Parvati entró en la Sala Común de Gryffindor respirando agitadamente. ¿Por qué Trelawney insistía siempre en lo mismo?, pensaba subiendo de dos en dos las escaleras que llevaban al dormitorio de chicas. Abrió la puerta y, con paso rápido, se dejó caer sobre la primera cama que vio. Trelawney había consultado los posos de té y la bola de cristal, y con una voz que no parecía la suya había hecho una de sus extrañas predicciones. ¡Pero es que no podía ser cierto!, se dijo tapándose la cara con las manos. Se quedó escuchando el repiqueteo de la lluvia contra los cristales, abrazando una almohada.
-Parvati, ¿se puede saber qué te pasa?
La chica se incorporó a toda prisa mirando a Lavender con los ojos como platos, paseando la vista por la figura empapada de la recién llegada y en el uniforme descolocado. Lavender se sentó en el borde de la cama, sonriente:
-¿Qué te ha hecho pegarme un empellón en el Patio de Transformaciones que casi me tiras al suelo?
-Nada.-dijo en un susurro, arrugando la colcha entre las manos. Estaba nerviosa, casi temblando y con frío, porque su capa estaba guardada en el fondo del baúl y no le apetecía sacarla. Miró por la ventana con aire ausente, con los ojos clavados en la masa de nubes grises que cubría Hogwarts.
-Que nos conocemos-. Lavender le acarició la cabeza en actitud comprensiva y amistosa. Parvati, más nerviosa aún por la cercanía de su amiga, se obligó a esbozar una sonrisa.
-He ido a ver a Trelawney, y me ha leído los posos de té. Y luego, para cerciorarse, ha mirado la bola de cristal. Y ha salido lo mismo en ambas, pero es que no puede ser verdad y tiene que estar equivocada. Incluso se ha puesto a tironearse de los tirabuzones con los ojos casi fuera de las órbitas, como si fuese algo horrible.
Lavender Brown la miró con expresión preocupada. ¿La profesora de Adivinación así de nerviosa? Con el labio tembloroso, se atrevió a preguntarle:
-¿Ha visto otro Grim? Está obsesionada con la muerte de los alumnos.-dijo alzando la voz, ofendida.-¿No será algo de eso?
-No... No tiene que ver con ningún Grim. Es sobre ti.
-¿Voy a morirme? ¿Va a morirse alguien?
-No... No vas a morirte.-dijo riéndose por lo bajo. Lavender era muy paranoica cuando quería.-Es que... Ha dicho...
La chica castaña la cogió por los hombros, nerviosa. El pelo empapado le caía por los hombros de la túnica y sobre el rostro, escurriendo en regueros de agua helada. Parvati puso sus manos sobre las de Lavender, sonriendo tranquila.
-Trelawney dijo que...
Parvati se inclinó hacia Lavender, rodeándole el cuello con los brazos y besándola en la boca con ímpetu. Lavender cayó sobre la colcha arrugada y le pasó los brazos por la cintura, con un cosquilleo en el estómago. ¿Qué había predicho Trelawney? Se separó de Parvati poniéndole un dedo en los labios.
-¿Trelawney predijo que me darías el mejor beso de mi vida?
-No exactamente.-admitió Parvati agachando la cabeza completamente roja. Soltó una carcajada nerviosa, rodando por la cama.-¿De verdad te ha gustado?-preguntó apoyándose sobre un costado.
Lavender Brown gateó hasta ella y le hizo cosquillas en la cintura. La abrazó sin dejar de sonreír.
-¿Y por esto se tiraba de los pelos? No es tan horrible.
Parvati Patil se encogió de hombros, risueña. Ya no le importaba tanto la excéntrica actitud de la profesora de Adivinación ni sus advertencias paranoicas. Lavender, junto a ella, sonreía cálidamente. Aún tenía la ropa empapada. Parvati se levantó y revolvió en su baúl:
-Deberías ponerte algo de abrigo.
-Con un par de abrazos y besos más creo que me conformo.-dijo Lavender abrazándola por la cintura. Parvati se ruborizó, asintiendo y echando la cabeza para atrás:-Hum... De acuerdo.