Al bailar, al hablar, al jugar, al amar. Todo parecía ser tan maravilloso. Era como si tuviera un sueño perfecto.
El sofocante ambiente que emanaba la emocionante velada en ese centro nocturno, era acompañado por los aplausos y los eufóricos gritos de los asistentes a ese lugar. En el centro de la pista, un joven y una chica intercambiaban pasos de baile al ritmo de la pegajosa música que es característica de ese tipo de lugares. Todas las miradas se centraban solo en ellos dos. El calor en verdad era sofocante, el sudor comenzaba a resbalar por sus poros. Era como si no existiera un mañana por vivir.
La canción por fin daba con su fin, el chico del cabello castaño claro le agradecía a la joven el hecho de haberle permitido bailar con ella; después de eso buscar unas bebidas era lo siguiente que debían hacer. Al acercarse a la barra no pudo evitar escuchar la conversación de una pareja de chicas.
- ¿Quién es ese hombre?- Preguntaba curiosa una de ellas.
- ¿Qué no sabes quién es él? de verdad, ¡pero debajo de que roca vives mujer!, enserio no puede ser.- Le respondía su acompañante demasiado frustrada por la estupidez de su amiga.
- ¡Apresúrate y dime ya quien es el, que me mata la curiosidad por saber!.- Le decía ansiosa.
- ese galán que ves se llama Fuji Syusuke, ¿verdad que es muy guapo?-
- Decirte solo que si sería poco, ¿y esa mujer que lo acompaña es su novia?- Volvió a cuestionarle.
- Creo que él no tiene una.-
- ¡Pues entonces que bien, tal vez me permita ser algo más que eso!- Exclamaba con atrevimiento y cinismo que demostraba en su voz.
- Hmm, de verdad tú no tienes ni una pizca de vergüenza.-
El castaño no pudo evitar soltar una pequeña risa ante lo que estaba escuchando. De verdad que si era muy popular entre las féminas y eso le agradaba de sobre manera.
- Vamos a bailar un poco más, ¿verdad?, Syusuke.- Preguntaba su pareja.
- No, yo quiero hacer algo más que eso.- Respondía directo mientras dejaba apreciar aquel par de ojos zafiro, que volvían loca a cualquiera.
La joven crédula no evito el demostrar ese sonrojo de sus mejillas; a lo que el joven Fuji contesto: -Ven acompáñame.- Mientras le extendía caballerosamente su mano. Salieron aprisa, dirigiéndose a la parte trasera de ese club tan concurrido. Al estar por fin afuera, Fuji no hizo más que empujar el cuerpo de la chica contra la oscura pared del edificio, mientras le levantaba rápidamente la falda.
Ejecutando un solo movimiento, bajo la cremallera de su pantalón. La excitación inquieta aumentaba incesante. Entre los extensos besos acalorados y los gemidos, la pasión de esa noche continuaba. El miembro del castaño penetraba con facilidad el cuerpo de esa joven, aun mas allá de lo que ella podía soportar. Sus manos jugaban y a la vez exploraban cada pequeño pasaje del cuerpo de ella. El dolor era su más distintivo placer; todo lo que tenía la chica que hacer era disfrutar de cada uno de los orgasmos que Fuji tenía para darle.
Media hora de intensidad se terminaba cuando el castaño no pudo soportar por más tiempo su erección. Instantes después se acomodo la ropa.
- Bueno eso fue todo, gracias.- Fuji le respondía mientras abría nuevamente la puerta del club disponiéndose a entrar.
La chica se quedo pasmada, sorprendida al ver lo frio que podía resultar ser Syusuke.
Pero el no buscaba ningún tipo de compromiso, lo que el tan solo deseaba era divertirse. Y bien sabia con qué tipo de chicas podía encontrar aquella diversión que el tanto ansiaba. Una a una las chicas que asistían a ese club en los fines de semana eran meras presas de los encantos de Fuji Syusuke. Todo eso no era más que un juego para el claro está, tan solo un juego, tan económico y que siempre resultaba ser fácil.
Eran pasadas las 11:00p.m. de un sábado que pretendía resultar fascinante. Syusuke como siempre llegaba con una sonrisa marcada en sus labio a aquel lugar, buscando entre las asistentes aquella presa que le brindara un no mas que placentero rato de diversión. Más simple fue su sorpresa cuando observo que entre aquella multitud de personas de aquel centro nocturno, estaban presentes dos de sus amigos, de los tiempos que paso en el club de tennis Seigaku.
No es que se impresionara por verlos ahí, era obvio ahora eran adulto, lo que era el motivo de su asombro era el hecho de que estuvieran siendo demasiado cariñosos el uno con el otro. Por supuesto no le molestaba para nada su actitud, ya que el siempre ha sido de mente muy abierta.
No se acercaría a ellos para saludar, porque no quería interrumpir tan distintiva escena. Cuando pretendía dirigirse hacia el otro extremo del club, sintió como un brazo rodeaba rápidamente su cuello, mientras en el otro sostenía con sus dedos un cigarrillo.
- Hola Fuji, ¿Qué no pensabas ir a saludarnos?- Escuchaba aquella voz que le era tan familiar, aun sintiendo ese agarre tan fuerte.
- Eh, Kawamura, no pensé que estuvieras aquí.-
- Fujiko, ¡hola!- Se oía en todo el club el saludo de una voz que parecía gatuna.
Kikumaru y Oishi al percibir su presencia los invitaban a acompañarlos en su mesa. Se acercaban ante ellos, mientras la pareja pedía unos vasos de whisky.
- Cuanto tiempo ha pasado ya desde la última vez que nos vimos, ¿cierto?, Fuji.- Exclamaba mientras instantes después tomaba del contenido del vaso que le habían entregado.
- Si, es verdad demasiado sin vernos.- Le respondía con nostalgia que se reflejaba en su voz, cuando tomaba también de su respectivo vaso. – Nunca me pude ser capaz de imaginar que ustedes dos terminaría juntos de esta forma.-
- Que tiene algo de malo Fuji-kun, cuando dos personas se aman no importa nada en especial.- Respondía enojado kikumaru, ante el anterior comentario de su amigo.
- Eso no lo sé, pero siendo ese el caso me hubieran invitado para hacer un trió, no lo creen, siempre estoy en busca de nuevas experiencias y de mucha diversión.- El atrevimiento siempre había sido su bandera, el castaño exclamo.
- Fuji.- Dijo más que sonrojado Eiji, mientras se tapaba la cara por la vergüenza.
- tu siempre tan indiscreto Fuji, no has cambiado para nada.- Fue la respuesta de Kawamura, mientras instantes después arrojaba al piso los restos de su cigarro.
- ¡Fuji no deberías decir esas cosas tan abiertamente!- La madre del Seigaku intervino, sorprendido.
- Era solo una bromas, vamos no hay porque alterarse.- Lanzaba esa sonrisa tan característica de su persona, el siempre sínico Syusuke.
De entre la multitud se acercaban un trío de mujeres, ansiosas por ver a Fuji en acción.
- Syusuke, ven apresúrate, tenemos algo que decirte.- Mencionaba una de las atrevidas.
- Esperen pequeñas, tan solo un momento por favor.- Pedía respetuosamente el castaño, aunque siempre odiaba que lo molestaran debía tranquilizarse.
- Fuji, ve que ahora eres muy popular entre las chicas.- Respondía inquieto Eiji, ya que el también deseaba bailar.
- Bueno ahora ya que te encontramos, y antes de que estés más ocupado tenemos que avisarte de un evento muy importante.
- ¿Qué es?-Cuestionaba el castaño.
- Oishi vamos dile ya!.-
- Ya tranquilízate por favor Kikumaru.- Pedía desesperadamente a gritos Oishi, ya que su pareja no paraba de halarlo del brazo, al ver a las chicas tan impacientes, no pudo evitar salirse de control.
- toma Fuji, esta tarjeta te lo explicara mejor.- Le entregaba el papel a Syusuke, ya que el neko no dejaba de insistir en tomar toda la atención de Oishi.
- ¿Kawamura para qué es esto?- preguntaba Syusuke. Más no recibió respuesta alguna, ya que Takeshi se había hido con una de las chicas que esperaban a Fuji.
- ¡De verdad que ahora la gente es mas aprovechada que antes!.- Pensaba Fuji, mientras veía que todavía lo esperaban algunas o más bien muchas chicas. a cual elegir, era solo la pregunta que debía de responderse.
Después de un rato, eligió a la siguiente chica, guardo esa tarjeta; para luego leerla, la diversión era lo primero y ya debía de comenzar, la noche era joven y la pasión interminable, que más podía esperar. La fiesta daba su inicio.