Por fin logro llegar a la superficie sus pulmones le reclamaban aire. Se aferro a la orilla de esa cosa, se recordaba no volver a ser de buen samaritano junto al agua. Los pasos presurosos le indicaron que alguien había ido en su ayuda, así que se abandonaría y solo se dejaría hacer esta muy cansado. Su cuerpo fue jalado un poco hasta estar completamente fuera del agua
- Su alteza ¿está seguro que es él? – pregunto la voz firme de un hombre
- ¿Su alteza? – repitió y ahora si abrió los ojos – ahí frente a él se encontraban varios sujetos mirándole ¿donde se suponía que estaba? eso no era la escuela
- Si estoy seguro, el mismo Shinou sintió su poder al nacer – dijo como si nada el otro joven que para no variar aun estaba mojado
- Entonces no hay necesidad de rendirnos ante Gran Shimarron mandare la misiva a mi tío para que desplegué sus tropas no permitiremos que ese horrendo país se atreva siquiera a poner un pie en Shin Makoku
- Bishonen – grito como si la vida se le fuera en ello
Yuuji se puso de pie casi de un salto, delante de él se encontraba la criatura más bella que jamás imagino, los cabellos dorados ondulados caían coquetamente sobre su espalda sujetos en una delicada coleta, enmarcando un rostro de porcelana que llevaba incrustado dos hermosos ojos verdes que traspasaban el alma.
Con cuidado y como si temiera que esa especia de ángel desapareciera al mas mínimo toque le palpo los hombros, Wolfram estaba rojo de la pena, ese muchacho se tomando demasiada confianza con él. El otro chico fue subiendo la mirada y las manos, ahora sujetaba el rostro del rubio con delicadeza haciendo que lo mirara de frente.
- ¿Eres real? – pregunto con asombro mientras tocaba con la yema de sus pulgares los labios rosas el rubio, un buen rodillazo lo mando al suelo
- Por supuesto que soy real – se molesto el ojiverde – y por si no lo sabes yo soy el Maou así que menos confianzas niño – el pelinegro se llevo las manos al estomago, ese chico sí que tenía fuerza y sabia donde pegar, como si el rubio le leyera la mente continuo – soy un soldado entrenado para el combate es obvio que tenga fuerza y tu eres un enclenque pervertido no me vuelvas a tocar así – sus mejillas sonrosadas y esos ojitos furiosos eran lo más divertido y bello que Yuuji había visto
- Si como digas corazón… - más de uno abrió los ojos
- CORAZON – grito furioso el rubio – mas te vale empezar a correr porque donde te alcanzo vas a desear no haber nacido – el pelinegro se levanto más rápido que cuando entrenaba para el equipo y salió a todo lo que sus piernas le daba
- Creo que se llevaran muy bien – sonrió Murata
- No deberíamos impedir que Wolfram mate a…
- Yuuji – contesto ocultando sus ojos detrás de sus lentes – Yuuji Shibuya – la sonrisa del sabio se amplió aun mas
- ¡¡¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿COMO????!!!!!!!! – gritaron todos en coro y un consejero fue a dar el suelo
- Detente de una buena vez – gritaba el rubio que estiraba el brazo en busca de alcanzar al pelinegro
- No quiero morir, aun me falta casarme y tener hijos – decía mientras se metía en una de las habitaciones y cerraba la puerta – y si me cortas esa parte después cuando estemos casados te vas a arrepentir, nuestras noches de pasión se irán por el caño y yo realmente quiero una luna de miel – gritaba desde adentro, los golpes en la puerta se detuvieron y una cuantas risas se hicieron oír
- Ustedes que tanto escuchan – grito el Maou rubio a las chicas de servicio – y tu miserable da la cara antes de que decida incinerar la puerta
- ¿Incinerar? vale ¿que también eres pirómano? – y abrió levemente la puerta para ver porque el rubio rezaba
- A todos los componen al elemento fuego obedezcan a este noble mazoku – una gran llama se formo en su mano y entro por la rendija por la cual miraba el pelinegro, cayó al suelo asustado
- Está bien, está bien contrólate mielecita – subió sus manos en forma de defensa – mira si no te gustan las muestras de cariño vale todo está bien solo lo aremos en…
- Nada de nada yo no soy tu mielecita y tu vas a convertirte en….
- Tu esposo – grito una rubia alegremente mientras corría a abrazar a su hijo – Wolfi si que eres un pillin mira nada mas si es guapísimo – decía la mujer mientras apachurraba la cara de su hijo entres sus pechos – oh!!! no deberías tentar a la suerte cuando se trata de mi Wolfi vamos tienes que cambiarte si no quieres pescar un resfriado, ah!! Por cierto yo soy tu suegra… - soltó al rubio para acercarse a su yerno
- Ah!! Mucho gusto – dijo sujetándose de la mano que la mujer le ofrecía – mi nombre es Yuuji. Por cierto ¿aquí se acostumbra quemar a tu futuro esposo?
- ¡No! Es que mi Wolfi es algo temperamental pero ya aprenderás a domesticarlo
- Domesticarlo – una gota de sudor resbalo por su perfecta sien – contrólate, contrólate pronto se ira – intentaba contenerse el descendiente de Shinou
- Ah!! ¿Entonces es cuestión de domesticar? – decía muy entusiasmado el pelinegro – bueno será mejor que me acostumbre si mi esposo es el rey supongo que tendré que quedarme a vivir aquí
- ¡¿Qué?! No eso si que no, enclenque debilucho primero deberías pedirme matrimonio antes de andar por ahí diciendo tonterías
- Pero si no me dejas acercarme... – reclamo el otro
- Ven les dije que se llevarían de maravilla – Murata reía, quien lo diría ese joven era todo un Don Juan
- Pues yo creo que estamos cometiendo un error – Conrad miraba a la parejita entrar en una de las tanta habitaciones
- Porque Sir Weller – lo miro con suspicacia – a mi punto de vista Sir Bielefeld vuelve a ser el mismo de antes, ya ha comenzado a gritarle enclenque
Todos sonrieron forzadamente, era verdad hacia tanto que no escuchaban ese grito y esas discusiones que ahora parecía que el tiempo había retrocedido.
Continuara…