Reclamos.
- Obtuviste lo que deseabas, ahora no me vengas con que no estas satisfecho – el pelinegro, mejor conocido como el gran sabio miraba al chico delante suyo – ya no hay vuelta a tras yo te lo advertí te dije las consecuencias de lo que sucedería si usabas ese talismán – señalo el objeto que tenia entre manos su interlocutor – así que ya te puedes ir a otro lado con tus remordimientos Shibuya
- Pero es que ya no quiero estar en este cuerpo, ya no saboreo nada, ni huelo nada, tampoco puedo sentir como antes – miro su mano – eso no me lo dijiste, tu me contaste que este talismán servia para cambiar de cuerpo, que si lo usaba Yuuji entraría en mi cuerpo y yo tomaría su lugar junto a mi Wolf
- Yo nunca dije que cambiarían de cuerpo, yo te dije que tomarías el cuerpo de quien tu eligieras, el alma sin cuerpo se muere... – lo miro con una risa burlona – tu lo mataste, mataste a tu propio hijo
- Eso no es cierto, tu...
- Yo... yo... es que acaso no has madurado nada, porque no admites tus propios errores Shibuya – le dio la espalda – ya no hay nada que yo pueda hacer por ti
- Pero...
- Pero nada, te dije que te ayudaría ¿lo recuerdas?
- Si, y mira a donde me condujiste
- Yo no te lleve a ningún lado, cumplí tu deseo, pero la ayuda que te ofrecí no la tomaste es mas la dejaste de lado, pensé que eras ya un hombre, pero sigues siendo el mismo niño tonto que solo ve lo que quiere ver – sonrió – te dije que el tiempo no regresa, que deberías olvidarte de este mundo y de Von Bielefeld, que tu hijo aunque un poco lento e inseguro algún día lograría sobrepasar ese gran vació que habías dejado en el corazón de nuestro rey. No me escuchaste. Tus oídos estaban sordos y tus ojos ciegos. Porque no veías lo que para todos estaba claro. Incluso para tu esposa. Wolfram estaba enamorado perdidamente de Yuuji. Tu hijo era la otra mitad de su alma y tú los destruiste a los dos. Bravo, bravo – aplaudió con energía – el gran Maou Shibuya Yuuri por fin es tan corrupto como todos los demás – bajo las manos – bien ya es hora de irme, te deseo que vivas lo mejor que puedas y un ultimo consejo, no cometas la misma estupidez con tus nietos... ellos no tiene la culpa de que su abuelo este en el cuerpo de su padre...
Yuuri se quedo quieto sin saber que responder, apretó los puños. Callo de rodillas sobre el lustroso piso del templo.
La tarde ya caía cuando entro a Pacto de Sangre. Las risas infantiles de dos niños se escuchaban llenar el edificio de alegría.
- Papi – grito el rubio de ojos negros – mira lo que puedo hacer – de entre sus manitas saco una bolita de agua que flotaba
- No mírame a mi – un mini gatito de fuego corría su derredor de un pelinegro con ojos verdes
- Niños no molesten a su padre – Wolfram se levantaba del suelo – como te fue Yuuji, que te dijo el sabio – pregunto con sorna – espero que nada malo
Y ahí estaba de nuevo, esa imagen grabada en esos ojos que tanto amaba, esa imagen era de Yuuji, y esos niños se parecían a él y en su mirada también estaba fija la figura de su hijo.
- Yuuji cariño entra rápido ya es hora de comer
- Si ya voy Wolf – y la voz que le respondía a Wolf era de Yuuji, todo el era Yuuji
- ¿Eres feliz padre? – dijo alguien cerca de él
Su hijo lo miraba parado muy cerca de su familia, eran un cuadro bello, uno al que el no pertenecía.
- Quisiera esta muerto – dijo bajito limpiando sus lagrimas
- Y yo vivo – le contesto el espectro viendo alejarse a su esposo con sus dos hijos – pero no podemos recuperar el tiempo perdido... ¿verdad?
Fin