Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Edades para enamorarse por Higary

[Reviews - 25]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Antes que nada, ¡pasé el examen profesional! Wiiiii!! ^o^ Jajaja, lo siento, tenía que ponerlo. Siguiendo con los oneshot que tenía pendientes, hoy les traigo el más largo y que tiene a mis dos parejas consentidas XD Hace mucho tiempo que lo tenía escrito, pero como está tan largo (Kyuu: 22 hojas de Word ¬¬) la verdad me daba flojera terminar de transcribirlo, jeje. Pues he estado muy ocupada, pero de todos modos sin falta les traeré mis actualizaciones, así que no se me preocupen. Bueno, espero que les guste, saben que como siempre esperaré sus reviews con quejas, sugerencias, saludos, felicitaciones, pedradas, jitomatazos, cebollazos, bombas, flores y demás. Sin más, que disfruten este megaoneshot: ¡¡a leer!!

 

Disclaimer: Los personajes pertenecen al gran Kishimoto-sensei quien disfruta torturándonos por las insinuaciones yaoiescas de su serie pero sin plantearnos nada explícito.

EDADES PARA ENAMORARSE

 

PRÓLOGO

 

Uchiha Sai, de dieciocho años, se consideraba afortunado: tenía un padre  y un tío que lo querían mucho, excelentes amigos, físico envidiable, buenas notas, posición económica elevada y una persona muy especial a su lado. Cierto, casi no veía a su madre, pero no era como si le importara realmente. Había alguien que a veces parecía cumplir ese papel.

-Aquí estabas, Sai.

Sonrió al ver al chico rubio frente a él: Uzumaki Naruto, su mejor amigo. Naruto era huérfano, a la muerte de sus padres quedó bajo el cuidado de un amigo de su padre quien junto a su pareja lo criaron y querían como si fuera su hijo.

-Toma –le extendió una caja con almuerzo-. Sabes que no me gusta que comas sólo pan, no es nutritivo.

-Gracias, Naruto –sonrió-. Aunque me lo dice el chico que si fuera por su voluntad comería solamente ramen.

-Jejeje, es cierto –suspiró-. La próxima semana será la graduación. Es un poco triste.

-Es verdad –sonrió-. Pero supongo que lo que venga después será igual de divertido y emocionante.

Naruto también sonrió y miró al cielo.

-¿Sabes? Nunca me hubiera imaginado que podríamos terminar de esta manera. Ha sido un camino largo.

Sai miró a su amigo y luego alzó también la vista al cielo.

 

EDAD I

 

El pequeño Sai de siete años iba en el auto con su padre. Era su primer día de clases en la primaria, pero la verdad no lo ilusionaba mucho estar con un montón de gente desconocida.

-Cualquier cosa tienes mi número telefónico. A la salida vendré por ti para que vayamos a comer con tu tío Itachi.

-Sí, papá.

Uchiha Sasuke, uno de los empresarios más reconocidos del país, lo miró de reojo. Estaba preocupado porque su hijo fuera tan serio, pero no se podía pedir mucho cuando era él solo quien lo criaba. Esperaba que la convivencia con otros niños le ayudara.

 

Sai entró a su salón y tomó el asiento del fondo, ignorando las risas y pláticas de los demás. Una bonita y joven maestra entró.

-Hola y bienvenidos, niños. Mi nombre es Kurenai y seré su profesora. Ahora escojan a un compañero y preséntense con él.

Sai estaba aburrido, de mala gana se disponía a hacer lo que indicó la mujer cuando alguien se le puso enfrente.

-¡Hola, soy Uzumaki Naruto! –dijo sonriendo con alegría

Dos cosas pasaron por la mente de Sai: que era un torpe y que tenía los ojos más bonitos que había visto en su corta vida.

-Uchiha Sai –contestó

-¡Mucho gusto, Sai! –le tomó la mano- ¡Seamos amigos!

 

Aquella declaración marcó su infancia y, por qué no decirlo, su vida. Pasó toda la mañana platicando con él, o más bien escuchándolo. Luego durante el almuerzo el rubio le compartió de su obento y lo obligó a subirse con él a los juegos.

 

-¿Qué tal tu primer día, sobrino? –preguntó Itachi

-Raro. Conocí a un niño raro.

-¿Por qué? –ahora preguntó Sasuke

-Sonríe mucho, habla sin parar, es muy activo. Me trata como si nos conociéramos de toda la vida.

-Parece un buen amigo –sonrió su tío-. Llévate bien con él, estoy seguro que estarás feliz por conocerlo.

-Mmm... No lo sé.

 

Así pasaron dos meses. En ese tiempo Sasuke se dio cuenta que su hijo estaba cambiando, reía y hablaba más (casi siempre de su amiguito), se comportaba como cualquier niño debía hacerlo.

-Oye, papá.

-¿Qué sucede?

-Naruto me invitó a su casa.

-Pues ve, sabes que cuentas con mi permiso.

-Sí, pero... no estoy seguro.

Sasuke sonrió. Sabía que su hijo estaba nervioso, pues nunca antes había querido tener amigos y seguro que no tenía idea de cómo comportarse.

-Tranquilo, ve con él y diviértete. Aunque yo también espero que pronto me presentes a ése amigo que tanto mencionas, ¿eh?

-Claro –contestó emocionado-, un día de estos lo invitaré a comer.

 

-Listo, ya llegamos –dijo Naruto abriendo la puerta-. Es pequeña pero muy acogedora.

El departamento era humilde, limpio y bien arreglado. Había fotos por todos lados, en la mayoría aparecía Naruto en distintas etapas. Tomó la de una joven pareja.

-¿Tus padres?

-Sí –sonrió con tristeza-. Es del día que se casaron.

Sai se arrepintió de haber preguntado. No le gustaba ver a su amigo así, él era su fuente de felicidad.

-¿Naru?, ¿ya estás aquí –oyeron una voz al fondo

-Ahh, ven, te presentaré a mis tutores.

 

Llevó al niño hasta otra habitación donde un moreno con una cicatriz sobre la nariz revisaba unos libros.

-¡Iruka-sensei, estoy en casa! –corrió a abrazarlo

-Jejeje, bienvenido –miró al otro-. Hola, tú deber ser Sai-kun.

-Mucho gusto –hizo una reverencia

-Él es mi tutor Umino Iruka. Como da clases en otra escuela yo lo llamo Iruka-sensei.

-¡Mis amores, ya vine! –oyeron otro grito

En segundos apareció un peligris.

-Ah, sí, íbamos a tener un invitado –dijo viendo al otro pequeño

-Sai, él es Hatake Kakashi, mi otro tutor. Kakashi-sensei, este es mi amigo Uchiha Sai.

-Es un placer –hizo otra reverencia el niño

-Al contrario. Te estamos muy agradecidos por cuidar de nuestro Naru-chan.

Sai sonrió. Él consideraba que en realidad era al revés.

 

Ésa mañana conocí al amigo que cambiaría mi vida, una de las personas que me enseñó a ser un buen ser humano. Más que un hermano, pero menos que un amante.

 

 

EDAD II

 

Sai y Naruto tenían seis meses de conocerse. El rubio ya había visto al tío de su amigo, quien  le pareció muy agradable, pero era por su padre que tenía curiosidad.

-Es que siempre está ocupado con el trabajo –dijo pensativo-. Ahh, ya sé. Ven a quedarte a mi casa el viernes, así podré presentártelo.

-¿De verdad? –sonrió Naruto con emoción- ¡Será divertido dormir juntos!

-¡Claro que sí!

 

Por la noche Sai cenaba tranquilamente con Sasuke.

-Oye, papá, el viernes mi amigo vendrá a quedarse.

-Está bien –lo miró-. Ese niño te agrada bastante, ¿cierto?

-Sí, lo quiero mucho –sonrió como pocas veces lo hacía

 

-Pórtate bien, Naruto –dijo Iruka-. No vayas a causar problemas.

-Descuida, Iruka-sensei.

-¿Tienes que ir? –preguntó Kakashi- Mejor hubieras tú invitado a Sai.

-Siempre viene él aquí. Yo tengo ganas de conocer su casa.

 

El hogar del pelinegro era un departamento bastante amplio y elegante, aunque había algo de desorden, ropa en los sillones y trastes sucios en la cocina.

-La señora que limpia no vino hoy –explicó el moreno

-¿Ustedes no lo hacen? –lo vio negar-, ¿y qué hay con la comida?

-Normalmente pedimos por teléfono, a veces compramos en el supermercado comida ya congelada o vamos a restaurantes.

-Qué horrible –apretó el puño-. ¡No te preocupes! Tengo mucha experiencia con el quehacer.

Sai creía que un buen anfitrión no dejaría que su invitado limpiara la casa, pero como el rubio se miraba tan concentrado, decidió dejarlo.

 

-Naruto –llamó Sai-, de verdad no es necesario que limpies mi habitación.

-En la escuela pareces tan organizado, pero veo que no es así –decía mientras sacudía los muebles-. Descuida, ya casi acabo.

El pelinegro oyó la puerta abrirse y fue a ver.

-Bienvenido, papá.

-Estoy en casa. ¿Y tú amigo?

-Uh... Limpiando.

-¿Qué? –arqueó una ceja

-Sai, ya...

Se detuvo al mirar al adulto. Sasuke lo observó con su semblante frío y hasta estricto.

-... ¡Aaaaahhh! –se metió de nuevo al cuarto de Sai

-Eh... ¿Y eso?, ¿qué le hice?

-Jajajajaja. Lo siento, no lo tomes personal, papá, es por tu cara tan seria. Naruto le tiene una especie de miedo a la gente así.

-Hum...

 

Ingresó a la habitación para ir por el rubio. Le acarició la cabeza con cariño.

-Vamos, Naruto, mi papá no muerde, te lo prometo.

-¿Seguro? –lo vio asentir- Bueno, aquí voy.

Salió caminando escondido detrás del pelinegro, quien veía con gracia su actitud.

-Papá, él es de quien tanto te he hablado, Uzumaki Naruto. Naruto, éste es mi papá, Uchiha Sasuke.

-M-Mucho gusto –inclinó la cabeza-. Lamento mucho mi reacción, es sólo que me sorprendió.

-Entiendo –le hizo señas a Sai para que se apartara y con diversión revolvió los rubios cabellos-. Estoy contento por al fin conocerte, Naruto –sonrió con sinceridad

El ojiazul volvió a agachar la cabeza con pena, pues aquella sonrisa le pareció bastante bonita.

 

Era solamente un niño, por ello no tenía idea que ése día conocería a quien iba ser el gran amor de mi vida pese a todos los problemas que eso pudiera ocasionar.

 

 

EDAD III

 

Habían pasado seis años desde el día que Sai y Naruto se conocieron. Era el verano antes de que entraran a Secundaria. Sai quería ir con Naruto a la playa, de modo que insistió mucho a su papá, su tío, Iruka y Kakashi para que fueran todos juntos.

-¡El mar es precioso! –decía el rubio- ¡Muchas gracias, Sai!

-De nada –sonrió al ver la alegría de su amigo

-Claro, sólo dijo que no vendría con nosotros si Naruto-kun no lo acompañaba –comentó Itachi en voz baja

-Sai se ha apegado demasiado a él –señaló Sasuke

-Sí –sonrió-. A lo mejor le gusta pero todavía no se da cuenta.

-¿Tú crees? A mí me parecen sólo buenos amigos.

-Pues podría ser. Naru-chan es muy lindo, no culparía a Sai por enamorarse de él.

 

Decidieron ir a sentarse en la arena. Muchas mujeres miraban a los adultos con coquetería.

-Deja te pongo bronceador, Iru-chan.

-Gracias, Kakashi.

Se desilusionaron al ver que eran pareja, de modo que posaron sus ojos en los dos ojinegros.

-Papá, ¡juega con nosotros! –gritó Sai

-De acuerdo –suspiró yendo hacia ellos

Volvieron a desilusionase al ver que tenía un hijo. Sus esperanzas se fueron sobre el Uchiha mayor.

-Gracias, pero ya estoy comprometido –mintió para que lo dejaran en paz

 

-Escuché que habrá un festival por la noche –contó Kakashi

-Suena divertido –dijo Naruto

-Pero se suponía que iríamos a las aguas termales –le recordó Itachi

-Tal vez luego de ir nos podamos dar una vuelta por el festival –comentó Sai

 

Cayó la tarde en la playa. Los seis caminaban hacia las aguas termales, pero el rubio volteaba mucho hacia el muelle, lugar donde sería el festival.

-Naru, date prisa –llamó Iruka

-Voy.

-Realmente quieres ir al festival, ¿verdad? –preguntó Itachi

-Y-Yo...

-¡Lo tengo! –dijo el pelilargo- ¿Por qué no van tú y Sasuke?

-¿Eh? –dijeron ambos

-Es buena idea –apoyó Sai-. A papá también le gustan mucho los festivales.

-¡N-No! No quiero causar molestias.

-Por mí no hay problema –contestó el azabache

-Pero...

-Déjalos, Iru-chan –intervino Kakashi-. Estoy seguro que Sasuke cuidará bien de él.

-Les doy mi palabra.

-Al rato los alcanzamos –sonrió Itachi despidiéndolos

 

Una vez vieron al rubio y al ojinegro alejarse, Itachi volteó con su sobrino.

-¿Por qué insististe tanto en que fueran juntos?

-Yo cambié gracias a Naruto, lo sabes, tío –sonrió levemente-. Me gustaría que le contagiara un poco de su alegría a mi papá.

-Entiendo. También espero eso.

 

El rubio estaba nervioso, aquél adulto era tan imponente que siempre lo había intimidado un poco.

-¿Qué quieres ver primero? –preguntó el mayor

-Lo que usted desee está bien, Sasuke-san.

-Oye, relájate un poco –sonrió de medio lado-. Hace años que te conozco, ya deberías haberte acostumbrado a mí.

-Debería –se rascó la nuca-. Jejeje, lo siento.

 

Recorrieron los puestos. Sasuke le compró un helado, algodón de azúcar, fueron a un juego de tiro al blanco, otro para atrapar peces. Reían juntos, incluso se molestaban el uno al otro.

-¡Oigan, Sasuke, Naru-chan! –gritó Itachi

-¡Aquí estamos! –alzó su brazo el rubio para que los localizaran

-Ya era hora que llegaran –dijo Sasuke-. Vamos con ellos.

-Un momento, Sasuke-san.

El azabache volteó a verlo y se sorprendió por la deslumbrante sonrisa que tenía el ojiazul.

-¡Muchas gracias por éste día! ¡Me divertí mucho!

Pasó a su lado y corrió hacia los demás, dejando al mayor con una rara sensación en el pecho.

 

En aquél instante yo todavía no lo sabía, que el pequeño que me sonreía con tanta ternura significaría tanto para mí. No un hijo, sino algo más profundo.

 

 

EDAD IV

 

Los chicos iban ya en segundo de secundaria. Ambos eran muy populares, en especial Sai con las chicas. Pero también se corría el rumor de que ellos dos eran pareja en secreto.

-No sé por qué no nos creen –comentó Naruto

-Tal vez somos demasiado cariñosos el uno con el otro –Sai se encogió de hombros-. Pero me da igual.

-Jejeje, te entiendo –miró el cielo-. Parece que lloverá pronto. ¿Trajiste paraguas?

-No –sonrió-, porque sabía que tú traerías. Eres como una mamá precavida, Naruto.

-¡Claro que no!

El pelinegro amplió su sonrisa. Cierto, su amigo era un hombre y de su misma edad, pero él seguía pensando que se comportaba como la madre que no tenía, aunque tampoco la deseaba.

 

-Te dije que me lo dejaras a mí –regañaba Sai

-Lo siento.

Naruto iba completamente empapado y con la ropa llena de lodo. Todo porque camino a casa vio a unos niños cuya pelota quedó atorada en un árbol. Él, tan amable como siempre, subió por ella y al bajar resbaló y cayó al suelo mojado.

-Pasemos por mi casa, está más cerca –sugirió el ojinegro-. Necesitas tomar un baño y cambiarte la ropa antes de que te resfríes.

-Gracias, me parece bien.

 

Llegaron al departamento Uchiha. El rubio miraba que había trastes sucios y ropa en los muebles. Desde unos años atrás ya no pagaban a nadie para que les hiciera el aseo.

-Primero el baño –lo empujó su amigo-. Luego te preocupas por limpiar mi casa.

-Está bien.

 

Naruto entró a la ducha, el agua caliente lo reconfortó.

-Te dejaré ropa limpia en mi habitación –oyó la voz de Sai-. Voy a llevar a lavar tú uniforme y de paso también tus tenis.

-De acuerdo.

 

-Estoy en casa –llegó Sasuke-. ¿Eh? –miró los zapatos de su hijo en la entrada- Sai, ¿dónde estás?

Fue a la habitación del pelinegro y al abrir la puerta se encontró con una imagen por demás sensual. Naruto, sólo con una toalla amarrada a su cintura, se secaba el cabello mientras traviesas gotas resbalaban por su pecho.

-N-Naruto...

El mencionado volteó y sin saber por qué se sonrojó completamente al chocar con esos ojos negros.

-Sasuke-san...

-¡Maldita sea, dobe, tápate!

-¡No me llame así! ¡La puerta estaba cerrada hasta que entró, teme-san!

 

El adulto salió de la habitación antes de que su autocontrol se terminara. Rayos, no podía estarle pasando eso, ¡menos con Naruto!

-Ahh, papá, me pareció oír tu voz.

-Sai –se sobresaltó

-¿Qué te pasa? Pareces alterado -preguntó confundido

-No es nada. Eh... Naruto está aquí, ¿verdad?

-Sí, fui a lavar su ropa –sonrió-. Estaba algo sucia –sin más entró a la habitación con total calma

Sasuke abrió los ojos de sobremanera. ¿Sería que ellos dos...? Bueno, no sería raro, hasta Itachi lo dijo una vez. Además, era obvio que Naruto se fijara en alguien como su hijo, ¿verdad?

-Soy un idiota –suspiró resignado

 

Ahí me di cuenta que en algún momento dejé de verlo como a un niño y ahora lo veía como hombre, como un posible compañero de vida.

 

 

EDAD V

 

Ahora con quince años, Naruto y Sai seguían siendo los mejores amigos. Sólo había una cosa que no cambiaba: todos sus amigos seguían insistiendo en si eran pareja.

-En serio, no salimos juntos –dijo el rubio

-Debe haber algo malo con ustedes –decía su amiga Tenten-. Nunca se separan, se llevan de maravilla, ¡le traes el almuerzo!

-Sí, pero porque de no hacerlo él sólo comería pan.

-¡Hasta vas a su casa y le cocinas! –seguía insistiendo ella

-Por la misma razón, no creo que sea saludable comer todo el tiempo en la calle o comida congelada.

-Ya déjalos, Tenten –intervino su amigo Shikamaru

-Pero...

-¡Oigan, Tenten, Shikamaru! –llamó un chico- ¡Es hora de la reunión!

-¡Ya vamos! De prisa, Shikamaru, el deber nos llama.

-Tsk –se levantó y miró a sus dos amigos-. Nos vemos en el salón.

 

Una vez se marcharon, Naruto continuó comiendo igual que Sai.

-No importa cuántas veces se lo diga, ella sigue empeñada con lo mismo.

-Es verdad –contestó el moreno-, y todos los demás también nos lo preguntan siempre -miró a su amigo-. Hey, Naruto, tal vez deberíamos intentarlo.

-¿Qué, salir? Mmm... Yo también había pensado en la posibilidad.

-No perdemos nada con ello –se encogió de hombros-. Si no funciona seguimos como hasta ahora.

-¡Claro, me parece bien! –sonrió con vergüenza- Jejeje, nunca hubiera esperado que serías mi primer novio.

-Oye, ¿tan mal partido te parezco? –fingió ofenderse

-Sabes a lo que me refiero –le restó importancia

 

Por los siguientes días iban juntos a la escuela y se acompañaban a la salida. Fueron al cine, a comer, al zoológico, de compras, en fin, tuvieron varias citas, el único inconveniente era que ambos se sentían como siempre, ni las manos se tomaban porque les parecía un poco raro e incómodo.

-Ven hoy a mi casa a jugar videojuegos –invitó Sai-. Papá no va a estar y será aburrido.

-Qué malo –hizo un puchero-. Me invitas nada más porque no quieres estar solo.

-Jajaja, calma, Naruto –le revolvió el cabello con ternura-. Sabes que eres mi fuente de alegría.

 

Llegaron tarde al departamento porque primero pasaron por la escuela donde Iruka trabajaba para pedirle permiso.

-Estoy en casa y traigo visitas.

-Bienvenido, Sai. Hola, dobe.

-No me diga así, Sasuke-san teme.

El pelinegro suspiró. Ya estaba acostumbrado a los insultos con que aquellos dos se hablaban.

-¿Ya te vas? –le preguntó a su padre

-Sí, quedé de pasar por ella a las siete.

-¿Tendrá... una cita?

Naruto parecía un poco contrariado. Sabía que de vez en cuando el adulto salía con mujeres, pero nunca lo había visto antes de una de sus citas.

-Claro, aunque no lo creas todavía tengo éxito con las mujeres.

-No quise decir eso –respondió-. Yo...

Lucía desconcertado, impactado, hasta triste. Sasuke apretó los puños. No sabía que le pasaba al adolescente, pero no soportaba verlo con esa expresión.

-Que te vaya bien, papá –deseó el menor y rodeó con un brazo los hombros del rubio, sonriéndole-. Vamos a mi habitación, Naruto.

Otros ojos negros los siguieron hasta que cerraron la puerta. Sasuke se miraba impotente. Naruto era especial también para Sai, ya no cabía duda. Él no le arruinaría la vida a su hijo arrebatándole a quien (estaba seguro) le gustaba tanto.

 

-¿Estás bien? –preguntó el moreno al ver tan callado al ojiazul

-Sí, lo siento –sonrió-, sólo me distraje.

Platicaron, jugaron videojuegos y se pusieron a ver una película de terror. Estaban acurrucados en uno de los sillones.

-Naruto.

-Dime.

-¿Tú has notado algo diferentes desde que se supone nos hicimos novios?

-Mmm... No, no realmente. ¿Y tú?

-Tampoco –se enderezó-. Creo que hay una forma de aclarar nuestra situación de una vez. ¿Estás dispuesto?

Asintió, nervioso. Poco a poco acercó su cara a la del ojiazul el cual esperaba inquieto. Justo cuando estaban a centímetros de unir sus labios se miraron con horror y comenzaron a reír.

-Jajajaja, lo siento, Naruto, no puedo.

-Jajajaja, yo tampoco, fue demasiado raro.

-Y escalofriante. Sentí como si fuera a besar a un familiar.

-Lo mismo digo –sonrió aliviado-. Por algo se lo decíamos a todos en la escuela, que sólo somos mejores amigos.

-Sí, no servimos como pareja –rió-. Bueno, duda aclarada, creo que debemos terminar, Naruto.

-Lástima, pero fue divertido –fingió tristeza-. Nunca te olvidaré.

-Ni yo a ti. Sigamos viendo la película –propuso con alegría

-Pero regrésala porque ya nos perdimos varias escenas.

En lo que Sai buscaba el control remoto, el rubio se sumergió en sus pensamientos. Viendo a su amigo por unos segundos pasó por su mente la imagen de Sasuke con esa sonrisa altanera que lo caracterizaba. Suspiró con culpa. Con razón estaba tan molesto porque el azabache estuviera en esos momentos en compañía de alguna mujerzuela.

 

Fue en ese momento que comprendí todo. La gran admiración que le tenía a ése hombre había cambiado. Ya no sólo quería ser igual a él, sino que quería ser digno de él... Sin importar que con ello posiblemente estuviera traicionando a mi mejor amigo.

 

 

EDAD VI

 

Llegar a la preparatoria es una nueva aventura. Nuevos compañeros, amigos y profesores.

-Es genial que seguiremos juntos los tres –dijo Naruto sonriendo

-De ustedes dos no me extraña –comentó Shikamaru-. Yo vine aquí porque convenciste a mi madre de obligarme a ello.

-Jejeje, pero fue para bien, Shikamaru.

 

Ya que Naruto decidió comenzar a trabajar medio tiempo como mesero en un restaurante, Sai entró al club de arte ya que le encantaba pintar y sin su amigo tendría mucho tiempo libre. Se sentó con su cuaderno de dibujo cerca de la ventana y al voltear se encontró con un chico pelirrojo de ojos verdes que dibujaba muy concentrado.

-Hola –saludó sonriendo-, soy Uchiha Sai.

El chico lo miró de reojo, pero no contestó.

-Eh... ¿cuál es tu nombre?

-¿Para qué?

-Quiero saberlo –siguió sonriendo-. Pareces muy interesante.

El otro arqueó una ceja y lo miró evaluador.

-Anda –insistió el pelinegro-, sólo tu nombre.

-Si lo hago, ¿me dejarás en paz?

-Mmm... Tal vez.

-Gaara, Sabaku no Gaara.

-Vaya, qué lindo nombre –volvió a sonreír-. Mucho gusto, Gaara-kun.

-Hum.

-¿De qué escuela vienes?

-¿No ibas a dejarme en paz?

-Dije que tal vez, no que lo haría.

 

Por insistencia de Sai platicaron bastante rato. Luego del inicio tan tenso Gaara se sintió más cómodo, era fácil llevarse bien con aquél chico por lo tranquilo que parecía, aunque de repente se volvía desesperante con sus preguntas.

-Bueno, es hora de irnos -dijo Sai

El pelirrojo asintió y tomó sus cosas.

-Te veré mañana, ¿verdad, Gaara-kun?

-Supongo.

 

Antes de salir del salón el moreno volteó a verlo.

-Oye, Gaara-kun –sonrió-, me siento muy feliz por haberte conocido. Nos vemos.

Salió, dejando al otro chico avergonzado por su comentario.

 

-A ver, confiesa –decía Naruto sirviéndole un plato de fideos-, ¿por qué llegaste con esa cara?

-Bueno... Digamos que pasó algo –sonrió de manera enigmática

-¿Eh?, ¿qué cosa? Anda, Sai, dime.

-Pues... conocí a alguien sumamente interesante.

 

En cuanto nuestros ojos se encontraron lo descubrí, que era él quien se convertiría en mi "persona especial".

 

EDAD VII

 

Era el primer día de clases, ahora iban en segundo de preparatoria.

-¡Gaara-kun! –alzó la mano Sai- Qué bueno que te cambiaron a nuestro salón.

-Hum.

-¿Qué tal el verano?

-Bien, nada fuera de lo común.

De alguna extraña manera se habían vuelto buenos amigos. Sai le agradaba mucho, tal vez demasiado, pero no decía nada porque gracias a sus observaciones el año anterior, los rumores que corrían sobre aquél pelinegro parecían ser ciertos. Sobre él y cierto chico rubio.

-Hola, Gaara –saludó Naruto con alegría

-Hola.

No es que el chico rubio le cayera mal, sino que no estaba acostumbrado a alguien tan alegre y expresivo. Puede que le tuviera un poco de envidia.

-Hasta que se dejan ver, chicos.

-Shikamaru, cuánto tiempo –lo abrazó el ojiazul

-Claro, si te fuiste con él a Okinawa casi todo el verano.

-Tenía que ir a visitar a los tíos de papá y no quería ir solo –se quejó Sai, luego sonrió-. Naruto fue mi fuente de consuelo.

-Jajaja, gracias –contestó su amigo

-Ya van a empezar con sus comentarios de doble sentido –se quejó Shikamaru negando con la cabeza

Gaara se sintió incómodo con la conversación, pero al parecer sólo Naruto lo notó, aunque no dijo nada.

-De todos modos no íbamos solos –añadió el rubio-. Fuimos con Itachi-san y Teme-san.

-¿Teme-san? –preguntó Gaara

-Así le dice a mi papá –explicó el pintor-. Y él a cambio le dice dobe.

 

Pasaron varios días de ello. Gracias a la convivencia diaria Gaara se fue acercando más a los chicos, sin embargo mantenía una cierta distancia con Naruto. Él y Shikamaru notaban la forma en que Sai le sonreía al pelirrojo y éste no parecía serle indiferente.

-Bueno, a nuestro pintor es obvio que le gusta –comentó el rubio-. Falta que Gaara le corresponda.

-Dudo que eso pase si te sigue considerando un rival.

-¿Rival? –se señaló- No me digas que... Ahh, claro –se rascó la cabeza-, todavía dicen que somos pareja.

-Exacto. Primero hay que aclararle las cosas a él. Mmm... ¿y tú?, ¿no hay nadie que te guste?

-¿Ah? Yo... pues yo...

Agachó la cabeza y sonrió con tristeza.

-Cambiemos de tema, ¿sí?

-Tsk, chico problemático.

 

Las clases terminaron en la preparatoria. Los chicos estaban platicando animadamente hasta que el ojiazul miró su reloj.

-¡Aaaahhh! ¡Llegaré tarde al trabajo! –gritó Naruto y metió todas sus cosas a prisa en la mochila- ¡Nos vemos mañana!

-Espero que no vaya a rodar por las escaleras –comentó Shikamaru-. Hasta luego.

-Gaara-kun, ¿vamos al club juntos?

-Primero tengo que hablar con mi hermana, adelántate.

-De acuerdo. Si tardas vendré a buscarte –sonrió con picardía

-Puedo cuidarme solo –replicó

 

Gaara iba a salir del salón cuando miró una hoja tirada en el suelo. Sintió algo de curiosidad así que la levantó y luego la desdobló.

 

A mí querido U.S.:

Me siento algo tonto haciendo esto, pero ya no puedo contener mis sentimientos. Sé que está mal, nos separa una barrera que no me atrevo a cruzar, y aún si lo hiciera, lastimaría a alguien muy importante. Quisiera gritarlo a los cuatro vientos, pero tengo miedo, no quiero que me rechaces, deseo seguir junto a ti al menos de la forma en la que estamos actualmente. Odio cuando estás con alguien que no soy yo, pero no tengo derecho a impedirlo. A veces creo que las palabras escaparán de mi pecho y tengo miedo que un día termine gritándolo: ¡te amo tanto!

Naruto

 

Los ojos verdes se abrieron de sobremanera. Naruto había plasmado ahí sus sentimientos, aquellos que ocultaba. Seguramente hacía mucho que estaba enamorado en secreto de Sai, pero como eran mejores amigos no se atrevía a destruir esa relación. Estaba seguro que si se declaraba el moreno le correspondería.

-Es un poco deprimente saberlo.

 

Al día siguiente Naruto parecía preocupado y bastante precavido.

-Disculpa, Naruto-kun –llamó una chica

-¡Es un malentendido! –gritó él

-P-Perdón, no quería asustarte. Sólo iba a darte la pluma que se te cayó.

-Oh, claro, jejeje. Muchas gracias.

-Luce bastante nervioso –señaló Sai mirándolo a un par de metros

-Tal vez le pasó algo. ¿No te ha dicho nada?

-No.

 

El rubio caminaba rumbo al trabajo. Estaba preocupado por la hoja que perdió el día anterior. Si caía en malas manos no tenía idea de qué haría.

-Espero que algún conserje la barriera sin leer.

En una calle se encontró con su compañero pelirrojo recargado en una pared, parecía estar esperando a alguien.

-Gaara, qué raro verte por aquí, creía que todavía estarías en el club.

-Hoy no fui, necesitaba hablar contigo. ¿Tienes un momento?

-Claro, a la vuelta hay un parque donde nadie nos molestará.

 

Se sentaron en una banca alejada de la gente y bajo unos árboles. Había un incómodo silencio rodeándolos, de modo que Naruto decidió romperlo.

-Eh... ¿qué querías decirme?

-Ayer encontré esto –le dio la hoja

-¡Así que tú la recogiste! –la tomó, suspirando- Gracias, me siento un poco aliviado. Jejeje, debes pensar que soy un idiota por escribir mi nombre y luego perderla, ¿verdad?

Gaara lo miró fijamente.

-Tú... deberías decirle tus sentimientos –soltó con tristeza-. Sai te quiere mucho, dudo que te rechace.

-¿Eh? Ahh, claro –se sonrojó-. Cofcof, te equivocas, a Sai lo quiero sólo como amigo, nada más.

-¿Qué?

-Lo que oyes. ¿Puedo contarte un secreto? –sonrió con melancolía- Sí, escribí esa carta pensando en la persona que amo. Es un hombre y un Uchiha, pero no es Sai.

-Pero con las iniciales U y S el único sería... –abrió los ojos con sorpresa

-Adivinaste –amplió su sonrisa-. No tienes idea de cuánto me remuerde la conciencia. Me siento como un traidor. ¿Quién le dice a su mejor amigo que está enamorado de su padre?

-Tienes razón, es complicado –le puso una mano en el hombro-. Pero como escribiste en esa hoja, ya no puedes contener tus sentimientos.

Naruto asintió. Miró al de ojos verdes y sonrió, ahora con alegría.

-Entonces, ¿estabas preocupado porque me gustara Sai?

El sonrojo delató al otro chico.

-Jajaja, eres tan obvio, Gaara. No te preocupes, lo único que te separa de él es tu propio orgullo. Estoy seguro de que me lo harás muy feliz.

-Yo...

-Bueno, debo irme al trabajo –se levantó y lo miró-. ¡Muchas gracias! Me siento más aliviado después de hablar contigo.

-Oye, Naruto... ¿algún día se lo dirás?

-Mmm... Tal vez si después me lanzo de un puente. ¡Nos vemos luego!

Gaara lo miró alejarse y sonrió. Él también se sentía aliviado luego de su conversación.

 

Lo entendí con esa charla, que ya no había obstáculos para seguir negando mis sentimientos. Y también supe que a partir de ese momento habría alguien con quien siempre podría contar.

 

 

EDAD VIII

 

Sasuke estaba en una cafetería platicando con Itachi. El mayor lo estaba cuestionando sobre su vida sentimental.

-¿Ya no piensas salir con Kurumi?

-No, ella no me interesa.

-Hermano, sabes que no me gusta intervenir en tu vida, pero nunca has estado seriamente con nadie, y has tenido bastantes citas.

-Ellas no son lo que busco.

-¿Acaso quieres una madre para Sai? Porque te recuerdo que mi sobrino nunca ha tenido interés ni de ver a su madre biológica.

-Lo sé, y tampoco es eso. Yo... la verdad es que sí estoy enamorado de alguien –confesó

-¡¿Qué?! ¡¿Y no me lo dijiste?!

-No grites, idiota.

-Perdón, me emocioné. ¿Y quién es?, ¿la conozco?, ¿es linda?

-A todas tus preguntas la respuesta es sí.

-¡Genial! Dime ya sin rodeos quién es la afortunada.

-Bueno, pero jura que no gritarás –lo vio asentir-. Uzumaki Naruto.

-¡¿Q...?! –se llevó las manos a la boca para ahogar el grito- Cofcof, Sasuke, ¿eres consciente de lo que estás diciendo?

-Desafortunadamente.

-Hermanito –sonrió-... deberías decirle.

-Estás loco –negó-. No podría hacerle eso a Sai, se nota que él lo adora.

-¿Pero de la misma manera que tú?

-Es lo más probable.

-Cierto, pero no al cien por ciento. Inténtalo y si luego el gran Uchiha Sasuke es rechazado, le acompañaré a ahogar sus penas en alcohol.

-No eres de mucha ayuda, Itachi.

 

El azabache decidió tomarse libre aquél día, tenía muchas cosas en las que pensar. Oyó el teléfono sonar, así que contestó.

-¿Diga?

-Papá, soy yo. Qué bueno que estás en casa. Naruto va para allá, todavía tengo unos asuntos que arreglar y tardaré un poco en llegar. Atiéndelo por favor. Nos vemos en un rato.

-Espera...

Su hijo había colgado. Las palabras de Itachi resonaron de nuevo en su mente. Pero, ¿sería lo correcto? Salió de sus pensamientos cuando escuchó que la puerta se abrió.

-Hola, Sai, ya vine.

-Todavía no llega.

El rubio se sobresaltó. Sasuke, con ropa casual, lo miraba desde la sala. No quería quedarse a solas con aquél adulto, se sentía sumamente nervioso.

-Eh... En ese caso...

-Pasa, él dijo que lo esperaras –miró las bolsas que el chico traía-. Oh, ibas a hacer la comida otra vez.

-Sí, él me pidió que les cocinara curry.

-Ya veo –sonrió-. Espero no morir envenenado.

-¡Por supuesto que no! ¡Si ya ha probado mi comida, teme-san!

-Tranquilo, dobe, era una broma –se puso serio-. Veo que te preocupas mucho por Sai.

-Claro –sonrió-, es mi mejor amigo. Eh... V-Voy a estar en la cocina.

 

Naruto seguía sumamente nervioso, podía sentir la oscura mirada sobre él. Sasuke vigilaba todos sus movimientos. Tal vez comentaría el más grave error de su vida si le decía sus sentimientos, pero... ¿y si no?

-Mmm... Creo que le falta sal.

Su mano fue sujetada por otra más grande.

-¿Sasuke-san? –se sonrojó levemente

-Lo lamento –dijo sin apartarle la mirada-. Hace mucho que te conozco, te he visto crecer al lado de Sai, reír con él, debería verte como a otro hijo –el rubio agachó la cabeza-. Pero... no puedo.

-¿Q-Qué?

-Todavía eres un niño de dieciséis años, yo ya soy todo un adulto, ¡tengo un hijo de tu misma edad! Y sé que con lo que estoy haciendo es probable que termine odiándome. Sin embargo... tengo que decírtelo –le sujetó las mejillas para que lo mirara-: te amo.

Las mejillas del rubio se tiñeron completamente de carmín.

-¿D-De verdad?

-Jamás bromearía con un tema tan delicado –lo soltó y dio media vuelta-. Discúlpame si esto te incomoda, es sólo que necesitaba decírtelo de una vez. Por favor, no dejes que esto afecte tu relación con Sai.

Antes de alejarse sintió cómo se abrazaban con fuerza a su espalda.

-Yo... yo también quería decírtelo –sollozó-: te amo, te amo mucho, desde hace tanto tiempo.

Impresionado, el ojinegro se volteó para verlo.

-¿Es en serio?

-Yo tampoco bromearía con esto –volvió a sollozar-. Pero cómo iba a decírtelo. Eres el papá de mi mejor amigo, sentí que lo estaba traicionando. Además, pensaba que para ti no era más que un simple niño.

Sasuke sonrió y le limpió las lágrimas con delicadeza.

-Dobe –besó su frente-. Parece que te he lastimado por varios años, ¿verdad? –lo miró asentir-. Tú a mí también. Me sentía herido porque creía que mantenías una relación con mi hijo.

-Todos siguen pensando eso –rió levemente-. Bueno, es cierto que anduvimos un par de semanas, pero fue para comprobar que no servíamos como pareja –lo abrazó-. Ahí me di cuenta que el Uchiha que me gustaba eras tú.

Aliviado y muy feliz, Sasuke correspondió al gesto. Lo tomó del mentón y se inclinó para besarlo lenta y pausadamente, tratando de transmitir todos sus sentimientos reprimidos.

-Labios suaves –declaró, luego arrugó el ceño-. ¿Besaste a Sai alguna vez?

-Pues...

Rió al ver su cara celosa.

-Jajaja, nunca, teme, no te pongas así.

-Más te vale –lo apresó con fuerza-. A partir de ahora eres sólo mío.

-Con mucho gusto.

Volvieron a besarse, esta vez con más ahínco. Naruto seguía el ritmo del mayor, el cual lo llevó hasta una pared para acomodarlo ahí. Bajó por su cuello y justo cuando planeaba dejar una marca recibió un fuerte empujón.

-¿Qué...?

-¡No! ¡El curry!

-Oye, no deberías empujar a tu amante.

-¡Es tu culpa! –lo señaló- Y yo que lo había preparado con tanto entusiasmo.

-¡No me culpes a mí, dobe!

-¡¿Ah, no?! ¡¿Quién me distrajo?!

-Ya se quemó, así que ven acá –lo jaló para besarlo y tranquilizarlo con ello

 

-Lo siento, ya vine –anunció Sai y se encontró con su padre y su amigo comiendo pizza-. ¿Y el curry?

-Jejeje, disculpa, pero hubo un incidente –dijo nervioso-. Te prometo cocinártelo mañana.

-Está bien –los miró y arqueó una ceja-. ¿Pasa algo?

-Nada –respondieron al unísono

-Anda, se enfriará.

Sasuke los miró mientras interactuaban y sonrió. Inconscientemente llevó una mano a sus labios. Ya quería ver la cara de Itachi cuando se lo dijera.

 

Me hice la firme promesa de correr todos los riesgos y hablar de frente. Jamás imaginé que él se sentiría de la misma manera, pero me hizo tan feliz que aceptara tomar mi mano.

 

 

EDAD IX

 

Gaara y Sai pasaban mucho tiempo juntos. El pelirrojo sabía que Naruto ya estaba con Sasuke, pero para los demás todavía era un secreto. En ese momento estaba concentrado dibujando cuando sintió la mirada del moreno sobre él.

-¿Qué pasa? –le preguntó

-Nada, sólo pensaba que luces lindo así.

El otro se sonrojó levemente por el comentario.

-Mmm... Sai, quisiera hacerte una pregunta.

-Claro, adelante.

-¿De verdad te gusto?

Fue la primera vez que vio al pelinegro avergonzarse, el leve tono carmín en sus mejillas lo delataba. Sin embargo, lo miró con decisión.

-Sí.

-¿Por qué? –preguntó confundido- No veo que tengamos algo más que el arte en común.

-Yo no lo veo así –sonrió-. Para mí eres increíble, deslumbrante. Pareces serio, pero en el fondo eres muy amable, atento, dedicado, cuando te pones tímido luces tierno. También eres responsable, sincero, decidido, tienes cualidades de las que yo carezco. Y tus ojos –su sonrisa se amplió-... Cuando conocí a Naruto lo que más llamó mi atención fueron sus ojos, tan limpios y puros. El día que vi los tuyos igual me impactaron, sólo que de diferente manera. Lucían tan apasionados, como el fuego; cuando me di cuenta ya no podía borrar tu imagen de mi mente.

Gaara agachó la cabeza para que no viera su expresión. Esas palabras le habían calado hondo.

-Es... la primera vez que me dicen algo así. Todos se alejaban de mí de inmediato.

-Porque son idiotas –le acarició una mejilla-. Aunque mejor para mí, así no tengo rivales por los qué preocuparme.

El de ojos verdes sonrió levemente. De verdad aquél moreno era alguien único.

-Gaara-kun, yo sé que te cuesta trabajo relacionarte con los demás, pero de verdad me gustas y quiero que salgas conmigo, sólo como amigos –tomó su mano-. Cuando te vea totalmente convencido te pediré de manera oficial que seas mi novio.

El otro lo miraba sorprendido, luego asintió.

-Me parece bien. ¿No importa cuánto tarde?

-Por ti esperaría la vida entera de ser necesario.

-¿Sabes, Sai? No tengo idea de dónde sacas la confianza para decir todas esas cosas tan vergonzosas.

-La verdad yo tampoco.

Ambos rieron. Gaara estaba feliz por haber encontrado a ése chico.

 

Al escucharlo mi corazón se detuvo. Estaba sorprendido por conocer a alguien que se fijara tanto en mí. Y deseé con todas mis fuerzas creer en sus palabras.

 

 

EDAD X

 

Aprovechando que al parecer las cosas estaban yendo de maravilla entre su amigo y el pelirrojo, Naruto iba más seguido al departamento Uchiha para convivir con su pareja. En ese momento estaba lavando la ropa.

-Naruto –llamó Sasuke-, te he dicho que no necesitas hacer esas cosas.

-Tanto tú como Sai son muy descuidados en lo que a quehacer se refiere. Además me gusta limpiar.

Sasuke sonrió con ironía. Y luego el rubio se enojaba por lo que le decían sobre parecer un ama de casa. Él solito se hacía esa fama.

-Que esposa tan linda y dedicada me conseguí –sonrió con burla

-¡No molestes, teme! –gritó lanzándole una toalla

 

Continuó lavando bajo la mirada fija del azabache. El ojiazul sabía que era momento de plantear un tema muy importante.

-Oye, Sasuke, estuve pensando... No me gusta tener que escondernos; Sai, Iruka-sensei y Kakashi-sensei no se lo merecen.

-¿Quieres que les digamos? –lo vio asentir- Me parece bien. Iré a hablar con tus tutores y llevaré a Sai, así podremos decirles todo, ¿de acuerdo?

-Sí, gracias –sonrió con alegría

El mayor se acercó para besarlo, pero antes de poder hacerlo escucharon que la puerta se abrió.

-¡Estoy en casa!

Se alejaron de golpe. Sasuke salió para recibir a su hijo.

-Bienvenido.

-¿Naruto está aquí?

-Ehem, sí, lavando la ropa.

-Genial, iré a platicar con él.

Sasuke respiró aliviado. Su joven novio tenía razón, eso de estarse escondiendo era muy peligroso. Además, no estaban cometiendo ningún delito a pesar de que Naruto todavía fuera menor de edad, eso simplemente era amor.

 

El viernes de aquella semana Naruto ayudaba a Iruka quien preparaba todo para la cena a la que invitaron a los Uchiha.

-¿Por qué luces tan nervioso? –preguntó Kakashi acomodando los platos

-¿Eh? N-No, son ideas tuyas, jejeje.

-Mmm... Yo creo que ocultas algo.

Por fortuna el sonido del timbre lo salvó.

-Deja de presionarlo, Kakashi –pidió Iruka-. Mejor ve a abrir.

 

-Hola, Sasuke, Sai –saludó el peligirs

-Hola.

-Qué tal, Kakashi-san.

Los hizo pasar a la sala. Platicaron durante un rato y luego se sentaron a la mesa. Cenaban acompañados de una agradable charla, aunque Naruto y Sasuke intercambiaban miradas. Llegó un momento en que el rubio asintió.

-Oigan –habló-... hay algo que tienen que saber.

Todas las miradas se posaron sobre él con atención.

-Yo... ¡Estoy saliendo con alguien! –gritó sonrojándose

-¿Eh? –Kakashi parecía sorprendido

En cambio Sai no comentó nada, estaba aguardando algo. Iruka sonrió al ojiazul.

-Cálmate, Kakashi. Felicidades, Naruto, ¿quién es?

-Soy yo.

Ahora todos miraron a Sasuke, quien lucía serio y seguro.

-Para eso planeamos esta cena –añadió él-. Queríamos decirles la verdad.

-¡¿Qué?!

Ahora sí Iruka parecía impactado. Sin embargo, el peligris corrió hacia el altar que tenían para los padres del chico.

-¡Minato, Kushina! ¡Perdónenme! ¡Les juro que di mi mejor esfuerzo para cuidar a Naru-chan como si fuera mi propio hijo! ¡No sé qué hice mal!

-¡Oye, yo también ayudé a criarlo! –protestó su pareja

-¿Saben? No deberían discutir eso en este momento –comentó Naruto y miró a su amigo-. ¿Sai? Di algo, por favor.

El pelinegro también lo miró, luego a su padre, y se frotó el mentón con aire pensativo.

-¡Claro! Por eso últimamente ibas más seguido a casa aunque yo no estuviera –se rascó la cabeza-. Tenía sospechas, pero no estaba del todo seguro si ya se habían decidido a declararse.

-¿Lo sabías? –preguntaron ambos sorprendidos

-Por supuesto –sonrió de manera sincera-. A los dos los conozco perfectamente, a parte las miradas que se lanzan no son tan discretas como ustedes creen.

-Hijo... ¿no estás molesto?

-Al contrario –amplió su sonrisa-. Los quiero muchísimo, y sé que puedo confiar en que cuidarán muy bien el uno del otro. Además hace bastante tiempo que Naruto me cuida como si fuera una mamá. Mmm... Sin embargo creo que más bien serías mi padrastro, ¿no?

-¡Cállate!

Los tutores se tranquilizaron un poco y volvieron a tomar asiento. Observaban a la recién anunciada pareja con ojo crítico.

-Naru-chan –habló Kakashi-, ¿por qué él? ¡Es un anciano!

-Soy más joven que tú –le recordó Sasuke con molestia

-Ni yo lo sé, Kakashi-sensei –sonrió avergonzado-. Simplemente me enamoré.

Tales palabras hicieron sonreír al Uchiha mayor.

-Pues... si es lo que deseas te apoyaremos –dijo Iruka-, ¿verdad, Kakashi?

-Mi Naru-chan... –seguía él lamentándose

-Sasuke -llamó Iruka ignorando a su dramática pareja-, sólo nos queda pedirte que lo cuides mucho.

-Le doy mi palabra, Iruka-san.

Sai miró al rubio y le sonrió.

-¡Al final sí terminaremos siendo familia, jejeje!

Naruto también sonrió, agradecido. Miró a Sasuke platicar con su centrado tutor mientras Kakashi seguía pidiéndole perdón a la foto de sus difuntos padres.

 

Sí, es bastante fuera de lo común nuestra relación, por eso la aprobación de mis seres queridos era tan importante.

 

 

EDAD XI

 

-¿Crees que es raro? Tengo un lindo padrastro que hace muchas de las funciones de una madre, jajaja.

-No me lo parece –bebió Gaara su café-, porque al final ellos de verdad se aman.

Sai sonrió. Aquél sábado ellos habían decidido ir a una cafetería para platicar. El moreno acababa de contarle lo ocurrido con su familia unos días atrás.

-Me alegro por Naruto –confesó el pelirrojo

El pintor lo miró con suspicacia.

-Ya lo sabías, ¿verdad?

-Sí.

-Hum... Me siento mal porque no me lo haya dicho a mí primero.

-Quiso protegerte porque le importas, deberías estar feliz.

-Claro que lo estoy –sonrió-. ¿Pero cómo fue que terminó confesándotelo?

-Ah... B-Bueno –se sonrojó-, somos amigos, el tema salió en una conversación.

-Gaara-kun, no me mientas.

-Yo... estaba celoso porque creí que le gustabas y él a ti, ¿de acuerdo?

La cara de Sai era un poema por tal declaración.

-¿Es en serio? Me siento tan... emocionado.

-No te acostumbres –volteó la cara

Sonrió levemente. Entrelazó sus manos sobre la mesa.

-Gaara-kun, ¿estamos saliendo?

-Supongo.

-¿Entonces también puedo abrazarte y besarte?

-También supongo –contestó avergonzado

-Bien –sonrió-. Quiero darte un beso, por favor.

-¿Q-Qué? Yo... D-De acuerdo.

Sai se aguantó las ganas de soltar una carcajada porque sabía que el otro iba a enojarse si lo hacía.

-Aquí voy.

El pelirrojo cerró los ojos con fuerza, estaba casi temblando por los nervios hasta que sintió un suave beso en una de sus mejillas.

-Listo –dijo feliz

-¿Eh?, ¿es todo?

-¿Quieres algo más?

-N-No, así está bien –se sonrojó de nuevo

El ojinegro le apartó un mechón de la cara, contemplándolo con cariño.

-¿Por qué me miras de esa manera?

-Me acabo de dar cuenta, ya lo puedo afirmar con total seguridad –lo miró fijamente-: te amo.

Los ojos verdes se abrieron completamente debido a la sorpresa. Abrió la boca, pero ningún sonido salió de ella. La expresión que mostraba en esos momentos el otro nunca la olvidaría.

 

Estos recuerdos los atesoraré toda mi vida, la cual quiero pasar a su lado.

 

EDAD XII

 

Llegaron a tercero de preparatoria. Toda la escuela se enteró que durante las vacaciones Sai y Gaara se volvieron oficialmente novios. Tal noticia volvió a dar pie a muchos rumores.

-No, Sai no me dejó porque Gaara lo haya seducido –explicaba Naruto-. Él y yo ni siquiera salíamos.

-Ya les dije que fue amor a primera vista –decía Sai-. Ustedes no lo conocen bien, Gaara-kun es muy tierno.

-¡Por supuesto que Sai no me ha pedido hacer ningún trío! –gritaba el pelirrojo furioso

 

-Interesante –comentó Shikamaru

-Si fuera a ti a quien le dijeran esas cosas no te parecería nada interesante –reprochó Gaara

-Déjalos que hablen –sugirió Naruto-, pronto se cansarán.

-¿Y tú no dirás nada, Sai?, ¿no te molesta? –preguntó Shikamaru

-La verdad sí –suspiró-. Mejor deberían decir algo como que nos casamos en secreto, o que nos vieron saliendo de un hotel, o...

-¡Idiota! –su novio lo golpeó en la cabeza

 

A la salida Naruto y Sai se fueron al departamento Uchiha. El primero quería ver a Sasuke, mientras que el segundo iba cambiarse de ropa para salir con Gaara.

-Hubiera preferido que mis vacaciones coincidieran con las tuyas –dijo el azabache ya en la sala junto al rubio

-No te preocupes –le sonrió-, me conformo con pasar un poco de tiempo juntos.

-Ya me voy –avisó Sai-. Van a quedarse solos, así que mucho cuidado, no deseo regresar y encontrarme con una escena comprometedora entre mi padre y mi mejor amigo.

-¡Sai! –gritó Naruto todo rojo

-Ehem, se te hará tarde –dijo su padre

-Jejeje, nos vemos –salió sonriendo. Era tan divertido molestarlos

 

Él y Gaara fueron al cine y luego decidieron ir a dar un paseo por la playa. Había poca gente, de modo que se tomaron de las manos sin preocupación alguna.

-Es relajante –comentó el de ojos verdes

-Sabía que te gustaría, tienes una rara manía con la arena.

-No molestes –desvió la cara

-Sentémonos un rato, ven.

Lo jaló a la orilla, donde el agua apenas alcanzaba a tocarles los pies. Sai se dejó caer en la arena con su novio entre sus piernas.

-Esto es vergonzoso –murmuró él

-Pero a ambos nos fascina –dijo besando su oreja

 

Estuvieron buen rato en esa posición, con el pintor rodeándole la cintura con los brazos de manera posesiva.

-Gaara, ¿has pensado en lo que te dije?

-¿Sobre lo de ir contigo a estudiar en Europa? –el otro asintió- Sí, un poco.

-Comprendo que te estoy pidiendo algo muy difícil, que dejarías a tu familia y amigos, pero quiero estar ahí contigo. No deseo perderte.

Gaara se quedó callado. Él tampoco quería separase de Sai, pero aquella era una decisión muy difícil de tomar.

-Dame un poco más de tiempo. Luego te daré una respuesta.

-Está bien.

Se sumergieron en un agradable silencio. Aquél era un tema delicado, el pelirrojo sabía que a Sai le era muy duro tratarlo, pero había algo que sí podía hacer para que fuera feliz.

-Sai –llamó-: te amo.

No obtuvo una respuesta, sino que en segundos se vio recostado en la arena con su novio encima de él a horcajadas, con la sonrisa más deslumbrante que le había visto nunca.

-No sabes cuánto he deseado oírte decir eso.

Lo besó de forma hambrienta, luego comenzó a descender por su cuello.

-¡O-Oye! ¡Estamos a la vista de la gente! –sintió unas manos acariciar su abdomen- E-Espera...

-Perdón –se apartó un poco-, creo que me emocioné.

Le ayudó a incorporarse y le acomodó la ropa.

-Volvamos a casa –sugirió-, se está haciendo tarde y no prometo resistirme de nuevo.

Tendió su mano hacia el ojiverse, quien sonriendo todavía con un poco de vergüenza la aceptó sin dudas.

 

Nunca esperé encontrar a alguien que me quisiera de esta manera. Y estaba infinitamente agradecido porque esa persona fuera él.

 

 

EDAD ACTUAL

 

Llegó el día de la graduación. Todos estaban felices por concluir aquella etapa, pero también se sentían tristes por los amigos que se irían.

-Estoy orgulloso de ustedes –sonreía Sasuke viendo a sus dos adoraciones

-No puedo creer que mi sobrino haya crecido tan rápido –lo abrazaba Itachi

-Tío, creo que exageras.

-Naru-chan –llegó Kakashi y lo abrazó también-, aún recuerdo cuando eras un pequeño que me seguía a todas partes como pollito.

-Que yo recuerde a quien seguía era a Iruka-sensei.

-Es cierto –dijo el castaño-. Basta de dramas, Kakashi

-Pero pronto nuestro Naru-chan va a dejarnos y se irá a vivir con ése asaltacunas que tiene por novio.

-¡Te estoy oyendo! –Sasuke le lanzó una mirada asesina

 

Pasaron dos semanas de aquello. Sai y Gaara ya tenían sus cosas listas. Al final el pelirrojo aceptó ir al extranjero con su pareja.

-Cuídalo mucho, Gaara –pidió Naruto en el aeropuerto-. Es medio descuidado, oblígalo a tener una alimentación balanceada, has que use suéter en los días fríos y cuando llueve siempre olvida el paraguas, así que tendrás que recordárselo constantemente.

-Sai tiene razón, Naruto –sonrió el pelirrojo-, más que su mejor amigo pareces su mamá.

-¡¿Tú también?! ¡Ya les dije que eso no es cierto!

-A mí no me molesta –comentó Sasuke con burla

-Oye, amigo –llamó el pelinegro-, tranquilo, estaré bien. Has estado al pendiente de mí mucho tiempo, es hora de que cuides a alguien más –lo abrazó con fuerza y susurró-. Sé que dejo a mi papá en excelentes manos.

-Te lo aseguro –sonrió-. Voy a extrañarte mucho.

-Y yo a ti.

-Gaara-kun, te lo encargamos mucho –dijo Itachi-. Cualquier cosa no duden en avisarnos.

-De acuerdo, Itachi-san.

Padre e hijo se abrazaron bajo las miradas de los demás.

-Buena suerte –deseó Sasuke-. Cuídense mucho y den su mayor esfuerzo. Ah, y no olviden mantenerse en contacto con nosotros.

-No te preocupes, papá –le sonrió-. Tú también cuídate y no trabajes mucho, no quisiera enterarme que Naruto te abandonó porque lo descuidaste.

-Gracias por el apoyo –respondió con sarcasmo

 

Luego de las despedidas ambos abordaron el avión.

-Tranquilo –dijo Naruto sujetándole el brazo a su novio-, van a estar muy bien.

-Lo sé –le acarició la mejilla-. Vamos por tus cosas para que termines de mudarte hoy mismo.

-Jejeje, me parece bien.

 

La otra pareja ya ocupaba sus respectivos asientos dentro del avión.

-Será emocionante –sonreía el pelinegro-, solos tú y yo como una pareja de recién casados.

-Dices cosas tan vergonzosas como siempre.

-Costumbre –entrelazó sus manos-. ¿Sabes? Me siento más triste de lo que parece, será la primera vez que me separe de ellos.

-Me lo imagino y lo entiendo. Pero ellos también serán felices –sonrió-. Criaron a un buen hijo el cual ya decidió abandonar el nido.

Sai soltó una carcajada. Cierto, eran bastante jóvenes y habría muchos obstáculos que superar, pero bueno, ya tendrían tiempo de preocuparse por ello.

 

FIN

THE END

OWARI


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).