Un pelinegro miraba fijamente a través de la ventana de un hospital.
-Kyoya…- una voz lo saco del trance en que estaba. Un chico de cabellos rubios empezaba a incorporarse sobre la cama donde minutos antes había estado dormido.
-quien…- tartamudeo un poco el pelinegro –quien te hizo esto?-
-jeje- sonrío el rubio –estas molesto?- le pregunto
-tsk... no tengo tiempo para estas estupideces- se quejo el pelinegro abandonando aquella oscura habitación.
-Kyoya…- grito débilmente el rubio –espera- quiso seguirlo pero apenas hizo un movimiento brusco el dolor en la cortada que tenia sobre su abdomen lo hizo desmayarse.
Aquella era una noche fría, no había mucha gente caminando a esas horas en la calle, el pelinegro seguía molesto por culpa del rubio, no sabia porque, pero estaba mas irritado que de costumbre, levanto sus tonfas a la altura de su cintura y corrió a golpear a los pocos vándalos que andaban por ahí.
-Potro salvaje…- dijo inconscientemente en sus sueños luego de haber llegado a su casa
-estúpido…- murmuro haciendo una mueca con sus labios.
El decimo jefe de la familia Cavallone había pasado una semana entera dentro de aquella habitación, se sentía acorralado y desesperado.
-Dino-san!!!- dijo un alegre peli naranja –te traje algunas frutas- coloco la canasta en un buro pegado a la cama.
-Menos mal que estas aquí- el rubio se levanto y lo abrazo aferrándose al chico.
-Dino-san…- titubeo un poco -te quiero….- susurro y el peli naranja toco al rubio y solo sonrío y acaricio su cabeza. Un pelinegro miraba aquella escena desde el otro lado de la puerta.
-Dino-san- el peli naranja lo recostó en la cama de nuevo –tu fiebre esta alta, iré a buscar agua fría y compresas- dijo y abrió la puerta.
-Hibari-san!!!- grito –ya que estas aquí- lo tomo de la mano el chico –porque no te quedas un rato con Dino-san-
- kamikorosu- dijo bruscamente el pelinegro al zafarse de su agarre.
-waaaaaa- grito Tsuna –no es lo que crees- tartamudeo –no, espera- titubeó –solo espera aquí - dijo el peli naranja y se hecho a correr –“pero que diablos le pasa”-pensó.
El pelinegro acerco una silla a la cama y se quedo mirando fijamente al rubio.
-Kyoya…- decía entre sueños Dino –Kyoya… te quiero…- sonreía tontamente.
-que!!- dijo bruscamente el pelinegro dándole un golpe en la frente, aquello provoco que el rubio despertara.
-Kyoya- sonrío intentando levantarse –auch- se quejo por el dolor, el pelinegro comprendió la situación y fue a sentarse a la cama –te extrañe- le susurro Dino al oído abrazándolo por la cintura.
-Eso le dices a todos- se quejo el pelinegro.
-todos…- pensó el rubio –no, solo a Kyoya- dijo y lo beso. Hibari sintió unas ganas tremendas de golpearlo pero se controlo al verlo todo mojado en sudor, lo empujo a la cama y atrapo su cuerpo debajo del suyo.
-estúpido- le decía una y otra vez –eres un estúpido- seguía quejándose mientras lo desnudaba. Se escucho un sonido y se giro al ver que alguien habría la puerta.
-Dino-san- decía un peli naranja –no encontré las compresas pero una enfermera me dijo que ven…- Tsuna no término su frase –Hibari-san!!!- dijo alarmado –yo se que quieres mucho a Dino-san- titubeo –pero hacerle eso, en su estado- entro en pánico –vas a lastimarlo- y cayo de rodillas al suelo –“un momento”- pensó –“Hibari-san y Dino-san”- seguía sumergido en sus pensamientos –“desde cuando, tienen ese tipo de relación”- jalo su cabello intentando comprender la situación.
- kamikorosu…- fue lo ultimo que escucho luego de caer al piso por un tremendo golpe.
Luego de un rato la enfermera llego para encontrar a un Tsuna desmayado.
–ahhh- sonrío un rubio –enfermera, que bueno que esta aquí, mi hermano Tsuna no se siente bien- el peli naranja estaba recostado en el sofá.
-no se preocupe- lo reviso la enfermera –parece que tiene una pequeña contusión, sabe si se golpeo con algo la cabeza?-
-uhm…- pensó el rubio –en realidad no lo se- suspiro –cuando me levante estaba en el suelo-
-aquí esta tu jugo- dijo un pelinegro que llegaba a la habitación
-Kyoya- se alegro el mayor –gracias, ah, se me olvidaba, sabes como que se golpeo Tsuna la cabeza?- el pelinegro lo miro fijamente.
-ni idea- lambio sus labios y sonrío sádicamente.
Dino y Hibari esperaron a que Tsuna despertara para dejar el hospital.
-Así que la fiebre era señal de que ya estabas mejor?- dijo el peli naranja.
-si- sonrío el rubio mientras caminaban –de pequeño siempre me pasaba-
-ya veo- Tsuna suspiro aliviado.
-esta bien que te dejemos aquí- le pregunto el rubio
-no vas a quedarte en casa?- le pregunto el peli naranja.
-claro- sonrío el rubio –solo iré un rato con Kyoya- le susurro al oído, Tsuna pudo sentir una fría mirada detrás de el.
-Vamos…- murmuro el pelinegro y empezó a caminar en dirección contraria.
-Dino-san- el peli naranja lo jalo –Hibari-san y tu...- Tsuna no pudo continuar luego de ver al pelinegro a lo lejos con sus tonfas a la mano, no podía escucharlo desde donde estaba pero estaba seguro que el movimiento que había hecho con sus labios era un “kamikorosu” el peli naranja sintió un estremecimiento de pies a cabeza.
-que pasa Tsuna?- el rubio toco su frente –tu cabeza sigue doliéndote?-
-Dino-san!!!- lo empujo el peli naranja –esta noche no vengas!!!- grito mientras salía corriendo de allí.
-Pero… que le pasa?- se pregunto el rubio –Kyoya!!!- Le grito al pelinegro al girarse –espérame!!- y se hecho a correr –auch- se escucho un ruido, el rubio se había tropezado con sus propios pies. El pelinegro se acerco y le extendió su mano –gracias Kyoya- sonrío como siempre y tomo su mano.
El pelinegro no sabia porque esa persona le provocaba tantas emociones, se sentía débil y estúpido.
-Kyoya…- dijo el rubio tiernamente –te quiero mucho- se sonrojo un poco y luego sonrío.
-uhm…- el pelinegro, no entendía cosas como esas, pero si de algo estaba seguro era de una cosa.
-Kyoya vamos a comer, comer!!!- dijo el rubio estirando los brazos al cielo –después de estar tanto tiempo encerrado- empezó a decir.
El pelinegro solo se limito a seguirlo y sonrío sádicamente solo como el sabia hacerlo y pensó
-“quiero a este herbívoro solo para mi”-