácilmente.
- Tal vez - lo miró duramente - pero no quiero que anden proclamando por allí que son elfos.
- ¿Por qué no?
- Dúo es tu nombre ¿no?
- Sí.
- Bien, si la gente de Oz atacó su aldea es porque alguien de aquí les informó que son los elfos los que me brindan los poderes que tengo y que son parte de la prosperidad de los Yui.
- Los elfos siempre hemos sido seres pacíficos y vivido en las tierras de los Yui - dijo Quatre preocupado - ¿por qué destruirnos?
- Por el pacto - dijo tratando de enderezarse - nosotros debíamos preocuparmos de dar alegría en abundancia a esta gente y ellos nos protegerían siempre, y para sellar el pacto, uno de los príncipes Yui debería contraer matrimonio con un elfo, el que fuera, sin embargo, los elfos le dieron los poderes a los Yui y nunca hubo boda.
- Hablas demasiado - dijo Heero y le puso un paño húmedo en la frente - Quatre, vigila que nadie venga, voy a curar a tu hermano, pero no quiero que sepan que mi magia sigue intacta.
- Si, amo.
- ¿Amo? - lo miró preocupado - ¿acaso tú salvaste mi vida y la de Quatre? - dijo horrorizado pero Heero no le respondió - y por lo de la magia eres Heero Yui ¿no? - Heero lo miró molesto - lo que me faltaba, perder a mis padres, a mi mascota y ahora tener un dueño.
- Cállate - le dijo y le puso algo muy frío en el pecho - cierra los ojos y relájate.
- Ah, claro, es tan fácil con esa cosa sobre el pecho - gruñó el trenzado.
- Hmm - puso su mano derecha sobre la frente del elfo y la otra sobre el estómago mientras recitaba extrañas palabras que Dúo no llegaba a comprender pero que lograron aminorar un buen resto el dolor que lo recorría - Bien, esto alcanzará hasta que amanezca - se levantó y se fue.
"El ha curado mis heridas, ha salvado mi vida y ahora le pertenezco para bien o para mal" dijo preocupado "¿me querrá un poquito?"
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Quatre estaba de pie junto a la entrada de la tienda mirando las llamas que danzaban en la fogata, su hermano estaba bien ya, aunque un poco confundido. Pero era lógico, acababa de darse cuenta que ahora tenía dueño y ni siquiera sabía si sentía algo por su persona.
"A mi me gusta el amo Heero" se dijo Quatre pensativo "y sé que siente por nosotros, pero no sé hasta que punto ni en que forma".
- Quatre.
- ¿Dígame, amo?
- No me llames así, no soy su dueño.
- Ha salvado nuestras vidas, amo, y eso es señal de completa sumisión para cualquier elfo - replicó.
- Pero yo no quiero que se consideren mis esclavos.
- Nuestras vidas deberán consagrarse a usted - le dijo Dúo que lo había seguido - sólo me gustaría saber que debemos hacer para complacerlo y verlo sonreír, aunque parece que no lo hace muy seguido, además.
- Silencio - lo calló Heero viendo que se acercaban varios de sus hombres - Vayan adentro a comer.
- Si, amo - respondieron y regresaron adentro.
- Es un hombre muy extraño - dijo Quatre sentánsdose sobre un cojín con un plato con comida en las manos - aparenta ser frío, pero sé que le gustamos.
- Estoy de acuerdo - tomó otro plato - es extraño, pero de seguro nos cuidará bien, su magia y su reino dependen de...
- Te dije que no volvieras a decir lo que eres - le dijo Heero sentándose con ellos - deberán olvidarse de ello ¿está claro?
- Si, amo.
- Mis hombres acaban de informarme que han preseguido hasta la orilla del rio a los soldados que destruyeron su pueblo. Al parecer ellos creen, al igual que mis hombres, que los elfos han sido exterminados por completo.
- Mamá - lloró Quatre y Heero lo atrajo hacia su hombro - todos están muertos y nosotros estamos vivos por andar jugando.
- Malditos tipos, si yo tuviera mis poderes, juró que... - lloró Dúo a su vez y Heero lo apoyó en su otro hombro - ¿qué les hicimos para merecer ésto? Nosotros viviamos en paz.
- No lloren así, yo los protegeré - trató de consolarlos - ese maldito Traize se va a arrepentir de haber venido a mis dominios a tratar de destruirlos.
- Amo - dijo Quatre abrazándose a él.
- Tengo sueño - murmuró Dúo cansado.
- Muy bien, acuéstense, yo montaré guardia...
- No, amo, usted duerme con nosotros - sentenció Dúo poniéndose de pie y tendiéndole la mano - debemos cuidarlo y lo haremos.
- Estan locos - aceptó su mano y ayudó a Quatre a levantarse - pero si es la única manera...
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Dúo despertó con un rico calorcito en su espalda y la agradable sensació que todos sus dolores iban desapareciendo a medida que la luz del sol iba paseándose por su espalda desnuda ¿Desnuda? Se miró un segundo, él se había puesto una camisa para dormir y ni siquera había rastros de haberla traído. Miró frente a él y vio a Quatre profundamente dormido con una sonrisa tierna en sus labios.
- Sigue durmiendo, Dúo, más tarde los llevaré a mi castillo para que nadie los ataque.
- Gracias, amo.
- No me llames así - lo besó en la frente y se durmió.
"Lo amo" se dijo seguro "Si yo pudiera robarle un beso para entregarle por completo mi corazón y adueñarme del suyo" acarició con cuidado las costillas de su señor y vio la mano de Quatre "Pero, ¿no será traicionar a mi hermano? …l también lo ama, puedo sentirlo en su alegría de estar así con él". cerró los ojos y trató de dormirse, pero el sueño no le llegaba, cosa extrña en él dado que su madre siempre había tenido que echarlo al agua fría para despertarlo.
- Mamá - gimió y unas lágrimas traicioneras comenzaron a caer de sus bellos ojos violeta - ¿qué voy a hacer?
Heero sintió que su camisa se humedecía del lado en que dormía Dúo, pero no hizo nada para hacerlo saber que lo despertó nuevamente, lo dejó llorar, sabía que necesitaba desahogarse, sacar el dolor.
"Me gusta mucho, me duele mucho verlo llorar así, pero no puedo hacer nada" Miró un segundo a Quatre "También me gusta él, pero lo que siento es distinto, me confunden"
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Continuará...
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Y la confundida soy yo ^_~
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