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Por nuestro amor puede que todo cambie. por shanakamiya

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Notas del capitulo:

He aqui el final de esta historia, por lo mismo pido perdon por la tardansa. Esperando que les guste y que esperen el epilogo.

Por todo su apoyo atraves de esta historia muchas gracias.

Takeru se había quedado un momento parado frente a la puerta de entrada pensando en lo que había visto y sonrió ya que no recordaba la última vez que veía a la chica sonreírle de esa manera tan sincera. Sintiéndose un poco más tranquilo se dirigió a la habitación de Tai y toco una vez.

 

--¿Qué pasa? ¿Olvidaste algo?

 

Escucho la voz de Tai desde el otro lado de la puerta, sintiendo con esto como el corazón comenzaba a palpitarle rápidamente ya que estaba nervioso, trato de no aparentarlo, sonrió y abrió la puerta lentamente.

 

--Soy yo…

 

Le dijo.

 

--Takeru, ¿Qué haces aquí?, si Yamato se entera te meterás en serios problemas.

 

Le dijo Tai preocupado puesto que ya no quería meter al menor de los rubio en más problemas dado que pensaba que la plática que había tenido esa mañana con Ishida solo había empeorado las cosas; sin embargo el chico de ojos azules negó con la cabeza y se acerco al castaño sentándose a un lado suyo en la cama.

 

Le dijo entonces.

 

--Perdóname…

 

--¿He?

 

--Lo siento yo cometí muchos errores desde que salimos juntos, incluso de niños no sabía como decirte lo que sentía consiguiendo solo con eso que la situación que ya existía entre ambos empeorara aun mas y de repente sin que me diera cuenta intentaba ocultar a toda costa lo que mas quería comunicarte  y todo empezó a revolverse… y yo…

 

--Tranquilo.

 

Le dijo el mayor poniendo su mano sobre la de Takeru quien dijo en un cierto tono de amargura y de tristeza.

 

--¿Cómo quieres que me tranquilice? Tú me prometiste que nunca me arias daño y sin embargo soy yo el que no para de herirte, trate de alejarme de ti lo más posible, te dije que nunca podríamos ser felices juntos que todo había sido tu culpa. Deberías de odiarme—Justo al decir eso los ojos del menor comenzaron a llenarse de lagrimas, lagrimas que trato de ocultar bajando su mirada—Deberías decirme que me baya que no te moleste, que me aleje de ti; vine aquí esperado que me perdonaras pero la verdad es que no me merezco eso.

 

Cada palabra no hacía más que aumentar la tristeza. Por su parte el castaño no podía verlo así, viendo como la persona que amaba se hundía solo cada vez más, fue entonces que Tai dijo tranquilo y comprensivo.

 

--Yo no tengo nada que perdonarte Takeru, ya todo paso, por eso no tienes de que preocuparte.

 

--Es que yo… no logro entenderlo… porque aun que todos digan que lo que siento por ti está bien, aun que mi Oni-san lo haya aceptado, aunque estés tu diciéndome esto, yo soy el que no está seguro de seguir amándote.

 

Tai no lo pensó mucho en cuanto escucho eso rodeo el cuerpo del menor con los brazos y poco a poco hiso que apoyara su cabeza sobre su pecho intentando que se desahogara, deseando que esas palabras fueran pasajeras; pero el rubio no lo dejaba quería deshacer el abrazo que el mismo consintió. Fue entonces que unos dedos lo tomaron por la barbilla haciendo que su rostro se alzara mientras que el brazo alrededor de su cintura apretaba ligeramente mientras las manos del rubio permanecían en el pecho del mayor, en ese momento los acuosos ojos azules del menor se encontraron con las pupilas achocolatadas de Yagami las cuales al igual que las suyas se encontraban húmedas puesto que Taichi trataban de contener las lagrimas que habían brotado a raíz de lo antes dicho.

 

--Mírame a los ojos y dime qué es lo que has dicho.

 

Le dijo Tai con voz quebrada.

 

Takeru se quedo callado al sentir las manos del mayor temblar y se dio cuenta de que quizás este no se había dado cuenta de que estaba llorando. El menor sentía que el corazón se le estrujaba, no se sentía merecedor de ese amor tan cálido y que siempre se le había mostrado sincero incluso en ese momento, esa persona le amaba, amaba a ese Takeru, aunque estaba mostrándole toda su debilidad e inseguridad. Se sentía tan vulnerable y una verdadera vergüenza ¿Cómo era posible que le siguiera amando a esas alturas del caso? ¿Cómo podía seguir amándolo a pesar de estarle causando tanto dolor y daño?

 

--Yo no te merezco, no te merezco.

 

Le afirmo el chico de ojos azules tratando de desviarle la mirada sin poder perdonarse así mismo.

 

Trato de separarse otra vez pero los brazos del castaño lo impedían de nuevo. Quedando apoyado en el cálido y confortante pecho de Tai mientras trataba de aguantar el llanto.

 

--¿Cómo no podría amarte?—Le afirmo Yagami limpiándose las lagrimas con el dorso de su mano—Debo decírtelo que siempre has sido una persona especial para mi desde que te conocí, dices que no has hecho otra cosa que complicar las cosas a nuestro alrededor desde que éramos niños pero eso no es cierto yo también tuve la culpa e incluso más que tu y aun así me ayudaste a entender mis sentimientos por ti porque ambos deseábamos estar juntos; también dices que solo me has estado causando daño desde que estoy a tu lado pero de solo ver tus ojos siento un calor incomparable en mi corazón… entiéndeme…  te amo y te seguiré amando sin importar nada, por eso me duele ver tu tristeza, porque yo lo que más deseo es verte feliz, ver esos ojos llenos de esperanzas y sueños porque quiero ser yo quien te de esa felicidad.

 

Nunca pensó que llegaría a decir esas palabras con tanto afecto, una leve sonrisa se formo en su rostro; lentamente inclino su cabeza queriendo sentirlo, queriendo que Takeru le demostrara que no lo odiaba, el menor se tenso y  ladeo ligeramente  la cabeza tratando de huir de nuevo, Tai se detuvo se quedaron con sus frentes unidas mirando al piso.

 

--Quiero que me mires a los ojos y me digas que realmente ya no me amas –Le dijo el castaño—mírame y dímelo, si es así dímelo, que el tiempo que pasamos no sentías una felicidad inmensa, dime que nunca sentiste la calidez de mis besos, la comodidad de mis brazos, la dulzura, la ternura y la pación con la que hacíamos el amor.

 

Porque todo eso es lo que tú me haces sentir a mí, así que mírame a los ojos y dime que no me amas. Dime entonces que todo esto que siento por ti también es una mentira y una ilusión.

 

Takeru se quedo callado unos segundos, había quedado sorprendido, entendiendo lo que le habían dicho comenzó a derramas inevitablemente mas lagrimas ya que Yagami seguía amándolo por sobre todas las cosas y no sabía el por qué, no mentira, si lo sabia siempre lo supo, lo supo desde el instante que lo vio por primera vez y miro esa sonrisa tan despreocupada.

 

Sabe que ambos han pasado tantas cosas en sus vidas desde que estaban juntos, porque entendía que ya no solo era su vida… era la de ambos, si, la de ambos por que Takeru sentía toda esa marea de sentimientos con cada día que pasaba a su lado, su luz, su amor. Porque Tai se había convertido  en su esperanza.

 

El corazón lo tenía revuelto en una extraña mezcla de felicidad y un extraño sentimiento que lo hacía sentirse tonto, tonto por atreverse a dudar de algo de lo que siempre ha estado seguro.

 

--Takeru…

 

Susurro Tai algo triste y arrepentido de haberle preguntado algo como eso en una desesperación que el mismo se había jurado no caer. Sin embargo el rubio negaba con la cabeza mientras se separaba del cuerpo del mayor.

 

--Yo… no—por fin hablo el menor—no te odio.

 

--Entonces dime, qué es lo que sientes por mí.

 

Hubo un pequeño silencio de unos cuantos segundos.

 

Takeru sonrió tímidamente mientras limpiaba sus lagrimas puesto que se dio cuenta de que era capaz de decir esas palabras, porque ya no quería ocultarlas más, nunca más…

 

--Te amo… te amo…

 

Y habiendo de descubrir su cara de esas lágrimas le ofreció a Yagami la más bella de sus sonrisas.

 

--Yo también te amo.

 

Le dijo el castaño mientras tomaba entre sus brazos el cuerpo del rubio , el menor acepto el abrazo cariñosamente como si ninguno de los dos deseara soltarse queriendo estar así por siempre…

 

Se quedaron así unos instantes hasta que Tai se separo un poco para mirar el rostro del menor el cual le miraba tiernamente observando como la aflicción de este desaparecía de su rostro poco a poco.

 

--Tai, perdo…

 

Un dedo del mayor sello las palabras del chico de ojos azules, no quería escuchar nada, quería sentirlo, los verdaderos sentimientos, sueños y esperanzas de Takeru…

 

Lentamente alzo su mano con dirección al rostro del menor para acariciarlo, deleitándose con esas mejillas sonrosadas para luego tomarlo del mentón y alzar su mirada un poco más para verlo de frente y profundo, atrayéndolo de la cintura hacia su cuerpo mientras su labios se posaban en aquellos que deseaban tanto, fue un beso suave seguido de otros más pausados, dándose el tiempo de disfrutar del rostro del menor.

 

Fue entonces que noto que el rubio había serrado los ojos aceptando esas muestras de cariño, sonrió sin dejar de besarlo puesto que era la primera vez que observaba al menor cerrar los ojos de esa manera tan dulce mientras el rubor de sus mejillas se volvía tan evidente, parecía un hermoso ángel bajado del cielo que había venido solamente al mundo para él, como aquella vez que lo había besado por primera vez cuando eran niños. El castaño fue igualmente serrando los ojos lentamente; por su parte Takeru no oponía resistencia, el también lo deseaba tanto…

 

Dejando escapar un ligero gemido que ambos aprovecharon para profundizar sus beso, su promesa, saboreando el interior de la boca del otro mientras un delirante sentimiento de amor los embriagaba por dentro sin temores, sin dudas; se separaron para recuperar el aliento que se habían robado, ofreciéndose una mirada que culmino en un último beso de Yagami en la frente del menor que no paraba de sonreír.

 

De repente el menor se sintió acostado en la cama del mayor el cual se había colocado sobre él, miro entonces esos hermosos ojos azules donde se refleja el amor y la pación que sentía por él, un emoción de felicidad lo embargo por completo notando que el rubio se sonrojaba al  haberse dado cuenta de esto. Así fue  entonces que comenzó recorriendo lentamente el cuerpo de Takeru con su mano derecha mientras le besaba dulcemente a la vez que el rubio lo abrazaba tiernamente se sintió conmovido, hace tanto que no sentía en verdad que hacía el amor con el mayor, mostro una sonrisa mientras lo acercaba mas a él en un fuerte abrazo comenzó a acariciarle el cabello entrelazando sus delgados dedos en los mechones castaños de Yagami que comenzaba a desabotonar su camisa para despojarlo suavemente de su ropa; el proceso fue lento, cayendo despacio cada prenda del atuendo que llevaban ambos entre besos, caricias y declaraciones de amor. Taichi comenzó lento lamiendo todo el cuerpo de su pequeño empezando por el cuello y bajando lentamente por este hasta llegar a su pecho, el rubio no podía mas que dejar escapar unos cuantos suspiros y gemidos de dulzura Tai era el único que lograba hacer que sintiera eso, el chico de ojos cafés por su parte le encantaba el sentir del calor del cuerpo de la persona que tanto amaba, se detuvo un momento para besar el vientre del chico de ojos azules, esa piel tan suave que se le ofrecía con amor una vez más, sin ir muy deprisa fue subiendo de nuevo por el cuerpo de Takeru el cual lo recibió con un beso nuevamente.

 

El tiempo transcurría tan lentamente  mientras se disfrutaban el uno al otro, el mayor giro al chico de ojos azules encima suyo para poder abrasarlo mejor, Takeru deseaba hacer feliz a Yagami de la misma manera que él lo estaba haciendo, bajo su rostro ofreciéndole un beso delicadamente profundo en su cuello, al sentir las manos del castaño recorrer su cuerpo acariciando mas apasionadamente embelesado por la suavides de su piel, el menor no se detuvo comenzó a deslizar su mano izquierda con discreción por el cuerpo de Taichi, su pecho, su cadera hasta llegar a tocar la erección de este y comenzar a masajear mientras deslizaba lentamente su boca hacia abajo entre lamidas y besos, se detuvo un momento lamiéndole a Yagami el vientre igualmente como este lo había hecho momentos antes con el suyo antes de iniciar a lamer la hombría del mayor con suavidad.

 

--Ahh… Takeru…

 

Pronuncio Tai con la respiración agitada mientras trataba de acomodarse, apoyarse con su lado derecho sobre la cama logrando poder deslizar una mano tras las portentosas caderas del chico de ojos azules, posando sus dedos en el umbral de placer de Takeru que se le ofrecía con libertad; al sentir esto el rubio abrió la boca en un gran gemido liberando de sus carias a Yagami que al ver esto tomo al menor de los hombros girando de nueva cuenta quedando el mayor sobre Takeru , el chico de ojos cafés comenzó a acariciar  de vaivén el cuerpo más pequeño bajo suyo, otro beso profundo se llevo a cabo, entonces el rubio lo entendió Taichi le miraba de la misma manera que aquella ocasión que se le entrego por primera vez cuando deseaba ofrecerse por completo, abrió lentamente las piernas como aquella ocasión esperando que el mayor lo hiciera suyo.

 

--Aaahh… Tai… aahh… ahhh…

 

Emitió el menor con voz agitada, excitada al sentir a Yagami entrando dentro suyo.

 

Ambos gimieron dulcemente al sentirse conectados, se sonrieron agitados antes de besarse nuevamente. Yagami comenzó a moverse  ligeramente, rítmica y deliciosamente dejando que el placer hiciera lo suyo, estremeciéndose en los brazos del otro…

 

Ambos terminaron a la par, uno dentro del otro, el otro encima de uno, disfrutando todavía del éxtasis de su amor. Fue entonces que Takeru recostado en el pecho de Tai le dijo de nuevo sin arrepentimientos, sin querer ocultarlo más tiempo.

 

--Te amo.

 

Por su parte Yagami sonrió de nuevo, nunca pensó que llegaría a ser tan feliz, nunca pensó poder tener un momento tan pacifico con el chico de ojos azules como el que estaban viviendo en ese momento, abrasándolo fuertemente contra su pecho y le contesto.

 

--Yo también te amo, te amo Takeru.

 

Si, esto es lo que realmente querían ambos escuchar de la voz del otro.

 

Por su amor puede que muchas cosa hayan cambiado pero no podría haber ocurrido nada que les provocara tanta felicidad, puede que no únicamente a ellos, no hay arrepentimientos, ni hay duda, ni secretos; porque lo que ambos deseaban era el estar juntos.

 

 

 

                                  Fin.


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