Quiero un rembolso o por lo menos una compensación por daños y perjuicios
Quien le dijera en estos momentos a Lord Von Voltaire que la paternidad era una gran dicha estaba seguro que no sabía ni la mitad de todo lo que el general tenía que aguantar. A estas alturas el Castillo del Pacto de Sangre había resistido muy bien los primeros seis meses de gestación de los hijos del rey Maou, pero el noble se preguntaba ¿cuánto más podrían seguir así?
Ya era el séptimo mes y todos los del castillo se escondían de solo ver al pelinegro, ahora si se podía decir que era un rey demonio.
Al séptimo mes de embarazo la pancita de Wolfram ya era más que notoria, la ropa que le había comprado Miko-chan fue de gran ayuda, en especial a la hora de dormir, cosa que hacía en una cama aledaña a la de su prometido e hija.
Dos mese mas y el calvario por fin terminaría.
El sol afuera brillaba como invitándolo a salir a disfrutar de sus rayos cálidos
- Ese infernal calor ya me tiene arto – grito en el patio – si no puedo tener un rato en paz con este maldito dolor de espalda por lo menos si lo tendré del sol
Las nubes se juntaron rápidamente y escondieron el astro luminoso detrás de gruesos manchones negros.
Una semana en total oscuridad, con una lluvia suave y aun así constante, Gwenldal veía como la mayoría de las personas comenzaban a quejarse
Que si no se secaba la ropa, esas eran las mucamas
Que si no podían entrenar adecuadamente, esos eran los soldados
Que si no podían salir a buscar cosas para sus inventos, esa era solo Anissina, por ahí dio las gracias en secreto
Que si la marea se estaba desbordando, tuvo que usar su maryoku para levantar una barrera entre el poblado y el muelle
Que si no podían salir a pescar, si no consumían pescado estarían bien
Que si…
Bueno y los que si… se acumulaban y el rey parecía no estar muy a gusto con todo eso.
- Maldición el calor es insoportable – todos lo miraron con cara de interrogación ¿Cuál calor, si ellos tenían frio? – esto no funciona – se quedo pensando – ah!! Ya se – abrió la ventana de par en par, el consejero trato de detenerlo los documentos se mojarían
La sorpresa fue general ahora ya no llovía pero caía una leve ventisca
- Ah!! – suspiro – por fin – dijo dejando la ventana abierta para que la habitación se refrescara, claro según él porqué todos los demás corrieron por sus chaquetas de invierno
Tres días bajo la nieve fueron bastante para que el reino entero comenzara tener problemas. La leña era insuficiente debido a que no se prepararon para el invierno que repentinamente azotaba sus tierras. Los lagos y parte del mar estaban congelados, y las cosechas se morirían a este paso
Con paso decidido se encamino a la recamara real en donde muy pero muy bien abrigada Greta dormía en compañía de su padre, léase el responsable de su nueva arruga, quien solo tenía su típico piyama azul y dormía sin cobijas
- Majestad – dijo suave para despertarlo – Majestad – su tono fue mucho mas fuerte, carraspeo con la garganta para hacerse notar
- Oh!! Gwenldal ¿en donde esta mi pudin?
- Eh!!
- Si mi pudin, te lo pedí hace como media hora – sus ojos estaban adormilados – vale no importa solo sal y cierra bien la puerta no se vaya a meter otro mapache
- ¿Un mapache? ¿qué tendría que hacer un mapache en la alcoba real?
- No lose – contesto levantando la mano – pregúntaselo directamente
- ¿¿Qué?? – un fiero animalejo se le lanzo al rostro – ayúdenme
- Gwenldal – un rubio acaba de entrar dejando la puerta abierta para que el hombre saliera con todo y ese monstro que le arañaba la cara – no hagas tanto ruido, hay hermano si te gustan tanto los animales porque no te consigues uno que no sea carnívoro es peligroso que lo tengas junto a Greta – y cerró la puerta
Con la cara llena de heridas y una indignación del tamaño del mundo entro de nuevo a la habitación real. Estaba decidido así tuviera que exponer su integridad lograría que ese infierno invernal desapareciera de su amado reino
- Shibuya Yuuri – dijo al entrar cual vendaval – quiero que en este preciso momento alejes esa tormenta de nieve de Shin Makoku – se preparo para sentir la ira del rey demonio
- Vale solo tenias que pedirlo – y con su mirada puesta en la ventana, dejo que el sol brillara de nuevo – me voy a casa durante una semana cuídense – y salto a la gran tina de baño
- ¿Pero que?… - el pelilargo casi quería llorar – porque a mi… ¿Shinou tanto me odias? – si no fuera por su orgullo militar se dejaría caer de rodillas gimoteando
- Ya, ya paso Gwenldal – decía Conrad quien en ese momento acaba de sentirse más orgulloso de tener a un hermano como el general, siempre dispuesto a todo por su país – veras que cuando vuelva...
- ¿Cuando vuelva? – dile al sabio que no deje que esa calamidad regrese sino hasta después del parto – se colgó de la chaqueta del castaño – Conrad no resistiremos un mes más…
- Tal vez deberíamos empezar a pensar que pediremos como rembolso por daños y perjuicios o una compensación
- Ni toda su vida bastara para repara el terror que nos ha hecho vivir en estos siete meses
El patriota sonrió, aunque por dentro le daba la razón. La salud mental de su hermano estaba al límite y aun quedaba bastante tiempo.
- Coni-chan - una vocecita cantarina lo buscaba con apremio
- Tal vez deberíamos pensar en un escape – el ojiazul asintió presuroso
- No importa a donde cualquier lugar será mejor que aquí…
Continuara…