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¿Más que gemelos? por Yulya18

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Por desgracia los gemelos no me pertenecen, se pertenecen el uno al otro.


 


Espero que les guste esta historia, fruto de mi imaginación y harto cigarro.


 

 

 

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¿Mas que gemelos?

 

 

 

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- Mama… pero que… ¿qué haces?

 

 

 

La mujer volteó a mirar a su hijo más pequeño y sonriéndole dulcemente le respondió.

 

 

 

- Moviendo tus cosas a la habitación de tu hermano, cariño. ¿Qué más parece que estoy haciendo?

 

 

 

- ¡Pero mamá! Yo tengo mi propia habitación.

 

 

 

- Quiero redecorarla cariño.

 

 

 

- …

 

 

 

- Así que no discutas más y hasta nuevo aviso, dormirás en la misma habitación con tu hermano. – terminó de decir y volvió a lo que estaba haciendo.

 

 

 

- ¡Mamá! – volvió a gritar el joven, pero luego de algunos segundos se rindió, puesto que su adorable madre no le hacia ningún caso.

 

 

 

Decidió dar la vuelta e irse, por lo que no vio como su madre sonreía en su dirección de manera enigmática y un tanto malvada. Su hijo menor no esperaría lo que se le vendría. Aunque sabía que al final le gustaría. No por nada Simone Kaulitz conocía perfectamente a sus hijos.

 

 

 

 

 

Flashback

 

 

 

Era un día bastante normal. Se encontraba en esos momentos sola en la casa que compartía con su esposo y sus hijos gemelos. Gordon se encontraba en el trabajo y sus gemelos estaban de gira… otra vez.

 

 

 

No era que no le gustara que se estuvieran labrando un futuro; y juntos como buenos hermanos. Pero como la madre tan cercana que era de sus pequeños, a veces le costaba sentirlos tan lejos. Por lo menos era un alivio saber que se tenían el uno al otro.

 

 

 

Tom. Tomi. Su primogénito. Con sus idean tan locas y revolucionarias. Todo el día con sus guitarras o con su hermano.

 

 

 

Bill. Billa. Su hijo menor. Su tierno loquito. Con ideas tan o más locas que las de su hermano mayor. Todo el día se lo pasaba cantando, aunque fuera en la ducha.

 

 

 

Ambos tan iguales y tan diferentes. Los mismos miedos. Los mismos sueños. La misma sonrisa tierna o de falsa inocencia para no ser regañados por alguna travesura. Con estilos tan diferentes también. Uno usaba trenzas y el otro rastas blancas. Tatuajes y pierciengs adornaban sus cuerpos. Ropa muy suelta y ropa muy ajustada. Ella lo aceptaba todo. Le gustaba que sus hijos mostraran independencia en todo. Que fueran almas libres.

 

 

 

Ya era casi mediodía y estaba sentada frente al ordenador del estudio buscando unos datos que necesitaba para una amiga, cuando casi de casualidad lo vio.

 

 

 

Una foto.

 

 

 

Una foto de los gemelos.

 

 

 

Con la leyenda que decía: “¿Más que gemelos?”

 

 

 

Al principio se sintió horrorizada al ver dicha foto, pues esta mostraba a sus hijos en un abrazo muy apretado. No que fuera raro encontrar imágenes de sus hijos abrazándose, pero de alguna forma ésta no se veía tan inocente. No era el tipo de abrazo que darías a tu hermano, sino más bien a tu alma gemela.

 

 

 

Prefirió buscar la información que necesitaba después. Ahora tenía mucho que pensar.

 

 

 

Fin Flashback

 

 

 

 

 

Para Simone, el asunto no había terminado ahí. Ese día lo único que pudo sacar en limpio fue que necesitaba ver más. Saber más.

 

 

 

Necesitaba evaluar a sus hijos.

 

 

 

 

 

Flashback

 

 

 

Habían pasado ya casi dos meses desde que había visto esa fotografía y junto a esta, había estado investigando un poco más en la red. Había visto entrevistas en donde los gemelos siempre hablaban de su relación fraternal, pero lo hacían mirándose a los ojos, como si sus miradas contuvieran todo lo que sus labios parecían no decidirse a expresar. También había imágenes en donde los hermanos salían muy pegados el uno al otro, ya fuera en sesiones fotográficas o llegadas a programas de televisión. Incluso encontró páginas en donde se escribían historias sobre sus gemelos como pareja o incluso dibujos hechos por las mismas fans.

 

 

 

Toda su investigación la hizo a escondidas de Gordon. No era que no confiara en su esposo o pensara que pondría el grito en el cielo cuando se enterara, pues él también era de mente abierta. Lo que no quería era hacer tanto aspaviento por algo que tal vez no era nada. Antes tenía que estar completamente segura.

 

 

 

Terminó rápidamente su café, cuando sintió que un auto se estacionaba en la entrada de la casa.

 

 

 

Tom y Bill.

 

 

 

Respiró hondo una vez más y se apresuró hacia la puerta principal. Vio como Tom bajaba rápidamente de su Cadillac Escalade y se movía para abrirle la puerta a su hermano, recibiendo una sonrisa dulce de su parte.

 

 

 

Vio como se quedaban mirando fijamente, hasta que Bill, quien estaba con el cuerpo girada hacia la casa, notó a su madre y salió de su ensoñación.

 

 

 

Se movió un poco y fue con dirección al maletero para sacar sus cosas y las de su hermano. Empezó a batallar con una maleta especialmente grande, pero Tom no lo dejo seguir, sino que le dio un bolso pequeño y él fue quien empezó a jalar las pesadas maletas de su hermano menor.

 

 

 

Para cualquier persona, este comportamiento no hubiera sido para nada extraño, lo verían solo como dos hermanos muy unidos y al mayor sobreprotegiendo al menor. Pero Simone lo veía de otra manera.

 

 

 

Y para su total asombro… no se sentía para nada asqueada.

 

 

 

En realidad le parecía muy lindo todo lo que estaba pasando.

 

 

 

- ¡Chicos! Por fin llegaron. – saludo Simone cuando los gemelos estuvieron frente a ella.

 

 

 

- Hola mamá. – la abrazó Bill, puesto que no cargaba casi nada de peso.

 

 

 

- Hola, ma. – el siguiente fue Tom, dándole un beso en la mejilla a su progenitora.

 

 

 

- Pasen chicos, pasen. Esas maletas deben pesar Tom. – expresó con una sonrisita la madre.

 

 

 

Ingresaron a la casa y de ahí en adelante se limitó única y exclusivamente a observar. Tendría a sus hijos con ella por aproximadamente tres meses, antes que fueran de gira otra vez.

 

 

 

Fin Flashback

 

 

 

 

 

Y su conclusión fue que… ¡sus hijos estaban total e irremediablemente enamorados el uno del otro!

 

 

 

Había observado cada mirada o cada roce accidental de cada gemelo contra el otro. Las pequeñas sonrisas o esos ligeros sonrojos. Pero aparte de eso, no sucedía nada más.

 

 

 

Definitivamente sus hijos tenían miedo de cruzar la línea de la hermandad para estar con su alma gemela. Y para eso tenía un plan… un muy buen plan. Con tres meses para completarlo y ver a sus hijos felices.

 

 

 

Empezó con dejarlos solos por las tardes, aduciendo que saldría con Gordon y que tardarían. Pero al parecer todavía esto no daba resultado, pues se seguían comportando de la misma manera a su regreso.

 

 

 

Intentó que hicieran más cosas juntos, pero esto tampoco parecía surtir efecto.

 

 

 

Así que decidió sacar la artillería pesada. No iba a permitir que sus hijos se fueran de esa casa sin estar juntos de una buena vez.

 

 

 

Y así es como se encontraba ahora junto con Gordon, moviendo las cosas de Bill a la habitación de Tom… para una larga, muy larga estadía.

 

 

 

 

 

 

 

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Días después, los gemelos ya estaban acostumbrados a dormir en la misma habitación. Claro que tenia sus pros y sus contras. Pasaban juntos todo el tiempo, en la habitación, sonriéndose tontamente y jugando a las peleas, que en realidad mas parecían caricias que golpes. Pero al final todo terminada igual. Con Bill sentado encima de Tom, con este agarrándole por las caderas. Pero eso era todo, pues ambos se sonrojaban y cada uno se quedaba a su cama a fingir que nada había pasado.

 

 

 

Y así corrían los días y se acercaba el cumpleaños número 20 de los gemelos.

 

 

 

Su madre ya no sabia que hacer para que los gemelos dieran ESE paso. Aunque podía comprender porque no pasaba nada. Sus hijos estaban en la casa donde habían nacido, con su madre, con su padrastro. Consideraban que lo que podía pasar estaba mal.

 

 

 

Según la opinión de Simone, el amor era el amor, y si sus hijos lo habían encontrado en el otro, ella no pondría ninguna traba para que fueran felices. No le importaba mucho lo que la sociedad pensara sobre el tema del incesto, la relación de sus hijos no era algo que los demás tenían porque saber. Solo era cosa de ambos.

 

 

 

Y no era la única que lo pensaba así. Ya había hablado con Gordon de todo lo que sentía estaba pasando y para su sorpresa, Gordon ya sospechaba algo así. Le contó que había estado investigando un poco sobre lo que se ponía en relación con sus hijastros y también había estado observando a los chicos, llegando a la misma conclusión que su esposa.

 

 

 

Luego fue el turno de hablar con Jörg. Esa si fue una lucha. Al principio él no entendía como había pasado eso. No quería entender que sus hijos se habían enamorado. Pero al final lo aceptó de buena manera. Él también quería ver a sus hijos felices. Aunque admitiera después que ese pensamiento no había dejado de rondar su cabeza desde hacia muchos años atrás, pero siempre había tratado de negárselo a si mismo. Asintió en dirección a Simone cuando ésta le preguntó si aceptaría si sus hijos estuvieran juntos como una pareja. Vaya que aceptaría la relación de sus hijos.

 

 

 

Y Simone abrazo a Jörg. Podía haber cometido faltas durante su matrimonio, pero siempre había sido y sería un muy buen padre.

 

 

 

Y así enlisto a los dos hombres en el plan “UNIR A LOS TWINS” o pensar en algún otro plan.

 

 

 

Jörg intento llevárselos a su casa por un par de días con el fin de dejarlos solos, al tener que irse “a reuniones”, esperando que durante su ausencia y lejos de su madre, tal vez se atrevieran a mas. Pero fue inútil.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hasta el día del cumpleaños de los gemelos.

 

 

 

Ambos se habían despertado muy temprano y ya estaban sentados en el sofá, muy juntos, viendo televisión.

 

 

 

- Tomi, ¿puedes creerlo? Ya tenemos 20 años. – dijo emocionado el gemelo menor, acurrucado contra su hermano.

 

 

 

- Si, estamos viejo Billa. – lo fastidió como respuesta, pero apretando más su brazo contra la cintura de su hermano.

 

 

 

- ¡Tomi! No somos viejos. Según mamá todavía somos unos niños.

 

 

 

- Pero para ella siempre seremos sus niños. Sobre todo tú. – volvió a responder, acariciando esta vez, los negros y sedosos cabellos de su hermano. Sintió como Bill se pegaba aun más a él, hasta que sin darse cuenta terminó sentado encima de su regazo, así como también sin darse cuenta, pasó sus brazos alrededor del cuello del mayor y posó su cabeza en el hueco que había en su cuello, aspirando su olor.

 

 

 

Tom continúo acariciando el cabello de su hermano. Y entonces se atrevió.

 

 

 

- Tú siempre serás mi niño, Billa. – dijo susurrando, pensando que su hermano no lo escucharía, pero se sentía bien habiendo dicho por fin lo que por tanto tiempo había llevado muy dentro.

 

 

 

Pero no contaba con que Billa lo escuchara perfectamente. Levantó el rostro inmediatamente, y se quedó mirando fijamente a su hermano. ‘Ahora o nunca’ pensó, antes de acercarse a su hermano y posar un beso en la comisura de sus labios. Se alejó un poco y vio la cara asombrada de Tom y eso lo hizo preguntarse si en vez de hacer algo bueno, esto había arruinado su relación con su hermano.

 

 

 

Se iba a alejar e irse a su cama, pero entonces Tom reaccionó y tomando a su hermano por las caderas lo estrelló contra si, hasta que pudo poner sus labios contra los de Bill.

 

 

 

Bill no se creía lo que estaba sucediendo. ¡Estaba besando a su hermano! Bueno, era su hermano quien lo besaba a él, pero se estaban besando. Después de tanto tiempo de languidecer pensando que lo suyo nunca llegaría a mas, ¡ahora su hermano lo besaba!

 

 

 

Contesto el beso con la misma pasión que su hermano ponía, cambiando su posición hasta quedar con sentado con una pierna a cada lado de las caderas de su hermano. Ahora podrían acariciarse con mayor facilidad.

 

 

 

- Te quiero, Tomi. – susurró el menor separando ligeramente sus labios de los de gemelo.

 

 

 

- Yo también te quiero, Billa. Te quiero mucho. – y volvieron a juntar sus labios.

 

 

 

Estaban tan metidos en su demostración de amor, que no sintieron los pasos bajando por las escaleras, pero el grito que siguió a continuación si que lo sintieron.

 

 

 

- ¡Tom! ¡Bill!

 

 

 

Los gemelos separaron sus labios con rapidez y voltearon a ver a su madre. Estaban atrapados. Su madre definitivamente los echaría de la casa y no querría saber nada con la aberración que acababan de cometer, aunque ellos no lo vieran como una aberración. Tom hizo que su hermano se saliera de su regazo y trato de acercarse a su madre, la cual se encontraba casi apoyada en Gordon.

 

 

 

- Mamá… Gordon…

 

 

 

- No quiero oír nada Tom. – respondió con falso enojo Simone.

 

 

 

Bill se sintió mal al oír ese tono de voz en su adorada madre, pero no sabia que hacer, ni que decir. Solo seguía sentado, sintiendo su corazón latir muy rápidamente.

 

 

 

Sintió cuando Gordon y su madre se sentaron a su lado y hacían que Bill se sentara también. Tenía que decir algo… rápido.

 

 

 

- Mamá, no es lo que piensas… yo… yo… Tom… - no podía continuar.

 

 

 

Su madre levantó la mano para hacerlos callar a ambos.

 

 

 

- ¿Desde cuando? ¿Desde cuando están juntos?

 

 

 

Ambos bajaron la cabeza y Tom fue quien respondió.

 

 

 

- Este ha sido nuestro primer beso, mamá.

 

 

 

Simone vio a sus hijos que parecía que estarían a punto de llorar y decidió dejar de fingir.

 

 

 

- ¡Oh, por todos los cielos, interrumpí su primer beso! ¡¡¡Noooo!!! – se levantó y empezó a gritar Simone, mientras un Gordon se golpeaba la frente con la mano.

 

 

 

- Simone, debimos haber bajado después, o traer una cámara con nosotros. – comentó Gordon.

 

 

 

Ante este comentario, ambos gemelos alzaron el rostro y vieron como su madre les sonreía y se disponía a sentarse entre ellos, abrazando a ambos por los hombros.

 

 

 

- Mamá… pero ¿qué…? – tartamudeó el menor de los Kaulitz.

 

 

 

- Ya sabíamos que esto pasaría, Bill… y no saben lo felices que estamos.

 

 

 

- ¿Felices? Pero… pensamos que… nos odiarían. – los ojos de Bill se humedecieron un poco.

 

 

 

- Como podríamos odiarlos, cariño. Es cierto que al inicio se nos hizo difícil, pero solo nos limitamos a observar y aceptar. – Miró en dirección a Gordon, quien solo asentía a todo lo que sus esposa decía.

 

 

 

- ¿Y papá, mamá? – esta vez fue el turno de Tom de preguntar.

 

 

 

- Él esta feliz también, cariño. Oh esperen. – se fue corriendo escaleras arriba, y un par de minutos después bajaba con una de sus cámaras y hacía que su hijo menor se sentara en el regazo del mayor, abrazándolo y con Tom también abrazándolo.

 

 

 

- ¡Quietos! – e inmortalizó ese retrato para su colección de fotos de sus pequeños tesoros.

 

 

 

Tom y Bill cada vez se sonrojaban más, así que los mayores prefirieron retirarse. Simone le dio un beso en la mejilla a cada uno y les sonrío.

 

 

 

- Sean felices mis niños. – les susurró en la oreja a ambos.

 

 

 

Gordon fue el siguiente en acercárseles y les dio un beso en la frente, como hacía cuando eran más pequeños y todavía no se casaba con su loca y adorable Simone.

 

 

 

- Yo la entretengo, chicos. Feliz cumpleaños. – y tomando la mano de su esposa, la llevó de vuelta a la habitación que compartían.

 

 

 

Bill y Tom se miraron y de forma inmediata, empezaron a reír, mientras se abrazaban con fuerza.

 

 

 

- Feliz cumpleaños, Tomi. – dijo el menor dándole un suave beso en los labios a su amor.

 

 

 

- Feliz cumpleaños, Billa. – respondió el mayor, más feliz que nunca.

 

 

 

Cumplía 20. Tenía a su hermano, su amante, su alma gemela a su lado. Y sus padres, los tres, aceptaban esa relación.

 

 

 

Definitivamente ese seria un cumpleaños que recordaría toda la vida, pensó mientras volvía a unir sus labios con los de su hermano, para no soltarlos en mucho, mucho tiempo.

 

 

 

 

 

 

 

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Arriba, en la habitación principal, una pareja de esposos comentaba lo pasado en el piso inferior.

 

 

 

- Y de todo esto salió algo más. – dijo Simone a su esposo de forma traviesa.

 

 

 

- ¿Y eso es…?

 

 

 

- Ahora tengo una habitación libre.

 

 

 

- ¿Ah? – no entendió Gordon el comentario de su mujer.

 

 

 

- Claro, ¿tú crees que voy a dejar que Bill vuelva a su habitación? A partir de ahora dormirá con Tom. Tendremos que comprar una cama más grande y guardar las otras… otro armario más grande…y… - y así prosiguió Simone, ante la mirada divertida de su esposo.

 

 

 

Definitivamente, loca y adorable.

 

 

 

Aunque lo más probable es que a los gemelos no les importaría que tuvieran que compartir habitación, ni cama. Mucho menos la cama.

 

 

 

Y empezó a reír con más fuerza, antes de seguir escuchando los planes de su esposa.

 

 

 

 

 

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Notas finales:

Notas finales: Espero que les haya gustado este one-shot… Siempre quise un fanfic donde Simone tuviera una personalidad media loca como la mía. Gracias por leer. ¡R&R!


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