I
El Tiempo En Que Takato Vivió (Parte I)
Todo por fin había terminado, soltó un profundo suspiro al aire y después de salir de ahí pudo por fin retirar el gorro y las gafas oscuras que le habían servido para ocultar su identidad, entonces pensó que lo mejor que podía hacer era caminar un rato para colocar sus ideas en su lugar de nuevo, pensando en ello fue que Yuury emprendió la marcha…
-“¿Estas ya satisfecho?”—la sola pregunta detuvo su andar, ni siquiera se ocupó de girar para mirar a aquella persona, no había motivo para hacerlo.
-“Si, ya todo se terminó”- se limitó a contestar en tono vacío, entonces continuó con su camino.
-“No, en eso te equivocas, porque si no soy yo, será él quien te persiga por toda la eternidad, y te preguntará una y otra vez porqué lo mataste, porqué lo abandonaste cuando más te necesitaba, porqué su vida significó tan poco para ti”- contradijo aquella persona, haciéndole sonreír de lado, no sentía culpa, desde luego que no, se había jurado que jamás sentiría culpa por aquello.
-“Nunca creí que fueras tan cursi”- se burló, seguramente ella creía que con esas palabras conseguiría hacerlo sentir mal, río quedamente antes de escuchar los pasos acercándose a prisa a él, estaba seguro de que ella intentaría hacerle algo pero no le importaba en lo absoluto.
-“¡Isuzu!”- alguien intervino y pudo reconocer la voz de su hermano mayor, Jessen siempre llegando a hacerse el héroe.
Entonces los pasos de la aludida se detuvieron mientras soltaba un bufido de pura molestia, él por su parte se dio la vuelta para encarar a su hermano, no esperaba verlo tan pronto, menos esperó que al mirarlo se lo encontrara sosteniendo entre sus brazos el cuerpo sin vida de quien les había arrebatado a ambos todo lo que tenían.
-“Ya no me detengas Jessen”- Isuzu masculló, apretando ambas manos en puños y mordiéndose después los labios al ver al recién llegado –“ También es tu culpa, él habría sufrido menos si me hubieses dejado decirle la verdad, si me hubieses dejado decirle que Yuury no iba a salvarlo, que fue Yuury quien lo entregó, de ese modo no habría pasado semejante tormento, la única razón por la que continuaba luchando era porque aun aguardaba por Yuury sin siquiera saber que el maldito estaba disfrutando enormemente verlo pasar por todo ese dolor, Takato murió pensando que Yuury aun lo quería”- había empezado soltando aquello como un gran reclamo y al final, lo último solo había salido como un triste sollozo.
Yuury boqueó un par de veces, igual que un pez fuera del agua, incapaz de creer en semejante palabrería, era imposible que Takato no supiera que había sido él mismo quien permitió que todo aquello sucediera; al final cerró la boca y frunció el ceño, todo tenía que ser una mentira.
-“Lo mejor para Takato era aferrarse hasta el último momento a la idea de que mi hermanito no lo odiaba, habría sido más insoportable de ver como dejaba que lo mataran por haber perdido también a Yuury”- esta vez fue Jessen quien contradijo a todo, aferrando más contra sí aquel pequeño cuerpo apenas envuelto con su capa ya manchada de sangre.
-“Ja, ha sido un buen intento, pero no me lo compraré”- replicó Yuury, negándose a aceptar lo que su hermano decía y sintiéndose molesto por cómo aquellos dos hablaban de él como si no estuviera ahí, parado frente a ambos.
-“Haz como quieras entonces, solo no vuelvas a buscarme”- Jessen contestó, apurándose a llegar hasta su hermano menor quien solo atinó a pegarse contra la pared del pasillo en el que estaban –“Porque, aunque el abuelo no te lo haya dicho, yo sí que lo haré, quien mató a todos, quien incendió nuestra casa y quien persiguió a nuestra hermana por meses fui yo, no tienes idea de cómo fue, primero maté a papá, luego siguieron mamá y la tía Jyrian, al final fue el tío Damon, después fui tras Trent y lo atrapé, nuestra hermana apenas si escapó y tú, bueno, cuando llegaste yo ya me había ido”- le soltó sin más, sonriendo complacido al ver a Yuury pegarse más a la pared.
-“No es cierto, el abuelo dijo que fue Takato”- replicó apenas.
-“Incluso tú lo sabes, era solo un niño, un niño que se la pasaba llorando y moqueando por su madre muerta, era demasiado débil”- no, no era cierto, no iba a aceptar eso, sabía que lo último era verdad pero no quería afrontarlo.
-“¡Ya cállate!”- exclamó, mostrándose por primera vez desde que todo empezara, enteramente confundido y sin saber que hacer.
-“Isuzu, démonos prisa, tenemos que hablar seriamente”- dijo Jessen al cabo de unos instantes de silencio, volviendo la cabeza para mirar a la chica parada a escasos metros de ellos, dejando a Yuury justo frente a algo que este se rehusaba a mirar pero tenía que hacerlo.
La imagen en si le provocaba horror, los que antes fueran brillantes y sedosos cabellos verdosos, ahora lucían opacos, revueltos y manchados de rojo, el mismo color recorría unas mejillas pálidas antes rosadas y suaves al tacto, la sangre ensuciaba también aquella pequeña boca de labios carnosos y dulces, los mismos labios que apenas unos años atrás dejaban escapar las risas más bellas que Yuury había escuchado, pero no se detenía ahí, la camisa antes blanca estaba hecha jirones por varias partes, cubierta de tierra y manchas rojas, el cuello de esta apenas si cubría el de quien antes fuera su dueño y había tanta sangre ahí, después estaba aquella pálida y pequeña mano que reposaba de un modo seguramente incomodo para cualquiera, lo más probable fuera que estuviese fracturada, el brazo izquierdo caía inerte a un costado, escapando del agarre de Jessen, los pantalones antes blancos al igual que la camisa estaban dañados y manchados de tierra y sangre, en sus pies diminutos ni siquiera llevaba zapatos, lo cual solo le permitía ver los múltiples raspones sangrantes y la imagen era cerrada cuando al volver a mirar aquel rostro de facciones finas, aniñadas y bastante femeninas, notó como las largas y espesas pestañas acariciaban haciendo sombra sobre las mejillas, recordándole que esos ojos no volverían a abrirse nunca, que nunca volvería a estar frente a aquella mirada del color del jade.
Entonces su hermano echó a andar de nuevo, probablemente había notado cuando miraba a quien había sido Takato pero no le dijo absolutamente nada, solo se fue de ahí siendo seguido por una silenciosa Isuzu.
¿Ahora que se suponía que iba a hacer? Tenía tantas cosas en la mente, todo era tan confuso y lo peor resultaba ser que incluso comenzaba a pensar en que Isuzu tenía razón, por un momento creyó que el fantasma de Takato aparecería frente a él para reprocharle su traición, al instante siguiente se limitó a sacudir la cabeza y correr en dirección contraria a la que su hermano tomara, para irse de vuelta a casa, con su abuelo, lejos de su hermano, lejos de su primo y sobre todo, muy lejos de todo lo que pudiera de algún modo recordarle a Takato, si, y decidió que en cuanto pudiera, se iría aun más lejos, iba a huir, por primera vez en su vida, Yuury iba a huir.