Mi vida, comenzó siendo… normal podría decir, solo tenia un problema, por mas que trataba de esforzarme nunca lograba nada y así poco a poco fui perdiendo la confianza en mi mismo…
¿Como cambio todo? Aun no cambia, pero al menos todo se volvió diferente el día que supe que era el heredero de la décima generación de una familia de mafiosos, la familia Vongola.
Nunca quise tener una vida así, era suficiente con la mía, y como si algunos problemas en la escuela no fuesen suficientes, un día de esos llego el… Gokudera Hayato, un chico italiano muy agresivo que me daba mucho miedo.
Para mi desgracia, el fue el primero que me agredía por mi nuevo “nombramiento” todo era un desastre ¿que podría hacer yo contra un chico que ya era mafioso? ¡Absolutamente nada!
Pero entonces de algún modo, logre acabar con este de la forma más fácil… salvándole la vida.
A partir de ese momento el me hizo una promesa la cual aun sigue en mi mente.
“¡Juudaime a partir de ahora lo protegeré con mi vida!”.
Ese tipo de palabras son difíciles de olvidar pero sobre todo es muy difícil olvidarlo a el, a quien confía siempre en mi sin dudarlo…Gokudera-kun, ¿la razón?
Han pasado diez años desde ese día, y simplemente el no ha cambiado, no es que siga teniendo la misma apariencia, ya que ahora es más alto y sus rasgos dan mas miedo que antes je je… Pero para mi el solo ver su mirada, esos ojos de color verde me hacen saber que aun el mismo Gokudera sigue ahí, a pesar de que nuestras manos se han manchado de sangre tantas veces desde ese día ¿aun guardamos nuestra inocencia?
No lo se, pero cargamos todos esos pecados y a sido difícil para todos, pero de algún modo la mirada de el logra tranquilizarme tanto como el desear escuchar una de las melodías que salen de sus manos al tocar el piano.
Mi Gokudera-kun siempre tan duro por fuera pero por dentro sigues siendo como aquel día que te conocí.
Hoy me preparo para la que tal vez sea la mas difícil de mis misiones, hace unos momentos Hibari-san e Irie Souchi nuestro cómplice en esto, se fueron a acatar lo que hemos planeado, ahora estoy sentado delante mi escritorio analizando si acaso todo saldrá como lo planee…
Yo por lo general siempre tengo miedo, pero hoy no lo tengo debo ser fuerte por que quiero un lugar mejor para mi familia, aunque si quisiera ser algo egoísta, quiero un mundo tranquilo para mi y Gokudera-kun… puesto que…
-¡Juudaime! – Escucho su voz, aquel tono grueso y demandante no hago mas que sorprenderme, me levanto de mi asiento y le miro desde mi lugar, esta de pie frente a la puerta, tiene la respiración agitada en su rostro hay una expresión de amargura… ¿Qué hace aquí?
-G-Gokudera-kun pensé que estarías yendo a Japón ahora – cuestione con voz temblorosa, seguramente esta molesto por que lo hice aun lado de este asunto. – Yo… - trato de excusarme rápidamente pero entonces el cierra la puerta con fuerza haciéndome dar un leve brinco.
- ¿Por qué Juudaime? – interroga con la mirada gacha acercándose lentamente y yo no hago mas que desviar la mirada sin saber que decir.
-Lo siento… pero es por la misión – alcance a articular alzando un poco la mirada viéndolo frente a mi, aun soy débil al ver que le e fallado a alguien.
-Juudaime… ¿ya no sirvo como tu mano derecha? – interroga mirándome y no puedo mas que sentirme mal al verle de aquel modo, su mirada esta apagada, aprieto mis labios en un intento desesperado por no estallar, pero el lo nota y de inmediato se acerca a mi haciéndome sentir su calido contacto al abrazarme, es tan reconfortante…
-No… - alcanzo a susurrar entre aquel abrazo provocando que se alejes un poco de mi para observarme, ladeo un poco la mirada mostrando una sonrisa amarga – No digas eso Gokudera-kun… yo quiero protegerte… - le digo apenas si creo que me pudo escuchar, entonces siento un de sus manos tomarme del mentón y hacer que le observe directamente a los ojos, le veo mostrando mi sonrisa y la vista acuosa aguantando llorar, no debo llorar, ya no soy un niño…
-Jure que yo iba a protegerte… - le escucho decirme con esa seguridad de siempre.
-Lo se Gokudera-kun pero…-musito sonriendo mientras una lagrima baja por mi mejilla – te e visto tantas veces a punto de morir que…-solloce sintiendo un nudo en mi garganta, ya no puedo mas - ¡Siento que ya no podría soportar ni una mas! – explote abrazándole con fuerza a lo cual pareció sorprendido, pues sentí su cuerpo tensarse, podría jurar que esta sorprendido y hasta sonrojado a veces ya conozco tan bien sus reacciones… - ¡No creo que debas morir por alguien como yo!... – continué gritando sin soltarle - si mueres tu ¿¡Que razón tengo para justificar mi vida!? – Finalice alzando mi rostro para verle, me debo ver patético, lagrimas bajan por mis mejillas y no puedo parar de sollozar.
Que puedo decir de ti, en ese momento te viste muy sorprendido y no te movías, me apene mucho por ello y trate de alejarme rápidamente, pero entonces sentí que me abrazo con fuerza y entonces le mire, una sonrisa surca sus labios una que no había visto desde que Millefiore a estado amenazado nuestra existencia.
-Juudaime me hace tan feliz – dijo mirándome aun yo trate de calmarme un poco, sus ojos verdes siempre me tranquilizan – Que el Juudaime me considere tan importante en su vida… - le veo agachar poco a poco su rostro hasta que se esconde en el hueco de mi cuello, siento algo húmedo, ¿esta llorando?
-Gokudera-kun debe aprender a valorarse y no solo pensar en mi – le susurro mientras estamos en aquella posición, solo siento como dice que si moviendo su cabeza sonrió un poco pero no se por que…- Si Gokudera-kun no se valora entonces habrá fallado como mi mano derecha ¿entiendes? – le interrogo acariciando sus plateados cabellos para tranquilizarle, juntos nos encaminamos hasta el sofá de mi oficina y ahí nos sentamos abrazándonos en silencio refugiando nuestros rostros en el cuello del otro hasta que los dos nos sentimos bien, alzamos nuestra vista y nos observamos con una sonrisa.
-Juudaime… déjame acompañarte en esta misión ¡por favor! – pide seguro de sus palabras, yo me sobresalto un poco y le analizo, debería negarme pero lo conozco perfectamente, se que encontraría su propio medio para ir a donde yo, no hago mas que soltar un profundo suspiro y acariciar su mejilla.
-Esta bien Gokudera-kun puedes venir conmigo pero…-musito dejando inconcluso pues el posas un dedo en mis labios haciéndome callar, le observo curioso entonces.
-Juudaime todo saldrá bien… me valorare y cuidare de no hacer que te preocupes, no dejare que tengas mas recuerdos tristes…- Me dice haciéndome sentir reconfortado, yo solo asiento a sus palabras, entonces el me abraza contra su pecho dejándome descansar en aquel momento, cierro mis ojos y simplemente queda poco tiempo…
Siempre me e preguntado por que nunca le digo lo que siento…De este modo estamos tan cerca pero estamos tan lejos al quedarnos callados, solo puedo preguntarme ¿Sientes lo mismo que yo?, ¿Solo es gratitud?, ¿Solo es esa promesa?
Aun me siento tan inútil y pienso que si estoy junto a ti me quedare atrás…
Soy tan cobarde que no me atreveré a decírselo, por que yo mismo no se darme valor…
-¿Juudaime? – escucho que me llama, reacciono y le observo confundido, los dos estamos en la parte trasera de un auto – ¿Se encuentra bien? – vuelve a decir, yo simplemente asiento sutil con la cabeza y le sonrió.
-Estoy bien Gokudera-kun solo…pensaba – digo bajando un poco la mirada a lo cual el sujeta mi mejilla para que le observe, se aleja para abrir la puerta y bajar del auto, tiende entonces su mano amablemente y me invita a bajar.
Acepto tomando su mano fuertemente, y bajo del auto mirando lo que hay frente a nosotros, una gran puerta, detrás de esta, se encuentra Byakuran con quien me encontrare hoy…
Francamente, se que moriré y se que Gokudera-kun lo sabe… pero de algún modo no le tengo miedo ya a la muerte… irónicamente solo tengo miedo de que el muera…Gokudera-kun…
Estamos tomados de la mano y camino haciendo que me siga, subimos juntos algunos escalones hasta estar frente a la puerta, ya no puedo volver atrás, miro a Gokudera-kun y este sigue sonriendo, devuelvo el gesto y suelto su mano suavemente.
-Esperame Gokudera-kun… no tardare- le susurro volviendo mi vista al frente a punto de tomar la manija de la puerta, entonces el coloca su mano sobre la mira haciéndome volver mi atención hacia el poco a poco hasta que estamos frente a frente.
-Juudaime… ¿volverás? – interroga mirándome preocupado, yo bajo un poco la mirada pero finalmente vuelvo a mirarte con una sonrisa de seguridad.
-Si volveré Gokudera-kun, Te lo prometo – juro tomando sus manos y por primera vez siento que todo saldrá bien, confió en ello.
-Me alegra – dice apretando el agarre de sus manos con las mías se inclina un poco y besa mi frente haciendo que me sorprenda y me sonroje un poco aun para cuando se separa y vuelve a mirarme – Por que estaré esperándote Juudaime, quiero decirte algo… ¡así que no tardes! – pide con algo de nerviosismo en su voz pero entusiasta, ese es mi Gokudera-kun, me sonrió y me acerco mas a el.
Deseo hacerlo… No tengo miedo…
-¡Si Gokudera-kun esperame! – digo con rapidez y mis ánimos de siempre, se sonríe como nunca entonces antes de que pueda reaccionar me levanto en la punta de mis pies y alcanzando beso su mejilla.
Una brisa calida nos rosa en ese momento, me separo y le veo muy sonrojado tocando su mejilla, suelto una ligera risa y sin mas corro a donde la puerta, entonces tomo la manija de la puerta, mi corazón late muy rápido, puedo escucharlo en mi cabeza, todo parece ir lento, cada segundo pasa lentamente, empujo la puerta y esta se abre dejando ver una luz delante de mi.
Una gota de lluvia parece chocar contra mi pecho haciendo sentirlo húmedo, después contra mi frente y finalmente en casi todo mi cuerpo, es como una fuerte llovizna, ensordece un poco mis oídos, todo parece una tormenta se vuelve oscuro ante mis ojos siento que caeré suavemente… y con rapidez un golpe fuerte me hace volver a la realidad…
Escucho una voz gruesa y destrozada llamarme…
-¡T-Tsuna!...
Y después… todo parece un sueño… ¿ya no despertare?
----Continuara-----