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Roces Y Toques por MaYani

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Notas del fanfic:

Junjou Romantica ni sus personajes me pertenecen. 

Notas del capitulo:

¡Hola! Este fanfic me llevó mucho hacerlo, andaba corta de imaginación u_u 

Sin embargo, espero que les guste y me dejen sus comentarios =) así me animo un poco porque he estado algo depre.

ACLARACIÓN.

Letras cursivas: Imaginación de Akihiko.

Letras normales: Lo que realmente está sucediendo. 

Un saludo y disfruten =). 

 

Suspira nuevamente. Sintiendo el sudor recorrerle el cuello, como un intruso. Con este calor que lo carcome en pleno invierno. Muerto del morbo que lo causa seducir con la imaginación.

 

Esa forma tan hermosa que tiene de coquetearle a la fantasía no la abandonará justo ahora.

Está solo; pero su mente delinea unos hermosos orbes verdosos penetrando su mirada, una piel blanquita y suave siendo recorrida por sus dedos, como si él fuera una culebra, una patria para sus manos, los labios finos que le piden a gritos que lo besen.

 

No está con él, pero su mente lo refleja y sus manos juegan en los lugares que él imagina que está.

 

La sábanas pegándosele en los hombros, el arqueo de su espalda al sentir la yema de sus dedos seducir su propia hombría, los dientes apresando los labios para aguantar los gemidos. Se imagina a Misaki sobre él; gimiendo, con la boca entre abierta, los ojos cerrados, un gran sonrojo. Las nalgas aprisionándole su pene, haciendo que este se ponga cada vez más y más duro.

 

La lengua del castaño siendo devorada por la suya. Las gotas que trae la excitación.

 

Su forma tan linda de sonreír, la primera vez que lo vio, la primera vez que lo tocó, la primera vez que lo besó, la primera vez que le hizo el amor. Todos esos recuerdos pasan por su mente una y otra vez, mientras sus manos hacen el trabajo perverso de hacerlo sentir placer.

 

Es que es Misaki, su lindo niño, por el cual daría la vida. El que ahora no está con él, pero lo siente. Lo siente en sus labios, en su piel… En su miembro.

 

Recuerda la alegría que le produce estar sobre él. Y podría llorar de felicidad. Ambos esclavos de la noche, amándose. Los rasguños del castaño en su espalda. Los gemidos agudos y las lágrimas llenas de placer que solamente él le puede sacar.

 

Ese ambiente de tanto calor y excitación que se refleja en el toque de sus manos. Sentir su miembro como un tigre feroz en busca de más placer. Lo aprieta con fuerza. Gime, transpira, disfruta. El placer que le carcome el alma lo mata.

 

Ama a su cuerpo, no tiene nada de malo. Disfruta imaginándose a su pequeño. Lo hace sentir a morir.

 

No está avergonzado de ver mentalmente a su Misaki recostado sobre una mesa de pool, con un evidente sonrojo en su rostro. Cuando se tira sobre él, siente el golpecito de las bolas que producen al moverse y chocarse entre sí. Ahora todo el espacio es para él y su pequeño. Acaricia su pierna aún vestida por el jean y lo mira a los ojos con perversidad. Devora esos labios que lo traen loco, su lengua se desliza como una serpiente por su boca. El morbo que le provoca que sus salivas se mezclen.

 

U-Usagi san… ¡E-espera!

 

Siente pronunciar. Él siempre dice eso. Y aún así está seguro que quiere todo con él e incluso aún más.

 

La cabeza de su masculinidad se humedece más de lo normal ante tan provocativa imagen. Se lo aprieta. Lo acaricia de arriba hacia abajo. Suspira y suda.

 

Tironea de la camisa de su pequeño, entre besos, mientras le dice cuánto lo desea. Los botones van a parar hacia alguna parte, realmente no importa. Le come los labios nuevamente y siente como este le desordena los cabellos.

 

Se siente tan excitado y las cosquillas invaden su vientre.

 

Los pezones del menor son comidos con deleite. Aplasta uno de ellos con su lengua, lo lame como si fuera un manjar, lo disfruta. Lo roza suavemente con los labios. Misaki solamente se dedica a jadear y retorcerse. Con una de sus manos pellizca el otro botón rosado y luego lo acaricia circularmente con sus dedos. Recorre todo el cuerpo transpirado del menor con sus dedos. Mientras lo observa, sonriendo, disfrutando. Llega a su abdomen y comienza a bajar por él con besitos cortos, haciendo un camino. En algunas partes, se detiene a succionar, dejando unas marcas muy rojas. Porque el castaño es suyo. Sólo suyo.

 

¡Aaah! ¡Aaah!

 

Te amo. Pronuncia, entre suspiros.

 

Finalmente llega a su meta. Tironea del cinto y lo desabrocha desesperado. Lo mira a los ojos y le sonríe perversamente. Utiliza aquel cinturón para atarle ambas manos juntas a un extremo de la mesa. El menor se queja, pero no pasa de eso. Ahora se ve más comible de lo normal. Baja el pantalón completamente. Luego muerde el boxer con sus dientes y se lo va quitando de a poco, disfruta torturarlo. El miembro de su pequeño está totalmente erecto.

 

Poco a poco, va lamiendo ese pedazo caliente de abajo hacia arriba, estirando bien su lengua, despacio.

 

¡Aaaah! ¡Aaaah! ¡Aaaah!

 

Aprieta su miembro con fuerza. Jadea. Deja que su imaginación siga corriendo…

 

Introduce la masculinidad de Misaki en su boca y rápidamente se la saca, dejando hilos de saliva que los unen.

 

¿Quieres más?

 

¡Usa… aaah!

 

El menor no llega a responder, ya que antes de eso la hombría de su amante ya se encuentra nuevamente dentro de su cálida cavidad. La saborea con deleite. La inunda con su baba. Misaki siente el calor recorrerle todo el cuerpo.

 

¡Aaaah! ¡Dios, Usagi!

 

El mayor ríe por lo bajo. Ama escucharlo suplicante.

 

Comienza a meter y sacar el palpitante miembro de su boca, como si la estuviera penetrando. Cada vez que entra, le brinda unas lascivas lamidas con fuerza. Lo moja lo más que puede. Cuando sale, lo sacude para que el airecito le brinde un particular cosquilleo. Ama hacer eso. Siente como el pene del menor tiembla con fuerza, lo que indica que está muy cerca de lograr su objetivo. Acelera sus chupadas, lo más que puede.

 

¡Aaah! ¡D-detente! ¡M-me voy a venir!

 

Pero por supuesto que él no lo hace. Aprisiona con sus labios la hombría y la lame rápidamente dentro de su boca. Siente como el líquido blanco y espeso del menor se escabulle por ella. Lo disfruta, como siempre, le encanta.

 

¡Aaaah! ¡U-Usagi-san! ¡Aaaah!

 

Traga todo el semen que puede. Mira a su pequeño que lo observa con total vergüenza y lo besa con pasión, comiéndole los labios.

 

Continúa los roces en su miembro con total rapidez. Todas esas imágenes que pasan por su mente lo están haciendo gozar. Y sus manos son sus cómplices. Puede sentir esa sensación eléctrica recorrerle por la espalda. Pero no, aún es muy temprano para eyacular, aún hay mucho en su mente que quiere sentir. Detiene sus manos y cubre con uno de sus dedos la punta de su hombría. Cierra los ojos nuevamente. Sí, sin lugar a dudas hacerlo con Misaki en una mesa de pool sería una idea genial.

 

O tal vez podría hacerlo en…

 

Arrastra a su pequeño con una mano hasta el baño del avión. Toda la gente los mira, sospechando, pero él no le da importancia alguna. No es como si importaran realmente. Abre la puerta desesperado y tira a Misaki allí adentro. Luego la cierra y pone seguro para que aparezca el cartelito de “ocupado” a quien quiera entrar. Es que, efectivamente, estará ocupado por un largo tiempo.

 

¡U-Usagi… E-espera! ¡E-estamos en un avión!

 

Pero en su imaginación, nadie puede interrumpirlos. Eso es lo genial de la masturbación, piensa, puede hacer lo que quiera, donde quiera. Más de lo usual.

 

Besa al castaño con fuerza, dejándole los labios rojos de tanto poder. Se contenta al saber que solamente él puede hacer todas esas cosas. Lo observa sonrojado. Eso lo excita más, lo prende, lo vuelve loco. Desabrocha sus pantalones rápidamente y luego baja su ropa interior, dejando ver su flameante pene en busca de un hotel para entrar con pasión. Y Misaki tiene el mejor alojamiento para darle.

 

Le arranca, literalmente, la ropa a su pequeño. Este se disgusta un poco, pero sus labios son callados por otros más grandes. Asalta su boca con tanta confianza, que a Misaki le angustia un poco.

 

Lo sube al lavabo del baño y este se sienta en él.

 

¿Q-qué vas a hacer? ¡U-Usagi, en serio te lo digo! ¡Mira en donde nos encontramos!

 

Tranquilo, ellos no dirán nada… Gime, grita, llora. Haz lo que desees. Es nuestro sueño. Se burla de él. El universitario mofa pero al final cede ante unos dedos intrusos que recorren toda su piel.

 

Despacio, va abriéndole las piernas al joven, intentando no ser brusco ante tanta calentura que lo carcome.

 

¡Espera!

 

No puedo esperar, Misaki, me vuelves loco.

 

Los colores carmines del susodicho se vuelven aún más intensos de lo que ya estaban.

 

Paulatinamente, va introduciendo su fogoso miembro dentro del hueco de Misaki. Siente como este lo va apretando cada vez más, por lo que no puede evitar dejar escapar un largo suspiro del placer que lo conlleva.

 

¡Aaah! ¡Aaah! ¡Espera! ¡M-me duele mucho! Pronuncia entre jadeos el menor. Usagi lo besa, intentando tranquilizarlo, mientras aprovecha el momento y una de sus manos toma la masculinidad de su pequeño para comenzar a acariciarla una y otra vez, intentando reforzar su goce.

 

Comienza a penetrar de a poco y con cuidado para no lastimarlo tanto. Entra y sale de él repetitivamente. El placer inunda todo su vientre. Le encanta. Ama ese sentimiento de amor mezclado con delectación.

 

Se detiene un poco, para que el castaño se acostumbre a la intromisión.

 

¡Ya! ¡En serio lo digo! Pronuncia entre suspiros mientras unas lágrimas recorren su rostro. Lo divertido es que, por más que diga lo que diga, ambos saben que sus palabras son solamente mentiras. El cuerpo de ambos lo pide. A Misaki le encanta y eso lo sabe a través de sus gritos. Le encanta saber que muere solamente por él. Nadie más que él podría tocarlo.

 

Comienza nuevamente con las embestidas, esta vez haciéndolas más y más fuertes al pasar de los segundos.

 

¡Aaaah! ¡Us-Usagi-san! ¡Aaaah!

 

Te amo. Te amo tanto. Te haré jadear violentamente, Misaki.

 

Y otra vez siente la adrenalina y la excitación que le produce hacerlo en un lugar público. Sabiendo que ambos podrían ser descubiertos en cualquier momento. Pero eso hace que su cuerpo pida más y más. No solamente el suyo, el de su amante también. Ríe por lo bajo al saber que lo ha pervertido como nunca últimamente.

 

Sus manos recorren su propia masculinidad de arriba hacia abajo. Cada vez la sostiene con más fuerza y acaricia con mayor rapidez. Lleno de placer al acariciarse mientras aquellas imágenes pasan por su cabeza una y otra vez. Siente que su miembro le tiembla mucho, intenta aguantar y no venirse, porque así luego se sentirá mejor.

 

Si Misaki lo viera así, le agarraría un ataque de pánico. Pero, ¿qué es lo que puede hacer? Ahora que su novio se encuentra en otra parte, siente que está junto a él pero de otra forma. La masturbación lo lleva a lugares inimaginables. Los dos juntos. Siempre. Porque para él, no hay otra realidad que esa.

 

—¡Aaah! —Sus gemidos no se hacen de esperar. Le encanta que solamente una persona sea el dueño de ese sonido. Antes nunca se lo hubiera podido imaginar. Ahora las cosas son distintas y le fascina. Le encanta visualizarse dentro de años haciendo el amor con la misma persona una y otra vez. Idea que a otros les podría repugnar, pero a él le encanta.

 

Sus manos recorriendo su hombría. Su realidad es esa o estar dentro de Misaki. No hay otra.

 

Penetra con fuerza dentro de su amante. Esa sensación cálida que empieza por su miembro y termina en su cabeza lo vuelve loco. Esas hermosas nalgas apretándoselo con fuerza, y esa genial cavidad haciéndolo aún más placentero. No puede evitar ir cada vez más rápido.

 

Siente como Misaki se aferra a sus hombros, pidiéndole inconscientemente que aumente su ritmo. Obedece completamente. Levanta una de las piernas de su pequeño y la sostiene con su mano, intentando lograr su objetivo de llegar más dentro de él. Después de todo, aún sigue sentado sobre el lavabo del baño de un avión. Muchas de personas fuera escuchándolos. La idea lo calienta demasiado.

 

Siente una corriente eléctrica llenar todo su cuerpo. Reconoce eso como una señal para aumentar aún más la velocidad.

 

¡U-Usagi! ¡M-me vengo! Grita.

 

Y… Yo… También logra pronunciar entre suspiros. Luego un gran orgasmo llena todo su cuerpo ¡Aaaah! ¡Aaaaah!

 

Siente el líquido espeso de su pequeño bañarle todo el estómago, recorrerle el vientre. Ambos gritan, sin importarle nada ya. Es como un sueño.

 

Ante tal escena que se le presenta, Akihiko no resiste más las ganas de eyacular. De sentir esa sensación explosiva matarlo del goce. Hace que sus manos jugueteen con su miembro velozmente, mientras lo aprieta y lo sacude. Todo eso. Y su imaginación.

 

Estalla en una sensación que lo hace sentir demente. Que le hace perder la cordura y todos sus sentidos. Toda su semilla se esparce por sus manos y travesea con sus largos y finos dedos.

 

—¡Aaaah! ¡Misaki! ¡Aaaah! — Se mantiene así. Arquea la espalda. Disfruta de esa sensación inigualable.

 

Poco a poco, va calmando sus suspiros. Abre los ojos y se encuentra con el vacío de la habitación. Sin embargo, no está solo; Misaki acababa de estar con él por unos largos minutos.

 

Y eso serviría, sin dudas, para que finalmente pudiera descansar en paz hasta el día siguiente, cuando su novio volviera de las vacaciones en la casa de su hermano.

 

Fin.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado =)

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