Un año estuvo en busca de un buen sucesor, las cosa no estaban nada bien, el trabajo se acumulaba y el ya comenzaba a desfallecer, solo le quedaba una opción, al templo de Shinou se dirigió.
Su amigo de la infancia lo recibió en la puerta, su mirada se escondía detrás de esas gafas. Sabia de su descontento por la ruptura de su compromiso, pero ahora era mejor olvidar eso y pedir consejo acertado.
El sabio lo escucho con calma y sin duda alguno señalo al indicado, Yuuri le dio las gracias y como si de un condenado a muerte se tratase se apresuro a llegar a donde la joven se encontraba.
Elizabeth era hermosa, eso nadie lo podía negar, era inteligente mas de uno lo podría asegurar, pero por sobre todo era mesurada e indulgente siempre y cuando de Wolfram no se tratase. Ella seria la indicada para tomar la corona.
Y así fue que ese mismo año ella fue nombrada Maou. Tras la ceremonia él se acerco a la pileta del castillo Pacto de Sangre se marcharía sin fanfarrias ni agradecimientos que en ese momento sentía no merecía, pero muy diferente pensaban todos los demás que de manera pronta se acercaron a despedirlo con efusividad, en mas de un aspecto había sido un buen rey, pero en cuestiones del corazón nadie debe mentir ni imponer.
Salto al agua y aun con el rabillo del ojo alcanzo a ver a la nueva gobernante siendo felicitada por alguien, sus labios dijeron el nombre de ese ser que siendo un hombre superaba en belleza dela joven reina. Podían se ambos rubios, pero la cabellera del heredero Bielefeld era tan dorada como el solo, los dos eran blancos, pero la piel del espadachín era más suave y tersa, podían tener los labios rosas, pero los de ella eran producto de algún pigmento mientras los de él eran perfectos en su naturaleza misma.
Así pues sin rencores y un grato recuerdo arribo a la tierra en donde su futura esposa lo esperaba.
Shin Makoku floreció los siguientes doce años, Elizabeth fue excelente soberana que solo deseaba algo mas, fue en una tarde de verano, las flores se abrían en todo su esplendor y las mariposas volaban a su alrededor.
Wolfram Von Bielefeld la esperaba a petición de ella junto a la gran fuente de piedra, ella lo miro, en esos años solo había crecido unos centímetros, sus facciones seguían siendo las de un niño, esos ojos verdes aun hablaban de la inocencia, su cuerpo era delgado y firme, la reina tomo sus manos entre las suyas y con cuidado se fue acercando. El rubio contuvo el aliento. Ella lo había abofeteado.
- Yuuji vuelve temprano – grito la mujer de cabello castaño oscuro desde la entrada de una vivienda
- Si mamá ya te oí – dijo el joven pelinegro que cargaba su mochila y subía a su bicicleta a toda prisa – dile a papá que regreso en la tarde que prepare su brazo por que hoy lanzare un home rome – y salió a toda prisa
- Es idéntico a su padre a esa edad – dijo la mujer suspirando – lastima que haya cambiado tanto
La casa era de clase media, nada deslumbrante, Reiko cocinaba en espera de que su marido; porque eso era a pesar de su necia insistencia de ignorarla; llegara del trabajo.
La puerta se abrió con algo de fuerza, ella se apresuro a la entrada.
- Buenas tardes ¿cómo te fue en el trabajo hoy cariño? – ella tomo el saco que Yuuri le extendía de forma poco amable
- Igual que siempre – contesto este sin voltear a verla siquiera – ¿por qué preguntas eso todas las tardes? ¿que no te aburre?
- Bueno yo solo quería
- Si ya sé que tu quieres, pero estoy cansado y... ¿qué estas cocinando?
- Curry
- Otra vez curry – tomo de nuevo su saco de las manos de ella - ¿qué no sabes preparar otra cosa?
- Yuuri ¿a dónde vas?
- a comer a otro lado – salió azotando la puerta
Eso era más o menos lo que acontecía cada tarde, después ella solo esperaría a que dieran las seis para ver a su hijo volver de la casa de algún amigo o del entrenamiento de su equipo, su padre unos segundos después atravesaría la puerta con una sonrisa en el rostro, besaría a su hijo en la frente y jugaría con él un rato, posteriormente y sin dedicarle una sonrisa siquiera a su esposa le comunicaría que se irá a dormir. Ella lloraría un poco después de que Yuuji también se fuera a la cama.
Como odiaba esa vida, de verdad que sí, pero su hijo nada sabía de ellos y era feliz, el no pagaría sus errores. Pues todo ese calvario comenzó el día en que le comunico a Yuuri que ella era también medio Mazoku.
Continuara….